Honremos los nueve meses que estuvo el Niño Jesús en el Seno Virginal de María Santísima con 


"Los nueve excesos

de mi Amor

en la Encarnación"

Novena de la Santa Navidad


Honremos los nueve meses que estuvo el Niño Jesús en el Seno Virginal de María Santísima con 

"Los nueve excesos de mi Amor en la Encarnación"


17 de Diciembre

2do. Exceso de Amor


Jesús en el seno de su Madre Santísima

El amor lo reduce a la estrechez y a la inmovilidad

† 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén

Oración para todos los días

Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina presencia suplico a tu amorosísimo Corazón que me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu ayuda, gracia, amor, dame profunda compasión y entendimiento, mientras medito el 2do. Exceso de tu amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño lugar en tu seno materno, para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este misterio, e imitándolos a El y a Ti, deje reinar en mí a la Divina Voluntad, como en el Cielo así en la tierra.  Amén

2ª Hora

2do. Exceso de Amor



Jesús en el seno de su Madre Santísima


El amor  lo reduce a la estrechez y a la inmovilidad


Así pues, mi mente se trasladaba y era llevada a considerar a mi siempre amable Jesús, en el purísimo seno de María Santísima, Virgen y Madre, y quedaba estuperfacta al considerar a aquel Dios tan grande en el Cielo, y ahora tan anonadado, empequeñecido y limitado, que no podía moverse, y casi ni siquiera respirar.  

Entonces, la voz interior me decía: “¿Ves cuánto te he amado? ¡Ah!, dame un lugar en tu corazón, quita todo lo que no es mío, y así me darás más amplitud para moverme y respirar”. 

Mi corazón se deshacía, le pedía perdón, le prometía que quería ser toda suya, y me desahogaba en llanto, pero, lo digo para mi mayor confusión, volvía a mis habituales defectos. Y Por eso con todo mi dolor en mi corazón le decía: “Mi Jesús, cuan benévolo has sido y todavía lo eres con  esta miserable criatura; ten siempre piedad de mí!”.

Oración final

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Y junto a Nuestra Madre Inmaculada, a Luisa y a nombre de todas las generaciones del pasado, presente y futuro, te pedimos que Venga el Reino de tu Divina Voluntad a reinar en nuestra alma; y por las intenciones del Papa y de toda la Iglesia en el Divino Querer.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén

Profundicemos


2ª Hora

2do. Exceso de Amor


Jesús en el seno de su Madre Santísima

El amor lo reduce a la estrechez y a la inmovilidad

Escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

1- Vol. 17-26   Diciembre 24, 1924 

Su pequeña Humanidad estaba inmovilizada

La pena de la muerte fue la primer pena que Jesús sufrió y le duró toda su Vida.  La Encarnación no fue otra cosa que un darse en poder de la criatura.  La firmeza en el obrar.



2- Vol. 17-53   Julio 20, 1925  

Inmovilidad de la Gracia en las almas por la ingratitud humana


3- Vol. 2-53 (3) Agosto 2, 1899

“Lo que te recomiendo es la correspondencia a mi Gracia”

2do. Exceso de Amor


El Amor lo reduce a la Estrechez y a la Inmovilidad

Vol. 17-26 (1-3)Desde su Concepción: La Pena de la Muerte

AUDIO


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 17-26 (1-3) diciembre 24, 1924 

La pena de la muerte fue la primer pena que Jesús sufrió y le duró toda su Vida.  


La Encarnación no fue otra cosa que un darse en poder de la criatura 


"Mis días son siempre más dolorosos, están bajo la prensa de la dura privación de mi dulce Jesús, que como arma mortífera está sobre mí para matarme continuamente; pero mientras prepara el último golpe, lo deja suspendido sobre mi cabeza, y yo espero como refrigerio este último golpe para irme con mi Jesús, pero en vano espero, y mi pobre alma y también mi naturaleza me las siento consumir y deshacer. ¡Ah! mis grandes pecados no me hacen merecer el morir. ¡Qué pena, qué larga agonía!  ¡Ah, mi Jesús, ten piedad de mí!  Tú, que eres el único que conoces mi estado desgarrador no me abandones ni me dejes a merced de mí misma.  Ahora, mientras me encontraba en este estado me he sentido fuera de mí misma, dentro de una luz purísima, y en esta luz descubría a la Reina Mamá y al pequeño niño Jesús en su seno virginal.  

