Monomanías impulsivas y agresividad. Giné y Partagás.

-Los caracteres de Teofrasto.

-Las pasiones del alma, el odio, la venganza y la crueldad, en la obra de Luis Vives.

-Otras psicopatías clásicas: Los descerebrados de Tomaso Garzoni.

Clasificación psicopatías, los tipos psicopáticos y constituciones psicopáticas.

Los LOS PSICOPATAS DESALMADOS de K. Schneider

- Psicópatas hipertímicos - depresivos - inseguros y fanáticos, de K.Schneider

Advertencia al lector. Este texto a continuación es sólo útil para el estudio de la psicopatología clásica, en relación a los impulsos agresivos, y “monomanías”, y como tal no debe ser utilizado para el diagnóstico, ni tratamiento de las enfermedades en la psiquiatría actual. (Sólo para investigación en historia de la psiquiatría).

Las monomanías impulsivas. Nosología de la agresividad y control de impulsos, según el Tratado de Frenopatología del Dr. Juan Giné y Partagás.

Autor: Dr. Día Sahún. José Luis. Psiquiatra. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.

Resumen : Se describen las “monomanías impulsivas” y se realiza un resumen de la obra de Juan Giné y Partagás (1.836-1.903), catedrático de patología quirúrgica de Universidad de Barcelona, fundador de la psiquiatría catalana y director del Hospital Nueva Belén. Su célebre “Tratado teórico práctico de Freno-Patología o estudio de las enfermedades mentales. Fundado en la clínica y fisiología de los centros nerviosos” de 1.876. Para el autor “la alineación mental es siempre una manifestación del estado mental del cerebro”. Una posición organicista, (tesis de Griesinger), continuador de la escuela francesa e introductor de Guislain. Se describen las Patologías de la voluntad: las locuras instintivas, con sus famosos 18 tipos. En relación a las monomanías y sus cuatro tipos: Las monomanías Intelectuales, las Afectivas, sentimentales o pasionales, las sensoriales o alucinatorias, por último las monomanías instintivas. Se describe su presentación clínica, diagnóstico diferencial, y factores de riesgo. Nos describe dos escuelas terapéuticas: Partidarios del sistema “non-restrain” (Connolly) y el método de intimidación de Leuret y su “tratamiento moral”.

Abstract.

The author, Giné y Partagas, was chairman of the Department of Surgical Pathology of University of Barcelona, founder of Catalan psychiatry and director of the Hospital Nueva Belén. He wrote a major treatise on the theory and practice of psychiatry. “Theoretical and practitioner treatise of Phrenology an Pathology and study of the mental diseases. Founded on the clinic and physiology of the nervous centres” (1.876.). Giné y Partagas took an organicist approach to the suject : “mental alienation is always a manifestation of the mental state of the brain. An organicistic position, (thesis of Griesinger). He shows great familiarity wiht French psychiatry and with the Belgian Guislain, whom he followed. An historical review of the Spanish psychiatry of second half XIX century is also made. The nosology of will pathologies are described: instinctive madness, with its famous 18 types. In relation to the “monomanías” and their four types: The Intellectual, Affective, sentimental or the passional ones, sensorial or the hallucinatory ones, finally the instintivas monomanies. His clinical presentation, diagnosis differential, and factors of risk are presented. Two therapeutic schools are discussed: Those in favor of the system “non-restrain” (Connolly) and the method of intimidation of Leuret and its “moral treatment”.

Palabras clave: Giné y Partagas. Frenología. Monomanía impulsiva. Nosología agresividad e impulsicidad. Locuras impulsivas. Tratamiento moral. Historia de la Psiquiatría siglo XIX.

Introducción:

Breve resumen de su vida y obra.

El doctor Juan Giné y Partagás (1.836-1.903), Catedrático de patología quirúrgica de la Universidad de Barcelona, fue el fundador de la psiquiatría catalana y director del Hospital Nueva Belén. Gran docente, impartió cursos de psiquiatría, creando así una auténtica escuela. Organizador del Primer certamen frenopático en 1.883, y fundador de la “Revista Frenopática de Barcelonesa” en 1.885. Publicó su célebre “Tratado teórico práctico de Freno-Patología o estudio de las enfermedades mentales. Fundado en la clínica y fisiología de los centros nerviosos”, en 1.876. (1)

Para Giné y Partagás, “la alineación mental es siempre una manifestación del estado mental del cerebro”. Desde una posición organicista, sigue las tesis de Griesinger, entendiendo la enfermedad mental como fruto de una lesión funcional o estructural del cerebro, abandonando la teoría dualista cerebro-mente y espiritualista del siglo XVIII. Excelente conocedor de la escuela francesa y del autor belga Guislain (2), cuyo “Traité théorique et práctique des maladies mentales: cours donné à la Clinique d´aliénés à Gand”, de 1.852, utiliza como referencia para su tratado de frenopatología.

