ORO NEGRO

Hasta hace aproximadamente cuarenta años, la Orinoquia Colombiana era solamente llano y selva, y únicamente la nombraban en las clases de geografía, o en elecciones; hasta cuando apareció, el ORO NEGRO; negro por su color, por que a decir verdad es un gran tesoro.

De ahí en adelante todo el país e incluso el mundo entero no han quitado sus ojos de encima, y los beneficios del desarrollo han llegado unos sobre otros; permitiendo que los moradores y pueblos prosperen en todos sus ámbitos.

Sin embargo éste inmenso tesoro, fue tan sorpresivo e inesperado, que nadie estaba preparado para recibirlo, la naturaleza, comunidad, y menos aún los políticos y dirigentes, y como todo proceso de desarrollo implica costos sociales; es precisamente aquí donde se han encontrado grandes dificultades y controversias.

El bajo nivel académico y de preparación técnica, especialmente en el campo petrolero, de sus habitantes; permitió que llegara mucha gente de otros lugares del país a laborar en la exploración, explotación y producción; junto a estos llegaron familiares, amigos y coterráneos, muchos de dudosa procedencia a desempeñar actividades, complementarias, suplementarias y de otra índole, incluso ilegales.

Indudablemente a los extraños no les interesa para nada la región, no hay sentido de pertenencia, lo importante para ellos es sacar el mayor fruto en el menor tiempo posible, sin interesar quien o quienes se perjudiquen. Con ésta inmigración masiva, apareció el latrocinio, prostitución, drogadicción, contaminación, invasión de tierras, descomposición familiar y cultural, exterminio de especies nativas utilizadas como alimento industria y ornamentación, como venado, cachicamo, tortuga, peces, aves, etc.

Por su parte la clase política y dirigente es la más pecadora y responsable, de la astronómica dimensión que adquirieron todos los males en nuestra región; comenzando por que en varios departamentos carecía de liderazgo; siendo suplantada por políticos que aparecieron de la noche a la mañana, como en el caso de Casanare, donde todos los gobernadores elegidos han sido boyacenses; igualmente con el único ánimo de aprovechar la bonanza, para enriquecerse brutalmente; prácticamente todos fueron a parar a la cárcel.

Pero a la par surgieron actores y factores mucho más nefastos, persistentes, y con mayores ambiciones frente a la gran bonanza; la guerrilla especialmente en Arauca y el paramilitarismo en el resto, tomando el control político y económico en su totalidad, para beneficio individual y de grupo a base de sangre, fuego y terrorismo.

Las elecciones se convirtieron en simples simulacros, ellos patrocinaban y daban la orden sobre quién sería el “elegido” y los políticos con la ambición recurrían en masa para entregar su alma al diablo, comprometiendo lo que fuera; quien no lo hacía, por buenos ideales, capacidades y opción que tuviera inicialmente, jamás fue elegido.

Desatándose de ésta manera el continuo fraude electoral y una inimaginable e indescriptible corrupción político-administrativa; que permitió, la perdida de la gran oportunidad de desarrollo y bienestar para la región, recibiendo únicamente las migajas que permitían legalizar los astronómicos “peculados” y eso si la totalidad de las lacras y los efectos causados por estos entes.

Desde luego los políticos tenían que defenderse teóricamente y enseñaron al pueblo a hacerlo para que igualmente los defendiera ante cualquier escándalo, por que ante la justicia supuestamente lo hacían con el mismo dinero fruto de las regalías, y no encontraron otros entes más pasivos para responsabilizar que al mismo estado y a las compañías petroleras.

Al estado por que la ley no les permitía hacer obras fuera de saneamiento básico, salud y educación, pero sí les permitía cumplir sus compromisos y despilfarrar y acumular riqueza hasta la saciedad.

A las empresas petroleras, todo el resto de males, destrucción del medio ambiente, pobreza, necesidades, alto costo de vida, prostitución, etc, etc, y lo peor de todo han venido utilizando esta politiquería como mecanismo de presión ante las empresas para conseguir ciertos favores, como inversiones para la comunidad; obras o actos que supuestamente se atribuían como propias, dado que, según ellos, las compañías no daban ni hacían nada por la región.

Obviamente la explotación petrolera, como tal, trae sus baches, especialmente, contaminación ambiental y deterioro de las vías por el permanente trajín de tracto-mulas; pero debido a la gran corrupción y falta de control de los mandatarios, se hicieron perder el respeto y las empresas perdieron el interés en el manejo de éstos aspectos.

Parece inaudito, después de cuarenta años, con billones anuales de pesos en la gobernación y alcaldía, escuchar que una capital como Yopal, soporte la necesidad básica más importante, sin agua o Villavicencio con un suministro insuficiente y de muy baja calidad y así sucesivamente en educación, salud, vivienda, producción, empleo, infraestructura vial, seguridad ciudadana, etc, etc. Imaginemos el resto de departamentos de la región y municipios.

HUMBERTO GONZALEZ PESCA

Economista-Politólogo.