Libro:

La Reina del Cielo

en el Reino de la Divina Voluntad



Con María 

en el Cenáculo 

del Evangelio

Jn 21, 19

Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.» 

AUDIO


Visita de la Reina del Cielo

Día 4

El cuarto paso de la Divina Voluntad en la Reina del Cielo. La prueba. 

te pido tu voluntad, tú la tendrás como si no la tuvieras


Y mientras todo era sonrisa y fiesta entre Ellos y Yo, Yo veía que  no se podían confiar de Mí si no tenían una prueba. Hija mía, la prueba es la bandera que dice victoria, la prueba pone al seguro todos los bienes que Dios nos quiere dar, la prueba madura y dispone al alma para adquirir grandes conquistas, y también Yo veía la necesidad de esta prueba, porque quería dar a mi Creador, como correspondencia de tantos mares de gracias que me había dado, un acto de mi fidelidad, que me costase el sacrificio de toda mi vida.  Cómo es bello poder decir: “Me has amado y te he amado.” Pero sin la prueba esto no puede decirse jamás.

Entonces hija mía, el Fiat Divino me hizo conocer la creación del hombre inocente y santo, también para él todo era felicidad, tenía el dominio sobre   toda la Creación y todos los elementos eran obedientes a sus indicaciones porque en Adán reinaba el Querer Divino, y en virtud de Él también él era inseparable de su Creador; de los tantos bienes que Dios le había dado, para tener un acto de fidelidad de Adán, le mandó que no tocara un solo fruto de los tantos que había en aquel edén terrenal, era la prueba que Dios quería para confirmar su inocencia, santidad y felicidad, y para darle el derecho de mando sobre toda la Creación. Pero Adán no fue fiel a la prueba, y no siendo fiel Dios  no se pudo fiar de él y por eso perdió el dominio, la inocencia, la felicidad, se puede decir que puso de cabeza la obra de la Creación.

Ahora escucha hija de mi corazón, al conocer los graves males de la voluntad humana en Adán y en toda su descendencia, Yo, tu celestial Mamá, si bien apenas recién concebida, lloré amargamente con lágrimas ardientes sobre el hombre caído, y el Querer Divino al verme llorar me pidió como prueba que le cediera mi voluntad humana. El Fiat Divino me dijo: “No te pido un fruto como a Adán, ¡no, no! Sino que te pido tu voluntad, tú la tendrás como si no la tuvieras, bajo el imperio de mi Querer Divino que te será vida, y así se sentirá seguro de hacer lo que quiera de ti.” Así, el Fiat Supremo hizo el cuarto paso en mi alma, pidiéndome por prueba mi voluntad, esperando de Mí, mi Fiat y la aceptación de tal prueba.

Fiat Divina Voluntad