En la bibliografía española encontramos pocos trabajos sobre la obra de J. Giné y Partagás, podemos ver la reseña en el texto: “Anthology of Sapanish Psychiatry Text” (3) del autor D. Barcia, como preámbulo a su texto “La melancolía”, extraído de su Tratado Frenopático. Debemos citar a Rey González, en la Revista de la A.E.N. (1.982) (4) y el trabajo de R. Sancho de San Román. (5) en 1.960.

Reseña histórica de la psiquiatría española de segunda mitad del XIX e inicios del siglo XX.

En relación con la psiquiatría del siglo XIX y XX en España y Europa, ver R. Campos (6) y R. Huertas (7); así como el trabajo de D. Barcia: “Historia de la psiquiatría española” (8). Para comprender las relaciones entre ciencias médicas y sociedad, mencionar el trabajo de López Piñero, “Medicina y sociedad en la España del siglo XIX” (9).

Contemporáneos y antecesores de Giné y Partagás. Referencia obligada a Pedro Mata (1.811-1.877). Discípulo de Orfila en París y catedrático de medicina legal. Hombre político e ilustrado, con gran producción literaria y científica. Destacamos su “Diagnóstico Diferencial de la Pasión y locura”, de 1.868. (10). Debemos citar también a A. Galceran Cortes. (1.850-1.919), como primer discípulo y continuador de la obra de G. y P. En 1.911, fundó la Sociedad de psiquiatría y neurología de Cataluña, primera asociación española de la especialidad. Director de San Baudilio en 1.885 y del Pedro Mata; reseñar su trabajo “De la histero-psicosis” ( Rev. Fre. Barc.1.882.). Pi y Molist (1.824-1.892), autor muy querido y citado por G y P.; En 1.889, inauguró el manicomio de la Santa Cruz de Barcelona. (Primer centro asistencial moderno y de arquitectura y organización avanzada, según cánones europeos), citar su trabajo: “Apuntes sobre la monomanía” (1.864), fue considerado como psicologicista. Debemos recordar también al valenciano Peset y Vidal (1.821-1.885). (Ver la obra de D. Barcia) (8). Citar a Francisco Campderá (1.793-1.865), botánico, funda la “Torre Lunática” en Lloret de Mar, primer manicomio privado. La importante figura Antonio Pujadas (1.811-1.881) fundador de San Baudilio de Llobregat en 1.854 y de la revista “La razón de la sinrazón”. Introductor del modelo inglés “non-restraint” de Connolly.

En la corriente madrileña de la psiquiatría del XIX, citar a Rodríguez Villagoitia (1.815-1.858), promotor del manicomio de Leganés y autor de “De los medios para mejorar la suerte de los alienados”. En la etapa de 1.868 a 1.900, durante el período de la Restauración, J.M. Ezquerdo (1.842-1.912), funda en 1.877 el Sanatorio de Carabanchel de Madrid, colaborador de P. Mata, y continuador de los “estados intermedios” en el ámbito forense. En la psiquiatría gallega, citar a Juan Barcia Caballero, director del Sanatorio de Conjo y autor del “Estupor Melancólico”, en 1.901 y del texto “Re Phrenopática” en 1.915. Impulsor y docente del conocimiento psiquiátrico de influencia inglesa. (Ver reseña de estos autores en Anthology of Sapanish Psychiatry Text) (3).

