Antropología filosófica
Introducción
Ya nos hemos ocupado del ser humano desde el punto de vista biológico: una especie animal entre otras, sujeta a la evolución biológica y con unas características biológicas que lo diferencian del resto de especies animales. También hemos estudiado la cultura y la sociedad humanas, todo aquello que, formando una parte principal de todos los hombres, no es resultado de nuestro instinto sino de nuestra creatividad.
En esta sección estudiaremos cómo se entiende el ser humano a sí mismo: estudiaremos algunas de las concepciones filosóficas que más han influido en cómo nos entendemos a nosotros mismos: ideas muy generales que rara vez se expresan en detalle pero que están en la base e impulsan muchos otros elementos culturales: leyes y costumbres, religión y ciencia, etc.
Todas las culturas, todas las sociedades de homo sapiens desde las más sencillas bandas a los más complejos estados, desarrollan una forma de entenderse a sí mismas: su origen, su papel y posición en el mundo y su destino cuando le llega la muerte. La aparición de enterramientos premeditados, de tumbas con restos humanos, en lugar de encontrar restos humanos abandonados sin ningún cuidado, es una de las señales inequívocas de que quienes hicieron esos enterramientos eran seres humanos.
En los asentamientos del hombre de Neandertal, la especie humana más cercana al homo sapiens, se encuentran unos enterramientos primitivos que ya nos indican que estos hombres tenían conciencia de la muerte. Pero es el homo sapiens la especie humana que de forma más clara y universal ha desarrollado una concepción del ser humano que incluye la preocupación por la muerte, y por ello los enterramientos son algo común en los asentamientos de homo sapiens.
Puede que el auténtico rasgo distintivo entre animales y (animales) humanos sea otro: el que los animales se mueren y los hombres sabemos que nos vamos a morir. Los animales viven esforzándose por no morir; los hombres vivimos luchando por no morir y a la vez pendientes de que en cualquier momento tendremos que morir. A diferencia de los demás animales [...] el hombre tiene experiencia de la muerte y memoria de la muerte y premonición cierta de la muerte.
Fernando Savater. Política para Amador
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Explica las expresiones "memoria de la muerte" y "premonición cierta de la muerte".
¿Qué otros rasgos distintivos suelen proponerse para el ser humano?
¿Estás de acuerdo con la tesis del autor?
Concepciones religiosas del ser humano
La experiencia de la muerte, la toma de conciencia de que somos mortales, es una experiencia que está en el origen de las religiones. Todas las religiones tratan de responder a cuestiones como:
El sentido o significado de nuestras vidas. Cuál ha de ser el modo de vivir nuestras vidas, qué sea lo mejor o más valioso a lo que dedicar nuestra existencia.
La razón por la que morimos y la posibilidad de que la muerte sea ilusoria, de que en realidad seamos inmortales.
La posible existencia en nosotros de algo inmaterial, no corporal, que sea nuestra parte inmortal.
La posible existencia de seres sobrenaturales y todopoderosos, creadores del universo y jueces de nuestras acciones.
Aunque muy diferentes entre sí, todas las religiones son conjuntos organizados de creencias sobre ciertas entidades sobrenaturales (almas, dioses, ángeles y demonios) y complejos rituales (en especial rituales funerarios), con los que los creyentes tratan de lograr el favor de sus dioses, su perdón cuando no han cumplido alguno de esos rituales, y sobre todo, lograr la inmortalidad en un más allá en el que seremos plenamente felices si los dioses así lo quieren.
Concepciones científicas del ser humano
Los conocimientos científicos también tienen repercusión en cómo nos entendemos a nosotros mismos:
La paleontología y la antropología nos proporcionan conocimientos sobre nuestro origen y evolución.
La biología y la medicina investigan nuestros cuerpos, sus posibilidades de mejora y aumento de esperanza de vida.
La psicología estudia la mente humana, nuestra percepción, inteligencia, deseos y motivos.
La sociología avanza en el conocimiento de las sociedades humanas, sus procesos de mantenimiento y cambio.
La historia nos proporciona explicaciones sobre los grandes acontecimientos humanos.
Cada ciencia proporciona una concepción del ser humano: desde la paleontología, el hombre aparece como una especie resultante de largos procesos evolutivos, desde la historia como un individuo dentro de organizaciones mucho más amplias (pueblos, naciones, imperios) y entre ambas, otras ciencias lo estudian como un organismo, como una mente o como un intérprete de papeles en una estructura social.
