DELINCUENCIA OFICIAL

Dicen que un policía es un delincuente con dotación y licencia para matar y que hay que temerle mucho más a un individuo de éstos que a un delincuente común.

En Colombia continúan los falsos positivos en todo el país, en manos de los sanguinarios agentes; quienes dentro de la normalidad aparentan ser personas de bien, pero muchos especialmente en horas de la noche se dedican a delinquir violentamente.

Atrapan a los jóvenes que caminan solos y los llevan hacia las calles y lugares oscuros y solitarios, para robarles sus pertenencias, celulares, joyas, dinero, zapatillas de marca, etc; los esposan, los torturan a golpes, les dicen que son drogadictos, ladrones, los responsabilizan de crímenes y si ponen resistencia los amenazan, diciéndoles que si quiere que los reporten ante la fiscalía, con un kilo de coca y armas y si ponen mucha resistencia los asesinan, para que no los delaten.

Cuando cometen un crimen, inmediatamente elaboran el informe, para los noticieros, indicando que fue asesinada una persona por ajuste de cuentas entre bandas o sencillamente que era un sicario y le atribuyen todos los delitos que hayan ocurrido recientemente en la ciudad o incluso en otras partes; éstos informes tan rápidos y precisos, permiten ver la responsabilidad y la evasión que los uniformados hacen del caso que corresponda.

Los muchachos que solamente son torturados, no delatan a esos individuos, por temor; porque además a quienes reportan ante la fiscalía los empapelan por grandes delitos que no deben, asignando a los famosos abogados de oficio, para que representen y defiendan al acusado, quienes lo que hacen es, obligarlo a aceptar los cargos, ante el juez o fiscal, para poderlos dejar libres; cuya aceptación la deben hacer en plena audiencia pública en dos o tres sesiones diferentes según el caso; para que el público quede muy convencido de la transparencia, imparcialidad y bondad de la justicia Colombiana, de lo contrario solamente un abogado pagado, tiene la posibilidad de sacarlos de la prisión y únicamente el informe que brinde el agente o agentes que “capturaron “ el joven son veraces.

Esta putrefacta justicia, muchas veces, además de dañarle la hoja de vida y la vida a cualquier persona, lo que hace es conllevar de verdad a la delincuencia o a los vicios, bien sea por venganza o por total desmoralización a quienes son presa de tan horrenda injusticia y hace imaginar cuantos inocentes hay en prisión de por vida y cuantos salvajes delincuentes están libres haciendo política, delinquiendo y recibiendo honores, como héroes, y defendidos por muchos de su talla o por incautos inocentes.

Si el caso recae sobre una persona con padres bien adinerados e inconformes, que luchan hasta encontrar la verdad; la justicia siempre alega que no hay suficientes pruebas y que el caso se encuentra en investigación y que al encontrar culpables, les recaerá todo el peso de la ley sin contemplación y si es imposible proseguir con el encubrimiento, entonces proceden a trasladar al uniformado asesino a otra ciudad, indicando que está preso o sencillamente lo meten en prisión en una mansión cárcel o le dan la ciudad por prisión y continua ejerciendo el delito.

Así mismo no es raro percibir que muchos agentes son socios de los verdaderos delincuentes, que roban para ambos y cuando la ciudadanía los atrapa y los entrega o inevitablemente los agentes se estrellaron con el ladrón, son capaces de decir “y ahora que hizo éste individuo”, dejándose traicionar por el subconsciente, mostrando su amistad y complacencia fraterna, o en ocasiones aconsejan a la persona que han robado que no se meta con ese individuo porque él y su familia son muy peligrosos y que procure no volver a pasar por ese lugar y proceden a dejarlos libres.

Supuestamente en la ciudad de Villavicencio, hay un agente apodado Lengüetero, que tiene una cicatriz a la altura de la ceja izquierda, quien lidera un grupillo de agentes; ha venido desempeñando muy bien éste tipo de bajeza y tiene aterrorizados a muchos jóvenes que ya han pasado por sus manos; éste puede ser un simple ejemplo en una ciudad relativamente pequeña, cómo será en las grandes urbes.

Lo ideal es que hicieran esto con los propietarios de las ollas, o enviaran estos despreciables agentes a las zonas rojas para que combatan a la guerrilla y su gran valor sirva de algo a la patria y merezcan de verdad los ascensos, galardones, y honores que muchas veces les dan es por ejercer la maldad.

HUMBERTO GONZALEZ PESCA

Economista-Politólogo.