Adeste fideles

Adeste fideles

«Adeste fideles» (en español, «Venid fieles», «Vayamos, cristianos», o «Venid que adoremos») es un himno con texto latino usado en la bendición durante la Navidad en Francia, España, Portugal, Alemania e Inglaterra desde fines del siglo XVIII. Se cantaba en la misión portuguesa en Londres en 1797, por lo que todavía hoy se llama en muchos países «El himno portugués» (Portuguese Hymn). Aunque hay dudas sobre la autoría, la historiografía anglosajona data su composición hacia 1743 por John Francis Wade.​ Sin embargo, Vincent Novello, organista de ese lugar, atribuyó la versión musical más popular a John Reading, que fue organista en la Catedral de Winchester de 1675 a 1681, y posteriormente en la Universidad de Winchester.​ El texto en sí mismo se ha atribuido a San Buenaventura, pero no se encuentra entre sus obras. Invita a los fieles a acudir a Belén a adorar al Salvador, recién nacido.

Las dudas proceden de la atribución de su composición al rey Juan IV de Portugal. «El Rey Músico» nació en 1604, fue un mecenas de la música y de las artes y un sofisticado autor; mientras reinó, poseía una de las mayores bibliotecas del mundo. La primera parte de su obra musical se publicó en 1649. Hizo construir una escuela de música en Vila Viçosa (Portugal) que «exportaba» músicos a España e Italia y fue allí, en su palacio, donde se encontraron dos manuscritos de esta obra. Entre sus escritos están la Defesa da Música Moderna (Lisboa, 1649, año en que el rey Juan IV luchó contra la Santa Sede para conseguir que se aprobara la música instrumental en las iglesias. Otra famosa composición suya es la Crux fidelis, un trabajo que sigue siendo popular en la liturgia católica. Esos escritos (1640) son anteriores a la versión hecha por John Francis Wade.

Letra

Adeste fideles

(latín)

Adeste fideles laeti triumphantes

Venite, venite in Bethlehem

Natum videte, Regem angelorum

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Cantet nunc io Chorus angelorum,

Cantet nunc aula caelestium

Gloria, gloria in excelsis Deo

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Aeterni Parentis splendorem aeternum,

Velatum sub carne videbimus:

Deum Infantem, pannis involutum

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Ergo qui natus die hodierna

Jesu, tibi sit gloria

Patris aeterni Verbum caro factum

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Deum de Deo, Lumen de Lumine,

Gestant puellae viscera,

Deum verum, Genitum non factum.

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

En grege relicto, humiles ad cunas,

Vocati pastores adproperant:

Et nos ovanti gradu festinemus.

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Stella duce magi, Christum adorantes,

Aurum, tus, et myrrham dant munera.

Iesu infanti Corda praebeamus;

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Pro nobis egenum, et foeno cubantem,

Piis foveamus amplexibus:

Sic nos amantem quis non redamaret?

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus Dominum.

Splendorem aeternum

Dei patris filium

De virgine natum agnoscimus

Mundi salutem

Redemptorem gentium

Venite adoremus, venite adoremus

Venite adoremus, Dominum.

Venid, fieles

(español)

Venid los fieles, alegres, triunfantes,

venid, venid a Belén,

Hoy ha nacido, el Rey de los ángeles.

Venid y adoremos, venid y adoremos

venid y adoremos al Señor.

Cante ahora, ¡viva!, el coro de los ángeles,

cante ahora la corte celestial.

Gloria, gloria en las alturas a Dios,

venid que adoremos, venid que adoremos

venid que adoremos al Señor.

Del Padre Eterno el esplendor eterno

veremos velado bajo la carne:

a Dios Niño, envuelto en pañales.

Venid que adoremos, venid que adoremos

venid que adoremos al Señor.

Ergo, el que ha nacido el día de hoy,

Jesús, para ti sea la gloria.

Palabra del Padre Eterno hecha carne.

Venid que adoremos, venid que adoremos

venid que adoremos al Señor.

Dios de Dios, luz de luz.

Lo gestan las entrañas de una muchacha,

Dios verdadero, engendrado, no creado.

Venid que adoremos, venid que adoremos,

venid que adoremos al Señor.

Tras abandonar el rebaño, humildes a la cuna

los pastores convocados se aproximan.

Y nosotros apresurémonos con paso exultante.

Venid que adoremos, venid que adoremos,

venid que adoremos al Señor.

Una estrella guía a los magos, adoradores de Cristo,

oro, incienso y mirra dan como regalos.

Al niño Jesús ofrendemos los corazones.

Venid que adoremos, venid que adoremos,

venid que adoremos al Señor.

Por nosotros pobre y sobre heno acostado,

piadosos démosle calor con abrazos.

A quien así nos ama ¿quién no correspondería con amor?

Venid que adoremos, venid que adoremos

venid que adoremos al Señor.

El esplendor eterno,

hijo de Dios Padre

reconocemos, nacido de la virgen,

salvador del mundo,

redentor del pueblo

Venid que adoremos, venid que adoremos

venid que adoremos al Señor.

En el frente de guerra de 1914

Tregua de Navidad

La noche del 24 de diciembre de 1914, en plena I Guerra Mundial, un soldado alemán empezó a tocar con una armónica la composición Noche de paz, que sus compañeros entonaron. A esta iniciativa le siguieron los gaiteros escoceses y los soldados británicos, hasta que todos, en conjunto, cantaron "Adeste fideles". Terminó con un encuentro entre los combatientes de los dos bandos saludándose e intercambiando tabaco y bebidas. A pesar de la estricta censura y del enfado del alto mando por este hecho, existen fotografías de este encuentro, como la que publicó The Daily Mirror de aquella época bajo el título: "An historic group: British and german soldiers photographed together".