A finales del XIX, Luis Simarro (1.851-1.921), estudió con Charcot y Magnan, fundador de la Escuela de criminología y Cátedra de Psicología Experimental en Madrid. Fueron sus discípulos N. Achúcarro, Rodriguez Láfora, J. Sanchis Banus (con su “Reacciones paranoides de los ciegos”) y J.M. Sacristan. Junto con la generación de Ramón y Cajal, (1.852-1.934), impulsores de la escuela psiquiátrica madrileña, que supondría un fantástico avance de las neurociencias en España. Una nueva psiquiatría que sustituyó a la de orientación francesa; este supuesto fracaso de los alienistas y del tratamiento moral del siglo XIX, dará lugar en el Siglo XX, a la influencia alemana de Kraepelin, al positivismo y al Regeneracionismo científico español. Pero esto ya es otra historia. Sigamos con nuestro autor y su célebre tratado de Frenopatología.

Para conocer la bibliografía sobre la historia de la psiquiatría en España, remito a la obra de J. Lázaro y F. Bujosa, sobre la producción científica en este campo desde 1.959 a 1.997. (11)

Para conocer la evolución de la concepción de los delirios, ver la obra de Ruiz Ogara sobre los clínicos franceses del XIX. (12 ). La historia de los síntomas mentales y la Psicopatología descriptiva del siglo XIX, en la obra de G. Berrios. (13, 14). En cuanto a la psiquiatría española del siglo XIX, ver la obra de A. Rey (15). La psiquiatría Europea del siglo XIX y los hitos de la psicopatología quedan reflejados en la Tabla I. modificada de J.M López y su tratado de Psicopatología, (16) y la obra “Historia de la psiquiatría” de J.Postel y Cl. Quetel. (17).

Patología de la voluntad: las locuras instintivas, según la obra de Giné y Partagás.

El autor describe las Perturbaciones de la voluntad. Tres tipos: la “abulia (abolición o pérdida de la voluntad), “hiperbulia(exageración o exaltación) y “heteroabulias” (aberración conductual) o también llamados comocaprichos frenopáticos”.

Define estos caprichos frenopáticos como: “aberraciones de la voluntad, movimientos impulsivos, sin motivo intelectual previo, y contra aspiraciones más o menos racionales”. Esto es, un “Impulso extraño a la conciencia. Cita dos ejemplos de conducta homicida impulsiva tratados en su clínica de Nueva Belen.

Se definen los delirios de acción como de dos tipos: las locuras instintivas” y losimpulsos irresistibles”. Cita a M. Despine, y su clasificación de las locuras instintivas en tres tipos: delirio de las ideas (lesión centrada en la inteligencia), delirio de los actos, y deliro de la voluntad. Critica esta clasificación por poco adecuada a las necesidades de la clínica. Considera que el “delirio de voluntad” de Despine, es el que más se ajusta a la clínica, por ser más independiente y autónomo. Dicho delirio de voluntad se caracteriza por: 1º, una impulsión perversa, que tiene por misión la realización de un acto también perverso; 2ª, extremado poder de este impulso que le hace irresistible, y 3º, por una viva reprobación moral contra el impulso perverso de que el enfermo se siente poseído. Según G y P, en este tipo de delirio, no hay una pasión que ofusque el juicio, ni tampoco inconsciencia moral respecto de esta pasión. (Delirio de las ideas vs. Delirio de los actos).

LOS TIPOS CLÍNICOS DEL IMPULSO INSTINTIVO, Y DE LA MONOMANÍA IMPULSIVA.

(Ver los 18 tipos de impulsivos monomaníacos)

Según las Lecciones de Guislain, (en su capítulo de “Locuras instintivas”) (2), y con el término genérico de folies, se describen los distintos “tipos en que se revela el impulso instintivo”, a saber:

1º. Los mordedores: Aquellos que “desgarran con los dientes los vestidos, etc.”. Raro –nos dice G y P - como síntoma aislado. Según el autor acompaña a la manía y melancolía.

2º. Los deshilachadores y cortadores. Manía por convertir en hilas los vestidos. “Con tijeras, todo lo cortan y recortan”. Síntoma transitorio de la manía, melancolía, el delirio y demencia.

3º. Los mutiladores. Según Giné se darían dos tipos: Autolesiones (quemaduras, amputaciones, golpes,...) o heteroagresiones: “impulso irresistible a mutilar seres vivos, animales,...”.

4º. Los suicidas. Describe cuatro formas nosográficas en relación con el sucidio.

a) El suicidio franco: “impulsión irresistible y ciega a matarse”

b) La monomanía suicida: acto secundario a un “acceso de cólera”.

c) La melancolía suicida: Causado por “tristeza y penas morbosas”.

d) El delirio con suicidio: “Secundario a ideas delirantes o a alucinaciones con órdenes, sin instinto suicida primario”. Cita un paciente de su Clínica Nueva Belén: “el alienado, creyendo que tiene alas, se echa por un balcón para volar”.