Concepciones filosóficas del ser humano
Frente a las religiones, la filosofía busca una concepción del hombre basada en la razón y no en la fe. En el origen de la filosofía están los mismos interrogantes que han tratado y siguen tratando de responder las religiones, pero la herramienta para lograr las respuestas ya no es la creencia en seres sobrenaturales, la aceptación de misterios incomprensibles para la razón humana y la práctica de rituales, sino el uso de la razón, la confianza en que el mundo y el hombre pueden comprenderse con ella y en la práctica del diálogo y el intercambio de ideas.
Frente a las ciencias, que proporcionan concepciones parciales del ser humano, la filosofía busca una concepción unificada. Las ciencias nos proporcionan información sobre qué es y cómo es el hombre, pero la filosofía trata de saber también qué debe ser el hombre: además de buscar una concepción unificada de lo que el hombre es (investigación teórica), la filosofía trata de saber qué debe ser el hombre, de establecer cuál es el mejor fin, la mejor meta para la vida (investigación práctica).
En esta unidad estudiaremos algunas de las concepciones filosóficas más influyentes e importantes propuestas por algunos de los filósofos más destacados de la historia de la filosofía:
Filosofía antigua: Platón (S. IV a.C)
Filosofía medieval: Agustín de Hipona (S. IV-V)
Filosofía moderna: Descartes (S. XVII)
Filosofía de la ilustración: Rousseau y Kant (S. XVIII)
Filosofía contemporánea: Marx (S. XIX)
Para terminar, estudiaremos el concepto contemporáneo de persona como una alternativa al concepto religioso de alma.
Concepciones filosóficas del ser humano
Platón
De todas las teorías y doctrinas filosóficas de la antigüedad, la más influyente es sin duda la que propuso Platón , quien recoge ideas religiosas previas y que por ello mismo será luego adaptada en buena medida por el Cristianismo.
Platón entiende al hombre como ser dual. El hombre no es una sola "cosa" sino dos: un ser material, un cuerpo, y un ser espiritual, un alma. Dos realidades que se mantienen temporalmente unidas, pero que tienen características muy diferentes:
Es una realidad material.
Mortal
Se mantiene vivo asimilando otras sustancias materiales.
Proporciona al alma información del mundo a través de los sentidos.
Influye sobre el alma con deseos y pasiones.
Es una realidad inmaterial
Inmortal
Se mantiene activa asimilando conocimientos y siendo creativa.
Logra el auténtico conocimiento cuando va más allá de los sentidos usando la inteligencia.
Debe dominar los deseos y las pasiones.
Según Platón, la relación que tienen el cuerpo y el alma es de enfrentamiento y dominación: el alma debe dominar al cuerpo pues ella es la mejor parte de nosotros, pero el cuerpo, a través de los deseos y pasiones que nacen en él y se trasladan al alma, trata también de dominar.
En todo hombre se da este enfrentamiento entre cuerpo y alma, y en unas personas (o en ciertos momentos en cada persona) la una domina una sobre el otro o viceversa. Esta relación conflictiva es ilustrada por Platón con una alegoría: la alegoría del carro alado:
Alegoría del alma como un "carro alado"
El alma humana puede compararse con un carro que vuela por los cielos gracias al impulso de dos caballos, uno blanco y noble, que representa las pasiones humanas, el otro negro y rebelde, y representa los deseos más corporales. Para lograr su objetivo, subir hacia lo más alto, el conductor del carro debe lograr dominar a ambos caballos, usando su fuerza, pero dominando sus impulsos para lograr el fin más elevado al que puede aspirar el hombre: el conocimiento. El conductor del caballo representa la razón del hombre. Es decir, el alma del hombre alberga tres capacidades o "partes" como a veces las llama Platón:
Una parte o facultad de desear. Los deseos humanos se originan en las necesidades del cuerpo, que a través de ellos pide al alma que se satisfagan.
Otra parte o facultad de sentir. Las pasiones y emociones humanas, como el miedo, la alegría, el amor o el odio.
Por último, una facultad de razonar. Esta es la capacidad que debe dirigir a las otras dos. El hombre es tanto mejor cuanto más domina su razón a sus deseos y pasiones. Por el contrario, el hombre se hace peor cuando son éstos últimos los que dominan su razón.
¿Qué razones tiene Platón para proponer esta concepción del hombre? Uno de los argumentos más importantes es el argumento del conocimiento: el auténtico conocimiento, el conocimiento más perfecto, es aquel que:
es eterno, no cambia, una vez conocido algo no hay posibilidad de que sea de otra manera
es único, no hay posibilidad de distintas opiniones sino de una sola, la verdadera
es demostrativo, todos los hombres pueden llegar al mismo conocimiento y comprender que es así y no de otra manera
Frente al auténtico conocimiento está la opinión, que cambia en una misma persona de hoy a mañana, que es diferente en distintas personas y que no es posible llegar a una única opinión mediante razones o demostraciones.
