Origen biológico del ser humano
Introducción
En esta unidad nos ocupamos del origen del hombre a la luz de las teorías biológicas más asentadas. Nos interesa saber:
¿Cuál es la aportación de Darwin?
¿Qué teorías rivales existían entonces para explicar la multitud de especies?
¿En qué otras teorías científicas se apoyó Darwin para formular la suya?
¿Qué razones dió Darwin para afirmar su teoría? ¿Qué nuevas razones se han encontrado después?
¿Qué afirma y qué no afirma su teoría del origen de las especies?
Darwin en la biología actual:
La síntesis del evolucionismo de Darwin y la genética de Mendel
¿Cuál es el origen de la especie humana?
El árbol evolutivo del Homo sapiens
Rasgos diferenciales de la especie humana respecto a otros primates
Causas de la evolución humana: el cambio del clima en el centro de Africa y la hipótesis del corredor.
¿Qué implicaciones filosóficas tiene el evolucionismo?
¿Por qué es debatida y rechazada aún hoy la teoría de la selección natural?
Antes (y después) de Darwin
Antes (y después) de Darwin, diversas teorías se han propuesto para explicar la existencia de los seres vivos:
Precursores de Darwin
Las ideas de Darwin no surgen de la nada sino impulsadas por las de otros:
Localiza en el documental información sobre estos puntos:
Las aficiones y primeros estudios de Darwin.
Sus descubrimientos en el Beagle.
Las pruebas en que apoyó su teoría. Pruebas actuales.
Selección natural y artificial: parecidos y diferencias.
¿Quiénes se opusieron a sus ideas? ¿Por qué?
¿Qué te ha interesado o sorprendido más del documental?
La gran idea de Darwin
Cuando Charles Darwin propuso su teoría, su aportación no fue la idea de evolución. La evolución de las especies ya había sido propuesta un siglo antes (en el S.XVIII) por otros biólogos como Buffon, Erasmus Darwin (abuelo de Charles Darwin) y Lamarck. Para estos científicos, los rasgos de las especies no eran fijos sino que cambiaban y cuando estos cambios eran considerables, ya no podía hablarse de la misma especie sino de especies diferentes: unas especias surgían a partir de otras.
Frente a la idea comúnmente aceptada de que los rasgos de las especies son fijos (teoría que se conoce como "fijismo"), los biólogos evolucionistas (o transformistas, como se les llamaba) sostenían que esos rasgos no eran fijos sino que cambiaban y además que ese cambio no era aleatorio y variable de una a otra generación, sino que al contrario, mantenía una dirección estable de generación en generación:
Evolución = Cambio + Dirección
Así planteada la evolución, toda teoría que trate de explicar cómo es posible la evolución tiene que responder a dos preguntas:
¿Qué produce los cambios en los individuos? Si los individuos no cambiasen, no habría evolución. ¿Y cómo los cambios en un individuo se transmiten a sus descendientes?
¿Cómo se logra imponer una dirección a esos cambios? Si no hubiese una dirección constante, los cambios no darían lugar a nuevas especies por acumulación sucesiva de dichos cambios de generación en generación.
Las teorías de Buffon, Erasmus Darwin y Lamarck responden a estas preguntas de forma insatisfactoria. Todas ellas son transformistas y proponen que el esfuerzo, el empeño o el "impulso vital" de los individuos por mejorar y adaptarse al ambiente es la fuerza impulsora del cambio. Los individuos cambian a lo largo de sus vidas en respuesta a los retos del medio ambiente y esos cambios son de alguna manera heredados por sus descendientes, que los amplían y pasan a su vez a la siguiente generación.
Sin embargo, es fácil demostrar que las mejoras logradas por un individuo a lo largo de su vida no son heredadas por sus descendientes, lo cual hace imposible el cambio acumulativo de generación en generación. La gran aportación de Darwin fue dar una respuesta satisfactoria a estas dos preguntas diferenciando desde el principio entre:
Rasgos heredados, presentes en cada organismo desde su nacimiento hasta su muerte. Como el color y forma de las hojas en las plantas, la forma del pico o el número y forma de los dientes en los animales.
Rasgos adquiridos, ausentes en el nacimiento pero desarrollados durante la vida del organismo. Como el mayor o menor desarrollo de la musculatura, el aprendizaje de habilidades o el recuerdo de caminos y lugares.
