Novena de
Novena de
la Santa Navidad
la Santa Navidad
"Los nueve excesos de mi Amor en la Encarnación"
Honremos los nueve meses que estuvo el Niño Jesús en el Seno Virginal de María Santísima con
18 de Diciembre
18 de Diciembre
3er. Exceso de Amor
3er. Exceso de Amor
El Amor Devorador
El Amor Devorador
†
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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración para todos los días
Oración para todos los días
Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina presencia suplico a tu amorosísimo Corazón que me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu ayuda, gracia, amor, dame profunda compasión y entendimiento, mientras medito el 3er. Exceso de tu amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño lugar en tu seno materno, para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este misterio, e imitándolos a El y a Ti, deje reinar en mí a la Divina Voluntad, como en el Cielo así en la tierra. Amén
Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina presencia suplico a tu amorosísimo Corazón que me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu ayuda, gracia, amor, dame profunda compasión y entendimiento, mientras medito el 3er. Exceso de tu amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño lugar en tu seno materno, para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este misterio, e imitándolos a El y a Ti, deje reinar en mí a la Divina Voluntad, como en el Cielo así en la tierra. Amén
3ª Hora
3er. Exceso de Amor
3er. Exceso de Amor
El Amor Devorador
El Amor Devorador
En este tercer exceso, siento que la voz interna de Jesús continúa diciendome: “Hija mía, apoya tu cabeza sobre el seno de mi Mamá, mira, dentro de él a mi pequeña Humanidad. Mi Amor me devoraba, los incendios, los océanos, los mares inmensos del Amor de mi Divinidad me inundaba, me incendiaba, levantaban tantas llamas que se elevaban y se extendían por doquier a todas las generaciones, desde el primero hasta el último hombre. Y mi pequeña Humanidad era devorada en medio de esas llamas.
En este tercer exceso, siento que la voz interna de Jesús continúa diciendome: “Hija mía, apoya tu cabeza sobre el seno de mi Mamá, mira, dentro de él a mi pequeña Humanidad. Mi Amor me devoraba, los incendios, los océanos, los mares inmensos del Amor de mi Divinidad me inundaba, me incendiaba, levantaban tantas llamas que se elevaban y se extendían por doquier a todas las generaciones, desde el primero hasta el último hombre. Y mi pequeña Humanidad era devorada en medio de esas llamas.
Pero ¿sabes tú qué cosa me quería hacer devorar mi Amor eterno? ¡Ah, a las almas! Y sólo estuve contento cuando las devoré a todas, quedando todas concebidas conmigo. Yo era Dios, tenía que obrar como Dios, debía tomarlas a todas; mi Amor no me habría dado paz si hubiera excluido a alguna.
Pero ¿sabes tú qué cosa me quería hacer devorar mi Amor eterno? ¡Ah, a las almas! Y sólo estuve contento cuando las devoré a todas, quedando todas concebidas conmigo. Yo era Dios, tenía que obrar como Dios, debía tomarlas a todas; mi Amor no me habría dado paz si hubiera excluido a alguna.
¡Ah hija mía!, mira bien en el seno de mi Mamá, fija bien los ojos en mi Humanidad recién concebida y ahí encontrarás a tu alma concebida conmigo y también las llamas de mi Amor que te devoraron. ¡Oh, cuánto te he amado y te amo!”
¡Ah hija mía!, mira bien en el seno de mi Mamá, fija bien los ojos en mi Humanidad recién concebida y ahí encontrarás a tu alma concebida conmigo y también las llamas de mi Amor que te devoraron. ¡Oh, cuánto te he amado y te amo!”
Oyendo a Jesús que me hablaba de este modo, yo me perdía en medio de tanto amor, y no sabía salir de allí, pero una voz me llamaba fuertemente diciéndome: “Hija mía, esto es nada aún, estréchate más a Mí, dale tus manos a mi querida Mamá a fin de que te tenga estrechada en su seno materno, y da una mirada más a mi pequeña Humanidad recién concebida y mira el cuarto exceso de mi Amor”.
Oyendo a Jesús que me hablaba de este modo, yo me perdía en medio de tanto amor, y no sabía salir de allí, pero una voz me llamaba fuertemente diciéndome: “Hija mía, esto es nada aún, estréchate más a Mí, dale tus manos a mi querida Mamá a fin de que te tenga estrechada en su seno materno, y da una mirada más a mi pequeña Humanidad recién concebida y mira el cuarto exceso de mi Amor”.
Oración final
Oración final
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Y junto a Nuestra Madre Inmaculada, a Luisa y a nombre de todas las generaciones del pasado, presente y futuro, te pedimos que Venga el Reino de tu Divina Voluntad a reinar en nuestra alma; y por las intenciones del Papa y de toda la Iglesia en el Divino Querer.
Y junto a Nuestra Madre Inmaculada, a Luisa y a nombre de todas las generaciones del pasado, presente y futuro, te pedimos que Venga el Reino de tu Divina Voluntad a reinar en nuestra alma; y por las intenciones del Papa y de toda la Iglesia en el Divino Querer.
†
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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Profundicemos
Con los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaProfundicemos
3ª Hora
3er. Exceso de Amor
3er. Exceso de Amor
El Amor Devorador
El Amor Devorador
1- Vol. 11-134 Octubre 20, 1916
"la particularización va ya de por sí misma, a pesar de que no se ponga ninguna intención".
2- Vol. 25, cap. 16 (1-4)
Mar de amor en los excesos de Jesús
3- Apéndice Sexto - Visita de la Reina del Cielo
"Venid a mi Madre"