El auténtico conocimiento existe, por ejemplo en las matemáticas. ¿Cómo es posible el conocimiento matemático? La respuesta de Platón es que las matemáticas no tratan sobre el mundo que percibimos por los sentidos, el mundo en el que vive nuestro cuerpo, sino que tratan sobre realidades inmateriales, realidades perfectas que el alma es capaz de conocer justamente cuando se separa del cuerpo. Es decir, la dualidad cuerpo/alma es una manera de comprender por qué los hombres son capaces de alcanzar en ocasiones el auténtico conocimiento y otras se quedan con meras opiniones.
Explica el significado de los siguientes símbolos en el mito:
Las alas, que el carro vuele y que pueda ascender o descender.
Los caballos blanco y negro
El auriga o conductor del carro
El carro completo
Agustín de Hipona
Entre los primeros filósofos cristianos destaca Agustín de Hipona (San Agustín para los cristianos), quien vivió desde el 354 al 430. Los filósofos cristianos se plantearon el problema de si era compatible el pensamiento racional (la filosofía) con la fe, con las creencias religiosas. Agustín, quien había leído las obras de Platón y había encontrado en ellas doctrinas y opiniones cercanas a algunas de las doctrinas cristianas, trato de adaptar, de hacer compatible, la filosofía platónica con el cristianismo.
Siguiendo a Platón, Agustín también concibe al hombre como una realidad dual: unión temporal de cuerpo y alma. A las diferencias entre ambos planteadas por Platón, Agustín añade otras:
el cuerpo es fuente de tentaciones que nos alejan de la salvación. Dependiendo del uso que del cuerpo haga el alma, el cuerpo puede ayudarnos a la salvación o hacernos caer en el pecado.
el alma nos acerca a Dios, es la parte del hombre más cercana a Dios y mediante la razón y la fe puede alcanzar la salvación.
A diferencia de Platón, que considera que la parte más noble del alma es su razón y ésta sola se basta para alcanzar el auténtico conocimiento, Agustín considera que la razón humana necesita de la fe para llegar al conocimiento pleno. Sin la fe, sin creer sin demostración las verdades expuestas en la Biblia, la razón humana puede fácilmente equivocarse y, caso de no equivocarse, no puede llegar a alcanzar la verdad completa. En definitiva, la razón esta subordinada a la fe, debemos primero creer para luego poder entender. Luego, la mejor comprensión que proporciona la razón hará que lo que hemos creído inicialmente sólo por fe ahora lo creamos también con razones.
A diferencia del politeísmo griego, con múltiples dioses más poderosos que los mortales humanos, pero con sus mismos defectos, el monoteísmo cristiano pone su fe en un único dios, omipotente y omnisciente. Crucialmente, el Dios cristiano es supremamente bueno (no así los dioses griegos) y por tanto, cabe preguntarse por qué Su creación incluye el mal. ¿Por qué Dios creó ángeles que se rebelaron contra su voluntad? ¿Por qué ha creado humanos que han cometido, cometen y cometerán atrocidades? ¿Por qué no todos los ángeles son buenos y todos los humanos santos? Agustín trata de conciliar la infinita bondad divina con la maldad de algunas de sus critaturas y encuentra la respuesta en la libertad que Dios ha concedido a algunas de sus criaturas. En particular, los seres humanos son entendidos como capaces de elegir libremente entre el bien y el mal, algo que el resto de los animales no poseen. Esta libertad hace nuestras acciones infinitamente más valiosas y merecedoras de premio o de castigo.
Con distintos matices, los filósofos cristianos de la Edad Media mantendrán la concepción del hombre que se extrae de la Biblia: el hombre es un ser caído que debe salvarse para lo cual necesita de la fe para encaminar su razón. El hombre es un ser racional y libre, sí, pero su razón está severamente limitada y el error es fácil de cometer. De ahí la importancia de la fe.
Descartes
Descartes vivió durante la primera mitad del siglo XVII y es el filósofo más influyente de su siglo. Aunque es cristiano, su concepción del hombre se separa de la de Agustín. Aunque también entiende al hombre como una realidad dual, su dualismo es diferente del de Platón.
Descartes concibe al hombre como la unión de una mente y un cuerpo. A primera vista, la propuesta de Descartes es muy similar a las de Platón y Agustín: simplemente cambia el alma por la mente, y mantiene el cuerpo igual que ellos. Sin embargo, ni la mente es igual al alma, ni el cuerpo tal y como lo entiende Descartes es igual al cuerpo tal y como lo entendían los filósofos anteriores:
Hombre = cuerpo + alma (Platón; Agustín de Hipona)
Hombre = cuerpo + mente (Descartes)
mente ≠ alma
cuerpo cartesiano ≠ cuerpo agustiniano y platónico
¿Qué entiende Descartes por cuerpo?
