EL SANTO DEL DÍA


San Juan, Apóstol y Evangelista

El Discípulo amado de Jesús

Autor del Libro del Apocalipsis

 27 de diciembre

 De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta, la Pequeña Hija de la Divina Voluntad; y otros textos

EVANGELIO

Juan 20, 2-8

El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro


"El Evangelio del reino de la Voluntad Divina"

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta


En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

EVANGELIO

Juan 20, 2-8


Lectura del santo Evangelio según San Juan

El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro


2.Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.»

3.Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.

4.Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

5.Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.

6.Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo,

7.y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte.

8.Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó,


Palabra del Señor

"Gloria a Ti, Señor Jesús"

AUDIO

La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad

Palabra de la Virgen Día 30

“La hora del triunfo”

"todos venían a Mí diciéndome que habían visto a Jesús resucitado, que el sepulcro estaba vacío"


"...Hija bendita, tú sabes que Yo estuve presente en la Resurrección de mi Hijo, pero no hice mención a ninguno, esperando que Jesús mismo manifestara que había resucitado glorioso y triunfante. La primera que lo vio resucitado fue la afortunada Magdalena, después las piadosas mujeres, y todos venían a Mí diciéndome que habían visto a Jesús resucitado, que el sepulcro estaba vacío, y yo escuchaba a todos y con aire de triunfo confirmaba a todos en la fe de la Resurrección. Para la noche ya casi todos los apóstoles lo habían visto, y todos se sentían como triunfantes por haber sido apóstoles de Jesús. Qué cambio de escena, hija querida, símbolo de quien se ha hecho dominar primero por la voluntad humana, que representa a los apóstoles que huyen, que abandonan a su Maestro, y es tanto el temor y el pavor que se esconden, y Pedro llega hasta a negarlo. ¡Oh! si estuvieran dominados por la Divina Voluntad jamás habrían huido de su Maestro, sino que valerosos y como triunfadores no se habrían separado jamás de su lado, y se sentirían honrados de dar la vida por defenderlo"...

Jn: 20, 2

Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».

 

AUDIO


Vol. 4-157 (6) Diciembre 4, 1902

⚜️ “San Juan, que representaba la Iglesia naciente”

en casi todos los milagros quise asistir personalmente,


"Si estas cosas se comprenden, está bien, ellos mismos recibirán el fruto de la obra que prestan, como san Juan"


"modo como debe comportarse el sacerdote en su obrar."


(6) “Mi Potencia se extendía por doquier, y desde cualquier lugar que me encontrara podía realizar los más estrepitosos milagros, sin embargo, en casi todos los milagros quise asistir personalmente, como al resucitar a Lázaro, fui, hice quitar la lápida, lo hice desatar, y después con el imperio de mi voz lo volví a llamar a la vida. Al resucitar a la niña, la tomé de la mano con mi mano derecha llamándola nuevamente a vida, y tantas otras cosas que están registradas en el Evangelio, que a todos son conocidas, quise asistir con mi presencia. Esto enseña, estando encerrada la vida futura de la Iglesia en la mía, el modo como debe comportarse el sacerdote en su obrar. Y estas son cosas que se refieren a ti, pero en modo general, tu lugar propio lo encontrarán sobre el calvario. Yo, sacerdote y víctima y levantado sobre el leño de la cruz, quise un sacerdote que me asistiera en aquel estado de víctima, el cual fue san Juan, que representaba la Iglesia naciente; en él Yo veía a todos: Papas, obispos, sacerdotes y todos los fieles juntos, y él mientras me asistía, me ofrecía como víctima para la gloria del Padre y para el buen éxito de la Iglesia naciente. Esto no sucedió por casualidad, que un sacerdote me asistiera en ese estado de víctima, sino que todo fue un profundo misterio, predestinado desde “ab eterno” en la mente divina, significando que al escoger a una alma víctima por las graves necesidades que en la Iglesia hay, un sacerdote Me la ofrezca, Me la asista, la ayude y la anime a sufrir; si estas cosas se comprenden, está bien, ellos mismos recibirán el fruto de la obra que prestan, como san Juan, ¿cuántos bienes no recibió por haberme asistido en el monte calvario? Si en cambio no, no hacen otra cosa que poner mi obra en continuos conflictos, desviando mis más bellos designios.


Fiat Divina Voluntad

Jn: 20, 2

Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».


