Novena de

 la Santa Navidad

Novena de la Santa Navidad


19 de Diciembre

4to. Exceso de Amor



El Amor obrante  que le renueva a Jesús, desde el primer instante de su Vida, las penas de Su Pasión

† 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén

Oración para todos los días

Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina presencia suplico a tu amorosísimo Corazón que me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu ayuda, gracia, amor, dame profunda compasión y entendimiento, mientras medito el 4to. Exceso de tu amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño lugar en tu seno materno, para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este misterio, e imitándolos a El y a Ti, deje reinar en mí a la Divina Voluntad, como en el Cielo así en la tierra.  Amén

4ª Hora

4to. Exceso de Amor


El Amor obrante  que le renueva a Jesús, desde el primer instante de su Vida, las penas de Su Pasión


“Hija mía: si tu quieres pasar de mi Amor tan devorador a mi Amor obrante, me verás sumergido en un abismo sin fondo de sufrimientos. Cada alma concebida en Mí, me trajo el fardo de sus pecados, de sus debilidades y de sus pasiones, y mi Amor me ordenó tomar el fardo de cada uno, y no sólo concebí a las almas, sino las penas de cada una, y las satisfacciones que cada una de ellas debía dar a mi Padre Celestial.  Así que mi Pasión fue concebida junto conmigo. Mira con atención en el seno de mi Mamá y verás cuánto y cómo siento a lo vivo la crueldad de tantas penas!  

Mira bien como mi pequeña cabecita está circundada por una corona de espinas, ciñéndome fuertemente las sienes, me hace derramar ríos de lágrimas de mis ojos, y no puedo moverme para secármelas. Ah, muévete a compasión por Mí, sécame los ojos de tanto llanto, tú que tienes los brazos libres para poder hacérmelo. 

Estas espinas son la corona de los muchos pensamientos malos que se agolpan en las mentes humanas! ¡Oh, cómo me punzan más estos pensamientos que las espinas que produce la tierra!. 

Pero mira más, mira qué larga crucifixión de nueve meses.  No podía mover ni un dedo, ni una mano, ni un pie; estaba aquí, siempre inmóvil, no había lugar para poderme mover un poquito, ¡Qué larga y dura crucifixión!, Agregando que todas las obras malas, tomando forma de clavos, me traspasaban manos y pies repetidamente…” 

Y así continuaba narrándome pena por pena todos los martirios de su pequeña Humanidad; y querer  decirlas todas, sería demasiado extenso. 

Entonces yo me abandonaba al llanto, y oía decir en mi interior: “Hija mía, quisiera abrazarte pero no puedo, no hay espacio, estoy inmóvil, no puedo hacerlo; quisiera ir a ti pero no puedo caminar. Por ahora abrázame y ven tú a Mí, y luego yo, cuando salga del seno materno iré a ti”. 

Pero, mientras con mi fantasía lo abrazaba y lo estrechaba fuertemente a mi corazón, una voz interior me decía: “Basta por ahora hija mía, y pasa a considerar el quinto exceso de mi Amor”. 

Oración final

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Y junto a Nuestra Madre Inmaculada, a Luisa y a nombre de todas las generaciones del pasado, presente y futuro, te pedimos que Venga el Reino de tu Divina Voluntad a reinar en nuestra alma; y por las intenciones del Papa y de toda la Iglesia en el Divino Querer.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén

Profundicemos

Con los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

4ª Hora

4to. Exceso de Amor


El Amor obrante que le renueva a Jesús, desde el primer instante de su Vida, las penas de Su Pasión




1- Vol. 2, cap. 69   

“ten siempre ante tu mente la luz de mi Pasión


2- Vol. 16, cap. 54   

"Así obraba mi Voluntad Divina en mi Humanidad"

"Tu voluntad y la Mía, siendo una sola, la corriente de su luz te llevaba mis penas"


3- Vol. 19, cap. 53 (2- 5)  

"Fuerza Conservadora y Multiplicadora"

"Cuántas cosas hay en mi Voluntad que debo dar a las criaturas, pero deben venir al Reino de Ella para recibirlas"


4- Vol. 3, cap. 17   

"Elocuente elogio de la Cruz"

4to. Exceso de Amor


El Amor Obrante

Vol. 2-69 (2) 

"Ten siempre ante tu mente la luz de mi Pasión"

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 2, cap. 69 (2) septiembre 2, 1899

“ten siempre ante tu mente la luz de mi Pasión,

 

porque al ver mis acerbísimas penas, las tuyas te parecerán pequeñas, y al considerar la causa por la que sufrí tantos dolores inmensos, que fue el pecado, los más pequeños defectos te parecerán graves. 

