Historia de la vacunación

Breve historia de la vacunación

Descubre la historia de estas inyecciones que salvan vidas

Durante siglos, el ser humano ha buscado formas de protegerse contra enfermedades mortales. La historia de la inmunización es larga: desde sus inicios con experimentos y asumiendo riesgos, hasta la introducción de las vacunas a nivel mundial en medio de una pandemia sin precedentes...

La investigación sobre las vacunas puede plantear cuestiones éticas complejas. De hecho, algunos de los experimentos que se llevaron a cabo en el pasado para poder desarrollar vacunas, hoy no serían éticamente aceptables. Las vacunas han salvado más vidas humanas que cualquier otro invento médico de la historia.


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Del siglo XV al XVIII

Desde, por lo menos, el siglo XV, personas de diferentes partes del mundo han intentado evitar enfermedades exponiendo de forma intencionada a personas sanas a la viruela. Esta práctica se conoce como "variolización", término derivado del latín "variola", que significaba "pústula" y que da nombre al virus de la viruela. Algunas fuentes sugieren que estas prácticas ya se llevaban a cabo en el año 200 a. C.


En escritos de mediados del siglo XVI se describe una forma de variolización que se usaba en China conocida como "insuflación". Esta consistía en introducir en las fosas nasales, con un tubo de bambú, costras de viruela desecadas y pulverizadas.

En 1774, Benjamin Jesty realiza un gran avance al probar su hipótesis de que la infección por viruela bovina (virus bovino que se puede transmitir a los humanos) podía proteger a una persona frente a la viruela.


En mayo de 1796, el médico inglés Edward Jenner profundizó en este descubrimiento e inoculó a James Phipps, un niño de ocho años, materia extraída de una úlcera de viruela bovina de la mano de una ordeñadora. Aunque sufrió una reacción local y no se sintió bien durante varios días, Phipps se recuperó por completo.

Dos meses más tarde, en julio de 1796, Jenner se propuso probar la resistencia de Phipps y le inoculó materia de una úlcera de viruela humana. Phipps se mantuvo en óptimo estado de salud, y se convirtió en el primer humano en ser vacunado contra la viruela. Pocos años después se acuñó el término "vacuna", que proviene del latín vacca, es decir, "vaca".

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Siglo XIV

En 1872, pese a haber sufrido una apoplejía y la muerte de dos de sus hijas por tifus, Louis Pasteur crea la primera vacuna producida en un laboratorio: la vacuna contra el cólera aviar en gallinas.

En 1885, Louis Pasteur consigue prevenir la rabia mediante la vacunación posterior a la exposición. Sin embargo, el tratamiento resulta bastante polémico. Pasteur ya había intentado usar vacunas en humanos en dos ocasiones, pero en ninguna de ellas tuvo éxito. Además, inyectar a una persona un agente patógeno es en ese tiempo un método todavía nuevo y que genera muchas dudas.

Por si fuera poco, Pasteur no es médico. Aun así, a pesar del riesgo, comienza un tratamiento de 13 inyecciones con su paciente Joseph Meister. Cada una de esas trece inyecciones contiene una dosis mayor del virus de la rabia. Meister sobrevive y se convierte en el guardián de la cripta de Pasteur en Paris.

En 1894, la doctora Anna Wessels Williams aísla una cepa de la bacteria de la difteria que es crucial para el desarrollo de una antitoxina contra esta enfermedad.

Siglo XX

De 1918 a 1919, se estima que la pandemia de la gripe española acaba con la vida de entre 20 y 50 millones de personas en todo el mundo. Entre las víctimas se cuenta 1 de cada 67 soldados estadounidenses, lo que hace que hallar una vacuna contra la gripe se convierta en una prioridad militar para Estados Unidos. Se llevan a cabo los primeros experimentos sobre vacunas contra la gripe: la US Army Medical School prueba 2 millones de dosis de la vacuna en 1918, pero los resultados no son concluyentes.



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En 1937, Max Theiler, Hugh Smith y Eugen Haagen desarrollan la vacuna 17D contra la fiebre amarilla. En 1938 se aprueba la vacuna y, ese mismo año, la reciben más de un millón de personas. Theiler es galardonado con el Premio Nobel.

En 1939, las bacteriólogas Pearl Kendrick y Grace Eldering evidencian la eficacia de la vacuna contra la pertussis (tosferina). Las científicas demuestran que la vacunación reduce la tasa de enfermedad en los niños de 15,1 cada 100 a 2,3 cada 100.

En 1945 se aprueba la primera vacuna contra la gripe para uso militar, y en 1946 se aprueba para uso civil. La investigación la dirigen los doctores Thomas Francis Jr. y Jonas Salk, quienes también estarán estrechamente vinculados con la vacuna contra la polio.