Darwin comprende que, para que haya evolución de padres a hijos, sólo pueden tenerse en cuenta los rasgos heredados. Por tanto, el esfuerzo o empeño por mejorar de cada individuo (la adquisición de rasgos beneficiosos en respuesta a los retos del medio) no puede jugar ningún papel en la evolución de la especie.
Elementos clave de la explicación darwiniana
La explicación de Darwin consiste en unir los siguientes hechos, cada uno de ellos fácil de aceptar por sí solo, y crear mediante la unión de todos ellos una nueva explicación de la evolución de las especies:
Nacen muchos más individuos de los que llegan a la edad adulta. La mayor parte de los individuos mueren sin dejar descendencia.
Los descendientes muestran diferencias entre sí desde su nacimiento (distintos rasgos heredados) y también con respecto a sus progenitores. La reproducción no es una clonación (sólo puede serlo si un organismo se reproduce por sí mismo, por reproducción asexual), pues los descendientes heredan una combinación de rasgos de ambos progenitores (reproducción sexual) y además en ocasiones nacen con algún rasgo nuevo e imprevisto: una mutación.
El número de descendientes de un individuo depende de lo bien que sus características heredadas se adapten al medio: conseguir más alimento, escapar mejor de sus predadores, atraer a más parejas, sobrevivir a las condiciones ambientales, gastar menos energía, etc. De esta forma el medio selecciona a unos individuos para reproducirse más e impide o reduce la reproducción de otros.
La selección impuesta por el medio ambiente es una constante de generación en generación, posiblemente a lo largo de miles o millones de años el medio ambiente apenas cambia, imponiendo así una dirección a las variaciones individuales, que al ser de nacimiento se heredan de padres a hijos.
En resumen, la teoría de Darwin se basa en dos ideas clave: variación y selección:
La variación es aleatoria: los descendientes heredan una mezcla de rasgos de sus progenitores (heredan algunos cromosomas del padre, otros de la madre) y en ocasiones nacen con algún rasgo que no es heredado de ninguno de ello sino fruto de errores en la copia del material genético, lo que denominamos mutaciones. Darwin no tiene una explicación a por qué se producen las variaciones (la genética como ciencia aún está por descubrir), simplemente afirma que es un hecho que hay variación en la reproducción.
La selección natural es constante e impone una dirección: aunque el medio ambiente no sea fijo (como Darwin sabe por sus estudios de Geología), el cambio del medio es mucho más lento que el ritmo reproductivo de las especies, de forma que podemos considerar que durante miles de generaciones sus individuos se enfrentan a un mismo medio y éste favorece (selecciona) siempre en una misma dirección.
El ciclo reproducción con variación - selección con selección natural.
De generación en generación, algunos rasgos persisten y otros desaparecen.
Además, la teoría de Darwin es gradualista:
La aparición de nuevas especies es el resultado de la acumulación de pequeñas variaciones en los individuos de generación en generación hasta que dichos cambios son tan grandes que las nuevas generaciones no son ya parte de la misma especie que sus antepasados remotos.
Concedo a las diferencias individuales, aunque estas tienen poco interés para el sistemático, la mayor importancia para nosotros, ya que son los primeros pasos hacia estas ligeras variedades que se cree no vale la pena tener en cuenta en los trabajos de historia natural. Y considero que las variedades, que en cualquier grado son más distintas y permanentes, constituyen pasos hacia variedades más netamente caracterizadas y permanentes; y a estas últimas como conducentes a las subespecies y luego a las especies. Por tanto, una variedad bien definida puede ser llamada una especie incipiente.
En este texto, Darwin propone que las especies son el resultado de la acumulación dirigida de diferencias individuales pasando por etapas intermedias:
Variaciones individuales >> Variedades >> Razas >> Subespecies >> Nuevas especies
Un ejemplo de esto lo tenemos en las distintas subespecies de lobo, entre las que se incluye al perro, del cual hay múltiples razas y en cada una de éstas los criadores distinguen variedades.
Localiza en el documental información sobre estos puntos:
La sociedad en que vivió Darwin, las ideas dominantes.
Las aficiones y primeros estudios de Darwin
Cómo influyeron unas y otros en su futura teoría.
Sus descubrimientos en el Beagle
La personalidad de Darwin y de su hermano.
¿Qué te ha interesado o sorprendido más del documental?
Localiza en el documental información sobre estos puntos:
Las dudas y dificultades para publicar su teoría
La resistencia a aceptar la selección natural como única causa del origen del hombre
El ojo humano como ejemplo inicialmente en contra de su teoría y hoy en su favor
Darwin y la religión.
