Santo Tomás, Apóstol


3 de Julio

Con citas referente al Santo

De los Manuscritos de la Divina Voluntad, y otros textos

Santo Tomás

Santo Tomás es uno de los Doce Apóstoles escogidos por Jesús para evangelizar el mundo y pastorear Su rebaño (la Iglesia) después de Su Ascensión al Padre. Este uso formal de Apóstol distingue a los Doce, y luego a San Pablo elegido por Cristo Resucitado, de todos los demás, como los que hoy cumplen el oficio apostólico (los obispos), los discípulos que siguieron a Jesús en su tiempo y en el nuestro, y todos aquellos que realizan obras de evangelización a lo largo de la historia, “apóstoles” en sentido genérico. 

Santo Tomás se ganó el nombre de “Tomás el incrédulo” por su incredulidad en la Resurrección de Cristo. Después de que Cristo resucitó de entre los muertos, se apareció a todos los Apóstoles excepto a Tomás. Podemos leer el relato donde los Apóstoles fueron a contarle a Tomás lo que habían visto en el Evangelio de Juan. 

Entonces los otros discípulos le dijeron: “Hemos visto al Señor”. Pero él les dijo: “A menos que vea en sus manos la marca de los clavos, y meta mi dedo en la marca de los clavos, y meta mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, Sus discípulos estaban nuevamente en la casa, y Tomás estaba con ellos. Las puertas estaban cerradas, pero Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: “La paz sea con vosotros”. Luego le dijo a Tomás: “Pon aquí tu dedo y mira mis manos; y extiende tu mano, y métela en mi costado; no seáis incrédulos, sino creyentes.” Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” 

(Juan 20:25-28)

“¡Señor mío y Dios mío!” – Santo Tomás Apóstol


 En el Catecismo de la Iglesia Católica se nos recuerda en el numeral


2088 El primer mandamiento nos pide que alimentemos y guardemos con prudencia y vigilancia nuestra fe y que rechacemos todo lo que se opone a ella. Hay diversas maneras de pecar contra la fe:

La duda voluntaria respecto a la fe descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer. La duda involuntaria designa la vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe o también la ansiedad suscitada por la oscuridad de esta. Si la duda se fomenta deliberadamente, puede conducir a la ceguera del espíritu.

El Catecismo continúa explicando como la incredulidad, se trata de tres formas específicas de pecar contra la fe. 

2089 La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. “Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos” (CIC can. 751).

Santo Tomás, Apóstol

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta


Jn 20, 29

"Dichosos los que crean sin haber visto"


Vol. 18-3 (3-5) Septiembre 16, 1925 

"hago (los giros) en ti, y tú sigues a Aquél que no ves"


(3) Después de esto yo continuaba pensando en las penas de la Pasión de mi adorable Jesús, con el clavo de su privación en mi corazón, y mi amable Jesús se hacía ver en mi interior todo taciturno y tan afligido que daba piedad, y yo le he dicho: 

(4) “Amor mío, ¿por qué callas? Me parece que no quieres decirme más nada, ni confiarme tus secretos y tus penas”.

(5) Y Jesús, todo bondad pero afligido me ha dicho: “Hija mía, el callar dice alguna cosa más grande que no dice el hablar. El callar es decisión de quien no queriendo ser distraído, calla. El callar de un padre con un hijo suyo amado mientras se encuentra en medio de otros hijos libertinos, es señal de que quiere castigar a los hijos perversos. ¿Tú crees que sea cosa de nada que no venga a ti y que casi no te participe mis penas? ¡Ah hija mía, no es cosa de nada, todo lo contrario, es cosa grande!; cuando Yo no vengo a ti, mi justicia se llena de flagelos para castigar al hombre, tanto que todos los males pasados, los terremotos, las guerras, serán como nada ante los males que vendrán y ante la gran guerra y revolución que están preparando; son tantos los pecados que no merecen que te participe mis penas para librarlos de los castigos merecidos, por eso ten paciencia, mi Voluntad suplirá a mi vista, si bien estoy escondido en ti, y si esto no fuera no habrías podido mantener la batuta en hacer tus acostumbrados giros en mi Voluntad; soy Yo que, si bien escondido, los hago en ti, y tú sigues a Aquél que no ves, sin embargo cuando mi justicia haya cumplido el llenado de los flagelos, Yo estaré contigo como antes, por eso, ánimo, espérame y no temas”. 

Fiat Divina Voluntad



Jn 20, 29

“¡Felices los que creen sin haber visto!”

Audio


Vol. 24-12 (4) Mayo 6, 1928 

"Si veo que ella me cree"


(4) “Hija mía, tú amargas mi fiesta, porque cuando Yo manifiesto una verdad, lo hago porque quiero festejar con la criatura, y si ella no me da plena confianza, y se pone en dudas, la fiesta viene interrumpida y se convierte en amargura. Yo hago como dos íntimos amigos, uno de los cuales, amando mucho al amigo, quiere poner en el corazón del amigo todo lo que él contiene, y mientras le confía sus secretos, sus escondidas alegrías, lo pone al día de lo que posee; el amigo que escucha muestra no creerle, y pone en duda lo que el amigo le está diciendo, éste amarga al amigo y convierte su desahogo en amargura, y doliéndose casi se arrepiente de haberse confiado, y lleno de amargura se retira. 

