Memoria de los
Santos Marta, María y Lázaro
29 de Julio
Con citas referente al Santos
De los Manuscritos de la Divina Voluntad, y otros textos
Santos Marta, María y Lázaro
Cada 29 de julio la Iglesia Católica celebra a Marta, a su hermana María y a su hermano Lázaro, amigos y discípulos de Jesús. De acuerdo a la Escritura, el Señor se hospedó al menos en tres oportunidades en casa de los tres, en Betania, ciudad ubicada a unos kilómetros de Jerusalén.
Hasta hace unos años, el día 29 de julio estaba destinado sólo a la celebración de Santa Marta. Sin embargo, a partir del 2021 se dispuso que los santos María y Lázaro sean también conmemorados en esta fecha. “El Sumo Pontífice Francisco, acogiendo la propuesta de este Dicasterio, ha dispuesto que el 29 de julio se inscriba en el Calendario Romano General la memoria de los santos Marta, María y Lázaro” (Cardenal Robert Sarah, en ese momento prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos).
“Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo"
Jn 11, 27
Jesús, en tu Divina Voluntad con Tu Palabra, hemos de recordar a Nuestros Santos Marta, María y Lázaro para darles gloria accidental; y darte Honor, Gloria... a Ti, Creador, Redentor y Santificador nuestro.
Que el Fruto obtenido por la práctica de estas Revelaciones Divinas alcance en todos el Don de Tu Divina Voluntad.
Fiat Divina Voluntad
Santos Marta, María y Lázaro
De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta
Lc 10, 39
“Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”
Vol. 10-44 (1-2) Diciembre 14, 1911
"para quien está toda atenta a escucharme"
"La palabra de Jesús es sol, NUTRE LA MENTE y SACIA el corazón DE AMOR"
(1) Continúo con mis días amarguísimos pero resignada al Querer de Dios. Mi siempre amable Jesús, si se hace ver, es siempre afligido y taciturno, parece que no me quiere prestar atención. Esta mañana, haciéndose ver, me ponía dos aretes, tan brillantes que parecían dos soles, y después me ha dicho:
(2) “Hija amada mía, para quien está toda atenta a escucharme, mi palabra es sol que no sólo alegra el oído, sino que nutre la mente y sacia el corazón de Mí y de mi amor.
¡Ah!, no se quiere comprender que toda mi intención es de tenerlos a todos ocupados en Mí, sin poner cuidado en otra cosa. Mira a aquella, señalando a una persona, con ese modo que examina todo, pone atención a todo, se impresiona de todo, hasta de los excesos y también de las cosas santas, no es otra cosa que un vivir fuera de Mí, y a quien vive fuera de Mí, por necesidad le viene que se siente mucho a sí misma, cree hacerme honor, pero es todo lo contrario”.
Fiat Divina Voluntad
Lc 10, 41-42
“Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y, sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria...”
Vol. 22-14 (4) julio 30,1927
"Haz que tu interior gire siempre en mi Voluntad"
(4) “Los actos internos de un alma que hace la Voluntad de Dios están exentos de cualquier mal y sombra de defecto. Sólo Dios es testigo de un acto interno y mientras ninguno lo señala, ninguno lo mira, ninguno habla de él, Dios como testigo del obrar de la criatura, donde a ninguno le es dado penetrar, en el interior de la criatura lo señala, lo mira, y de él le habla a todo el Cielo y muchas veces también a la tierra de los grandes portentos del obrar interno de esta criatura.
Ser señalado, observado y hacer hablar a Dios de una criatura, es el acto, el honor más grande que ella puede recibir y no puede ser excluido de las obras grandes que Dios cumplirá por medio de ella.
Los actos internos son heridas, dardos, flechas al seno divino, son mensajeros celestiales que salen de la criatura y vuelan a su Creador y llevan la marca de la gloria, del amor y de agradar sólo a Aquél que la ha creado.
En efecto, ¿quién ve, ¿quién escucha, ¿quién aprecia todo lo que haces en tu interior? Ninguno, sólo Yo soy testigo, los escucho y los aprecio.
