La Predestinación Bíblica

Desde los primeros años de la era cristiana algunos de los llamados “padres de la iglesia” han enseñado la predestinación, pero no como el apóstol Pablo la enseñó. Esta doctrina pretende que Dios ha decidido desde antes de la fundación del mundo quien ha de salvarse y quien se ha de perder. Los textos para sostener esta teoría son tomados de la epístolas de Pablo a los Romanos, Corintios y Efesios.

Antes de presentar las citas debemos preguntarnos, si Dios ya escogió quien se ha de salvar y quien se ha de perder, ¿por qué indica en Juan 3:16 que todo aquel que crea en Jesucristo no se pierda mas tenga vida eterna? ¿Para qué el plan de salvación? ¿Para qué predicar el Evangelio? ¿Para qué la iglesia?

El texto quizás más usado es el de Romanos 8:28-30: “Sabemos, además, que los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.” Desde antes de la fundación del mundo,

Dios determinó que todo el que aceptara el plan de salvación fuese declarado justo y candidato a la redención y glorificación. No que Dios escogiera individualmente a los que se habrían de salvar, sino que la Divinidad celestial, previendo el pecado de la raza humana, elaboró un medio para resolver la situación. Este plan contemplaba que un miembro de la Deidad habría de hacerse hombre, convivir con el hombre y morir para salvar del pecado a todo aquel que aceptara ese sacrificio y se sometiera a las leyes del cielo.

El hecho que Dios sepa que cualquier ser humano, en determinada circunstancia habría de creer o rechazar el Evangelio, no indica que Él violaría la libertad del hombre de decidir por sí mismo su suerte. Dios pudo crear al hombre con capacidad para no pecar, para ser un siervo incondicional del bien y la justicia, pero lo creó libre. Puso ante su vista un árbol avisándole que no comiera de su fruto y las consecuencias de la desobediencia. Dios pudo evitar que la mujer tomara la fruta. Pudo avisarle a Adán sobre la desobediencia de la mujer y evitar que él comiera del fruto prohibido. Pero no fue así. Dios siempre ha respetado la decisión

de los seres que ha creado. Los castigos que sufren los humanos son consecuencia natural de su descarrío. Dios siempre ha advertido los resultados de una vida empeñada en desobedecer las leyes del cielo.

Otro texto que menciona la predestinación está en 1 Corintios 2:7: “Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.” Este “misterio” Pablo lo menciona en varias de sus cartas y se refiere al Evangelio. Es el Evangelio, con todo lo que entraña, lo que ha sido predestinado. Tanto el perdón, como la justificación, la santificación y la reconciliación son parte de este plan predestinado por Dios.

Otros textos usados por los que promueven el concepto falso de predestinación están en la carta a los Efesios. Veamos los versos 4-6 del capítulo 1: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. Por su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.” Más adelante, en el verso 11, agrega: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.” El argumento de Pablo es el mismo que presenta en Romanos: la previsión de Dios mediante el plan de salvación. En el capítulo 2 y verso 10 él amplía el concepto con lo siguiente: “Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.”

Otro argumento que esgrimen los falsos maestros es lo que Pablo menciona en Romanos 9:10-24. El tema de Pablo aquí es la elección y no la predestinación, aunque los términos se parecen. Dios sabe de antemano la decisión que alguien ha de tomar en cuanto al Evangelio. Aunque hayamos estado apartados de las verdades de la Palabra de Dios, Él sabe que en un momento determinado habremos de aceptar a Cristo y convertirnos en testigos suyos. Por lo tanto, al aceptar seguir los postulados divinos nos hacemos elegidos, porque así lo ha dispuesto el Todopoderoso: que aquellos que elijan servirle sean sus hijos, dispuestos a hacer su voluntad por medio de su gracia. La Biblia llama a esto la adopción. Por Cristo somos aceptados en la familia de Dios, herederos y coherederos con Cristo.

Todo profeta, predicador o misionero puede decir que ha sido llamado por Dios desde el vientre de su madre, como dice Pablo y también algunos de los antiguos profetas, escritores de las Sagradas Escrituras. No es que Dios haya escogido a alguien sin contar con su decisión, sino que Él, en su sabiduría infinita, sabe la decisión que tomaremos. Lo mismo pasa con los que se pierden. Dios sabe que ellos han de elegir ser rebeldes o falsos creyentes, pero no influencia en ninguna manera para esa elección.

En el caso de Faraón, que Pablo menciona en Romanos 9: 17,18, pareciera que Dios arbitrariamente eligió a Faraón para que fuera rebelde y no dejara salir a los israelitas de Egipto. En varios lugares en Éxodo, Moisés dice que Dios endureció el corazón de Faraón, pero en 8:15: “Pero al ver el faraón que le había dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.” Nuevamente, en el verso 19 dice que “el corazón del faraón se endureció…”

El rey de Egipto era un rebelde, enemigo del Dios de los hebreos. Así lo declara Éxodo 5:2: “Pero el faraón respondió: ¿quién es Jehová para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.” El rey llegó al colmo al indicar a los cuadrilleros que lo que decían Moisés y Aarón eran “palabras de mentira (verso 9)”. Creyéndose descen-diente del dios Rah, el faraón no aceptaba otros dioses y mucho menos al Dios de sus esclavos. A pesar de las señales que Moisés realizó ante su vista, el rey continuó en su conducta rebelde. Finalmente reconoció el poder de Dios, se humilló y dejó salir al pueblo.

En la Biblia hay muchos textos que indican lo contrario a la enseñanza de Calvino y los otros que mal interpretan la Escritura. Quiero que vean este de Pedro, donde nos dice que Dios “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).” Si no tuviéramos otro texto, Juan 3:16 es suficiente.

Romanos 9:16 es también mal interpretado. El texto dice: “Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericor-dia.” Antes cita el caso de los mellizos Isaac y Jacob. Antes de que nacieran ya Dios indicó las decisiones de ellos. No que Dios decidiera por ellos, sino que Él sabía la decisión que ellos tomarían.

Amigo, Dios sabe lo que tú decidirás. Haz que esa decisión sea la que Dios aprueba y sé un elegido del Cielo.