Al Inmaculado 

Corazón de María

Libro de Cielo 17-37





"Esta misión era sólo de mi Madre"

...debía confiar a su corazón materno...



"habiendo sido Ella la depositaria de todos los bienes de la Redención y como Madre mía, como Virgen, como Reina, la ponía a la cabeza de todos los redimidos, dándole una misión distinta, única y especial, que a ningún otro le será dada, los mismos apóstoles y toda la Iglesia de Ella dependen y de Ella reciben, no hay bien que Ella no posea, todos los bienes salen de Ella, era justo que como mi Madre, debía confiar a su corazón materno todo y a todos, abrazar todo, y poder dar todo a todos, esta misión era sólo de mi Madre"



El Reino del FIAT Divino

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De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

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De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 17-37 Abril 15, 1925

"La misión de la Divina Voluntad es eterna, y es propiamente la misión de nuestro Padre Celestial" 


(1) Escribo sólo por obedecer y con gran repugnancia. Habiendo leído un santo sacerdote mis escritos, me había mandado a decir que en ciertos capítulos el bendito Jesús me exaltaba demasiado, hasta llegar a decirme que me ponía cercana a su Mamá Celestial para que fuese mi modelo. Al oír esto me he sentido confundida y turbada, recordaba haberlo escrito sólo por obedecer y con suma repugnancia, ya que estaba ligada a la misión de hacer conocer la Divina Voluntad, y me lamentaba con mi Jesús por haberme dicho esto, mientras que yo soy tan mala, y que sólo Él sabe todas mis miserias. Esto me confundía y me humillaba tanto, que no podía estar en paz; sentía tal distancia entre yo y la Madre Celestial, como si hubiera un abismo de distancia entre yo y Ella. Entonces, mientras me encontraba tan turbada, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y estrechándome fuerte entre sus brazos, para infundirme la paz me ha dicho:

(2) “Hija mía, ¿por qué te turbas tanto? ¿No sabes tú que la paz es la sonrisa del alma, es el cielo azul y sereno donde el Sol Divino hace refulgir más vívida su luz, tanto, que ninguna nube puede aparecer en el horizonte y ocultar la luz? La paz es el rocío benéfico que vivifica todo y adorna al alma de una belleza raptora, y atrae el beso continuo de mi Querer sobre ella. Y además, ¿qué cosa hay que se oponga a la verdad? ¿Dónde está ese exaltarte demasiado? Sólo porque te dije que te ponía junto a mi Divina Madre, porque habiendo sido Ella la depositaria de todos los bienes de la Redención y como Madre mía, como Virgen, como Reina, la ponía a la cabeza de todos los redimidos, dándole una misión distinta, única y especial, que a ningún otro le será dada, los mismos apóstoles y toda la Iglesia de Ella dependen y de Ella reciben, no hay bien que Ella no posea, todos los bienes salen de Ella, era justo que como mi Madre, debía confiar a su corazón materno todo y a todos, abrazar todo, y poder dar todo a todos, esta misión era sólo de mi Madre.