 AUDIO


Vol. 15-35 (2-3) Julio 11, 1923

⚜️ cuando Yo morí la confié a otro sacerdote, el cual fue San Juan


(2) "Hija mía, por cuanto más grande es la obra que quiero hacer, tanto más es necesario que sea única y singular la criatura que elijo. La obra de la Redención era la más grande y para ella elegí a una sola criatura, dotándola de todos los dones, jamás concedidos a ninguno, para hacer que esta criatura contuviera tanta gracia de poderme hacer de Madre, y pudiese deponer en Ella todos los bienes de la Redención; y para custodiar mis mismos dones, desde que fue concebida hasta que me concibió la tuve oculta en la luz de la Santísima Trinidad, la cual se hacía custodia y tenía el oficio de dirigirla en todo; después, cuando quedé concebido en su seno virginal, siendo Yo el verdadero, la cabeza y el primero de todos los sacerdotes, tomé Yo la tarea de custodiarla y de dirigirla en todo, hasta el movimiento de su latido; y cuando Yo morí la confié a otro sacerdote, el cual fue San Juan. Un alma tan privilegiada que contenía todas las gracias, única en la mente divina, única en la historia, no quise dejarla hasta el último de sus respiros sin la asistencia de un representante mío. ¿Acaso he hecho esto a otras almas? No, porque no conteniendo tanto bien, tantos dones y gracias, no es necesaria tanta custodia y asistencia.

(3) Ahora hija mía, también tú eres única en mi mente, y serás también única en la historia, y no habrá ni antes ni después de ti otra criatura a la que le haré tener, como obligado por necesidad, la asistencia de mis ministros. Habiéndote elegido para poner en ti la santidad, los bienes, los efectos, la actitud de mi Suprema Voluntad, era conveniente, justo, decoroso, para la misma santidad que contiene mi Querer, que un ministro mío te asistiera y fuera el primer depositario de los bienes que mi Voluntad contiene, y de su regazo hacerlos pasar a todo el cuerpo de la Iglesia. ¿Qué atención no se requiere de ti y de ellos, tú en recibir de Mí, como una segunda madre mía, el gran don de mi Querer, y conocer de Él todas sus cualidades; y ellos en recibirlas de ti para hacer que se cumpla en mi Iglesia el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra. ¡Ah, tú no sabes cuánto he debido darte para volverte capaz de deponer en ti mi Querer, te he quitado todo germen de corrupción, he purificado en tal modo tu alma, tu misma naturaleza, que ni tú sientes nada por ellos, ni ellos por ti, porque faltando el germen es como si faltase el fuego a la leña, y si no te exenté de la culpa original como hice a mi amada Mamá, con quitarte el germen de la corrupción obré otro prodigio de gracia, jamás concedido a ningún otro, porque no era decoroso para mi Voluntad tres veces santa, descender en un alma, tomar posesión de ella, y que estuviera aun mínimamente ensombrecida por el más mínimo aliento corrupto, mi Voluntad no se habría adaptado a tomar posesión de ella y comunicarle su actitud si hubiera visto algún germen de corrupción, como no me habría adaptado Yo, Verbo del Padre, a ser concebido en el seno de la Celestial Mamá si no la hubiera exentado de la culpa de origen. Y además, ¿cuántas gracias no te he hecho? Tú crees que sea nada y por eso ni siquiera lo piensas, y en lugar de agradecerme te ocupas en pensar en lo que he dispuesto de ti y de los que he puesto en torno a ti, mientras que Yo quiero que sigas sólo mi Querer. Tú debes saber que este cumplimiento de mi Voluntad es tan grande, que entra en las obras más grandes que la Divinidad ha obrado y quiero que sea conocido, a fin de que al conocer la grandeza y los bienes inmensos que contiene, lo amen, lo estimen y lo deseen. Tres veces la Divinidad Suprema decidió obrar ad extra, la primera fue en la Creación, y ésta fue sin intervención de la criatura, porque ninguna había salido a la luz del día; la segunda fue en la Redención, y en Ella intervino una mujer, la más santa, la más bella, cual fue mi Celestial Mamá, fue Ella el canal y el instrumento del que me serví para cumplir la obra de la Redención; la tercera es el cumplimiento, que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra, esto es que la criatura viva, obre con la santidad y potencia de nuestra Voluntad, obra inseparable de la Creación y de la Redención, como es inseparable la Trinidad Sacrosanta; no podemos decir que la obra de la Creación esté por Nosotros terminada si nuestra Voluntad, como fue decretado por Nosotros, no obra en la criatura y vive con la libertad, santidad y potencia con la que obra y vive en Nosotros, es más, este es el punto más bello, más culminante, más fúlgido, y el sello del cumplimiento de la obra de la Creación y de la Redención. Estos son decretos divinos y deben tener su pleno cumplimiento, y para cumplir este decreto queremos servirnos de otra mujer, la cual eres tú; fue la mujer la que incitó, la causa por la que el hombre se precipitó en sus desventuras, y Nosotros queremos servirnos de la mujer para poner las cosas en orden y hacer salir al hombre de sus desventuras, y restituirle el decoro, el honor, la verdadera semejanza nuestra, como fue por Nosotros creado, por eso sé atenta, no tomes las cosas a la ligera, aquí no se trata de una cosa cualquiera, sino se trata de decretos divinos y de darnos campo para hacernos cumplir la obra de la Creación y Redención, por eso, así como a nuestra Mamá la confiamos a San Juan, para poner en él, y de él a la Iglesia, los tesoros, las gracias, todas mis enseñanzas que en el curso de mi Vida cuando Ella estaba confiada a Mí y haciéndole de sacerdote Yo puse en Ella como en un santuario todas las leyes, los preceptos, las doctrinas que la Iglesia debía poseer, y Ella, fiel como era y celosa aun de una sola palabra mía, para que no se perdieran, las puso en mi fiel discípulo Juan, así que mi Mamá tiene el primado sobre toda la Iglesia. Así he hecho de ti, debiendo servir el Fiat Voluntas Tua a toda la Iglesia, te he confiado a un ministro mío, a fin de que pongas en él todo lo que te manifiesto sobre mi Voluntad, los bienes que hay, cómo la criatura debe entrar en Ella, cómo la Paterna Bondad quiere abrir otra era de gracia, poniendo en común con la criatura sus bienes que posee en el Cielo y restituyéndole la felicidad perdida, por eso sé atenta y seme fiel".

