SIMBOLO DE CORRUPCION

En Colombia la medicina preventiva es desconocida y la curativa se conoce a medias pero muy conflictivamente, pudiendo ser considerado como un país de enfermos, convertido en una clínica de mala muerte.

La elevadísima asignación de recursos y el dualismo que permite que esas empresas tengan carácter privado por aquello de la urgencia “para salvar vidas”, para cumplir sus funciones y ejercer el gasto y estatales para captar recursos y para defenderse y protegerse ante los líos jurídicos; convirtiéndose en un sector privilegiado e intocable por cualquier ente de control y a su vez tan rentable como el narcotráfico y la misma guerra.

Su incalculable rentabilidad desató una pandemia de corrupción, convirtiéndose la salud en negocio con la vida humana, que deshumanizo en forma total a la gran mayoría de empresarios y profesionales de esta, pasando a ser empresa de la corrupción.

Es equiparable con la guerra, debido a que el enriquecimiento de unos pocos ha costado muchas vidas, inválidos, dedicación, humillación, sacrificio, sufrimiento, dolor y angustia de los ciudadanos; debido al descuido negligencia, tramitología y pésima atención y en general a la corrupción.

La mayoría de funcionarios de la salud poseen cara de tigre con rugido de león, causando pánico y temor a los usuarios, intimidándolos tal vez para que no exijan y sedan todos sus derechos a las empresas.

Los pacientes aunque estén muriendo, deben tratar con toda la delicadeza, aprecio, cariño dulzura y sonreír a todos los funcionarios, para tratar de agradarles, para que al menos los atiendan.

Son innumerables los diagnósticos deficientes o mal determinados, posiblemente muchas veces en forma malintencionada y suministro de medicamentos de pésima calidad o que no corresponden al tratamiento, o no son suministrados; al no existir control, un paciente con sus dolencias firma sin leer y seguramente son muchos los medicamentos facturados que no son suministrados, igualmente cuando les formulan a los internos y no los consumen en su totalidad, los obligan a devolverlos. Así mismo son innumerables las operaciones mal hechas o que se abstienen de hacer, hasta que el paciente demanda o sencillamente fallece.

Las indescriptibles luchas, paciencia, sacrificio, dedicación y perseverancia que tiene un paciente y sus familiares, como mendigos rogando, para lograr conseguir los pésimos servicios de salud, hacen que muchos se resignen a agravarse o a morir digna y tranquilamente en sus propias casas; no obstante las cuñas publicitarias hacen imaginar la excelencia en el servicio y reprochan a las personas por automedicarce o no acudir constantemente a la atención médica.

Nadie ha podido entender el papel de las famosas EPS, excepto que usufructúan felizmente los recursos del estado, de las IPS y desde luego de la gente pobre y necesitada, bastaría investigar cuántos familiares de expresidentes de la república son los propietarios de estas, para encontrar la razón de su preponderante e indispensable existencia; porque aunque todo lo malo se ha dicho y se ha demostrado sobre estos fantasmas de la salud, nadie ha podido hacer nada ni siquiera que disminuyan su atroz poderío contra los enfermos, por el contrario cada vez es peor.

La humillante necesidad de los enfermos, el desbordante tráfico de influencias y el despotismo, practicados por las jefes de estas entidades, las han convertido en las empleadas más importantes y poderosas del planeta, los enfermitos tienen que hacerles antesala sin exagerar durante días y hasta meses y rogar casi que de rodillas para que les firmen una simple autorización para la toma de unos exámenes y a la mayoría de personas les responden que están por firmarse los convenios con las IPS, por lo tanto deben volver después; mientras al parecer simultáneamente autorizan a sus amigos o recomendados; pues al parecer algunas entidades trabajan en llave, bastando un simple telefonazo, para que se haga lo acordado; un típico ejemplo CAPRECOM Villavicencio.

A diario los medios divulgan las anomalías del servicio, la infinidad de demandas contra el estado, las mayoría de las cuales fracasan, pues son unos maestros para defenderse, y la infinidad de quejas de los ciudadanos, a pesar que todos no lo hacen, son pruebas fehacientes, sin embargo son insignificantes para el sector y para el propio estado.

HUMBERTO GONZALEZ PESCA

Economista Politólogo