Es entre 1952 y 1955 cuando Jonas Salk desarrolla la primera vacuna efectiva contra la polio y comienzan los ensayos. Salk prueba la vacuna en sí mismo y en su familia y, un año después, en 1954, se llevan a cabo ensayos masivos en los que participaron más de 1,3 millones de niños.

En 1960, se aprueba para su uso un segundo tipo de vacuna contra la polio, desarrollada por Albert Sabin. La vacuna de Sabin era una vacuna viva atenuada (es decir, que utilizaba los virus en una forma debilitada) y se podía suministrar por vía oral, en forma de gotas o en un terrón de azúcar. La vacuna oral contra la polio (OPV) fue la primera vacuna probada y producida en la Unión Soviética y Europa del Este. Checoslovaquia se convierte en el primer país del mundo en erradicar la polio.

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En 1967, la Organización Mundial de la Salud anuncia el Programa de Erradicación de la Viruela, cuyo objetivo es erradicar la viruela en más de 30 países mediante la vigilancia y la vacunación. La erradicación de una enfermedad significa más que su eliminación en un área concreta. La OMS la define como la "reducción hasta cero permanentemente de un patógeno específico, como resultado de esfuerzos deliberados, sin ningún riesgo de reaparición".

Para entonces, la viruela está prácticamente eliminada en los países de Europa Occidental, América del Norte y Japón. A raíz del anuncio, se produce un hecho de solidaridad mundial sin precedentes. Pese a estar en plena Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética se unen en el respaldo a este programa.

En 1969, cuatro años después de identificar el virus de la hepatitis B, el doctor Baruch Blumberg trabaja con el microbiólogo Irving Millman para desarrollar la primera vacuna contra la hepatitis B, usando una forma de virus tratada térmicamente.

Entre 1981 y 1990 se aprueba para el uso comercial una vacuna inactivada derivada del plasma sanguíneo. Además, en 1986 se desarrolla una vacuna genéticamente modificada (o de ADN recombinante) que todavía se utiliza hoy en día.

En 1974, la OMS establece el Programa Ampliado de Inmunización, ahora denominado "Programa Esencial de Inmunización" (EPI), para desarrollar programas de inmunización en todo el mundo. Las primeras enfermedades a las que va dirigido este programa son la difteria, el sarampión, la polio, la tuberculosis y la tosferina.

En 1978, se autoriza una vacuna polisacárida que protege contra 14 cepas distintas de la neumonía neumocócica y, en 1983, se amplía y pasa a proteger contra 23 cepas.

En 1980, siguiendo la recomendación de la Comisión Mundial de la OMS para la Certificación de la Erradicación de la Viruela, la Asamblea Mundial de la Salud declara que la viruela ha sido erradicada:



"El mundo y toda su población se ha librado de la viruela, la enfermedad más devastadora que se ha extendido como epidemia por muchos países desde tiempos muy remotos y ha causado muerte, ceguera y deformidades".

En Estados Unidos, durante las décadas de los 70 y los 80, los casos de tosferina alcanzaron el punto más bajo de todos los tiempos en 1976. Sin embargo, el éxito de la vacuna contra la pertussis se vio obstaculizado por un descenso en la aceptación de la vacuna: con tan pocos casos de tosferina, el temor a los efectos secundarios de la vacuna completa (raros, pero graves) empieza a pesar más que el temor a la enfermedad en sí.

En 1985, se autoriza la primera vacuna contra enfermedades provocadas por la Haemophilus influenzae tipo b (Hib), después de que David H. Smith fundara una empresa para producirla. Smith y Porter W. Anderson Jr. habían estado trabajando juntos en una vacuna desde 1968.

En 1988, tras la erradicación de la viruela, la OMS pone en su punto de mira la poliomielitis y lanza la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Polio. A finales de los 80, la polio es endémica en 125 países y la iniciativa tiene como objetivo la erradicación de la enfermedad para el año 2000.


En 1994, la polio está erradicada en todo el continente americano, y Europa llega a ese punto en el 2002. Para el 2003, la enfermedad sigue siendo endémica solo en 6 países. La labor continúa.

En 1995, Anne Szarewski dirige un equipo que describe el papel del virus del papiloma humano (VPH) en la detección del cáncer de cuello uterino y los investigadores empiezan a trabajar en una vacuna contra este virus. Los virus del papiloma humano son muy frecuentes, a menudo con síntomas mínimos, pero las cepas más graves del VPH pueden provocar otras afecciones médicas, en especial cáncer de cuello uterino. Szarewski será la principal investigadora en el desarrollo de la vacuna bivalente contra el VPH.

En 1999, la primera vacuna contra el rotavirus, la causa más común de enfermedad diarreica grave en niños pequeños, se retira solo un año después de su aprobación, debido a preocupaciones sobre el riesgo de problemas intestinales. Una versión de menor riesgo de la vacuna se introdujo en 2006. Se necesita hasta 2019 para que esté en uso en más de 100 países.