Jn: 20, 8

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó


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Vol. 1-1 (227 – 228)

“La fe sirve de vista al alma y como luz que la guía a la vida eterna”

 

(227) Entonces decía Jesús, regresando a la fe: “Para obtenerla se necesita creer. Así como a la cabeza sin la vista de los ojos todo es tinieblas, todo es confusión, tanto que si quisiera caminar, ahora caería en un punto, ahora en otro y terminaría con precipitarse del todo, así el alma sin fe, no hace otra cosa que ir de precipicio en precipicio, porque la fe sirve de vista al alma y como luz que la guía a la vida eterna. Ahora, ¿de qué es alimentada esta luz de la fe? Por la esperanza. ¿Y de que sustancia es esta luz de la fe y este alimento de la esperanza? La caridad. Estas tres virtudes están injertadas entre ellas, de modo que una no puede estar sin la otra”.

(228) En efecto, ¿de qué le sirve al hombre creer en las inmensas riquezas de la fe si no las espera para él? Las verá, sí, pero con mirada indiferente porque sabe que no son suyas, pero la esperanza suministra las alas a la luz de la fe, y esperando en los méritos de Jesucristo las mira como suyas y viene a amarlas.



Fiat Divina Voluntad


Jn:  20, 8

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.


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Vol.4-171  (2) Enero 9, 1903

Todo está escrito en el corazón de quien cree, espera y ama.


(2) “Hija mía, para comprender bien a un sujeto se necesita creer, porque sin esto todo es oscuridad en el intelecto humano,

mientras que el sólo creer enciende en la mente una luz, 

y por medio de esta luz descubre con claridad 

la verdad y la falsedad, 

cuándo obra la gracia y cuándo la naturaleza y cuándo lo diabólico.

Mira, el Evangelio es conocido por todos, ¿pero, quién comprende el significado de mis palabras, las verdades que él contiene? Quién las conserva en su propio corazón y hace de ellas un tesoro para comprarse el reino eterno, o sea, quien cree. Y todos los demás no sólo no comprenden nada, sino que se sirven de ellas para hacer escarnio y burlarse de las cosas más santas. Por lo tanto, se puede decir que todo está escrito en los corazones de quien cree, espera y ama, y para todos los demás, nada está escrito para ellos. Así es de ti, quien cree un poco ve las cosas con claridad y encuentra la verdad; quien no, ve las cosas todas confusas”.


