COMERCIO INFORMAL O CALLEJERO

En Colombia son muchísimos los problemas que este sector ha causado, sin embargo, al parecer, se le ha prestado muy poca atención y no existen suficientes estudios, que analicen sus verdaderos efectos.

El 90% de los integrantes del comercio informal o callejero, lo hacen más por fachada que por necesidad; y causan grandes perjuicios, a la sociedad, a la economía y al mismo estado:

Estos “comerciantes” venden productos robados, pirateados, contrabando, desperfectos, de segunda por nuevos, de pésima calidad, con sobreprecios, sin garantía; cuando son alimentos, son pasados, contaminados, antihigiénicos, trasnochados, la mayoría de las veces con ingredientes asquerosos, tóxicos, y sazonados con el estiércol y demás porquerizas que levantan la brisa y los carros que pasan raudos por las calles, etc.

Sin embargo muchos Colombianos nos hemos acostumbrado al almacén agáchese y al restaurante o cafetería siéntese paradito de pie, disque por ser más barato; donde gastamos muy fácilmente, seis mil o diez mil pesos, ingiriendo suciedades, corriendo todo tipo de riesgos, en vez de comer en un restaurante cómodamente sentados, más seguros y con alimentos recién sacados de la cocina.

El efecto económico lo siente el comercio formal, que ve ostensiblemente reducidas sus ventas reales, por la competencia desleal y totalmente libre, sin control alguno, ni pago de impuestos ni arriendos; éste fenómeno revierte en un aumento desmesurado de precios en los productos y comercio legal, por que tiene que de alguna manera, lograr un tope de ingresos mínimo, para ostentar lo de sus impuestos, arriendo y ganancia media; o de alguna manera tratar de copiar las canibalezcas actuaciones del comercio informal, convirtiendo su dinámica en un salvajismo económico.

Muchos comerciantes formales, tienen que desaparecer e irse a acompañar a sus detractores o depredadores, como se les quiera llamar; cometiendo el error de inculpar al mismo gobierno por sus pésimas políticas económicas, refiriéndose a los altos impuestos o al libre comercio de importación o a los mismos gigantes capitalistas, como los almacenes de cadena; aquí el costo político es la total impopularidad del gobernante de turno.

Al estado el comercio informal le representa un decremento sensible en la captación de impuestos, cosa que los estadistas han dado en llamar, erróneamente, disque evasión, o simplemente morosidad.

A la sociedad el dinero ya no le alcanza para nada, y este tipo de comercio le ha costado un alto índice de enfermedades en el aparato digestivo, de desconocido origen, como el cáncer, parasitarias e infecto-contagiosas.

Estos negocios en la gran mayoría de los casos son fachadas, donde se esconde el expendedor de drogas ilícitas, el ladrón, estafador, secuestrador, violador, el criminal; quienes estratégicamente pueden asechar a sus víctimas, pues por lo general se ubican en áreas populosas y vulnerables, como colegios, instituciones, eventos como deportes, encuentros, y demás áreas congestionadas, etc, o simplemente en algunos casos, son socios, facilitadores, o informantes de los delincuentes y no es raro que muchos pertenezcan o se relacionen con grupos al margen de la ley.

Estos individuos invaden totalmente el espacio público, hasta el punto de sentirse propietarios absolutos y los venden a terceros por millonadas, muchas veces ha habido nefastas riñas por su disputa con intrusos o con peatones que tratan de pasar por ellos y los entorpece en sus actividades, incluso sin culpa alguna.

Indudablemente la invasión causa traumas en la libre movilidad de los peatones, y dificultan la normal visibilidad para los conductores; muy seguramente muchos de los fatales accidentes han ocurrido por culpa de esos negocios, por que construyen horribles penachos pegados de los árboles, postes, construcciones públicas, y todo lo que se les atraviese, además dando aspecto de tugurios a las ciudades, piratean el agua y la luz, causan daño molestia y terror a los vecinos, son extraordinarios en contaminación física, por ruido y visual, causan malos olores, sucios por naturaleza y muchas veces prácticamente viven con sus harapientas familias en el mismo lugar.

Igualmente se ha constituido en un gremio férreamente unificado contra el estado, para evitar su desalojo y reubicación y como un virus desaparecen unos y reaparecen otros o en otro lugar o lugares.

No obstante la concepción de los gobernantes y de la sociedad, es que es gente desempleada, pobre y necesitada, que rebusca su sustento, y por lo tanto hay que apoyar y tolerar.

HUMBERTO GONZALEZ PESCA

Economista-Politólogo.