¡Oh Dios, en qué estado tan doloroso se encontraba mi amable niñito!  Su pequeña Humanidad estaba inmovilizada, estaba con los piecitos y las manitas inmóviles, sin el más pequeño movimiento, no había espacio ni para poder abrir los ojos ni para poder libremente respirar; era tanta la inmovilidad que parecía muerto mientras estaba vivo, y pensaba entre mí:  “¡Quién sabe cuanto sufre mi Jesús en este estado, y la querida Mamá al ver en su propio seno tan inmovilizado al niño Jesús!”  

Ahora, mientras esto pensaba, mi pequeño niño, sollozando me ha dicho: "Hija mía, 

las penas que sufrí en este seno virginal de mi Mamá son incalculables a la mente humana, 

¿pero sabes tú cuál fue la primera pena que sufrí desde el primer instante de mi Concepción y que me duró toda la vida?  La pena de la muerte.  Mi Divinidad descendía del Cielo plenamente feliz, intangible de cualquier pena y de cualquier muerte, y cuando vi a mi pequeña Humanidad sujeta a la muerte y a las penas por amor a las criaturas, sentí tan a lo vivo la pena de la muerte, que por pura pena habría muerto de verdad si la potencia de mi Divinidad no me hubiera sostenido con un prodigio, haciéndome sentir la pena de la muerte y la continuación de la vida, 

así que para Mí fue siempre muerte, 

sentía la muerte del pecado, 

la muerte del bien en las criaturas 

y también su muerte natural.

¡Qué duro desgarro fue para Mí toda mi Vida!  Yo, que contenía la vida y era el dueño absoluto de la vida misma, debía sujetarme a la pena de la muerte.  


¿No ves a mi pequeña Humanidad inmóvil y moribunda en el seno de mi querida Madre?  Y no la sientes en ti misma cómo es dura y desgarradora la pena de sentirse morir y no morir?  

Hija mía, es tu vivir en mi Voluntad lo que te hace partícipe de la continua muerte de mi Humanidad”.

Entonces me he pasado casi toda la mañana junto a mi Jesús en el seno de mi Mamá y lo veía que mientras estaba en acto de morir, volvía a tomar vida para abandonarse de nuevo a morir.  ¡Qué pena ver en ese estado al niño Jesús!  ,,,"

2do. Exceso de Amor


El Amor lo reduce a la Estrechez y a la Inmovilidad

Vol. 17-53Inmovilidad de la Gracia por la ingratitud

AUDIO



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 17-53 Julio 20, 1925

Inmovilidad de la Gracia en las almas por la ingratitud humana



Encontrándome en mi acostumbrado estado, después de haber pasado privaciones amarguísimas de mi dulce Jesús, finalmente se ha hecho ver, y sin decirme ni siquiera una palabra  me ha puesto en una posición dolorosa, en una perfecta inmovilidad; sentía la vida y no tenía movimiento, sentía el respiro y no podía respirar, toda mi pobre persona no tenía ni un pequeño movimiento, y mientras sentía dolerme no era capaz de retorcerme por el dolor que sentía, pues estaba obligada por la presencia de Jesús y por su Santísima Voluntad a quedar inmóvil.  

Después, cuando el bendito Jesús ha querido, me ha extendido sus brazos como para tomarme y estrecharme a su seno, y me ha dicho:

“Hija mía, ¿has visto cómo es doloroso el estado de inmovilidad?  Es el estado más duro, porque aun sintiendo acerbos dolores, el movimiento es alivio, es señal de vida, las contorsiones son voces mudas que piden ayuda, y despiertan compasión de los presentes.  Tú has sentido cómo es doloroso, ¿pero sabes por qué te he puesto en este estado de inmovilidad?  Para hacerte comprender el estado en el que se encuentra mi gracia, y tener de ti una reparación.  

