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De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 25 cap. 17 diciembre 25, 1928


La fiesta que prepara la pequeña hija al niño Jesús, cómo lo vuelve feliz. Adán, primer sol. Ejemplo del artífice


Estaba pensando en el nacimiento del niño Jesús y le pedía que viniera a nacer en mi pobre alma. Y para cantarle himnos de alabanza y hacerle cortejo en el acto de su nacimiento, me fundía en el Santo Querer Divino, y girando en todas las cosas creadas, quería animar el cielo, el sol, las estrellas, el mar, la tierra, y todo, con mi “te amo”, quería poner a todas las cosas creadas como expectantes en el momento de nacer Jesús, a fin de que todas le dijeran “te amo, y queremos el reino de tu Querer sobre la tierra”. Ahora, mientras esto hacía, me parecía que todas las cosas creadas se ponían atentas en el acto de nacer Jesús, y en cuanto el amado niño salía del seno de su Mamá Celestial, el cielo, el sol y hasta el pequeño pajarito, todos como en coro decían: “Te amo y queremos el reino de tu Voluntad sobre la tierra”. Mi te amo en el Querer Divino corría en todas las cosas en las que la Divina Voluntad tenía su vida, y por eso todas alababan el nacimiento de su Creador, y yo veía al niño recién nacido, que arrojándose en mis brazos todo tembloroso me ha dicho:

“Qué bella fiesta me ha preparado la pequeña hija de mi Querer, cómo es bello el coro de todas las cosas creadas que me dicen te amo y quieren que reine mi Voluntad; quien vive en Ella todo puede darme y puede usar todas las estratagemas para volverme feliz y hacerme sonreír aun en medio de las lágrimas, por eso Yo estaba esperándote para tener una sorpresa tuya de amor en virtud de mi Querer Divino. Tú debes saber que mi Vida sobre la tierra no fue otra cosa que sufrir, obrar y preparar todo lo que debía servir para el reino de mi Divina Voluntad, que debe ser reino de felicidad y de posesión, por eso mis trabajos entonces tendrán sus plenos frutos y se cambiarán para Mí y para las criaturas en dulzuras, en alegrías y en posesión”.

Mientras esto decía ha desaparecido, pero después de poco tiempo ha regresado dentro de una cunita de oro, vestido con una pequeña vestidura de luz, y ha agregado:

“Hija mía, hoy es mi nacimiento y he venido para hacerte feliz con mi presencia, me sería demasiado duro no hacer feliz en este día a quien vive en mi Divina Voluntad, no darle mi primer beso y decirte te amo como correspondencia del tuyo, y estrechándote fuertemente a mi pequeño corazón, hacerte sentir mis latidos que hacen salir fuego que quisiera quemar todo lo que no pertenece a mi Voluntad, y tu latido haciendo eco en el mío me repite tu querido estribillo: ‘Tu Voluntad reine como en el Cielo así en la tierra’. Repítelo siempre si me quieres hacer feliz y tranquilizar mi llanto infantil. Mira, tu amor me ha preparado la cuna de oro, y los actos en mi Divina Voluntad me han preparado la vestidura de luz, ¿no estás contenta?”


Fiat Divina Voluntad!

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EL SANTO DEL DÍA

La Natividad del Señor