Libro:

La Reina del Cielo

en el Reino de la Divina Voluntad



Con María 

en el Cenáculo 

del Evangelio


Mt 10,8

“Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.

AUDIO


Visita de la Reina del Cielo

Día 12
"Si tú hicieras la Divina Voluntad, por derecho te serán dadas la alegría, la felicidad, todo será en común con tu Creador"

"Son mis premuras maternas que buscan a mi lado a mi hija que tengo en el corazón, para darte mis lecciones y así hacerte comprender cómo se vive en el reino de la Divina Voluntad.

... Yo partí del Cielo sólo para hacer la Voluntad del Eterno, y si bien Yo tenía mi cielo en mí, el cual era la Voluntad Divina, y era inseparable de mi Creador, también me agradaba estar en la patria celestial, mucho más que estando la Divina Voluntad en Mí, Yo sentía los derechos de hija de estar con Él y de hacerme arrullar como pequeñita entre sus brazos paternos y de participar a todos las alegrías y felicidad, riquezas, santidad que poseía, cuanto más que podía tomar y llenarme tanto, hasta no poder contener más, y el Ser Supremo gozaba al ver que Yo sin temor, más bien con sumo amor me llenaba de sus bienes, Yo no me maravillaba de que me hacía tomar lo que Yo quería, era su hija, una era la Voluntad que nos animaba, lo que querían Ellos quería Yo. Así que sentía que las propiedades de mi Padre celestial eran mías, la única diferencia, que Yo era pequeña y no podía abrazar ni tomar todos sus bienes, por cuantos tomaba, quedaban tantos que no tenía capacidad donde ponerlos, porque siempre era criatura, en cambio la Divinidad era grande, inmensa, y en un solo acto abrazaba todo. Por eso, a pesar de esto, en cuanto me hacían entender que debía privarme de sus alegrías celestiales y de los castos abrazos que nos dábamos, Yo partía del Cielo sin demora y regresaba en medio de mis queridos padres...

Ahora hija de mi corazón, tú debes saber que en cuanto comenzó mi vida acá abajo, la Divina Voluntad extendía se reino en todos mis actos, así que mis oraciones, mis palabras... eran animados por la Divina Voluntad, y como te he llevado siempre en mi corazón te llamaba como hija mía; en todos mis actos llamaba a tus actos junto con los míos, a fin de que también en tus actos, aun indiferentes, se extendiera el reino del Querer Divino. 

¡oh! cuántas veces yo te llamaba, y llamaba a tus actos, pero con sumo dolor mío los míos quedaban aislados y los tuyos los veía como extraviados en tu voluntad humana...

Tu Mamá lloraba sobre tu desventura, y en cada acto de voluntad humana que tú haces, pues conocía a que reino infeliz te llevan; mis lágrimas se derraman todavía para hacerte comprender el gran mal que haces, por eso escucha a tu Mamá, si tú hicieras la Divina Voluntad, por derecho te serán dadas la alegría, la felicidad, todo será en común con tu Creador, las debilidades, las miserias huirán de ti, y además serás la más querida de mis hijas, te tendré en mi mismo reino para hacerte vivir siempre de Divina Voluntad" .

 Fiat Divina Voluntad