En 2006 se aprueba la primera vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). La vacunación contra el VPH se convierte en una parte clave del esfuerzo para eliminar el cáncer de cuello uterino.

En el 2016, el éxito del Proyecto de Vacunas contra la Meningitis pone de manifiesto el papel fundamental que puede tener la colaboración público-privada a la hora de ayudar a desarrollar vacunas. En sus primeros cinco años, la vacuna casi ha eliminado la meningitis meningocócica del serogrupo A en los países del cinturón de la meningitis de África. Actualmente, esta vacuna forma parte de los programas de inmunización sistemática de esos países.

La Asamblea Mundial de la Salud auspicia el plan R&D Blueprint, una estrategia mundial y plan de preparación que permite la rápida activación de actividades de investigación y desarrollo durante epidemias. Su objetivo es hacer que pruebas, vacunas y medicamentos eficaces estén disponibles lo antes posible y poder usarlos para salvar vidas y evitar crisis a gran escala.

Tras años de vacunaciones aceleradas, el continente americano se declara libre del sarampión endémico. Sin embargo, debido a lagunas en la cobertura de vacunación, se producen brotes en varios países y la enfermedad reaparece en el 2018. La OMS y la OPS aumentan la vigilancia y lanzan campañas de vacunación.


En el 2019, se pone en marcha la administración experimental de la vacuna contra la malaria en Ghana, Malaui y Kenia. La vacuna RTS/S es la primera vacuna que reduce significativamente la cepa más mortal y prevalente de la malaria en niños pequeños, que constituyen el grupo con mayor riesgo de morir a causa de esta enfermedad.

En 2019, se lanza la implementación piloto de la vacuna contra la malaria en Ghana, Malawi y Kenia. La vacuna RTS/S es la primera vacuna que puede reducir significativamente la cepa de malaria más letal y prevalente en los niños pequeños, el grupo con mayor riesgo de morir a causa de la enfermedad.

La OMS precalifica una vacuna contra el virus del Ébola para su uso en países de alto riesgo. Esta medida forma parte de un conjunto más amplio de herramientas para dar respuesta a la enfermedad. En el 2021, se establece una reserva de vacunas a nivel mundial para asegurar la respuesta ante posibles brotes.


Se aprueba una vacuna contra la viruela de tercera generación para prevenir la viruela del mono. Es la primera vacuna contra esta enfermedad.

El 30 de enero del 2020, el director general de la OMS declara el brote del nuevo coronavirus 2019 (SARS-CoV-2) como emergencia de salud pública de importancia internacional. El 11 de marzo, la OMS confirma que el COVID-19 es una pandemia.


Se desarrollan, producen y distribuyen vacunas eficaces contra el COVID-19 a una velocidad sin precedentes, algunas de las cuales usan una nueva tecnología de ARN mensajero. En diciembre del 2020, justo un año después de detectarse el primer caso de COVID-19, se administran las primeras dosis de la vacuna contra este virus.

En el 2021, continúa la distribución de la vacuna contra el COVID-19 y se entregan y administran dosis en todos los continentes. Sin embargo, los esfuerzos por contener la pandemia se ven amenazados por la desigualdad en la cobertura de vacunación: en julio del 2021, casi el 85 % de las vacunas se habían administrado en países de renta media-alta, y más del 75 % se habían administrado en tan solo 10 países.

La OMS insta a los estados miembros a priorizar la vacunación de los profesionales sanitarios y grupos de riesgo en países de renta baja para frenar los casos graves y los fallecimientos, mantener a salvo a los profesionales sanitarios y reabrir las sociedades y economías.

Desde hace más de dos siglos, cuando se ideó la primera vacuna contra la viruela, la población mundial se vacuna contra enfermedades mortales. La Historia nos ha enseñado que para dar una respuesta mundial completa y eficaz ante enfermedades que se pueden prevenir con vacunas se necesitan tiempo, respaldo financiero y colaboración, así como una vigilancia continua.

Desde las prácticas pioneras del siglo XVI hasta las nuevas tecnologías usadas en las vacunas contra el COVID-19, hemos recorrido un largo camino. Actualmente, las vacunas ayudan a proteger contra más de 20 enfermedades, desde la neumonía al cáncer de cuello uterino y el ébola. Además, en los últimos 30 años, las muertes infantiles han disminuido más de un 50 % gracias, en gran parte, a las vacunas. Pero todavía queda mucho por hacer.

En muchos lugares del mundo, 1 de cada 5 niños sigue sin estar vacunado. Durante las próximas décadas, se necesitarán cooperación internacional, financiación, compromiso y estrategias para asegurar que ningún niño o adulto sufra o muera a causa de una enfermedad que se puede prevenir con una vacuna.


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