Esto no es para que me ames (Junio 2020)

1. Vías pecuarias

-Entonces mi madre te pone ¿no?

Juan resopló. Reprimió el impulso de darle una hostia al volante del coche. Que no tenía culpa de nada. A través del espejo retrovisor interior sus ojos se cruzaron con los de Laura, que ocupaba parte del asiento trasero. En la otra porción de asiento, la pequeña Annette dormitaba en su sillita.

-No hables así delante de tu hermana.

-Hermanastra.

-De tu hermanastra.

-Si no se entera de nada.

-Igual se entera más que tu.

-¿Estás de mala hostia?

-No.

-Pues lo parece.

-Debí hacer algo muy malo en mi vida anterior.

-¿Por qué?

-Para tener que vivir esto cada mañana, con pequeñas variaciones.

-Porque tu quieres. No eres mi padre. Y ya no llevo pañales. Puedo ir al instituto yo solita.

-Los cojones.

-¿Ahora quien habla mal?

-¿Sabes a quién llama tu turora cuando te vas de pellas? A mí.

-Pues la cuelgas.

-Eso es muy maleducado, además, volvería a llamar.

-Se cuidar de mi misma.

-Si pretendes que me harte y que deje de llevarte al instituto, lo llevas claro. Tengo mucha paciencia.

-No sé si eres gilipollas o un sol.

-Las dos cosas.

-Pues te tengo cariño.

-Menuda forma de demostrarmelo.

-El cariño da asco.

-Volviendo al inicio de la conversación ... Tu madre me parece atractiva, si. No en el sentido que tu piensas. Ella me ayudó de pequeño. Mi madre me dijo que de bien nacidos es ser agradecidos y aquí estamos.

-¿Estamos? ¿Quién?

-Es una forma de hablar.