Pensemos en una roca o en una silla. Son cuerpos materiales y Descartes los entiende al modo que los entiende la ciencia de su época (que es en buena medida la misma que la nuestra): los cuerpos son materia que ocupa un espacio y que se definen por características físicas como peso, tamaño, posición, velocidad, etc. Es decir, un cuerpo es una realidad material definida por una serie de propiedades que podemos medir, por una serie de magnitudes. ¿Y en el caso de un cuerpo vivo? ¿Hay alguna diferencia entre los cuerpos animados y los inanimados? Descartes entiende que hay una diferencia cuantitativa: los cuerpos vivos son más complejos que los cuerpos inertes, poseen más partes y su funcionamiento es más complicado de conocer. Pero des de un punto de vista cualitativo, no hay diferencia: un cuerpo vivo es una realidad tan material como un cuerpo inerte, y se define y explica por el mismo conjunto de magnitudes físicas. Puede parecernos difícil que una roca y nuestro cuerpo sean esencialmente lo mismo, y para ayudarnos a aceptar su punto de vista Descartes nos propone fijarnos en las máquinas: un reloj es sin duda un cuerpo inanimado, pero es mucho más complejo de comprender que una roca. El cuerpo humano (y el resto de seres vivos) son complejísimos mecanismos, pero mecanismos al fin.
Los organismos vivos son máquinas.
Explicación cartesiana del movimiento reflejo: acción sin pensamiento.
Descartes es el primero en proponer que los seres vivos no necesitan de un alma para mantener vivo al cuerpo. Las actividades que observamos en los seres vivos son el resultado de procesos mecánicos, pues en definitiva los seres vivos son máquinas aunque muy complejas. Y si son máquinas, los cuerpos no pueden tener deseos ni transmitir pasiones. Los cuerpos no pueden ser el origen de tentaciones para la mente.
¿Qué entiende Descartes por mente?
La mente es algo, es una sustancia, una realidad con un característica esencial: pensar. La mente es una sustancia pensante. ¿Y qué entiende Descartes por pensar? No sólo razonar o fijar nuestra atención sobre un pensamiento, sino más en general pensar es ser consciente, es lo que hace un sujeto, un "yo" cuando se da cuenta de cualquier cosa, cuando fija su atención sobre cualquier cosa, cuando siente, cuando sueña, cuando imagina o cuando razona. Por el contrario, no pensamos cuando no somos conscientes, cuando no nos damos cuenta.
Como el alma platónica, la mente cartesiana es capaz de alcanzar el conocimiento. Pero a diferencia del alma cristiana, están ausentes las ideas de caída, pecado y salvación.
La mente y el cuerpo son dos realidades, dos sustancias, con características opuestas:
Mente (sustancia pensante):
No espacial, inmaterial
Libre. La mente puede pensar lo que quiera y cuando quiera.
Activa, creativa. No esta empujada por nada que no sea ella misma.
Sus contenidos (ideas) son privados, sólo accesibles al yo que piensa.
Cuerpo (sustancia extensa):
Material, la extensión, ocupar espacio, es su esencia
Determinada. Los cuerpos, como el resto de sustancias materiales, siguen las leyes del movimiento. Un ejemplo de esto son los reflejos, que Descartes intuye pueden explicar toda la actividad motora del cuerpo humano.
Pasiva. El cuerpo humano es una intrincada máquina en la que unas partes son responsables del movimiento de otras.
Sus propiedades (cualidades primarias) son públicas, accesibles a todos.
Siendo dos realidades opuestas, surge un problema que no tuvieron ni Platón ni Agustín: ¿cómo logran "comunicarse" entre sí el cuerpo y la mente? Porque es un hecho que:
Algunos cambios en el cuerpo son experimentados en la mente: si nos pinchamos, nos duele, si nos acarician, nos agrada, etc.
Algunos cambios en la mente provocan movimientos en el cuerpo: si yo lo quiero, mi mano se levanta, etc.
¿Cómo es posible que una máquina se comunique con una mente? ¿Cómo es posible que una mente manipule una máquina?
Descartes no pudo dar una respuesta satisfactoria a estas preguntas, y aventuró que quizá la glándula pineal , un pequeño órgano situado en el centro aproximado del cerebro, fuese el "punto de unión" del cuerpo y la mente.
La ilustración
Rousseau
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) es uno de los filósofos más representativos del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración.
La Ilustración fue un movimiento intelectual europeo caracterizado por las siguientes ideas:
Confianza en la razón humana, y en su resultado más valioso, la ciencia.
