VIVIENDA

Uno de los principales problemas que aquejan a la sociedad colombiana es la vivienda; por sus elevadísimos costos, mala calidad de sus estructuras que frecuentan las calamidades por su derrumbamiento o altos riesgos por las averías, hundimientos deslizamientos o cualquier otra manifestación y por el elevadísimo déficit.

Por ser un importantísimo sector, no podía escaparse de las altas esferas de la corrupción política y de los grandes monopolios capitalistas, para convertirla en un jugosísimo negocio para ellos.

No satisfechos con las elevadísimas ganancias y la alta demanda que ésta produce, se dedicaron a construir viviendas de pésima calidad sin estudios de resistencia de suelos, construyendo en áreas de terrenos no aptos, con materiales de mala calidad y en baja concentración y sin ninguna importancia al seguimiento de ingeniería en el proceso de construcción; obviamente para agigantar aún más las inmensas ganancias.

El estado, como todo lo bueno, convirtió este renglón en su principal negocio, en cuanto a lo social se refiere, como la salud y los servicios públicos domiciliarios; prestándose la construcción de vivienda no solamente para obtener infinitas ganancias, a través de los exagerados sobrecostos; sino también en un excelente gancho politiquero en que las personas humilladas y desesperadas por la necesidad de tener donde meter la cabeza, quedan infinitamente agradecidas con el político que les asegura una minúscula y reducida casita, es el clientelismo político puro.

Para no perder el negocio de la gallinita de los huevos de oro, los monopolios, de proveedores de materiales de construcción, de constructores, terratenientes y el mismo estado; los políticos se idearon ingentes normas que impiden o dificultan que cualquier persona pueda construir, así sea su propia casa; a través de altos impuestos, requisitos, licencias y enmarañados y morosos trámites, muchas veces a las personas les toca recurrir a la palanca política para agilizar sus vueltas.

Igualmente, para acabar de rematar al sector, surgen otros individuos, que simulando parásitos, succionan con suma facilidad la platica que los propietarios y compradores han ganado con el sudor de la frente; son los intermediarios o mal llamados comisionistas.

Estos individuos gozan de un amplio repertorio, inteligencia y habilidad mental, para embolatar a los clientes y aún a los mismos vendedores; su función es ayudar a vender casas usadas, terrenos, vehículos etc, una actividad aparentemente buena y noble.

Son polifacéticos, saben comercio, arquitectura, diseño, planeación, industria, abogacía, y con palabras, en un momentico le adecuan una casa al cliente, le quitan toda clase de problemas, la remodelan o se la adaptan para lo que la quiera y hasta mejoran o proyectan el sector, así fuese el peor escondrijo o el último rincón.

Igualmente, poseen destreza para engatusar a los vendedores, le ponen toda clase de peros y dificultades, y se auto- alaban como los vendedores más eficientes y por lo general recomiendan al propietario que le suba de precio a la vivienda; con el ánimo de que la comisión sea mucho más alta; muchas veces hacen arreglo de no cobrar comisión, pero que les brinden libertad para ponerle precio al inmueble, y cuyas ganancias que superen lo que el dueño pide, son la comisión; de tal manera que no es raro encontrar casos en que duplican su valor y sale más ganancioso el comisionista que el propietario.

Los resultados especialmente para los compradores, sentirse engañados y plenamente insatisfechos con los pajaritos de oro que les pintaron, con casas deterioradas, mal ubicadas, con problemas jurídicos o ambientales de malos vecinos, ollas o no aptas para lo que las quería el iluso comprador y no pocas veces el conflicto y distrate entre los negociadores.

Finalmente la vivienda es una necesidad vital de la humanidad y de ella dependen quizá todas sus actividades y sus relaciones con el resto de la sociedad; en nuestro país, esta sentida, costosísima e inalcanzable necesidad, paradójicamente afecta a toda la economía; por que entre más alto sea el costo de las casas o edificios, más altos van a ser los impuestos, arriendos, productos, etc, para superar ese sobreprecio y los desgobiernos ayudando a la causa, en lugar de gobernar y controlar.

HUMBERTO GONZALEZ PESCA

Economista-Politólogo.