La polémica en vida de Darwin: Huxley, Owen, Wilbeforce
Aplicaciones de la teoría de Darwin
Prácticamente cualquier característica que encontramos en un ser vivo requiere para su explicación la teoría de la evolución por selección natural. La teoría de Darwin es actualmente una parte imprescindible de la biología y multitud de fenómenos no serían explicables sin ella. Por ejemplo:
El aumento de la resistencia a los antibióticos entre las bacterias y a los insecticidas entre los insectos.
La aparición de variantes de un mismo virus, cada una mejor adaptada que la anterior a su reproducción en su huésped.
Los cambios en los rasgos de una especie, como el color en las mariposas, el pelaje de los osos o el color de la piel y el pelo en los humanos.
La existencia de órganos vestigiales, como los huesos en las aletas de las ballenas, las muelas del juicio o el apéndice.
Las imperfecciones que existen en muchos órganos y organismos.
Otros fenómenos más complejos también se explican mediante evolución por selección natural:
La reproducción sexual: ¿por qué hay sólo dos sexos? ¿tiene sentido que haya menos? ¿tiene sentido que haya más? ¿por qué es infrecuente la reproducción asexual? ¿de qué depende que una especie opte por una o por otra forma de reproducción?
La muerte: ¿por qué no viven cada vez más los individuos? ¿acaso no son más aptos los que más viven? Algunas especies parecen haberlo conseguido, como la hidra, pero en la inmensa mayoría de especies no se produce un aumento gradual de la longevidad. ¿No es esto una contradicción con la teoría de la selección natural? ¿No deberían desplazar los individuos más longevos a los menos?
El origen de la especie humana
Panorámica de la evolución humana en el contexto de la evolución de la vida en el planeta.
Diferencias genéticas entre chimpancés y humanos en el número de glándulas sudoríparas.
Localiza en los documentales información sobre estos puntos:
Traza un árbol con la familia, el género y la especie humana.
Explica cuál es el rasgo diferencial que separa a primates de australopitecos.
Resume los hitos fundamentales de la historia de la humanidad.
Resume la teoría que relaciona los rasgos actuales del ser humano con haber sido seleccionado como un animal corredor.
Errores frecuentes de interpretación
Aunque la comprensión completa y correcta de la teoría de la evolución por selección natural está al alcance de cualquier persona inteligente, pues no requiere de complicadas matemáticas ni de experimentos u observaciones difíciles, son frecuentes los errores en su interpretación. Estos errores surgen mayoritariamente del intento de hacer compatible esta teoría con ideas no científicas provenientes del sentido común o de creencias irracionales.
Entre los errores más frecuentes están los siguientes:
Los individuos evolucionan (no es así, evoluciona la población). Los individuos pueden cambiar a lo largo de su vida, adaptándose a su ambiente y mejorando sus habilidades, pero estos cambios, adaptaciones y mejoras (rasgos adquiridos) mueren con ellos, no son transmitidos a sus descendientes.
Evolucionar es progresar o mejorar (no es así, evolucionar es cambiar siguiendo una dirección, que esa dirección sea "a mejor" o "a peor" es una valoración que ponemos nosotros).
La evolución sigue una línea ascendente (no es así, es más como un árbol).
El hombre es la especie más reciente, la más evolucionada y la más avanzada (no es así, hay especies mucho más recientes que el hombres, por ejemplo las "super-bacterias" resistentes a los antibióticos o el virus COVID).
La evolución muestra un plan, una dirección impuesta por alguien para crear a la especie humana (no es así, la evolución de las especies es una acumulación de variaciones surgidas aleatoriamente seleccionadas por las distintas oportunidades de sobrevivir que ofrece el medio ambiente)
La evolución es "sólo" una teoría, una hipótesis aún no demostrada, poco menos que una ocurrencia que algún día se abandonará. No es así, la evolución es un hecho observado en laboratorio y también es una teoría biológica que explica y predice cómo y cuándo aparecen nuevas especies. Como toda teoría científica, puede ser reemplazada por otra, pero por otra mejor, que añada o complemente la explicación darwiniana, no que retroceda a explicaciones creacionistas o fijistas.