5º . Los homicidas: “por inclinación instintiva causan la muerte a sus semejantes”. Nos describe tres tipos diferenciados según su tipo de conducta (agitada o normalizada) y la presencia o no de síntomas psicóticos alucinatorios.

-unos, dominados por el delirio y en la “hiperfrenia” más exaltada.

-otros se mantienen tranquilos e indiferentes antes y después del homicidio.

-otros, matan obedeciendo una voz imperativa. “Para cumplir un destino providencial” (En clara alusión a síntomas psicóticos)

6º. Los necrófilos. “Alienados con especial propensión a desenterrar, mutilar y de mil maneras profanar cadáveres”. (Cita paciente de Clínica Nueva Belén). Según G y P, más frecuente de lo que se cree. (En referencia a la obra de Guislain).

7º. Los incendiarios y pirómanos. “Dominados por el irresistible deseo de incendiar”. Insiste en que raras veces se presenta de forma aislada o como alineación parcial.

8º. Los contradictores y desobedientes. “Locura de oposición”. “Locos que nunca obedecen o hacen lo opuesto. Describe conductas de negación y oposición típicas.

9º. Los locos mudos. Mutismo frenopático. Verdadera anomalía de la voluntad, distingue dos tipos clínicos. Uno, precedido de un período de incubación melancólica y que puede ser seguido de una manía de oposición: por obstinación. “ No habla por que no quiere”.

Otro tipo, el mutismo del estupor melancólico, de los “estáticos” (equivalente catatónico), también del mutismo febril, de la fiebre tifoidea, donde “no hablan porque no pueden”.

10º. Los ayunadores: sitofobia frenopática. Definido como “obstinación inquebrantable en no tomar alimentos”. Para el autor una variedad de manía de oposición. Muy frecuente, “una pesadilla para el manicomio”. (Debido a su alta mortalidad). En el ámbito clínico, nos llama la atención sobre la alternancia de sitofobia con voracidad. Frecuente evolución mortal según el autor. (“Tan prolongada inedia conduce a la muerte”). Describe casos de sitofobia parcial, con hidrofobia completa.

11º. La escatofagia. (Coprofagía) “ingieren o manipulan sus propios excrementos”. Supone una aberración del olfato y gusto. Propio de demencia y manía crónica, y signo de mal pronóstico.

12º. Los mamarracheros. “Llenan las paredes del asilo de figuras grotescas e inscripciones extravagantes”. (Cita el caso clínico de un monomaniaco de la ciudad de Barcelona que escribió millares de veces en las paredes de los edificios).

13º. Los cleptómanos. “Irresistible afición a apoderarse de lo ajeno, no para poseerlo y usarlo, sino por mero capricho”. (Excelente definición de esta conducta compulsiva distinguible de la conducta premeditada del robo). No confundir –nos dice G y P- con la manía del robo secundaria a ideas delirantes. Dice ser frecuente en la demencia, el idiotismo y en la locura epiléptica, y nunca darse en melancólicos ni “estáticos”. (Excelentes apreciaciones clínicas).

14º. Los colectores. “Aficionados a recoger cualquier objeto por vulgar que sea” (sin aparente motivo). No confundir con los “maníacos coleccionadores que clasifican ordenadamente los objetos que recogen atribuyéndoles gran valor. Caso clínico de una maniaca de Nueva Belén. “Tenía en su poder un fardo de guiñapos y retazos de mil colores, no atribuye objeto alguno a esta variada colección”. (Ver la correspondencia clínica con nuestro síndrome de Diógenes actual).

15º. Los escarbadores o talpomaníacos. “Aprovechan todas las ocasiones para escarbar la tierra y practicas hoyos, que no les sirven para nada”. (El autor no alude a la posible “pica”, o equivalente nutricional, si a la falta de motivación aparente de la conducta)

16º. Los habladores: “comprende a los locos oradores, declamadores, los dialoguistas y los monologuistas”. (Cita a Fowille y la teoría de la disociación interhemisférica. El hecho de repetir tres veces la frase, según el autor anula esta teoría).