En cambio si el amigo le cree, no sólo no lo amarga, sino que toma parte en sus bienes y festejan juntos las alegrías que el amigo posee, y su amistad queda vinculada con dobles vínculos de amor. Tal soy Yo, más bien, más que amigo, amando mucho a aquélla que he elegido como mi pequeña secretaria, quiero vaciar mi corazón y confiar a ella mis secretos, mis alegrías, mis escondidos dolores, mis verdades sorprendentes, para festejar junto con ella y comunicarle tantas Vidas Divinas por cuantas verdades le voy manifestando. 

Si veo que ella me cree, Yo festejo y pongo fuera y en fiesta las alegrías, la felicidad que puede poseer una Vida Divina que posee la infinitud de todos los bienes, y el alma queda llena y festeja junto Conmigo, pero si la veo titubeante quedo amargado, y ella queda vacía de la Vida que quisiera confiarle. 

Tú frecuentemente me repites estas escenas de desconfianza, por eso sé atenta y no quieras convertir mis alegrías en amarguras”. 

Fiat Divina Voluntad


Jn 20, 29

“¡Felices los que creen sin haber visto!”

Audio


Vol. 3-44 (2) Febrero 26, 1900

"quiero que tomes mi Voluntad y que en Ella te deleites, amándome y glorificándome en Ella "


(2) “Hija mía, no temas, que no te dejo; ahora, cuando estés sin mi presencia no quiero que te desanimes, más bien, de hoy en adelante cuando estés privada de Mí, quiero que tomes mi Voluntad y que en Ella te deleites, amándome y glorificándome en Ella y teniendo a mi Voluntad como si fuese mi misma Persona. Haciéndolo así tú me tendrás en tus mismas manos. ¿Qué cosa forma la bienaventuranza del Paraíso? Ciertamente mi Divinidad. Ahora, ¿qué formará la bienaventuranza de mis amados en la tierra? Con certeza mi Voluntad. 

Ella no te podrá huir jamás, la tendrás siempre en tu posesión, y si tú permaneces en el círculo de mi Voluntad, ahí sentirás las alegrías más inefables y los placeres más puros. El alma, no saliendo jamás del círculo de mi Voluntad, se vuelve noble, se diviniza y todas sus obras repercuten en el centro del Sol divino, así como los rayos del sol repercuten en la superficie de la tierra, y ni uno solo sale del centro que es Dios. 

El alma que hace mi Voluntad es la única noble reina que se nutre de mi aliento, porque su alimento y su bebida no las toma más que de mi Voluntad, y nutriéndose de mi Voluntad toda santa, en sus venas correrá una sangre purísima, su aliento exhalará un fragante perfume que me recreará, porque será producido por mi mismo aliento. 

Por eso no quiero otra cosa de ti, sino que formes tu bienaventuranza en el giro de mi Voluntad, sin salir jamás, ni siquiera por un breve instante”. 

Fiat Divina Voluntad


Jn 20, 28

Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío»

AUDIO


Vol. 6-53 (1-3) Julio 29, 1904 

 “Señor mío y Dios mío” 

"La fe hace conocer a Dios, pero la confianza lo hace encontrar" 


(1) Continuando mi habitual estado, apenas he visto a mi adorable Jesús le he dicho: “Señor mío y Dios mío”. Y Él ha dicho: 

(2) “Dios, Dios, sólo Dios; hija, la fe hace conocer a Dios, pero la confianza lo hace encontrar, así que la fe sin la confianza es fe estéril. Y a pesar de que la fe posee inmensas riquezas para que el alma pueda enriquecerse, si falta la confianza queda siempre pobre y desprovista de todo”. 

(3) Entonces, mientras esto decía me sentía atraída a Dios, y quedaba absorbida en Él como una gotita de agua en el inmenso mar, por más que miraba no encontraba ni los confines a lo ancho ni a lo largo, ni a lo alto, Cielos y tierra, viadores y bienaventurados, todos estaban inmersos en Dios...

¿Pero quién puede decir todo lo que se veía de Dios y en Dios? Para terminar pongo punto. 

Fiat Divina Voluntad

¿De verdad crees que fue por casualidad que este discípulo elegido estuvo ausente, luego vino y oyó, oyó y dudó, dudó y tocó, tocó y creyó? Todo esto no sucedió porque sí, sino por disposición divina. La bondad de Dios actuó en este caso de un modo admirable, ya que aquel discípulo que había dudado, al palpar las heridas del cuerpo de su maestro, curó las heridas de nuestra incredulidad. Más provechosa fue para nuestra fe la incredulidad de Tomás que la fe de los otros discípulos, ya que, al ser él inducido a creer por el hecho de haber palpado, nuestra mente, libre de toda duda, es confirmada en la fe. De este modo, en efecto, aquel discípulo que dudó y que palpó se convirtió en testigo de la realidad de la resurrección. – San Gregorio Magno