Fiat Divina Voluntad

Jn: 20, 2

"y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús..."


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Vol. 6-130 (1-2) Septiembre 4, 1905

En todos los tiempos, Dios ha tenido almas que han recibido, por cuanto puede una criatura, la finalidad de la Creación, Redención y Santificación.


(1) Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús me hacía ver su Sacratísima Humanidad, todas sus llagas, sus penas; y desde dentro de sus llagas y hasta de sus gotas de sangre salían tantas ramas cargadas de frutos y flores, y parecía que me comunicaba sus sufrimientos y todas sus ramas cargadas de flores y frutos. Yo he quedado maravillada al ver la bondad de nuestro Señor que me participaba todos sus bienes, sin excluirme de nada de todo lo que Él contenía; y el bendito Jesús me ha dicho:

(2) “Hija amada mía, no te maravilles de lo que ves, porque no estás sola o eres única, porque en todos los tiempos he tenido almas, que por cuanto puede una criatura, en algún modo pudiese recibir la finalidad de la Creación, Redención y Santificación, y pudiese la criatura recibir todos los bienes por los cuales la he creado, redimido y santificado; de otra manera, si Yo no tuviera en todo tiempo, aunque sea una sola, se frustraría toda mi obra, al menos por algún tiempo. 

Esto es orden de mi providencia, de mi justicia y de mi amor, que en cada tiempo tuviera al menos una sola a la que Yo pudiera participar todos los bienes, y que la criatura me diese todo lo que me debe como criatura, de otra manera, ¿en qué aprovecharía mantener el mundo? En un momento lo destrozaría; y por eso precisamente me elijo a las almas víctimas, porque así como la divina justicia encontró en Mí todo lo que debería encontrar en todas las criaturas, y me participó todos juntos los bienes que habría participado a todas las criaturas, en modo que mi Humanidad contenía todo, así en las víctimas encuentro todo en ellas y les participo todos mis bienes. 

En el tiempo de mi Pasión tuve a mi amadísima Madre, que mientras le participaba todas mis penas y todos mis bienes, Ella como criatura estaba atentísima a reunir en Sí todo lo que me habrían hecho las criaturas, así que Yo encontraba en Ella toda mi satisfacción y toda la gratitud, el agradecimiento, la alabanza, la reparación, la correspondencia que debía encontrar en todos los demás. 

Enseguida venía la Magdalena, Juan, y así en todos los tiempos de la Iglesia, por eso, para hacer que dichas almas me fueran más agradables y pudiera sentirme atraído a darles todo, las prevengo primero y luego les ennoblezco el alma, el cuerpo, el trato, y hasta la voz, de modo que una sola palabra tiene tanta fuerza, es tan graciosa, dulce, penetrante, que todo me conmueve y me enternece, me cambia, y digo: ¡Ah! Es ésta la voz de mi amada, no puedo hacer menos que escucharla, sería como si quisiera negarme a Mí mismo lo que quiere, si no debo escucharla me conviene quitarle la voluntad de hacerla hablar, pero mandarla vacía jamás; así que entre ella y Yo hay tal electricidad de unión, que el alma misma no puede comprender todo en esta vida, si bien lo comprenderá con toda claridad en la otra”.


Fiat Divina Voluntad

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Las 24 Horas de la Pasión

Hora 3

“La cena Legal”

Judas y Juan | Por las almas perdidas


Jesús, vida mía, tu mirada dulce y penetrante parece escrutar a todos los apóstoles, y aun en el acto de tomar el alimento tu corazón queda traspasado al ver a tus amados apóstoles débiles y vacilantes aún, especialmente el pérfido Judas que ya ha puesto un pie en el infierno. Y Tú desde el fondo de tu corazón amargamente dices:

«¿Cuál es la utilidad de mi sangre? ¡He aquí un alma, tan beneficiada por Mí, y está perdida!»

Y con tus ojos resplandecientes de luz lo miras, como queriendo hacerle comprender el gran mal cometido. Pero tu suprema caridad te hace soportar este dolor y no lo manifiestas ni siquiera a tus amados discípulos.

Y mientras te dueles por Judas, tu corazón quisiera llenarse de júbilo al ver a tu izquierda a tu amado discípulo Juan, tanto, que no pudiendo contener más el amor, atrayéndolo dulcemente a Ti le haces apoyar su cabeza sobre tu corazón, haciéndole sentir el paraíso por adelantado.

