Libro:

La Reina del Cielo

en el Reino de la Divina Voluntad



Con María 

en el Cenáculo 

del Evangelio

Jn 19, 15-18, 25

15.Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César.»

16.Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús,

17.y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota,

18.y allí le crucificaron

25.Junto a la cruz de Jesús estaban su madre

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La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad

Día 28

⚜️ La hora del dolor.  La Pasión.

Hija mía queridísima, Yo oía el estruendo de los golpes que llovían sobre el cuerpo desnudo de mi Hijo, oía las burlas, las risas satánicas y los golpes que  le daban sobre la cabeza en el momento de coronarlo de espinas. Lo vi cuando Pilatos lo mostró al pueblo, desfigurado  e  irreconocible, sentí ensordecer con  el “crucifícalo”, “crucifícalo”, lo vi ponerse la cruz sobre sus espaldas, agotado, atormentado, y Yo, no pudiendo resistir aceleré el paso para darle el último abrazo y enjugarle el rostro todo bañado de sangre. ¡Pero qué! Para Nosotros  no  había piedad, los crueles soldados lo arrancan de mi lado con las cuerdas y  lo hacen caer. Hija querida, qué pena desgarradora el no poder socorrer en tantas penas a mi querido Hijo, por eso cada pena abría un mar de dolor en mi traspasado corazón. Finalmente lo seguí al Calvario, donde en medio de penas inauditas y espasmos horribles fue crucificado y levantado en la cruz, y sólo entonces me fue concedido quedarme a los pies de la cruz, para recibir de sus labios agonizantes el don de todos mis hijos y el derecho y sello de mi maternidad sobre todas las criaturas. Y poco después,  entre  espasmos inauditos expiró.

Fiat Divina Voluntad






Mt 20, 18 

“Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte”


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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

⚜️ "me dijo: “¡Mamá, adiós! Bendice a tu Hijo, y dame la obediencia de morir". 

Suena la hora del dolor.  La Pasión.

Hija queridísima, no me niegues tu compañía en tantas amarguras   mías.    La Divinidad ya ha decretado el último día de mi Hijo acá abajo. Ya un apóstol lo ha traicionado, poniéndolo en las manos de los Judíos para hacerlo morir. Ya mi querido Hijo, dando en exceso de amor y no queriendo dejar a sus hijos, que con tanto  amor vino  a buscar sobre la tierra, se queda en  el sacramento  de la Eucaristía, a fin de que cualquiera que lo quiera lo pueda poseer. Así que la Vida de mi Hijo está por terminar y por emprender el vuelo a su Patria celestial. ¡Ah hija querida! El Fiat Divino me lo dio, y Yo en el Fiat Divino le   recibí, y ahora en el mismo Fiat hago la entrega. Se me desgarra el corazón, mares inmensos de dolores me inundan, siento que la vida se me va por el espasmo atroz, pero nada podía negar al Fiat Divino, por el  contrario,  me  sentía dispuesta a sacrificarlo con mis mismas manos si Él lo hubiera querido. La fuerza del Querer Divino es omnipotente, y Yo sentía tal fortaleza en virtud de Él, que me habría contentado con morir antes que negar nada a la Divina Voluntad.

Ahora hija mía escúchame, mi materno corazón está ahogado de penas, el solo  pensar que debe morir mi Hijo, mi Dios, mi vida, es más que muerte para  tu Mamá, sin embargo sé que debo vivir. ¡Qué tormento! Que desgarros profundos se forman en mi corazón, que con espadas afiladas me lo traspasan de lado a lado, sin embargo hija querida, me duele el decirlo, pero debo decírtelo, en estas penas y desgarros profundos, y en las penas de mi amado Hijo estaba tu alma, tu voluntad humana, que no haciéndose dominar por la de Dios, Nosotros la cubríamos de penas, la embalsamábamos, la fortalecíamos con nuestras penas, a fin de que se dispusiera a recibir la Vida de la Divina Voluntad.

¡Ah! si el Fiat Divino no me hubiera sostenido y no continuara su curso de  los mares infinitos de luz, de alegría, de felicidad, al lado de los mares de mis acerbos dolores, Yo habría muerto tantas veces por cuantas penas sufrió mi querido Hijo. ¡Oh! cómo me sentí destrozar cuando la última vez lo vi pálido,  con una tristeza de muerte sobre el rostro, y con voz temblorosa como si quisiera sollozar, me dijo: “¡Mamá, adiós! Bendice a tu Hijo, y dame la obediencia de morir. El mío y tu Fiat Divino me hicieron concebir, el mío y tu  Fiat Divino me deben hacer morir. Rápido ¡oh! Mamá querida, pronuncia tu Fiat y dime: “Te bendigo y te doy la obediencia de morir  crucificado, así lo quiere el eterno Querer, así quiero también Yo.”