Ahora te repito, que así como a mi Mamá Yo la ponía a la cabeza de todos y ponía en Ella todos los bienes de la Redención, así escogía a otra virgen, a la cual la ponía junto a mi Madre, dándole la misión de hacer conocer mi Divina Voluntad. Y si grande es la Redención, más grande aún es mi Voluntad; y así como en la Redención hubo un principio en el tiempo, no en la eternidad, así mi Voluntad Divina, si bien eterna, debía tener su principio en el tiempo para hacerse conocer, por tanto, siendo mi Voluntad que existe en el Cielo y en la tierra, y siendo la sola, la única que posee todos los bienes, debía escoger una criatura en la cual debía confiar el depósito de sus conocimientos, como a una segunda madre hacerle conocer los méritos, el valor, las prerrogativas, a fin de que la amase y celosa conservara el depósito; y así como mi Madre Celestial, verdadera depositaria de los bienes de la Redención, es magnánima en darlos a quien los quiera, así esta segunda madre será magnánima en hacer conocer a todos el depósito de mis enseñanzas, su santidad, y el bien que quiere dar mi Divina Voluntad, cómo Ella vive desconocida en medio de las criaturas y cómo desde el principio de la creación del hombre Ella suspira, ruega y suplica que el hombre regrese a su principio, esto es en mi Voluntad, y que le sean restituidos los derechos de su soberanía sobre las criaturas. Mi Redención fue una y me serví de mi amada Madre para cumplirla; mi Voluntad es también una y me debía servir de otra criatura, que poniéndola como a la cabeza y haciendo en ella el depósito, me debía servir para hacer conocer mis enseñanzas y cumplir los designios de mi Divina Voluntad. Por tanto, ¿dónde está ese exaltarte demasiado? ¿Quién puede negar que sean dos misiones únicas y similares, la Redención y el cumplimiento de mi Voluntad, que dándose la mano las dos, mi Voluntad hará completar los frutos de la Redención y restituirnos los derechos de la Creación, poniendo en ella el sello a la finalidad por la cual todas las cosas fueron creadas? Por eso nos interesa tanto este conocimiento de la misión de nuestra Voluntad, porque ninguna otra hará tanto bien a las criaturas como ésta, será como cumplimiento y corona de todas nuestras obras. 

(3) Además de esto, se dice de David que fue imagen mía, tanto, que todos sus salmos revelan mi Persona; de San Francisco de Asís, que fue una copia fiel mía. En el santo evangelio se dice, ni más ni menos, sean perfectos como perfecto es vuestro Padre que está en los Cielos; se añade también que ninguno entrará en el reino de los Cielos si no es similar a la imagen del Hijo de Dios, y tantas otras cosas. De todos estos no se dice que han sido exaltados demasiado, y que no son cosas conforme a la verdad dicha por mi misma boca; ahora, sólo porque he dicho que a ti te quería comparar a la Virgen, hacerte su copia fiel, ¿te he exaltado demasiado? Así que, comparada a Mí no era exaltarte, ni tenían dudas ni dificultades, comparándote a la Virgen es demasiada exaltación. Esto significa que no han comprendido bien la misión del conocimiento de mi Voluntad; más bien te repito que no sólo te pongo como pequeña hija junto a Ella en su regazo materno a fin de que te guíe, te enseñe cómo debes imitarla para llegar a ser su copia fiel con hacer siempre la Divina Voluntad, y así de su regazo pasar al regazo de la Divinidad, porque la misión de mi Voluntad es eterna, y es propiamente la misión de Nuestro Padre Celestial, que no quiere otra cosa, sino que ordena, exige que su Voluntad se conozca y se ame a fin de que se haga como en el Cielo así en la tierra. Así tú, haciendo tuya esta misión eterna e imitando al Padre Celestial, no debes querer otra cosa sobre ti y sobre de todos, sino que mi Voluntad sea conocida, amada y cumplida. Y además, cuando la criatura se exalta a sí misma, hay mucho qué pensar, pero cuando ella está en su lugar y Yo la exalto, a Mí todo me es lícito, de hacer llegar a donde quiero y como quiero, por eso fíate de Mí y no te preocupes”.

Fiat Divina Voluntad





CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

ARTÍCULO 1

LA REVELACIÓN DE DIOS


I Dios revela su designio amoroso 

51 "Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina" (DV 2).

52 Dios, que "habita una luz inaccesible" (1 Tm 6,16) quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. Ef 1,4-5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.


La maternidad divina de María

489 A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue preparada por la misión de algunas santas mujeres. Al principio de todo está Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora del Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de ser la madre de todos los vivientes (cf. Gn 3, 20). En virtud de esta promesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad avanzada (cf. Gn 18, 10-14; 21,1-2). Contra toda expectativa humana, Dios escoge lo que era tenido por impotente y débil (cf. 1 Co 1, 27) para mostrar la fidelidad a su promesa: Ana, la madre de Samuel (cf. 1 S 1), Débora, Rut, Judit, y Ester, y muchas otras mujeres. María "sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen. Finalmente, con ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación" (LG 55).



La Inmaculada Concepción

490 Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante" (LG 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de gracia" (Lc 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.