LIBERTAD PARA VIVIR

Los muertos se alimentan con los vivos, cuando se los terminan de comer, entonces los vivos mueren; la muerte es la unión de la nada con el todo; morir es nacer de verdad; la muerte es la unión del todo con la nada; morir es desaparecer definitivamente; la muerte es la gran enfermedad que demuestra lo diminutos que son los médicos; la vida no vale nada; la vida es sueño; morir es despertar; la vida es una ilusión; la vida no existe; la muerte es el fin de las vanidades del mundo; matar a alguien es adelantar un proceso; son algunas acepciones filosóficas de la vida y la muerte .

Pero y ¿qué es la guerra?; si quieres la paz, prepárate para la guerra; dicen los guerreros. La guerra es la máxima expresión de degeneramiento de los estados y busca medir la ley del más fuerte, mediante, el salvaje, precario, cobarde, desgarrador y sanguinario uso de las armas, en la disputa por el poder.

La guerra no busca matar a los malos, ni depurar a la sociedad, por el contrario la corrupción es máxima; la principal finalidad del poder es la búsqueda del enriquecimiento rápido, seguro y fácil y en la medida que alguien se enriquece, el ansía por agigantar cada vez más su propia fortuna, se va tornando infinita, de tal manera que lo humano desaparece, dejando de dominar lo material, para pasar a ser esclavo de la riqueza.

Las guerras pueden suceder cuando hay demasiada concentración del poder y la riqueza; mucha pobreza; en un país muy débil; cuando aparecen dos o más países, grupos o personas poderosas con aproximada igualdad, en disputa por el comando del reino; sin embargo la guerra que es inminente, es donde existen de por medio bienes codiciados: en Irán el petróleo, en nuestro país el oro de nuestros antepasados indígenas, posteriormente el caucho, el tabaco, las bananeras, las esmeraldas y hoy en día el petróleo y la coca; esta última aún no sabemos si es riqueza o es deshonra, en el peor de los casos pueden suceder, como ocurrió con el tabaco, que cuando apareció castigaban horrendamente a quienes lo producían y mutilaban los labios de quienes lo fumaban y su uso estaba reservado para las grandes personalidades, hoy en día, cuando las exageradas utilidades, en su comercialización cayeron, los comerciales de lujo invitan a consumirlo y cualquier persona lo puede cultivar legalmente.

En pleno siglo XXI parte de la sociedad mundial viviendo aún del botín de la guerra, haciéndola más rentable que el petróleo y que la misma coca y cometiendo más estragos y creando mayor pánico que cualquier terremoto o cualquier otro fenómeno natural. Desgraciadamente los estados buscan la manera de inmiscuir a toda la nación en el escenario de la guerra, disfrazándola con el tinte político, donde la desinformación es una de las mayores estrategias.

Sin embargo, la amarga experiencia de los inmensos ríos de sangre, las grandes perdidas económicas, la corrupción, el caos total y las profundas cicatrices que flotan en el cerebro de todo el mundo; resultantes del sin número de guerras en toda la historia de la humanidad, han permitido que las naciones descubran las verdaderas causas y efectos de la guerra; reprochándola en cualquiera de sus formas e implorando la paz. Aunque la guerra se desatara solamente entre guerreros, que voluntariamente quisieran estar en la batalla y en campos especiales para ésta, sigue siendo repudiable y sus nefastos efectos contundentes para cualesquier nación del mundo. No obstante, solamente hace falta que los poderosos tomen conciencia y apliquen voluntad para que desaparezcan definitivamente del mundo las guerras; pues las suplicas están ahogadas entre la tormenta de detonaciones de las bombas y cañones, de lo contrario será la humanidad la que por sí misma desaparezca.

HUMBERTO GONZALEZ PESCA

Economista-Politólogo.