He aquí por qué en nuestras obras más grandes escogemos almas que aparentemente nada tienen de grande y de maravilloso, almas internas que no están corrompidas ni con miras humanas, de rumores, estrépitos, ni gloria ni estima propia que llevan las obras externas. De hecho, en la Redención escogimos una Virgen simple, sin esplendores externos, pero tenía su interior hablante, que tanto supo decir a solas a su Creador que lo venció y obtuvo la Redención.
Ahora, así hemos hecho para el reino del Fiat Divino, hemos escogido otra alma toda interna, que tanto dirá, que rogará a Dios para que conceda el reino deseado.
Los actos externos, aunque buenos y santos no pueden agradarme como los actos internos, porque los externos están casi siempre impregnados del aire de la propia gloria, de la estima humana y a veces de crítica, y un pobre corazón siente en sí los efectos del elogio o bien de la crítica después que ha hecho sacrificios, y lo humano sale en campo e inviste con su aire tenebroso sus actos, y por eso no llegan puros como deberían ser.
En cambio, un acto interno no es ni criticado ni alabado y lo humano no tiene donde entrar, el alma misma no sintiéndose observada por ninguno, le parece que no hace nada grande y por eso sus actos están impregnados todos de aire celestial. Por eso sé atenta y haz que tu interior gire siempre en mi Voluntad.”
Fiat Divina Voluntad
Jn 11, 42-43
Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.» Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera
Vol. 30-24 Abril 2, 1932
El poder divino pondrá un límite a los males del hombre, y les dirá: Basta, hasta aquí. Nuestro Señor muestra con los hechos que quiere dar el reino de su Voluntad
(1) Estoy siempre de regreso en el Santo Querer Divino, no puedo hacer otra cosa, porque siendo vida, la vida se siente siempre, se siente el respiro, el movimiento, el calor; así es la Divina Voluntad, en cuanto se siente, así se siente su Vida, su calor, su movimiento y todo lo que Ella encierra, con esta sola diferencia, que cuándo se pone atención en una cosa que como vida encierra, y cuándo en alguna otra. Entonces pensaba entre mí: “¿Cómo es que la criatura puede regresar bella y santa como salió de las manos creadoras de Dios, para realizar el reino de su Fiat en medio a la familia humana?” Y mi amado Jesús sorprendiéndome me ha dicho:
(2) “Hija mía, todas las obras de nuestro Ser Supremo son perfectas y completas, ninguna obra nuestra está a medias. La Creación está toda completa y perfecta, es más, hay muchas cosas que no son de absoluta necesidad, sino como lujo y ostentación de nuestra potencia, amor y magnificencia. ¿Sólo el hombre, por quien todas las cosas fueron creadas, debe quedar como nuestra obra imperfecta e incompleta, sin la finalidad por la cual fue creado, la cual es que nuestro Fiat tenga su reino en cada criatura? ¿Y esto porque pecó y quedó manchado y afeado, que lo volvió como una habitación a punto de derrumbarse, expuesto a los ladrones y a sus enemigos? ¿Como si nuestra potencia fuera limitada y no tuviera todo el poder de hacer lo que quiere, como quiere y cuando quiere? Quien piensa que el reino de nuestra Voluntad no puede venir, pone en duda la misma potencia suprema. Todo podemos, el querer nos puede faltar, pero cuando lo queremos nuestro poder es tanto, que lo que queremos hacemos, no hay cosa que se pueda resistir frente a nuestra potencia; así que tenemos poder de rehabilitarlo, de hacerlo más bello que antes, fortalecer y ponerle cemento a su habitación derrumbada, de modo de volverla más fuerte que antes, y con el soplo de nuestro poder encerrar en los oscuros abismos a los ladrones y enemigos suyos. Así que el hombre, aunque se salió de dentro de nuestra Divina Voluntad, no dejó de ser obra nuestra, y si bien se desordenó, nuestra potencia por decoro de nuestra obra, que debe ser perfecta y cumplida como Nosotros la queremos, con su poder pondrá un límite a sus desórdenes, a sus debilidades, y le dirá con su imperio: ‘Basta, hasta aquí, regresa al orden, toma tu puesto de honor como obra digna de tu Creador.’ Son prodigios de nuestra Omnipotencia que obrará, y que el hombre no tendrá fuerza de resistir, pero sin esfuerzo, espontáneo, alentado y atraído por una fuerza suprema, por un amor invencible. ¿No fue un prodigio de nuestra potencia la Redención querida por nuestra Voluntad y por nuestro amor, que sabe vencer todo, incluso las ingratitudes más negras, las culpas más graves, y corresponder en amor donde el hombre ingrato lo ha ofendido de más? Si se trata del hombre, ciertamente que no podrá levantarse con todas las ayudas de mi Redención, porque no está dispuesto a tomarlas, muchos no cesan de ser pecadores, débiles, ensuciados con las culpas más graves. Pero si se trata de mi potencia, de mi amor, cuando las dos balanzas desborden un poco de más y lo toquen con voluntad de vencerlo, el hombre se sentirá sacudido y arrojado por tierra, de manera que resurgirá del mal en el bien y entrará de nuevo en nuestra Voluntad Divina de donde salió, para tomar su heredad perdida. ¿Sabes tú dónde está el todo? El todo está en si nuestra Voluntad lo quiere y con decretos divinos lo ha decidido; si esto hay, todo está hecho, y es tan cierta esta decisión, que ya están los hechos. Tú debes saber que cuando vine sobre la tierra, mientras hacía el oficio de Redentor, al mismo tiempo todo lo que hacía mi Santa Humanidad encerraba tantos actos de mi Voluntad Divina como depósito para dar a la criatura, Yo no tenía necesidad porque era la misma Divina Voluntad, así que mi Humanidad hacía como una madre ternísima, encerraba en Sí tantos partos de mi Voluntad por cuantos actos hacía, para darlos a la luz y parirlos en el seno de los actos de las criaturas, para formar en sus actos el reino de los actos de mi Fiat. Por eso está como una madre, esperando con un amor que la hace sufrir, el dar a luz estos sus partos divinos. El otro hecho es que Yo mismo enseñé el Pater Noster, a fin de que todos rogaran que venga mi reino, para que se haga mi Voluntad como en el Cielo así en la tierra. Si no debiera venir habría sido inútil enseñar tal oración, y Yo cosas inútiles no sé hacer, y además las tantas verdades manifestadas sobre mi Divina Voluntad, ¿no dicen claramente que su reino vendrá sobre la tierra, no por obra humana sino por obra de nuestra Omnipotencia?
Cuando Nosotros queremos todo es posible, tan fácilmente hacemos las cosas pequeñas como las grandes, porque toda la virtud y potencia está en nuestro acto, no en lo bien que recibe el acto de nuestra potencia. En efecto, cuando estaba sobre la tierra, como en todos mis actos corría mi potencia, se volvía potente el toque de mis manos, el imperio de mi voz, y así de todo lo demás, y con la misma facilidad llamé a vida a la niña muerta hacía pocas horas, que llamé a vida a Lázaro, muerto desde hacía cuatro días, el cual ya se había corrompido y despedía un hedor insoportable; ordené que le quitaran las vendas y después lo llamé con el imperio de mi voz: ‘Lázaro, ven fuera.’ A mi voz imperante Lázaro resucitó, la corrupción desapareció, el hedor cesó y regresó sano y vigoroso como si no hubiera muerto. Verdadero ejemplo de cómo mi potencia puede hacer resurgir el reino de mi Fiat en medio a las criaturas, este es un ejemplo palpable y cierto de cómo mi potencia, a pesar de que el hombre esté corrompido, el hedor de sus culpas más que a cadáver lo infecte, se puede llamar un pobre vendado que tiene necesidad del imperio divino para quitarse las vendas de sus pasiones, pero si el imperio de mi potencia lo inviste y quiere, su corrupción no tendrá más vida, y resurgirá sano y más bello que antes. Por eso, a lo más se puede dudar que mi Divina Voluntad lo quiera, porque podría no merecer tanto bien, pero que mi potencia no lo pudiera, eso jamás”.
Fiat Divina Voluntad
Santos Marta, María y Lázaro
FuenteFray Nelson MedinaCasa para tu Fe católicaSanta Marta y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño.
En el hogar de Marta, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara.
Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus doce Apóstoles. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros.
Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado, y los demás atentísimos, acomodados en el suelo, escuchaban.
Allí, en medio de todos ellos, también en el suelo, estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas.
De pronto, Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: "Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? ¿Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?".
Jesús, con una suave sonrisa y tono bondadoso, le responde: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada".
Marta entendió la lección, y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador.
Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del Cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.