En cambio, si no te miras en Mí, las más pequeñas penas te parecerán pesadas y los defectos graves los tomarás como cosa de nada”. 

Fiat Divina Voluntad

4to. Exceso de Amor


El Amor Devorador

Vol. 16-54 (5-6)

"Así obraba mi Voluntad Divina en mi Humanidad"

"Tu voluntad y la Mía, siendo una sola, la corriente de su luz te llevaba mis penas"

AUDIO


"Tu voluntad y la Mía, siendo una sola, la corriente de su luz te llevaba mis penas"


Así obraba mi Voluntad Divina en mi Humanidad


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 16, cap. 54 (5, 6)  marzo 13, 1924

La naturaleza del verdadero amor.   La Divina Voluntad es Luz purísima que contiene todo y que inundando al alma le lleva todo


“Jesús mío, perdóname, he dicho esto porque Tú has dicho que sufrías al verme penar, pero jamás sea que haya alguna cosa que nos deje divididos en el amor; acepto cualquier pena, pero divididos jamás”.

Y Jesús ha agregado:  “No temas hija mía, donde está mi Voluntad no puede haber separación en el amor, en efecto, Yo no te he hecho nada, ha sido la luz de mi Voluntad la que te ha hecho sufrir, Ella, penetrando en ti como luz purísima, te llevaba mis penas hasta en las más íntimas fibras de tu corazón, mi Voluntad es más penetrante que cualquier lanza, que cualquier clavo, espina o flagelo; Ella, cual luz purísima, en su inmensidad ve y recoge todo, por lo tanto contiene la potencia de todos los dolores, y conforme hace penetrar su luz en el alma, lleva las penas que quiere.   Entonces, tu voluntad y la mía, siendo una sola, la corriente de su luz te llevaba mis penas; así obraba mi Voluntad Divina en mi Humanidad, su luz purísima me llevaba penas a cada respiro, a cada latido, a cada movimiento, en toda mi persona; a Ella nada le era oculto, ni de lo que se necesitaba para reintegrar la gloria del Padre por parte de las criaturas, ni las ofensas de éstas, ni lo que se necesitaba para ponerlas a salvo, por tanto nada me evitaba, su luz purísima me crucificaba las más íntimas fibras, mis latidos de fuego, así que me volvía el continuo crucificado, no sólo las manos y los pies, sino que su luz, encuadrándome todo me crucificaba las más pequeñas partículas de mi Persona.  

¡Ah! si supieran las criaturas lo que hizo sufrir mi Voluntad Divina a mi Humanidad por amor de ellas, como por un potente imán quedarían llevadas a amarme, pero por ahora no pueden, porque tienen el gusto tosco y profanado por la voluntad humana, y no gustarían los dulces frutos de las penas de la Voluntad Divina, mucho más pues viviendo en lo bajo de la voluntad humana no comprenderían la altura, la potencia, la actitud, los bienes que contiene la Voluntad Divina.  

Pero llegará el tiempo cuando la Voluntad Suprema, haciéndose camino en medio de las criaturas y haciéndose comprender más, manifestará las penas que mi Voluntad eterna hizo sufrir a mi Humanidad.  

Por eso, cuando la luz de mi Voluntad corre en ti, déjate encuadrar por Ella, a fin de que cumpla en ti su perfecto y pleno trabajo, y si no me ves frecuentemente, no te aflijas, son los eventos nuevos que se preparan y cosas imprevistas para el pobre mundo, pero la luz de mi Voluntad no te faltará jamás”.


Fiat Divina Voluntad

4to. Exceso de Amor


El Amor Obrante

Vol. 19-53 (2-5)

"Fuerza Conservadora y Multiplicadora"

"... deben venir al Reino de Ella para recibirlas" 

Del 4° Exceso de Amor.  El Amor Obrante :  

"Por ahora abrázame y ven tú a Mí, y luego yo, cuando salga del seno materno iré a ti”.