Optimismo histórico, el progreso científico lleva al progreso técnico y al progreso social.
Antropocentrismo. El hombre, sus capacidades y sus limitaciones, son el centro de la investigación. La felicidad terrenal desplaza definitivamente a la salvación como objetivo de la reflexión ética y política.
Igualdad natural. Todos los hombres poseen capacidades racionales que deben cultivar para mejorarse a sí mismos y a la sociedad. La Enciclopedia es creada con el objetivo de poner el saber al alcance de todos los hombres.
Igualdad social. Privilegios hereditarios y gobiernos autoritarios son objeto de crítica. El siglo XVIII finalizará con dos revoluciones inspiradas por los ideales de igualdad social, gobierno democrático y progreso: la revolución americana y la revolución francesa.
La concepción del hombre que se crea durante la Ilustración es:
Un ser dotado de derechos fundamentales e inalienables, fundamentalmente dos: igualdad y libertad.
Un ser dotado de razón, capaz de conocer el universo y a sí mismo.
El conocimiento del universo lleva al progreso técnico, a mejorar las condiciones materiales de vida.
El conocimiento de uno mismo lleva al progreso moral y político, a mejor las formas de gobierno para acercarnos a la felicidad universal.
Kant
Immanuel Kant (1724 - 1804) es el otro gran pensador de la Ilustración. En su pequeña obra Qué es la Ilustración Kant da varias claves para:
Definir qué es la Ilustración. Cuáles son los rasgos esenciales de esa época o proceso histórico.
Determinar las causas por las que no ha culminado el proceso de ilustración; factores y agentes sociales que frenan la ilustración.
Exponer los factores que facilitan e impulsan la ilustración; acciones que los gobernantes pueden realizar para favorecer la ilustración.
Tras leer la obra de Kant, nos podemos preguntar por lo acertado de su diagnóstico de las causas que frenan la ilustración, por los límites que Kant impone a la libertad frente a la autoridad y por la suficiencia de los factores que él ha señalado para lograr la ilustración.
La ilustración
Resume la información contenida en este documental:
Las ideas ilustradas.
Pensadores ilustrados.
Presencia de la ilustración hoy.
Marx
Karl Marx (1818-1883) parte en su reflexión sobre el hombre de su falta de instintos (comparado con otros animales) para guiarle hacia la supervivencia. La mayor parte de especies animales poseen un programa de conducta bastante rígido en sus aspectos fundamentales: cómo vivir (en soledad o en grupo) de qué alimentarse (herbívoros, carnívoros, omnívoros, etc), cómo conseguir el alimento, cuándo y con quién aparearse, etc. Dentro de una misma especie, son pocas la variaciones de un individuo a otro o de un grupo de individuos a otro.
Por el contrario, la especie humana depende en gran medida de lo aprendido (de la cultura) pues sus instintos y capacidades naturales apenas le marcan un curso de acción definido. Es la cultura (la tradición y la creatividad) la que guía a los hombres hacia su supervivencia. Los hombres tienen que ganarse su supervivencia cooperando entre ellos en crear un modo de vida que no les viene dado por sus instintos. Así, los seres humanos hemos sido primero cazadores-recolectores, luego agricultores y ganaderos, más recientemente comerciantes, fabricantes, trabajadores y consumidores.
Marx denomina trabajo a toda actividad humana orientada a lograr el sustento. Así definido, los hombres han trabajado a lo largo de toda su historia, pues han puesto su inteligencia, su capacidad de organización y de cooperación primero y fundamentalmente al servicio de lograr su supervivencia. A lo largo de la Historia, el trabajo ha tenido distintas formas. Marx denomina a esas formas modos de producción y distingue en orden de aparición histórica los siguientes modos:
Lucha de clases
En los modos de producción no comunistas, existe una división en la sociedad humana entre los poseedores de los medios de producción y los trabajadores.
Una división que llega a ser antagónica e irreconciliable, produciéndose entonces la lucha de clases.
A diferencia de los filósofos anteriores, la concepción marxista del hombre y de la Historia es profundamente materialista: la clave tanto del hombre como de su historia no son sus ideas, su religión o su ciencia sino cómo se gana la vida: son las condiciones materias del modo de producción vigente las que moldean el carácter de los hombres, de su sociedad y de su historia. Podemos decir que en la filosofía de Marx lo esencial en los hombres es su trabajo y no tanto sus ideas. Hasta Marx, los filósofos han sido idealistas y no materialistas: las ideas son la clave explicativa de la historia humana. A partir de Marx habrá que diferenciar entre explicaciones idealistas y materialistas del hombre y de su historia.