Es en esta hora solemne que en los dos discípulos vienen representados los dos pueblos: el réprobo y el elegido. El réprobo en Judas, que siente ya el infierno en el corazón; y el elegido en Juan, que en Ti reposa y goza. Oh dulce bien mío, también yo me pongo cerca de Ti, y junto a tu amado discípulo quiero apoyar mi cabeza cansada sobre tu corazón adorable y rogarte que me hagas sentir, aun sobre esta tierra, las delicias del Cielo, y así, raptada por las dulces  armonías de tu corazón, la tierra no sea para mí más tierra, sino Cielo.

Pero en esas armonías dulcísimas y divinas, siento que se te escapan dolorosos latidos, son por las almas perdidas. ¡Oh Jesús, no permitas que nuevas almas se pierdan, haz que tu latido corriendo en el suyo les haga sentir los latidos de la vida del Cielo, como los siente tu amado discípulo Juan, y atraídas por la suavidad y dulzura de tu amor, todas puedan rendirse a Ti!


Fiat Divina Voluntad

Jn: 20, 2

"y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús..."


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Vol. 13-22 (1-4) Octubre 9, 1921

"también te llamé a ti y te di el puesto de honor entre Juan y Yo y te constituí pequeña secretaria de mi Querer"


La voluntad en el hombre es lo que más semeja a su Creador. La voluntad humana es el depósito de todo el obrar del hombre.


(1) Estaba pensando en el momento en el que mi dulce Jesús tomaba la última cena con sus discípulos, y mi amable Jesús en mi interior me ha dicho:

(2) “Hija mía, mientras cenaba con mis discípulos, no era sólo a ellos a quienes tenía a mi alrededor, sino a toda la familia humana, una por una las tenía junto a Mí, las conocí todas, las llamé por su nombre; también te llamé a ti y te di el puesto de honor entre Juan y Yo y te constituí pequeña secretaria de mi Querer, y mientras dividía el cordero ofreciéndolo a mis apóstoles, lo daba a todos y a cada uno. Aquel cordero desvenado, asado, cortado en pedazos, hablaba de Mí, era el símbolo de mi Vida y de cómo debía reducirme por amor de todos, y Yo quise darlo a todos como alimento exquisito que representaba mi Pasión, porque todo lo que hice, dije y sufrí, mi amor lo convertía en alimento del hombre, ¿pero sabes tú por qué llamé a todos y les di el cordero a todos? Porque también Yo quería el alimento de ellos, cada cosa que hicieran quería que fuese alimento para Mí, quería el alimento de su amor, de sus obras, de sus palabras, de todo”.

(3) Y yo: “Amor mío, ¿cómo puede ser que se convierta en alimento para Ti nuestro obrar?”

(4) Y Jesús: “No es sólo de pan que se puede vivir, sino de todo aquello a lo que mi Voluntad da la virtud de poder hacer vivir, y si el pan alimenta al hombre es porque Yo lo quiero. Ahora, lo que la criatura dispone con su voluntad formarme con su obrar, esa forma toma su obrar, si de su obrar quiere formarme el alimento, me forma el alimento; si de su obrar quiere formarme amor, me da el amor; si reparación, me forma la reparación; y si en su voluntad me quiere ofender, con su obrar me forma el cuchillo para herirme, y tal vez aun para matarme”.

(5) Después ha agregado: “La voluntad en el hombre es lo que más lo asemeja a su Creador, en la voluntad humana he puesto parte de mi inmensidad y de mi Potencia, y dándole el puesto de honor la he constituido reina de todo el hombre y depositaria de todo su obrar. Así como las criaturas tienen cajas para conservar sus cosas para tenerlas custodiadas, así el alma tiene su voluntad para conservar y custodiar todo lo que piensa, lo que dice y lo que obra, ni siquiera un pensamiento perderá. Lo que no puede hacer con el ojo, con la boca, con las obras, lo puede hacer con la voluntad; en un instante puede querer mil bienes o mil males, la voluntad hace volar el pensamiento al Cielo, en las partes más lejanas y hasta en los abismos; a la criatura se le puede impedir que obre, que vea, que hable, pero todo esto lo puede hacer en la voluntad, y todo lo que hace y quiere forma un acto y lo deja en depósito en su mismo querer; y como la voluntad se puede extender, ¿cuántos bienes y cuántos males no puede contener? Por eso, entre todo quiero el querer del hombre, porque si tengo esto, la fortaleza está vencida”.