17. Chilladores, ladradores, mayadores, e imitadores de cantos de aves. Son variedades de la Vocingleria frenopatía que acompaña a la zoantropía. Frecuente observación en formas epidémicas antiguas y –según casuística del autor- en formas de manía crónica.

18º. Los gesticuladores. Dominados por un automatismo fantástico: muecas, gestos y carantoñas. Según el autor, típico en el inicio de la demencia, y cita caso clínico de paciente con “carfología” afectado de congestión cerebral de origen cardiaco.

La explicación neurofisiológica de las Locuras instintivas que hace nuestro autor es:

Se trataría de una expresión de un “automatismo cerebral”, en el ámbito fisiológico, localizado en capa profunda de corteza o en cuerpos estriados. Centro nerviosos de excitación fisiológica recurrente, con respuestas centrípetas de toda la corteza cerebral. De este hecho neurofisiológico, el autor destaca que las lesiones de la voluntad son rarísimas veces simples, o de carácter monofrénico y forman parte de frenopatías más o menos complejas. Como conclusión Giné concluye que “la Clínica, de acuerdo con la Anatomía y la Fisiología, demuestra que no existen locuras de la voluntad”.

Monomanía y sus tipos. Según Giné y Partagás.

En referencia al Capítulo XXIII, de su tratado de Frenopatología.

Introduce la sinonimia y etimología de la época: La Monomanía –Esquirol-; La Manía sistematizada y el delirio parcial –Ferrus-; La Alienación parcial –Falret-; y la Monomanía –Guislain-

Siguiendo a J. Guislain, en la lección doce de sus “Leçons”, (2) define la monomanía como: “aberración de la razón, error crónico de conceptos, un trastorno de las ideas, contra el que el paciente no puede luchar o parar; y él entiende como realidad lo que son sólo fantasías de su imaginación”. Recordemos su “délire avec conscience o délire sans délire” (con juicio crítico del delirio)

Según Esquirol, definiríamos la monomanía como: “alienación mental caracterizada por una lesión parcial de la inteligencia, de las afecciones (afectos) o de la voluntad”.

Nuestro Giné cita a Pi y Molist, y sus “apuntes sobre la monomanía” de 1.864. Sigue las aportaciones clínicas de Falret, Baillarger y Foville. (18). El autor insiste con Falret en que “no existe la monomanía según la idea de esquirol” (19, 20). Recordemos la crítica de Falret a Esquirol, su antiguo maestro, en su texto “De la no existencia de la monomanía”, y su insistencia en la “falta de conciencia” como síntoma principal del delirio.

Nuestro autor se basa además en los trabajos del Dr. Linas. (“Dictionaire des sciences medicales. La Monomanie”). Según este texto,”La monomanía es una enfermedad mental en la que el entendimiento esta perturbado en un determinado orden de ideas y sentimientos, y permanece sano en otros” (21).

Especies o formas de la monomanía: Se clasifican según la perturbación principal se manifieste en las facultades intelectuales, afectivas o pasionales, sensoriales o alucinatorias e instintivas o impulsivas. Cuatro grupos (ver Tabla II), que se resumen- según el texto de G y P.- a continuación:

1. Las monomanías Intelectuales.

Son los llamados “Monomaníacos inventores”. En ellos, “el delirio parte de una idea falsa”. Nos describe el concepto de “delirio generador” y “delirio secundario”. Imposible describir, nos dice, las múltiples variedades de esta monomanía, “tantas, como ideas primordiales puedan surgir de la mente”. El tipo más frecuente, los inventores, “toda su existencia se consagra al invento,..” (Describe como se puede añadir reivindicación y querulancia a este delirio). Se añaden otros tipos particulares, con ideas delirantes de “falsos poetas y falsos músicos”.

2. En cuanto a las monomanías Afectivas, sentimentales o pasionales. (Cita al Dr. Linas) Suponen cambios profundos en el carácter moral, con “algunas” perturbaciones de la inteligencia. Las clasifica en: Religiosas, con ideas exageradas y extrañas que hacen referencia a creencias y prácticas religiosas. Dos tipos según recaiga en sujetos apocados o en personas dotadas de imaginación fogosa. La “monomanía mística”, con sentimiento de depresión moral y tristeza, y la “Theomanía”, con entusiasmo y exaltación,.... “se creen inspirados por la divinidad y tienen frecuentes revelaciones celestiales”. Cita dos “alienados” de Pinel y Esquirol.