Marx vivió en el siglo XIX, en la época de auge y consolidación de la revolución industrial en países como Gran Bretaña, Francia o Alemania. Dados los bajos salarios, las largas jornadas, las malas condiciones de salud y la peligrosidad de las fábricas de la época, el modo de producción capitalista agudiza una reacción del hombre trabajador ante la explotación que sufre a manos de los dueños de los medios de producción: esa reacción es la alienación. El trabajador, en lugar de sentirse realizado en su trabajo, se siente ajeno, incluso hostil, hacia su trabajo. El trabajador alienado ve el trabajo como una condena y no como una forma de aplicar su creatividad y su esfuerzo para lograr una vida mejor. Esta reacción negativa ante el trabajo no hace sino crecer desde que se abandonó el comunismo primitivo y sólo se eliminará cuando desaparezca la explotación en el modo de producción comunista:
El hombre en la Psicología contemporánea
Conductismo
En el siglo XX, la biología y la psicología científicas han modificado la concepción cartesiana del hombre:
El cuerpo no se explica únicamente mediante mecanismos (fuerzas, palancas, choques, empujes), sino que son mucho más importantes las reacciones bioquímicas, los procesos celulares y la integración de tejidos y órganos en un solo organismo.
La mente humana no es una realidad radicalmente diferente al cuerpo y caracterizada por la conciencia, es un órgano más del cuerpo (el cerebro) donde se establecen asociaciones entre los estímulos que llegan al cerebro a través de los sentidos y las respuestas que realiza el cuerpo ante las órdenes del cerebro.
El conductismo fue la escuela psicológica dominante durante la primera mitad del siglo XX y avanzó considerablemente en la comprensión de la mente humana empleando el concepto básico de asociación. La mente (la humana y también la animal) es capaz, gracias a su memoria, de formar asociaciones, de vincular dos factores muy distintos:
Un estímulo, cualquier sensación que llegue a nuestra atención.
Una respuesta, cualquier reacción corporal que podamos realizar.
Condicionamiento clásico
¿Quién fué Iván Pavlov? Indica qué fuentes has utilizado para informarte.
¿Cuáles son los elementos clave del condicionamiento clásico?
¿Son condicionables todos los animales? Infórmate y busca ejemplos.
A diferencia de la mente cartesiana, una sustancia pensante que se comunica de forma misteriosa con el cuerpo, la mente según la entiende la psicología conductista es el conjunto de asociaciones que hemos aprendido por repetición a lo largo de nuestra vida. Estas asociaciones residen en el cerebro. El problema de la comunicación entre dos sustancias queda eliminado, pues en realidad el hombre es una sola sustancia: un organismo con un sistema nervioso capaz de aprender múltiples asociaciones. Para la psicología científica el hombre no es una realidad dual sino una única realidad: en lugar de un dualismo tenemos un monismo.
Otra forma de asociación, el condicionamiento aversivo, es el mecanismo psicológico que nos hace evitar el peligro o cualquier otro estímulo que nos provoque dolor o miedo: tras una o varias experiencias, asociamos la luz roja con el castigo de la multa y en el futuro la evitamos.
El conductismo demostró que el sencillo concepto de asociación era capaz de explicar conductas complejas y creativas. El psicólogo B.F. Skinner descubrió el condicionamiento operante, que a diferencia del clásico puede hacer que un organismo (una persona o un animal) aprendas nuevas conductas mediante la asociación de un refuerzo o premio con una conducta que el animal al principio realiza por simple ensayo y error y tras la asociación realiza siempre que quiere conseguir el premio.
Mediante condicionamiento operante puede explicarse la facilidad de aparición muchas conductas beneficiosas para el organismo, y también de conductas supersticiosas y la dificultad de su abandono: bastan muy pocos refuerzos o premios para que una conducta se asocie como favorable; por el contrario no basta con que en muchas ocasiones esa misma conducta no conlleve premio para eliminar esa asociación.
El conductismo ha tenido una gran influencia en la pedagogía: la educación es el proceso por el cual los alumnos aprenden nuevas conductas mediante la aplicación de premios y castigos. La mente humana, al nacer, apenas tiene ninguna asociación establecida. A través de lo que observamos y recibimos durante nuestra vida nuestra mente aprende a desenvolverse en el mundo.
Sin embargo, esta concepción de la educación tiene muchas limitaciones. Puede ser adecuada para situaciones de entrenamiento en las que se aprenden conductas, pero es claramente insuficiente para comprender los procesos de educación más elaborados en los que se aprenden conceptos, procesos y valores.