Fiat Divina Voluntad

Jn 20, 6-8

6.Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo,

7.y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte.

8.Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó,


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Por los que no quieren agradarle a Jesús, ni mirarle PARA VER

Las 24 horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo 

Hora 13

“Jesús en la prisión”

“Quiero secarte los ojos y pedirte perdón, ofreciéndote una reparación por todas las veces que no hemos tenido la intención de agradarte y de mirarte para ver (vio y creyó)  qué es lo que querías de nosotros”


Afligido Jesús mío, beso tus ojos llenos de lágrimas y de tristeza, y teniendo atadas las manos a la columna no puedes secártelos ni limpiarte los salivazos que te cubren el rostro; además, siendo insoportable la postura en la que te han dejado, no puedes cerrar los ojos para descansar al menos por un poco. ¡Amor mío, cómo quisiera hacerte con mis brazos un lecho para que pudieras reposar! Quiero secarte los ojos y pedirte perdón, ofreciéndote una reparación por todas las veces que no hemos tenido la intención de agradarte y de mirarte para ver qué es lo que querías de nosotros, qué es lo que debíamos hacer y a dónde querías que fuéramos; y en tus ojos quiero fundir los míos y los de todas las criaturas, para poder reparar con tus mismos ojos todo el mal que hemos hecho con la vista. 

FuenteCasa para tu Fe católicaFray Nelson Medina

San Juan, Evangelista

San Juan tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Nació en Galilea, siendo hijo de Zebedeo y hermano de Santiago, el mayor.

El Santo era pescador, tal como su hermano y su padre. Según señalan los antiguos relatos, al parecer, Juan Evangelista, quien también acompañó a Juan el Bautista, fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés.

La primera vez que Juan conoció a Jesús, estaba con su hermano Santiago y con sus amigos, Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago. El Señor pasó cerca y les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de almas" ( véase San Mateo 4,19).

Ante este subliminal llamado, el Apóstol dejó inmediatamente sus redes a su padre y lo siguió. Juan, el Evangelista, conformó junto con Pedro y Santiago, el pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros.

Los tres estuvieron en la Transfiguración y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Fueron testigos, además, de la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, Juan se encargó de preparar la Última Cena.

A San Juan y su hermano, Santiago, les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del trueno", debido al carácter impetuoso que ambos tenían. Estos dos hermanos, vanidosos y malgeniados, se volvieron humildes, amables y bondadosos cuando recibieron el Espíritu Santo.

El Santo, en la Última Cena, tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el Corazón de Cristo. Fue el único de los Apóstoles que estuvo presente en el Calvario, y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos.

Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu Madre", y manifestando a María: "He ahí a tu hijo" ( véase San Juan 19,26-27).

El domingo de la Resurrección, llegó como el primero de los Apóstoles al sepulcro vacío de Jesús. Después de la Resurrección de Cristo, en la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en reconocer a Jesús en la orilla.

Luego, Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste qué?". Jesús le respondió: "¿Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?" ( véase San Juan 21,21-22).

Con esto, algunos creyeron que Jesucristo había anunciado que Juan no moriría. Pero, lo que estaba anunciando, era que se quedaría vivo por mucho tiempo, hasta que el Reinado de Cristo se hubiera extendido bastante.

Y en efecto, vivió hasta el año 100, siendo el único Apóstol al cual no lograron matar los perseguidores. Juan se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella evangelizó en Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.

El emperador Dominiciano quiso matar al Apóstol San Juan y lo mandó echar en una olla de aceite hirviente. Mas, él salió de allá más joven y sano de lo que había entrado, por lo que resultó desterrado a la isla de Patmos, donde escribió el Apocalipsis. Después volvió otra vez a Éfeso, lugar en el que redactó el Evangelio.

A San Juan Evangelista se le representa con un águila al lado, como símbolo de la elevada espiritualidad que transmite con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como su Evangelio.

Según señala San Jerónimo, cuando Juan era ya muy anciano, se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía, era ésto: "Hermanos, ámense los unos a los otros".

Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "Es que ése es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura".

San Epifanio señaló que San Juan murió hacia el año 100, a los 94 años de edad.

Oremos en Virtud de la Divina Voluntad:

ORACIÓN POR LOS SANTOS


Santos de la Iglesia; y escritos de la Divina Voluntad

EL SANTO DEL DÍA