"Cuántas cosas hay en mi Voluntad que debo dar a las criaturas, pero deben venir al Reino de Ella para recibirlas"


AUDIO




De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 19, cap. 53 (2 - 5)  agosto 31, 1926

…La voluntad humana paraliza la Vida de la Divina en el alma

... “Hija mía, mira cuantas cosas sacamos con nuestro Fiat en la Creación para el bien de la naturaleza del hombre; de todo lo que había establecido nuestra Voluntad poner fuera, nada faltó al cumplimiento de Ella.  Ahora, así como fue establecido todo lo que debíamos sacar en la Creación, y nada faltó a nuestro llamado, así fue establecido lo que debíamos sacar para el bien de las almas, como de hecho lo sacamos, pero fue tanto, de sobrepasar por miles y miles de veces más todos los bienes que se ven en la Creación; pero tanto aquellos que debían servir al bien de la naturaleza, como aquellos que debían servir al bien del alma, todo quedó depositado en nuestra Voluntad, porque nuestras cosas no las confiamos a ninguno, conociendo que sólo Ella nos los habría conservado íntegros y bellos, tal como los sacamos de nuestro seno divino, mucho más, pues sólo Ella tiene la fuerza conservadora y multiplicadora, que mientras da, nada pierde y todas las cosas las tiene en el puesto querido por Nosotros.  

Ahora, cuántas cosas hay en mi Voluntad que debo dar a las criaturas, pero deben venir al Reino de Ella para recibirlas, y así como la naturaleza humana jamás habría podido tomar parte en los bienes de la Creación si no quisiera vivir bajo el cielo, ni tener un lugar sobre la tierra, donde las cosas creadas por Mí le hacen corona, así el alma, si no viene a vivir bajo el cielo de mi Querer, en medio a los bienes que nuestra paterna bondad puso fuera para hacerla feliz, para embellecerla, para enriquecerla, jamás podrá tomar parte en estos bienes, para ella serán como extraños y no conocidos.  

Mucho más que cada alma habría sido un cielo distinto, donde nuestro Querer Supremo se habría deleitado adornándolo con un sol más refulgente y con estrellas más espléndidas que aquéllas que se ven en la Creación, pero una más bella que la otra.  

Mira la gran diferencia:  Para la naturaleza humana hay un sol para todos, en cambio para las almas hay un sol para cada una, hay un cielo propio, hay una fuente que siempre mana, hay un fuego que jamás se apaga, hay un aire divino que se respira, hay un alimento celestial que hace crecer admirablemente a semejanza de Aquél que la ha creado.  

¡Oh, cuántas cosas tiene mi Voluntad preparadas y establecidas para dar a quien quiera venir a vivir en su Reino, bajo su liberal y dulce régimen, no quiere confiar sus bienes fuera de su Reino, porque sabe que si salen fuera de sus confines no serán ni apreciados ni comprendidos, mucho más que sólo Ella sabe conservar y mantener en vida sus bienes, y sólo quien vive en Ella es capaz de comprender su lenguaje celestial, de recibir sus dones, de mirar sus bellezas y de formar una sola vida con mi Voluntad.  En cambio, quien no quiere vivir en su Reino, no es capaz de comprender sus bienes, su lengua no sabrá hablar de ellos ni adaptarse al lenguaje de mi Reino, ni podrá mirar sus bellezas, más bien quedará ciego por la fuerte luz que en Él reina.  

Ve entonces desde hace cuánto tiempo están puestos fuera de nuestro seno paterno todos los bienes que debemos dar a los hijos de nuestro Fiat Supremo, todo está preparado desde que fue creada la Creación, no nos retiraremos por la tardanza, esperaremos aún, y en cuanto la criatura ponga como escabel su voluntad a la nuestra para hacerla dominar, Nosotros le abriremos las puertas para hacerla entrar, porque fue la voluntad humana la que cerró las puertas a la nuestra y abrió las puertas a las miserias, a las debilidades, a las pasiones; no fue la memoria o la inteligencia las que se pusieron contra su Creador, si bien concurrieron, sino que fue la voluntad humana la que tuvo su acto primero y rompió todos los vínculos, todas las relaciones con una Voluntad tan santa, mucho más, que todo el bien o todo el mal está encerrado en esta voluntad humana, el régimen, el dominio es suyo, así que habiendo fallado la voluntad en el bien, todo se malogró, perdió el orden, descendió de su origen, se volvió fea; y como fue la voluntad humana la que se puso contra la mía, haciendo que se le malograran todos los bienes, por eso quiero su voluntad, y en correspondencia quiero darle la mía para restituirle todos los bienes perdidos.  