Psicología cognitiva
Aunque el conductismo demostró que el concepto de asociación era suficiente para comprender una parte de la actividad mental sin que fuese necesario acudir a los conceptos de pensamiento o de conciencia, la psicología de la segunda mitad del siglo XX investigó procesos psicológicos más complejos como el razonamiento, la formación de creencias o la motivación humanas para los que era necesario ir más allá de la simple asociación estímulo-respuesta.
Para investigar estos procesos más complejos, la psicología de la segunda mitad del siglo XX se inspiró en el ordenador: una máquina capaz de realizar operaciones que hasta entonces sólo era capaz de realizar una mente humana. La nueva psicología cognitiva sustituyó a la psicología conductista en la segunda mitad del siglo XX con una nueva concepción de la mente humana: en lugar de ser un conjunto de asociaciones aprendidas a lo largo de la vida, la mente es un sistema de procesamiento de información.
La mente humana es un sistema que procesa información. Este sistema incluye varios módulos o dispositivos:
dispositivos de entrada de datos: los sentidos
módulos de procesamiento de los datos de entrada: zonas cerebrales que interpretan el habla, la información visual, etc.
módulos de procesamiento de la información: razonamiento, realización de planes, etc.
dispositivo de almacenamiento de información: la memoria
dispositivos de salida: nervios que transmiten instrucciones a los distintos órganos y músculos del cuerpo.
La mente humana no es físicamente semejante un ordenador: las neuronas y los nervios son muy diferentes de los componentes que forman un ordenador. Nuestra memoria no es un disco duro ni nuestra inteligencia es un micro-procesador. Pero lo que importa cuando comparamos a una mente con un ordenador no es de qué están hechos físicamente, sino cómo funcionan en conjunto y cada una de las partes que los componen:
Ambos, mente y ordenador, procesan información y producen resultados.
Ambos tienen una serie de dispositivos o módulos que realizan las mismas funciones aunque sobre distinto soporte físico.
El hardware de mentes y ordenadores es distinto, pero el software puede ser el mismo.
El funcionalismo filosófico propone que la mente es funcionalmente un ordenador, que funciona como un ordenador del cual desconocemos la mayor parte de los programas que ejecuta. La psicología cognitiva es la ciencia encargada de descubrir y estudiar esos programas.
Concebir al hombre como un sistema de procesamiento de información conduce a nuevas y sorprendentes ideas:
Los ordenadores pueden llegar a ser tan capaces o más que un cerebro humano: hoy son mejores conductores que un conductor humano, ganan al mejor ajedrecista humano y desde hace ya muchos años son mejores haciendo complejos cálculos que cualquier ser humano. Recientemente también son capaces de crear buenas recetas de cocina o de resolver problemas en otras áreas de investigación . En un futuro, un ordenador puede ser tan inteligente como un ser humano, y entonces ¿será tan humano como un ser humano?
Aunque en la actualidad la mente humana no puede "copiarse" de su "hardware" actual (el cerebro) a otro soporte físico, es posible que en el futuro la mente pueda seguir activa cuando muera el cerebro, "trasladándose" a otro soporte más duradero y quizás más rápido.
El concepto de persona
¿Cuál es la concepción del hombre vigente en la actualidad? Podemos decir que todas las concepciones presentadas hasta ahora siguen presentes en la actualidad: dependiendo del contexto, de la situación, echamos mano de una u otra concepción del hombre. Pero aunque no tenemos aún una concepción unificada de lo que somos (y quizá no la tengamos nunca) sí hay aportaciones que se fijan en que, a lo largo de la historia de las concepciones del hombre, los pensadores han adoptado uno de los dos puntos de vista siguientes:
El punto de vista de la primera persona: el hombre es aquello que yo experimento de primera mano. En este punto de vista, nos centramos en la experiencia personal, en la experiencia interior, en lo que nuestra propia conciencia nos revela de nosotros mismos, como hacen Agustín de Hipona o Descartes.
El punto de vista de la tercera persona: el hombre es aquello que vemos desde fuera, es "lo" que observamos, un objeto de estudio científico. En este punto de vista, nos centramos en aquello que es objetivo, lo que está a la vista. Tanto el conductismo como el funcionalismo son dos concepciones que adoptan este punto de vista.
