Divina Misericordia

 De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 20-58 (2) Febrero 11, 1927


AUDIO


Donde reina la Divina Voluntad, Jesús pone en orden las cuerdas de sus atributos


“Hija mía, estas cuerdas son símbolo del alma en la cual reina mi Voluntad, Yo mismo me deleito de formarlas y de ponerlas todas ordenadas; míralas cómo son bellas, cada cuerda tiene su color distinto, investidas de luz, de modo que todas juntas forman el más bello arco iris, todo deslumbrante de luz. ¿Pero quieres saber por qué cada cuerda tiene su color distinto? Porque cada una de ellas simboliza todas mis cualidades divinas, esto es, mis atributos, así que he puesto todo en orden, la cuerda del amor, la cuerda de la bondad, la cuerda de la potencia, de la misericordia, de la fortaleza, de la sabiduría, de la pureza, en suma, todo, no he excluido ni siquiera la cuerda de la justicia, de modo que cuando quiero amar y ser amado, tocó la cuerda del amor, ¡oh! cómo es dulce su sonido, suave, penetrante, deleitable, de modo que sacude Cielos y tierra, inviste las fibras más íntimas de todos los seres donde reina mi Querer, y Yo amo y soy amado, porque el sonido atrae y rapta a todos a amarme, y Yo quedo raptado por mi mismo amor, amo y hago salir océanos de amor; este sonido es tan melodioso que me hace tolerar todo y soportar los graves males del pobre mundo. Este sonido me hace pasar a tocar la cuerda de la bondad, y este sonido llama la atención de todos para recibir los bienes que mi bondad quiere hacer salir, que quiere dar a las criaturas, en este sonido se oyen voces que hablan y pone atentos a todos, es sonido de sorpresa, de admiración al oír en ese sonido de voces los bienes que quiero dar, este sonido mientras me hace sacar mis bienes dispone a las criaturas a recibirlos. Por tanto cada vez que quiero poner en oficio un atributo mío, tocó la cuerda que le pertenece y lo pongo en actitud de sonar. ¿Pero sabes por qué he dispuesto en ti todas estas cuerdas? Porque en donde reina mi Divina Voluntad quiero encontrarme a todo Yo mismo y todas las cosas que me pertenecen, de modo que lo que hago en el Cielo debo poder hacerlo en el alma donde domina y reina mi Fiat Supremo, debo tener mi trono, mis músicas, de modo de poder hacer vibrar el sonido de la misericordia para convertir a las almas, el sonido de la sabiduría para hacerme conocer, el sonido de mi potencia y justicia para hacerme temer, debo poder decir, aquí es mi Cielo”.