Los Disidentes

Desde los comienzos de la obra del Evangelio, había disidentes. Pablo menciona a Demetrio y a Demas. Juan llama por su nombre a Diótrefes. Pablo menciona a aquellos a quienes compara con “lobos rapaces, que no perdonarán al ganado”, los cuales, según el apóstol, saldrían de ellos mismos (Hechos 20:229,30).

La obra adventista sufrió la presencia de algunos que hicieron la misma obra. Entre ellos podríamos destacar a Canright. Aunque fue ayudado por los esposos White en su educación y fue un destacado predicador, llegó a convertirse en el más encarnizado enemigo de la iglesia.

La hermana White tuvo que lidiar con un grupo no pequeño de disidentes en su tiempo. La gama va desde los que insistían en introducir cambios perniciosos, hasta los que, usando los escritos de ella, trataron de confundir a la grey.

Hay características bien definidas de los disidentes. Dentro de la iglesia están en continuos debates sobre temas diversos. No faltan las críticas a los dirigentes. Las supuestas reformas son su pan diario. El grave problema es que tratan de entrar en la reforma sin el reavivamiento esencial. Desprovistos de este, las reformas siempre se basan en críticas constantes y en reuniones clandestinas. Basan sus pretendidas reformas en el asunto del vestido y en la comida. Los que no aceptan sus postulados son víctimas de ataques verbales.

Aparte de los que persisten en asistir a los cultos de la iglesia, están aquellos que por apostasía o no someterse a la autoridad de la iglesia, forman grupos que están siempre tratando de sacar a los hermanos de la iglesia mediante ataques a la organización y a los predicadores y autores. Se autodenominan defensores del espíritu de profecía y usan los escritos de la hermana White como dardos contra la obra. Siempre dicen que la iglesia se ha corrompido y se ha convertido en Babilonia. Por lo tanto, hay que abandonar la iglesia y unirse a su movimiento.

Estos disidentes usan todos los medios, sobre todo las publicaciones y la radio. Notarán en sus programas radiales que hablan constantemente de los dirigentes y usan profusamente, aunque fuera de contexto, los escritos del espíritu de profecía. Su ignorancia no les permite ver que los oyentes, en su gran mayoría, no son adventistas y no entienden en lo absoluto su mensaje. Desgraciadamente hay hermanos, sobre todo algunos nuevos en la fe, que prestan oídos a estos argumentos venenosos.

Recientemente estos enemigos de la obra de Dios han asegurado que los dirigentes de la asociación general, tras bastidores, se están uniendo a los católicos y van a aceptar el domingo. Esta barbaridad es presentada añadiendo que tienen pruebas de esto. En otras palabras, la frase “Del Séptimo Día” será eliminada del nombre de nuestra denominación. No me explico como personas que han militado en la iglesia remanente pueden creer semejante atrocidad.

Dios ha delineado perfectamente los movimientos eclesiásticos mediante las cartas a las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3. El último período eclesiástico es llamado “Laodicea”. Este período representa a la iglesia Adventista en particular. En cada uno de las seis iglesias anteriores, Dios hace llamados a salir de en medio de ella, pero en la final, Dios sacará de ella, mediante el zarandeo, a todo aquel que sea indigno. Esto no es obra nuestra. Cada hermano tiene que escapar por su vida y abrazar el reavivamiento y la reforma, si es que quiere ser bendecido con el refrigerio de la lluvia tardía.

Hace unos días, y por un programa radial, uno de los principales disidentes citó y leyó unas oraciones de la página 666 de “El Conflicto de los Siglos”. Ingenuamente no se dio cuenta que la lectura que usaba como arma contra la iglesia, los pintaba de cuerpo entero. Esta es la cita: "Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia de la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor popularidad. Hombres de talento y de elocuencia que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder por su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos y para incitar a los magistrados contra ellos por media de falsos informes e insinuaciones.”

Este párrafo indica el triste fin de los disidentes. Desprovistos de la bendición de la lluvia tardía, estarán del lado de los enemigos de la verdad y con ellos se perderán para siempre. Que no crean que por citar la Biblia y los escritos de la señora White van a ser considerados por Dios como que están de su lado. El Señor ha dicho que el que toca su pueblo, toca la niña de su ojo y que toda herramienta fabricada contra su iglesia no prosperará.

Esta cita es para los que se han apartado de la fe: “Los que han sido descarriados necesitan humillarse delante de Dios, y arrepentirse sinceramente, porque han sido desviados con mucha facilidad.” (Mensajes Selectos, Tomo 2, pág. 454) El grave problema de estos ex adventistas es que son demasiado orgullosos para retractarse de sus dichos. Han ido demasiado lejos en su obra de engaño y seducción.

Es seguro que estos enemigos de la fe saben esta cita, una de las últimas de la sierva del Señor: “…la iglesia, aunque débil y defectuosa, constituye el único objeto en la tierra al cual Cristo otorga su consideración suprema.” (Id, pág. 457) No habrá una octava iglesia. Los vencedores de Laodicea serán investidos del Poder de lo alto y terminarán la obra del tercer ángel.