Pero entre el punto de vista de primera persona y el de tercera persona, tiene sentido pensar en otro punto de vista: el de la segunda persona. El hombre es una conciencia individual, un "yo" en primera persona. También es un objeto de estudio, es "él" o "ella" a quienes sólo conocemos por lo que hacen. Pero el hombre es también un "tu" alguien con quien nos comunicamos y colaboramos. Una segunda persona singular o plural: el hombre son los hombres, somos "nosotros". En resumen, para comprender lo que somos, necesitamos las tres perspectivas:
la perspectiva personal, la que cada uno de nosotros tenemos en "primera persona". En esta perspectiva, los conceptos de mente, conciencia o alma son los más aplicables.
la perspectiva inter-personal, la que tenemos de nosotros cuando interactuamos con otros hombres, con otras personas. El concepto de persona es en esta perspectiva el más aplicable, pues es el que recoge la capacidad de diálogo, de sentir y de preferir (valorar).
la perspectiva objetiva, la que tenemos cuando nos estudiamos a nosotros mismos como un ser más del universo. En esta perspectiva, el hombre aparece como un cuerpo, como un organismo que aprende asociaciones o un sistema que procesa información.
El concepto de persona es el que mejor se adapta a la perspecitva inter-personal. ¿Qué aporta la perspectiva inter-personal? ¿Qué se entiende por persona?
La persona como construcción social
El desarrollo de la Sociología durante el siglo XX y los avances en el conocimiento de la psicología infantil han puesto de manifiesto la importancia crucial de los procesos de socialización para la construcción de la personalidad. Los rasgos centrales de nuestra personalidad, como son la lengua, los valores morales y religiosos, las preferencias y gustos de todo tipo, el modo de conducirnos y de reaccionar ante lo que nos rodea, son todos ellos rasgos que vamos aprendiendo, que se van desarrollando y moldeando en cada uno de nosotros, a lo largo de nuestra vida y como resultado de la interacción con otras personas. Puede decirse que la persona no nace, se hace.
La persona se entiende como:
Producto de una socialización. Sin contacto con otras personas (agentes socializadores) no surge una persona, sólo un organismo.
Miembro de un grupo, de una sociedad. Las personas no existen aisladas, ni se conciben a si mismas como seres aislados.
Identificado con, definido mediante, los roles que desempeña en cada momento en su sociedad. Nos definimos y damos sentido a nuestra vida por las actividades que realizamos, las respuestas que recibimos y los afectos en los que participamos. Y todo ello lo hacemos inmersos en nuestra sociedad.
Como resumen, podemos decir que el concepto de persona que surge al vernos como miembros de una sociedad está bastante cerca del concepto de personaje. La persona se va construyendo con los elementos que los demás nos van dando y nosotros vamos incorporando a nuestro "personaje".
La persona como sujeto moral
Una persona no es sólo un "personaje", un miembro más de una sociedad de la que ha recibido su identidad. Es también una personalidad individual: cada uno de nosotros se comprende a sí mismo como una personalidad única (quizá irrepetible). La persona individual tiene como rasgos característicos:
Ser responsable de sus acciones. La persona, a diferencia del animal o de la cosa, tiene capacidad de prever las consecuencias de sus acciones, de planearlas y de elegir entre distintos cursos de acción. En resumen, tiene voluntad propia, iniciativa y cuando actúa voluntariamente podemos pedir responsabilidades si la acción nos parece (al resto de personas) incorrecta o perjudicial. También podemos conceder mérito cuando la acción nos parece correcta y benéfica.
Tener valores morales, tener conciencia moral con la que distinguir el bien del mal.
Tener derechos individuales como son las libertades (de conciencia, de expresión, etc.) y las garantías (a la vida, a la educación). Estos derechos le son concedidos a la persona por la sociedad, o, en algunos casos, se consideran inalienables y naturales.
Tener derechos jurídicos y políticos como la libertad de asociación o de voto, de elegir y de ser elegido. Las garantías en caso de ser acusado, de ser perseguido por sus ideas o de encontrarse en situación de gran necesidad. Estos derechos le son concedidos a las personas por la sociedad cuando se dan ciertas condiciones (p.ej. mayoría de edad) y le pueden ser retirados por ella.
Estas características son propias de la persona como sujeto moral, como agente que toma decisiones según sus propios valores morales: las personas son seres autónomos, libres, y merecen (merecemos) respeto.
Conclusión
A lo largo de la Historia de la Humanidad y de la Historia de la Filosofía, se han desarrollado distintas concepciones del hombre. La religión, la ciencia y la filosofía han aportado distintos puntos de vista sobre lo que somos. El concepto de hombre que tenemos hoy es heredero de todos ellos, pues cada uno captura una parte de lo que consideramos esencial de la persona.
En la actualidad, el concepto de persona trata de unificar esas características esenciales:
sin depender de una fe concreta, sin invocar creencias religiosas o lo sobrenatural.
yendo más allá del estudio científico del hombre, que lo estudia desde distintos puntos de vista (biológico, psicológico, etc.) pero siempre lo estudia como un objeto, desde "fuera".
distinguiéndolo de los objetos, de las cosas y de las máquinas, por tener una personalidad individual, una conciencia moral y merecer el respeto de sus derechos.