Por eso hija mía sé atenta, no des jamás vida a tu voluntad si quieres que la mía reine en ti”.

Después de esto ha hecho silencio, quedando todo afligido por el gran mal que ha producido la voluntad humana en las criaturas, hasta deformar su bella imagen infundida en ellas al crearlas, y suspirando ha agregado:

“Hija mía, la voluntad humana paraliza la Vida de la mía en el alma, porque sin mi Voluntad no circula la Vida Divina en el alma, que más que sangre pura conserva el movimiento, el vigor, el uso perfecto de todas las facultades mentales, de modo de hacerla crecer sana y santa, de poder descubrir en ella nuestra semejanza, ¡cuántas almas paralizadas sin mi Voluntad!  

Qué espectáculo digno de compasión, ver a las humanas generaciones casi todas paralizadas en el alma, y por lo tanto irracionales, ciegas para ver el bien, sordas para escuchar la verdad, mudas para enseñarla, inertes para las obras santas, inmóviles para caminar el camino del Cielo, porque la voluntad humana impidiendo la circulación de mi Voluntad forma la parálisis general en el alma de las criaturas, 

sucede como al cuerpo, que la mayor parte de las enfermedades, especialmente después de parálisis, son producidas por falta de circulación de sangre, si circula bien la sangre el hombre es robusto y fuerte, no siente ningún malestar, pero si comienza la irregularidad de la circulación de la sangre, comienzan las indisposiciones, las debilidades, las fiebres, y si la circulación se hace más irregular, se queda paralizado, porque la sangre que no circula y que con rapidez no corre en las venas, forma los graves males a la naturaleza humana.  

¿Qué no harían las criaturas si supiesen que hay un remedio para la irregularidad de la circulación de la sangre?  Irían quién sabe hasta dónde para tenerlo, para no padecer ninguna enfermedad.  Sin embargo está el gran remedio de mi Voluntad para evitar cualquier mal del alma, para no quedar paralizada en el bien, para crecer fuerte y robusta en la santidad, ¿y quién lo toma?  No obstante es un remedio que se da gratis, no se deben hacer viajes para tenerlo, es más, está siempre pronta a darse y constituirse como Vida regular de la criatura.  ¡Qué dolor hija mía, qué dolor!”.

Dicho esto ha desaparecido.


Fiat Divina Voluntad

4to. Exceso de Amor


El Amor Obrante

Vol. 3-17

"Elocuente Elogio de la Cruz" 

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 3, cap. 17 diciembre 2, 1899

Elocuente elogio de la cruz



Encontrándome muy afligida por ciertas cosas que no es lícito decir aquí, el amable Jesús, queriéndome aliviar en mi aflicción ha venido con un aspecto todo nuevo, me parecía vestido de color celeste, todo adornado de campanitas pequeñas de oro, que golpeándose entre ellas resonaban con un sonido jamás oído. Ante el aspecto de Jesús y el armonioso sonido me he sentido encantar y aliviar en mi aflicción, que como humo se alejaba de mí. Yo habría permanecido allí, en silencio, tanto me sentía encantar las potencias de mi alma, si el bendito Jesús no hubiese roto mi silencio al decirme:

“Amada hija mía, todas estas campanitas son tantas voces que te hablan de mi amor y que te llaman a amarme. Ahora, déjame ver cuántas campanitas tienes tú, que me hablen de tu amor y que me llamen a amarte”.

Y yo, toda llena de vergüenza le dije: “¡Ah Señor! ¿Qué dices? Yo no tengo nada, no tengo otra cosa que defectos”.

Entonces Jesús compadeciendo mi miseria, continuó diciéndome:

“Tú no tienes nada, es verdad, pues bien, quiero adornarte Yo con mis mismas campanitas, a fin de que puedas tener tantas voces para llamarme y para demostrarme tu amor”.