Hija mía, que tormento a mi corazón traspasado, sin embargo debía decirlo, porque en Nosotros no existían penas forzadas, sino todas voluntarias. Por eso ambos nos bendijimos y dándonos aquella mirada que no sabe separarse más del objeto amado, mi querido Hijo, la dulce vida mía, partió, y Yo, tu Mamá doliente, lo dejé, pero el ojo de mi alma no lo perdió jamás de vista. Lo seguí en el huerto, en su tremenda agonía, y ¡oh, cómo me sangró el corazón al verlo abandonado por todos, hasta de sus más fieles y queridos apóstoles!

Fiat Divina Voluntad



Juan 12,8 

Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis.

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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

Mi materno corazón está ahogado de penas, el solo pensar que debe morir mi Hijo.”

⚜️"¡oh! Mamá querida, pronuncia tu Fiat y dime: “Te bendigo y te doy la obediencia de morir  crucificado, así lo quiere el eterno Querer, así quiero también Yo.”


“...mi materno corazón está ahogado de penas, el solo  pensar que debe morir mi Hijo, mi Dios, mi vida, es más que muerte para  tu Mamá, sin embargo sé que debo vivir. ¡Qué tormento! Que desgarros profundos se forman en mi corazón, que con espadas afiladas me lo traspasan de lado a lado, sin embargo hija querida, me duele el decirlo, pero debo decírtelo, en estas penas y desgarros profundos, y en las penas de mi amado Hijo estaba tu alma, tu voluntad humana, que no haciéndose dominar por la de Dios, Nosotros la cubríamos de penas, la embalsamábamos, la fortalecíamos con nuestras penas, a fin de que se dispusiera a recibir la Vida de la Divina Voluntad.

¡Ah! si el Fiat Divino no me hubiera sostenido y no continuara su curso de  los mares infinitos de luz, de alegría, de felicidad, al lado de los mares de mis acerbos dolores, Yo habría muerto tantas veces por cuantas penas sufrió mi querido Hijo. ¡Oh! cómo me sentí destrozar cuando la última vez lo vi pálido,  con una tristeza de muerte sobre el rostro, y con voz temblorosa como si quisiera sollozar, me dijo: “¡Mamá, adiós! Bendice a tu Hijo, y dame la obediencia de morir. El mío y tu Fiat Divino me hicieron concebir, el mío y tu  Fiat Divino me deben hacer morir. Rápido ¡oh! Mamá querida, pronuncia tu Fiat y dime: “Te bendigo y te doy la obediencia de morir  crucificado, así lo quiere el eterno Querer, así quiero también Yo.””

Fiat Divina voluntad



Mt 26, 15

Y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?»

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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

⚜️ “Ya un apóstol lo ha traicionado, poniéndolo en las manos de los Judíos para hacerlo morir” 


Hija queridísima, no me niegues tu compañía en tantas amarguras mías. La Divinidad ya ha decretado el último día de mi Hijo acá abajo. Ya un apóstol lo ha traicionado, poniéndolo en las manos de los Judíos para hacerlo morir. Ya mi querido Hijo, dando en exceso de amor y no queriendo dejar a sus hijos, que con tanto amor vino a buscar sobre la tierra, se queda en el sacramento de la Eucaristía, a fin de que cualquiera que lo quiera lo pueda poseer. Así que la Vida de mi Hijo está por terminar y por emprender el vuelo a su Patria celestial. ¡Ah hija querida! El Fiat Divino me lo dio, y Yo en el Fiat Divino le recibí, y ahora en el mismo Fiat hago la entrega. Se me desgarra el corazón, mares inmensos de dolores me inundan, siento que la vida se me va por el espasmo atroz, pero nada podía negar al Fiat Divino, por el contrario, me sentía dispuesta a sacrificarlo con mis mismas manos si Él lo hubiera querido. La fuerza del Querer Divino es omnipotente, y Yo sentía tal fortaleza en virtud de Él, que me habría contentado con morir antes que negar nada a la Divina Voluntad”.

Fiat Divina Voluntad



Juan 16, 29-33

Tened valor: yo he vencido al mundo

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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

Suena la hora del dolor 

Ahora escúchame, en mi intenso dolor quiero hablarte con las penas de mi Hijo de los graves males de tu voluntad humana. Míralo en mis brazos dolientes, cómo está desfigurado, es el verdadero retrato de los males que el querer humano hace a las pobres criaturas, y mi querido Hijo quiso sufrir tantas penas para levantar nuevamente esta voluntad caída en lo bajo de todas las miserias, y en cada pena de Jesús y en cada dolor mío la llamaban a resurgir en la Voluntad Divina. Fue tanto nuestro amor, que para poner al seguro esta voluntad humana la llenamos de nuestras penas, hasta ahogarla, y la encerramos dentro de los mares inmensos de mis dolores y de los de mi amado Hijo. Por eso, en este día de dolores para tu Madre dolorosa, y todo por ti, dame por correspondencia en mis manos tu voluntad, para que la encierre en las llagas sangrantes de Jesús, como la más bella victoria de su pasión y muerte, y como triunfo de mis acerbísimos dolores.