¡Oh, en qué estado de inmovilidad se encuentra mi gracia!  Ella es vida y movimiento continuo y está en continuo acto de darse a las criaturas, las criaturas la rechazan y la vuelven inmóvil; siente la vida, quiere dar la vida y está obligada por la ingratitud humana a estarse inmóvil y sin movimiento;  ¡qué pena!  Mi gracia es luz y como luz naturalmente se expande, y las criaturas no hacen otra cosa que hacer salir de sí tinieblas, y mientras mi luz quiere entrar en ellas, las tinieblas que expanden paralizan mi luz y la vuelven como inmóvil y sin vida para las criaturas.  

Mi gracia es amor y contiene la vida de poder encender a todos en amor, pero la criatura amando otra cosa vuelve como muerto para ella este amor, y mi gracia siente el más desgarrador dolor por el estado de inmovilidad en el cual la ponen las criaturas.  

"¡Oh, en qué estado de inmovilidad se encuentra mi gracia!  Ella es vida y movimiento continuo y está en continuo acto de darse a las criaturas, las criaturas la rechazan y la vuelven inmóvil; siente la vida, quiere dar la vida y está obligada por la ingratitud humana a estarse inmóvil y sin movimiento"  

Libro de Cielo Vol. 17-53

Y esto no sólo en aquellos que abiertamente se dicen malos, sino también en aquellos que se dicen religiosos, almas piadosas, y muchas veces por cosas de nada, por cosas que no van con su gusto, por un capricho, por un vilísimo apego, o porque no encuentran las satisfacciones de la propia voluntad en las mismas cosas santas, mientras mi gracia es toda movimiento y vida para ellos, la vuelven inmóvil y se apegan a lo que va con sus inclinaciones, al capricho, a los apegos humanos y a todo aquello en donde sienten la satisfacción del propio yo. Así que en el lugar de mi gracia ponen el propio yo como vida y como ídolo propio; 

pero, ¿sabes tú quién es la consoladora, la indivisible compañera, la raptora que rapta el movimiento y la vida de mi gracia, más bien la que acelera siempre más su movimiento y ni siquiera un solo instante la vuelve inmóvil? Quien vive en mi Voluntad; donde mi Voluntad reina está siempre en movimiento mi gracia, siempre está en fiesta, tiene siempre qué hacer, nunca queda enfadada, ociosa; el alma donde reina mi Querer es la benjamina de mi gracia, es su pequeña secretaria en la que deposita los secretos de sus dolores y de sus alegrías, le confía todo, porque mi Voluntad tiene lugar suficiente para recibir el depósito que contiene mi gracia, porque ella no es otra cosa que el parto continuo de mi Voluntad Suprema”.

2do. Exceso de Amor


El Amor lo reduce a la Estrechez y a la Inmovilidad

Vol. 2-53 (3)La correspondencia a mi Gracia

AUDIO


Vol.2-53 (3) Agosto 2, 1899


“Lo que te recomiendo es la correspondencia a mi Gracia”



“Mira cuántas gracias debía verter sobre las criaturas, pero como no encuentro correspondencia estoy obligado a retenerlas en Mí, es más, me las hacen cambiar en castigos. 

Pon atención tú hija mía, a corresponderme a las tantas gracias que estoy derramando en ti, porque la correspondencia es la puerta abierta para dejarme entrar en el corazón y ahí formar mi habitación. 

La correspondencia es como aquella buena acogida, aquella estima que se da a las personas cuando vienen a hacer una visita, de modo que atraídas por ese respeto, por esas maneras afables que se usan con ellas, están obligadas a venir otras veces y llegan a no saberse separar. 

El todo está en corresponderme, y a medida que las criaturas me corresponden y me tratan en la tierra, así Yo me comportaré con ellas en el Cielo, haciéndoles encontrar las puertas abiertas, invitaré a toda la corte celestial a acogerlos y los colocaré en el más sublime trono, pero será todo lo contrario para quien no me corresponde”