Argumentos a favor del evolucionismo
La teoría de la evolución por selección natural ha estado apoyada desde su formulación por Darwin por una amplia colección de argumentos que se han ido enriqueciendo desde entonces:
La extraordinaria predicción de Darwin
Como toda teoría científica, la teoría de la evolución por selección natural es juzgada por la precisión y novedad de sus predicciones. Darwin dedujo una predicción extraordinaria de su teoría: si las especies surgen unas de otras como ramas de un árbol, la conclusión lógica es que ha de haber un antepasado común a todas las especies vivas en la actualidad. La genética contemporánea ha verificado esta extraordinaria predicción: todas las especies hasta ahora analizadas (bacterias, virus, plantas, animales, etc.) comparten un mismo origen.
Después de Darwin
La teoría expuesta originalmente por Darwin en 1859 ha sufrido cambios y ampliaciones desde entonces. Sin embargo, sus ideas básicas han permanecido inalteradas y hoy se la considera un pilar fundamental de la Biología.
La ampliación más importante vino a responder una de las cuestiones para la que Darwin no tenía respuesta: ¿cuál es la causa de la variación que se observa de padres a hijos?
Mendel: a él corresponde el descubrimiento de las bases de la herencia y la variación. Darwin no conocía el origen de la variación entre individuos. Además, el pensamiento científico dominante de la época era que los rasgos de un descendiente eran una mezcla de los rasgos de sus dos progenitores: por ejemplo, si un progenitor era alto y el otro bajo, el descendiente sería de estatura intermedia. Pero si los rasgos de los padres se fusionaban y mezclaban, no parecía posible que un rasgo perdurase intacto de generación en generación. Mendel propuso la teoría correcta: los rasgos no se mezclaban sino que se combinan dando lugar a descendientes con distintas variantes: los descendientes de dos plantas, una con semillas verdes y otra amarillas, no eran plantas con semillas de colores intermedios o mezclados, sino que algunas plantas tenían las semillas de un color y otras de otro. Gracias a Mendel, los rasgos de los progenitores pasan inalterados a todos o a algunos de los descendientes.
La síntesis moderna entre darwinismo y genética. Ya en el siglo XX, la genética mendeliana avanzó con el descubrimento del ADN en el núcleo de las células, las posibles mutaciones (cambios aleatorios en las moléculas de ADN) y los mecanismos moleculares que hacen que el ADN produzca los cambios visibles en los organismos. La genética actual ha proporcionado nuevos argumentos en favor de la predicción darwiniana de que todas las especies provienen de un único antepasado común:
Todas las especies vivas utilizan un mismo código genético, una misma manera de codificar en moléculas de ADN las "instrucciones" que "controlan" a un ser vivo. Es extremadamente improbable que dos especies empleasen un mismo código a no ser que ambas provengan de un mismo antepasado.
Los genes de una especie son muy similares a los de otras especies, tanto más similares cuanto más cercanos evolutivamente se encuentran dichas especies: el genoma del hombre es muy similar al el chimpancé, bastante similar al de otros mamíferos y gradualmente menos similar según lo comparamos con peces, plantas y bacterias.
Entre la totalidad de genes que porta un organismo (su genoma) se encuentran con frecuencia genes que no tienen ninguna función para este organismo: son parte del "ADN basura" de ese organismo, y que consiste en genes o fragmentos de genes ya innecesarios para este organismo pero útiles para especies anteriores.
Explicaciones de estilo evolucionista
La teoría de Darwin sirve de inspiración a otras ciencias. En general, cuando se estudia la aparición de algo complejo cuyo origen parece ser resultado de la planificación de una inteligencia que supervisa el proceso, una explicación de estilo evolucionista es con frecuencia una alternativa más probable: a partir de unas primeras y primitivas soluciones, aparecen nuevas soluciones con ligeras variaciones de entre las cuales son seleccionadas las mejores. Por ejemplo:
innovación y selección de teorías científicas.
creación, transmisión y evolución de las lenguas humanas.
innovación y competencia en una economía de libre mercado.
Implicaciones filosóficas de la evolución
La gran idea de Darwin es explicar la aparición de lo complejo a partir de lo simple mediante dos mecanismos simples e interconectados: variación y selección, aplicados durante un periodo de tiempo suficientemente largo a un gran número de sucesivas generaciones. Nuevos órganos y nuevas especies, más complejas que las anteriores, surgen por este mecanismo.
Esta nueva idea es una alternativa a la respuesta dada hasta entonces a la pregunta por el origen de la complejidad biológica: un creador inteligente (más complejo aún que sus criaturas) que diseñase a los seres vivos. Con Darwin, lo complejo puede surgir de lo menos complejo siempre que exista una fuente de variación y un mecanismo de selección constante de algunas de las variantes operando durante un número suficientemente grande de generaciones.