Fiat Divina Voluntad




Jn 12,

27.Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!

28.Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré.»...

30.Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros...

33.Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.

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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

Un Deicidio (Acción de dar muerte a Dios, refiriéndose a Jesucristo)

⚜️en cada pena de Jesús y en cada dolor mío la llamaban a resurgir en la Voluntad Divina


“…Ahora hija mía escúchame, mi materno corazón está ahogado de penas, el solo pensar que debe morir mi Hijo, mi Dios, mi vida, es más que muerte para tu Mamá, sin embargo sé que debo vivir. ¡Qué tormento! Que desgarro…. es el verdadero retrato de los males que el querer humano hace a las pobres criaturas, y mi querido Hijo quiso sufrir tantas penas para levantar nuevamente esta voluntad caída en lo bajo de todas las miserias, y en cada pena de Jesús y en cada dolor mío la llamaban a resurgir en la Voluntad Divina. Fue tanto nuestro amor, que para poner al seguro esta voluntad humana la llenamos de nuestras penas, hasta ahogarla, y la encerramos dentro de los mares inmensos de mis dolores y de los de mi amado Hijo...”

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Jn 2, 19-21 

19 Jesús contestó: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré." 

20 Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" 

21 Pero hablaba del templo de su cuerpo. 

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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

⚜️ "haciendo uso de su potencia ordenó a su muerta Humanidad que acogiera nuevamente a su alma y que resucitara triunfante y gloriosa a vida inmortal".


«¡Resucita, Gloria mía; resucita, Vida mía…!» 


 “… Entre tanto, a pesar de que los ojos de mi alma siguieron siempre a mi Hijo y nunca lo perdieron de vista, en esos tres días que estuvo en el sepulcro Yo tenía tales ansias de verlo resucitado que continuamente repetía en la hoguera de mi amor: 

«¡Resucita, Gloria mía; resucita, Vida mía…!» Mis deseos eran ardientes, mis suspiros eran de fuego, tanto que me sentía consumir. 

Finalmente, en estas ansias vi que mi querido Hijo, acompañado por aquella innumerable muchedumbre de almas, salió del limbo, en actitud triunfante y se transportó al sepulcro. Era el alba del tercer día, y así como toda la naturaleza había llorado por Él, así gozaba ahora, tanto que el Sol anticipó su curso para estar presente en el momento en que mi Hijo resucitaba. ¡Oh maravilla! 

Antes de resucitar, Jesús mostró a aquella multitud de almas su Santísima Humanidad sangrante, toda llagada y desfigurada, como había quedado reducida por amor a ellas y a todas. ¡Cómo quedaron conmovidas y admiraron los excesos de amor y el gran portento de la redención! 

Hija mía, cómo te habría querido presente en el acto de la Resurrección de mi Hijo. Él era todo majestad, de su Divinidad, unida a su alma, brotaban mares de luz y de belleza encantadora que llenaban Cielo y tierra, y como triunfador, haciendo uso de su potencia ordenó a su muerta Humanidad que acogiera nuevamente a su alma y que resucitara triunfante y gloriosa a vida inmortal. ¡Qué acto tan solemne! Mi querido Jesús triunfaba sobre la muerte diciéndole: «Muerte, ya no serás más muerte, sino vida.» Así, con este acto de triunfo sellaba que Él era hombre y Dios y confirmaba su doctrina, sus milagros, la vida de los Sacramentos y la vida de toda la Iglesia. Y no sólo esto, sino que además triunfaba sobre las voluntades humanas debilitadas y casi muertas en el verdadero bien, para hacer triunfar en ellas la vida de aquel Querer Divino que debía llevar a las criaturas la plenitud de la santidad y de todos los bienes. Al mismo tiempo, en virtud de su Resurrección, ponía en los cuerpos el germen de resucitar a la gloria imperecedera. Hija mía, la Resurrección de mi Hijo encierra todo, dice todo, confirma todo y es el acto más solemne que Él realizó por amor a las criaturas…”


Fiat Divina Voluntad





Jn 6, 27 

27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.»


Jn 6, 56-58

56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.

57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.

58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»


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Visita de la Reina del Cielo

Día 28

"... no me niegues tu compañía en tantas amarguras mías.  La Divinidad ya ha decretado el último día de mi Hijo acá abajo. Ya un apóstol lo ha traicionado, poniéndolo en las manos de los Judíos para hacerlo morir. Ya mi querido Hijo, dando en exceso de amor y no queriendo dejar a sus hijos, que con tanto  amor vino a buscar sobre la tierra, se queda en  el sacramento  de la Eucaristía, a fin de que cualquiera que lo quiera lo pueda poseer..."


Fiat Divina Voluntad