A una persona que insistía en que la iglesia adventista era Babilonia, la hermana White le escribió: “El Señor no le ha dado un mensaje para que diga que los adventistas del séptimo día son Babilonia y para que inste al pueblo de Dios a salir de ella. Todas las razones que Ud. sea capaz de presentar no pueden pesar en mi ánimo con relación a esto, porque el Señor me ha dado una información definida que se opone a tal mensaje.” (Mensajes Selectos, Tomo 2, Pág. 72)

De otro llamado Garmire, ella escribió: “Él pretendía creer en los testimonios. Pretendía aceptar que eran verdaderos, y los utilizaba en la misma forma que usted los ha empleado para proporcionar fuerza y apariencia de verdad a sus pretensiones. Le dije que ese mensaje no procedía de Dios, sino que estaba engañando a los incautos.” (Id, Pág. 74)

No podemos ser tan ciegos en negar que hay problemas en la iglesia, que las cosas podrían haberse hecho mejor, pero eso no es causa para desertar del pueblo de Dios. Veamos como la sierva del Señor continúa su reprensión al disidente: “ Dios está guiando a un pueblo. Ha elegido un pueblo, una iglesia en el mundo, ha quien ha hecho depositario de su ley. Les ha confiado un legado sagrado y una verdad eterna que deben presentar al mundo. Él los reprenderá y los corregirá.” “El mensaje que afirma que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, y que llama a la gente a salir de ella, no procede de ningún mensajero celestial, ni de ningún instrumento humano inspirado por el Espíritu de Dios.” (Id. Pág. 75)

Vale la pena oír lo que Dios tiene para todos aquellos que se han constituido en enemigos de su obra. Sigamos los argumentos de la señora White: “Quiero decir en el temor y el amor de Dios, que sé que el Señor tiene pensamientos de amor y de misericordia para restaurar y curar a aquellos que se han apartado. Él tiene una obra que debe ser hecha por su iglesia. No debe decirse que sus miembros son Babilonia, sino que son la sal de la tierra y la luz del mundo.” (Id., Pág. 76)

¿A quien están complaciendo los que insisten en que la iglesia adventista es Babilonia? “Cómo se regocijaría Satanás si pudiera conseguir que se proclamase un mensaje según el cual el único pueblo a quien Dios ha hecho depositario de su ley sería aquel a quien se aplicaría ese mensaje. El vino de Babilonia consiste en la exaltación del falso día de reposo sobre el sábado que el Señor Jehová ha bendecido y santificado para uso del hombre, y también la creencia de la inmortalidad del alma. Estas herejías emparentadas, y el rechazo de la verdad, convierten la iglesia en Babilonia. Reyes, comerciantes, dirigentes y maestros religiosos están todos en corrompida armonía.”

“Nuevamente digo: El Señor no ha hablado mediante ningún mensajero

que llame Babilonia a la iglesia que guarda los mandamientos de Dios. Es verdad que hay cizaña junto con el trigo, pero Cristo dijo que enviaría a sus ángeles a reunir primero la cizaña en atados para quemarla, y a poner el trigo en el granero. Sé que el Señor ama a su iglesia, la cual no ha de ser desorganizada ni dispersa en átomos independientes. No existe la menor lógica en esto ni hay la más mínima evidencia de que ocurrirá tal cosa. Quienes obedezcan este mensaje falso y procuren influir en otros para que también lo acepten, serán engañados y preparados para recibir engaños mayores, y los frutos de sus esfuerzos se reducirán a la nada.”

“Algunos miembros de la iglesia tienen orgullo, suficiencia propia e incredulidad arraigada, y manifiestan resistencia a abandonar sus ideas, aunque se amontonen las evidencias que indiquen que el mensaje a la iglesia de Laodicea se aplica a ellos. Pero eso no eliminará a la iglesia. Dejad que la cizaña y el trigo crezcan juntos hasta la cosecha, cuando los ángeles llevarán a cabo la obra de separación.”

“Amonesto a la iglesia adventista a ser cuidadosa en la forma como recibe cada concepto, y también a los que pretenden poseer gran luz. El carácter de su obra parece constituir en acusar y en destruir.”

“Es una cuestión muy seria ir de casa en casa, y bajo la pretensión de llevar a cabo un trabajo misionero, sembrar la semilla de la desconfianza en los siervos de Dios que tienen un mensaje para dar al pueblo.”

“La lengua que debió emplearse para la gloria de Dios al pronunciar palabras de esperanza, fe y confianza en los obreros de Dios, ahora ha alejado a un alma de Jesucristo. Quienes despreciaron las palabras de Cristo, y rehusaron oír su voz y ser convertidos, han influido en otras mentes con la levadura de las suposiciones sin fundamento y las murmuraciones.”

“Este es el día de la preparación del Señor. No tenemos tiempo para hablar de incredulidad y para chismear; no tenemos tiempo ahora para realizar la obra del diablo. Que todos tengan cuidado de no desarraigar la fe de otros al sembrar semillas de envidia, celo y desunión; porque Dios oye las palabras, y juzga, no mediante aserciones, que no valen nada, sino por el fruto que produce la conducta de una persona.”

“El Señor envía amonestaciones a su pueblo no para destruirlo, sino para corregir sus errores…” (Id., Págs. 77-81)

Creo que no hay que añadir más. Dios ha hablado.