COSAS PARA PENSAR

A muchas personas del común nos asalta la duda sobre la intervención que pudo haber tenido el papa Juan Pablo II, para desatar la más sangrienta de las guerras civiles del mundo, la de la URRS, traicionando incluso a su propia patria.

Es paradójico que existiendo la guerra fría entre este bloque de países, que entre otras cosas estaban muy unidos, y los “supra poderosos” de siempre; para mitigar el problema estos últimos, encabezados lógicamente por los EEUU, encomendaron al santo papa, como, mediador, sin embargo al poco tiempo el problema internacional paso a una cruenta guerra intestina.

Como premio al cumplimiento de su misión, una vez falleció Juan Pablo II lo canonizaron santo.

Ahora nuestro temor es el santo papa Francisco I; pues despierta demasiadas sospechas la sorpresiva dimisión de su cargo de Benedicto XVI, rumorada como fruto de una posible amenaza o forcejeo de los paramilitares mexicanos y el casual nombramiento de un personaje argentino que no sonaba entre los favoritos.

Evidentemente nuestros países suramericanos han soñado desde su independencia de España, con la unificación en un bloque de países hermanos, y en efecto lo están haciendo con mucha fuerza, además que algunos de ellos están avanzando seriamente como futuras potencias mundiales, como Brasil y sus grandes riquezas se lo permite a todos.

Lógicamente esta acción, constituye una gran amenaza, para la hegemonía de los grandes de siempre; además que el solo hecho de exigir autonomía e independencia como lo están haciendo, perjudica enormemente los intereses, especialmente de los EEUU que los han explotado y nuestros países son los que en mayor parte han sostenido el poderío de los del norte.

Seguramente escogieron a Argentina, no por el humo ni por azar, es por estrategia militar más que política, pues queda precisamente en las espaldas de todos; está a la espalda de nuestros pises latinoamericanos, de los japoneses, de los chinos, coreanos, hindúes, etc., o sea los gringos no son tan ingenuos y saben que la cosa es en serio y de alto riego y no descartan que el jueguito pueda llegar a mayores con una tercera guerra mundial; por esto en la puerta de África tienen a Israel, en Asia a Corea del sur, en Europa a Inglaterra y a España y en Latinoamérica al Santo papa.

Lo que de pronto no previno el inteligentísimo premio nobel de la paz, Obama, es que su plan se le puede convertir en un búmeran y esta vez quien se puede dividir en mil pedazos son ellos mismos o quizás son simples patadas de abogado, pues los norteamericanos no es que estén muy bien que digamos, como en otros tiempos, ni financiera, ni tecnológica, ni militar y menos aun políticamente; pues han sido superados por varios países en todos estos aspectos y los países simpatizantes han disminuido y les han perdido el respeto; no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

Lo cierto es que los gringos odian a Sócrates por decirles que la unión hace la fuerza y adoran a Maquiavelo por enseñarles que divides y reinaras; pero una guerra creo que ni en el infierno es buena para nadie.