María, Rosa Mística

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 3-39 (1-4) Febrero 19, 1900

Luisa reza junto a Jesús el Ave María

 

(1) “Esta mañana mi adorable Jesús ha venido y me ha transportado fuera de mí misma, veía mucha gente, toda en movimiento, me parecía, pero no estoy segura, como una guerra, o bien una revolución, y a Nuestro Señor no hacían más que tejerle coronas de espinas, tanto que mientras yo estaba toda atenta a quitarle una, otra más dolorosa le ponían. ¡Ah, sí, parece que nuestro siglo será célebre por la soberbia! La más grande desventura es el perder la cabeza…

(2) Mi paciente Jesús toleraba todas esas coronas de espinas… se volteó hacia esa gente y les ha dicho:

(3) “Moriréis, quien en la guerra, quien en las cárceles y quien en terremotos, pocos permaneceréis. La soberbia ha formado el curso de las acciones de vuestra vida, y la soberbia os dará la muerte”.

(4) Después de esto, el bendito Jesús me ha sacado de en medio de aquella gente, y haciéndose niño yo lo llevaba en mis brazos para hacerlo reposar. Él, pidiéndome un refrigerio quería mamar de mí, yo, temiendo que fuese demonio lo he persignado varias veces con la cruz, y después le dije:

Si verdaderamente eres Jesús, recemos juntos el Ave María a nuestra Reina Mamá”. Y Jesús ha recitado la primera parte, y yo el Santa María.

Después, Él mismo ha querido decir el Padre Nuestro, ¡oh! cómo era conmovedora su oración, enternecía tanto, que el corazón parecía que se derretía”.


Fiat Divina Voluntad