La Biblia Y La Homosexualidad

Vivimos en días que la Biblia llama “tiempos peligrosos”. Doquiera vemos el desbarajuste que vive la sociedad. El liberalismo es una plaga que afecta a todos. En cuanto a la homosexualidad, es triste ver como hoy se ve como un “estilo de vida” y no como una aberración. Antes, los psicólogos y psiquiatras enfrentaban el problema de manera diferente. Ayudaban a los homosexuales a aceptar su problema y muchos lograban dejar sus prácticas y vivir vidas normales. Hoy, si un homosexual visita a alguno de estos profesionales, les indican que si es feliz siendo así, que prosiga su vida y no se preocupe.

Jesucristo dijo que los días finales serían como “en los días de Lot” (Lucas 17:28). ¿Y como eran los días de Lot? Este patriarca vivía en una de las ciudades más corruptas de la época; Sodoma, la cual, junto con otras tres ciudades llamadas “las ciudades de la llanura”, fueron destruidas por Dios. ¿Por qué? Los hombres de Sodoma “eran malos y pecadores para con Jehová en gran manera” (Génesis 13:13). ¿En qué consistía su maldad? El homosexualismo era común, al punto que todos los hombres o eran homosexuales o bisexuales. El pecado de Sodoma era tal que hasta nuestros días ser homosexual es sinónimo de sodomita o sodomítico.

Cuando Dios envió dos ángeles a Sodoma, para sacar al justo Lot de allí, estos fueron hospedados por el patriarca. Los hombres de Sodoma, “desde el más joven hasta el más viejo” (Génesis 18:4), se pararon a la puerta de Lot, pidiéndoles que sacaran a los dos ángeles para tener con ellos relaciones homosexuales. Cuando Lot trató de impedir que hicieran tal cosa, hicieron violencia contra él y los ángeles tuvieron que rescatarlo, cegando a los hombres. Finalmente, Lot y su familia huyeron de la ciudad y Dios envió fuego y azufre del cielo que consumió toda la llanura y las cuatro ciudades: Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, fueron consumidas.

¿En qué se parece la sociedad moderna a Sodoma, para que Cristo compare estos días a los de aquella perversa ciudad? En la liberalidad sexual que tanto es promovida. Hoy los homosexuales están envalentonados. Hacen paradas de “orgullo Gay”. En nuestro país hasta hay una iglesia de homosexuales dirigidas por una “reverenda” lesbiana confesa. Están pidiendo derecho a casarse entre sí y que se les permita adoptar niños.

No me considero homofóbico, pero es hora de levantarse y llamar al pecado por su nombre. Si alguien quiere ser gay o lesbiana, eso es su derecho, pero que no vengan con la idea de que eso es aprobado por Dios. Dios jamás ha aprobado ni aprobará tales relaciones. La desaprobación de Dios es tal, que hasta había pena de muerte contra esta clase. Veamos Levítico 20:13: “Y cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.” No es que lleguemos al punto de matar a los homosexuales, pues estas eran leyes teocráticas, pero tenemos que levantar la voz ante estos conceptos liberales de hoy.

Dios quería un pueblo limpio, por eso prohibió las rameras y los sodomíticos en medio de él (Deuteronomio 23:17). Para los que indiquen que esas leyes eran sólo en el Antiguo Testamento, veamos lo que Pablo escribió en dos de sus epístolas. En Romanos 1:26-28, el apóstol menciona la corrupción del mundo gentil, al decir que “aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se escendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío. Y como a ellos no les pareció tener a Dios en su noticia, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer lo que no conviene.” Luego, en la lista de pecados que impiden a los hombres entrar en el reino de Dios, él incluye a “los afeminados y los que se echan con varones” (1 Corintios 6:9,10).

He leído con sorpresa un artículo que llama la atención a un supuesto estudio que prueba que los homosexuales nacen, no se hacen. Aunque es cierto que ciertas tendencias se heredan, la verdad es que el homosexual se hace en el hogar. Los padres deben llevar una relación hogareña saludable y positiva para que sus niños y niñas crezcan sanos en todo sentido. La falta de una figura paterna, puede ser una causa, así como también la conducta de una madre severa y regañona. Los niños son como esponjas que todo lo absorben. Si miran a un padre cruel con su eposa, esto puede hacer que el niño se identifique más con la madre. Si por el contrario, la esposa es poco cariñosa con el esposo, la niña identificará más con el padre. Es necesario un balance en la conducta paterna.

Una vez visité a una de mis maestras de escuela elemental. Me asombré al ver a su hijo de unos 5 años vestido como una bailarina y con una pose muy femenina. La maestra me miró y dijo: este hijo mío se cree que es Carmen Miranda (bailarina brasilera de los años 50). Creo que esa madre fue irresponsable. Debemos cuidar esos tiernos años de los niños.

Puede ser que un niño haya tenido una buena educación hogareña, pero al juntarse con otros niños que tienen costumbres extrañas, pueden hacerlos cambiar . Es urgente que los padres sepan las amistades de sus hijos. Si son ya adolescentes, no es conveniente que vean a sus padres como policías, vigilando todo sus pasos. Pero si se ha mostrado amor y respeto a los hijos, ellos agradecerán que les ayuden a partarse de toda especie de mal.

Hemos visto que hay hombres que, luego de star casados y con familia, se han vuelto homosexuales. Lo que eso nos dice es que lo eran, pero trataron de disfrazar su problema entrando en una relación heterosexual. Nadie se engañe. Es importante buscar ayuda profesional en estos casos. A pesar de la liberalidad de hoy, aun podemos contar con psicólogos y psiquiatras cristianos y concienzudos que pueden ayudar.

¿Tienen posibilidad de salvación los homosexuales? Sí, y el mismo Pablo, al mencionar esos pecados, añade: “Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). De que pueden ser sanados de ese mal pueden dar testimonio algunos que han cambiado sus vidas tan sólo por aceptar a Jesucristo y dejarse guiar por su Espíritu.

Por otro lado tenemos que reconocer que la homofobia es peligrosa e irracional. Cristo nos llama a tener amor por todos, sin distingos de clase alguna. Dios mira con misericordia a los homosexuales que están luchando con su condición. Pero convivir unos con otros no es la solución y mucho menos casarse entre sí, como hoy están solicitando grupos de esta clase.

Hemos visto como ministros religiosos inescrupulosos han realizado ceremonias de bodas entre personas del mismo sexo. Esto es repugnante para Dios. Esta “reverenda” que tiene una iglesia para homosexuales, está ayudando a que se prolifere este mal y en nada ayuda a estas personas a rehabilitarse. Es mediante un estudio profundo de la Biblia y la oración como estas personas han de lograr cambiar sus vidas. La sangre que Cristo derramó en el Calvario los cubre a ellos, como a todos los pecadores. Los homofóbicos deben recordar que ante Dios todos somos culpables de los pecados que causaron la muerte del Redentor. No es criticándolos como vamos ayudarlos, sino amándolos y aceptándolos. Ayudemos a los que solicitan ayuda. Mostrémosle el camino de la salvación en Cristo Jesús. Muchos que hoy están “sin esperanza y sin Dios en el mundo”, hallarán al fin la senda de la salvación, la cual está abierta para todos.