Así parecía que como una faja adornada de estas campanitas me ceñía la cintura. Después de esto, he quedado en silencio y Él ha agregado:

“Hoy quiero entretenerme contigo, dime alguna cosa”.

Y yo: “Tú sabes que todo mi contento es estar junto Contigo, y teniéndote a Ti lo tengo todo, por eso poseyéndote a Ti, me parece que no tengo otra cosa que desear, ni que decir”.

Y Jesús: “Hazme oír tu voz que recrea mi oído, conversemos un poco juntos, Yo te he hablado tantas veces de la cruz, hoy déjame oírte hablar a ti de la cruz”.

Yo me sentía toda confundida, no sabía que decir, pero Él me ha mandado un rayo de luz intelectual, y para contentarlo he comenzado a decir: “Amado mío, 

¿quién te puede decir qué cosa es la cruz?, 

sólo tu boca puede hablar dignamente de la sublimidad de la cruz, pero ya que quieres que hable yo, está bien, lo hago: La cruz sufrida por Ti me liberó de la esclavitud del demonio y me desposó con la Divinidad con nudo indisoluble; la cruz es fecunda y me pare la gracia; la cruz es luz y me desengaña de lo temporal, y me descubre lo eterno; la cruz es fuego, y todo lo que no es de Dios lo vuelve cenizas, hasta vaciarme el corazón del más mínimo hilo de hierba que pueda estar en él; la cruz es moneda de inestimable precio, y si yo tengo, Esposo Santo, la fortuna de poseerla, me enriqueceré de monedas eternas, hasta volverme la más rica del paraíso, porque la moneda que corre en el Cielo es la cruz sufrida en la tierra; la cruz me hace conocerme más a mí misma, y no sólo eso, sino me da el conocimiento de Dios; la cruz me injerta todas las virtudes; la cruz es la noble cátedra de la Sabiduría increada, que me enseña las doctrinas más altas, sutiles y sublimes; así que sólo la cruz me develará los misterios más escondidos, las cosas más recónditas, la perfección más perfecta escondida a los más doctos y sabios del mundo. La cruz es como agua benéfica que me purifica, no sólo eso, sino que me suministra el nutrimento a las virtudes, me las hace crecer y sólo me deja cuando me conduce a la vida eterna. La cruz es como rocío celeste que me conserva y me embellece el bello lirio de la pureza; la cruz es el alimento de la esperanza; la cruz es la antorcha de la fe obrante; la cruz es aquel leño sólido que conserva y mantiene siempre encendido el fuego de la caridad; la cruz es aquel leño seco que hace desvanecer y poner en fuga todos los humos de soberbia y de vanagloria, y produce en el alma la humilde violeta de la humildad; la cruz es el arma más potente que hiere a los demonios y me defiende de sus garras. Así que el alma que posee la cruz, es de envidia y admiración a los mismos ángeles y santos; de rabia y desdén a los demonios. La cruz es mi paraíso en la tierra, de modo que si el paraíso de allá, de los bienaventurados, son los gozos; el paraíso de acá son los sufrimientos. 


La cruz es la cadena de oro purísimo que me une Contigo, mi sumo Bien, y forma la unión más íntima que se pueda dar, hasta hacer desaparecer mi ser y me transforma en Ti, mi objeto amado, tanto de sentirme perdida en Ti y vivo de tu misma vida”.

Después que dije esto, (no sé si son desatinos) mi amable Jesús al oírme, todo se complacía y llevado por un entusiasmo de amor, toda me besaba y me ha dicho:

“Bravo, bravo a mi amada hija, has dicho bien. 

Mi amor es fuego, 

pero no como el fuego terreno que dondequiera que penetra todo lo vuelve estéril y reduce todo a cenizas. Mi fuego es fecundo y sólo esteriliza lo que no es virtud, pero a todo lo demás da vida y hace germinar las bellas flores, hace producir los más exquisitos frutos y convierte al alma en el más delicioso jardín celestial.

La cruz es tan potente y le he comunicado tanta gracia, que 

la volví más eficaz que los mismos sacramentos, y esto porque al recibir el sacramento de mi cuerpo, se necesitan las disposiciones y el libre concurso del alma para recibir mis gracias, que muchas veces pueden faltar, pero la cruz tiene virtud de disponer al alma a la gracia”.