A partir de la teoría de Darwin, biólogos y antropólogos han podido plantear una explicación al origen del hombre que no necesita de ningún ser sobrenatural: como el resto de las especies, el hombre es resultado de variaciones aleatorias, algunas de las cuales han sido seleccionadas y su acumulación a lo largo de aproximadamente diez millones de años (una mínima parte de la edad del planeta, 4.500 millones de años) ha producido nuestra especie (y ha extinguido otras especies homínidas).
La importancia del ser humano en el conjunto de las especies que han vivido en el planeta se ve muy reducida si atendemos a que sólo hemos existido apenas una mínima parte de la historia del planeta. Pero además, de igual modo que sólo hemos un breve periodo de tiempo, es probable que sólo existamos por un tiempo en el futuro. La evolución biológica no se detiene, y la especie humana puede dejar de existir en el futuro próximo o lejano.
En definitiva, la explicación por causas naturales del origen de la especie humana cambia la imagen que del ser humano han tenido hasta ahora todas las culturas, pues nos presenta a nosotros mismos como una especie que:
No es el centro ni la culminación de la creación, sino el extremo una rama en el inmenso árbol de la evolución. Una hoja más en un gran árbol.
No es el resultado final y planeado de la creación, sino un producto más de un mecanismo natural gobernado por causas naturales.
No es el final, no es el último eslabón de la creación, sino una especie más que podrá extinguirse como se han extinguido muchas otras o dar lugar a otras especies (post-humanas) como ha sucedido en muchos otros casos.
La explicación evolucionista del origen de la especie humana es contraria a la mayoría de explicaciones míticas y religiosas que ponen al ser humano por encima del resto de seres vivos; somos una especie más. La explicación evolucionista nos acerca al resto de especies, no somos una excepción resultado de una acción especial de un ser sobrenatural sino resultado del mismo proceso que ha dado lugar al resto de seres vivos.
El rechazo a la evolución
Hoy día persiste una cierta polémica en torno a la evolución. Existen quienes la rechazan completamente y quienes reducen la importancia de la teoría de Darwin por considerar que es incompatible con una visión correcta del hombre y del universo. Los puntos cruciales para este rechazo son:
Azar (en la variación) y necesidad (en la selección), únicos factores explicativos de la vida, sin recurso a elementos sobrenaturales que guíen o inicien la evolución de la vida. Explicar la existencia de los seres vivos no require de la existencia de dioses.
Si la aparición del hombre (como la de cualquier otra especie) es producto del azar y de la necesidad, pero no de un plan o diseño previo, entonces nuestra existencia no tiene sentido. Somos producto de la casualidad, del azar.
La especie humana es una más entre otras, no es la culminación ni el final de la evolución sino uno más de sus productos.
Es difícil conciliar una visión religiosa del origen del hombre con la visión natural que surje de la teoría de la evolución.
En otros casos, el rechazo a la teoría de Darwin se debe al mecanismo competitivo de la selección natural:
La selección natural es un mecanismo cruel, que parece justificar la lucha de todos contra todos y la supervivencia de los más fuertes.
Aplicada al hombre, la teoría parece justificar la dominación, incluso el exterminio, de los más débiles. No hay lugar para la compasión o para el altruismo.
Sin embargo, no es cierto que siempre la selección de unos individuos frente a otros requiera lucha. En la mayor parte de casos, los factores que hace sobrevivir a unos individuos y perecer a otros tienen más que ver con el medio ambiente (p. ej. cambios climáticos) que con el enfrentamiento directo entre miembros de una misma especie. Por otra parte, la fuerza bruta no es la característica que más favorece la supervivencia. Con frecuencia la capacidad de ocultarse, de anticiparse o de aprovechar los recursos naturales, son más decisivas a la hora de sobrevivir. Tampoco hay que olvidar que las características beneficiosas en un determinado medio pueden ser perjudiciales en muchos otros y que un cambio en el entorno puede alterar drásticamente quienes son los "ganadores" y quienes los "perdedores".
Por otro lado, los hombres disponemos de una inteligencia capaz de anular en gran medida las fuerzas de la selección natural, de forma que las guerras y otras formas de violencia no pueden justificarse como "lucha por la supervivencia" sino como una decisión consciente y premeditada.