Otras monomanías religiosas, tipo demonopatía, demonolatría, zoantropía y la zinantropía, el autor las clasifica dentro de las melancolías místicas, arguyendo los predominantes sentimientos de tristeza de los pacientes. (equivalente actual de una melancolía psicótica).

Otro grupo de monomanía pasional, es al monomanía erótica o erotomanía. La distingue de la melancolía amatoria, (“con su amor puro, casto y desinteresado”), y la define como una exageración del sentimiento de amor, dominado por una exaltación erótica, consagrado al culto del ser idolatrado, busca al objeto de su amor, le escribe,....Para G y P , Don Quijote de la Mancha, tributando culto a la sin par Dulcinea, es el ejemplo mejor descrito de erotomanía.

En cuanto a su presentación y prevalencia, G y P, nos dice que no es exclusiva en la edad juvenil, que predomina en la mujer, en la viudedad, e incluso en la vejez.

¿Cuál sería el origen de esta monomanía?. Entre las causas ocasionales, cita las novelas, los relatos de aventuras amorosas y las fuertes “impresiones” del teatro. Se anticipa así a la descripción de la erotomanía de Clérambault (1.872-1.834) (22).

La monomanía orgullosa o “megalomanía”. (Nuestra megalomanía actual).

El autor insiste en el diagnóstico diferencial con el delirio prodrómico de la parálisis general. Haciendo un fino diagnóstico diferencial con la P.G.P., Giné describe el delirio ambicioso de los paralíticos como difuso, exuberante, móvil, diverso, con contradicciones e incoherencias, y con síntomas físicos de alteración marcha y habla, desigualdad de pupilas, etc. El delirio ambicioso de la excitación maniaca –nos cuenta- es también general y difuso y con extraordinaria agitación (describe conducta típica del maníaco bipolar). Por el contrario, el delirio de la monomanía orgullosa –insiste- es parcial, fijo, coherente, sistematizado, y revela la extraordinaria exaltación del amor propio. Insiste en la descripción fenomenológica del cuadro: “Créense inmensamente ricos, poderosos, nobles, superiores, se dan títulos y honores, exhiben títulos, tratan con desdén”. Añade: “Algunos créense perseguidos, en extremo suspicaces, creen descubrir una traición en cualquier palabra o acción. Otros, recurren a cartas, reclamaciones y acusaciones por centenares”. (Describe caso clínico de paciente ingresado en Clínica Nueva Belén.) .

La descripción de la monomanía pasional de G y P, nos obliga a recordar la clasificación de los delirios crónicos de la escuela francesa de H. Ey, y sus delirios pasionales: La celotipia (delirio de infidelidad o rivalidad amorosa) y la Erotomanía (ilusión delirante de ser amado). Para completar la descripción nosológica, ver capítulo VII de “Las psicosis delirantes crónicas” del tratado de psiquiatría de H.Ey, P.Bernard y Ch. Brisset (23), y su texto español “Estudio sobre los delirios” (24).

3. Las monomanías sensoriales o alucinatorias.

Explicación etiopatogénica que nos da Giné: “Delirio sostenido por sensaciones alucinatorias, y producido por anomalías funcionales de los centros sensitivos, con alteraciones en las facultades conceptivas y reflexivas.” Excluye de este grupo a la hipocondría, situándola en el grupo de las lipemanías de Esquirol; en esta hipocondría se admite la existencia de “aberraciones sensoriales”, pero predomina la tristeza, e incluso su tendencia a la evolución melancólica. (Datos clínicos relevantes que relacionan la hipocondría con la patología afectiva, y que escapan del propósito de este trabajo).

Giné y Partagás, define dos subtipos, la monomanía alucinatoria propiamente dicha y el delirio de persecución. En cuanto a su forma de inicio y evolución, describe dos formas de invasión para la monomanía alucinatoria. Una forma súbita: “sin lucha, ni resistencia, la alucinación subyuga el juicio y pervierte la razón”. Otra forma lenta, donde las “sensaciones morbosas” son rechazadas por la conciencia como un origen anómalo, pero,..., “los resortes de la voluntad se van debilitando y al fin el delirio intelectual se evidencia”. Las alucinaciones, en esta monomanía, son fijas y parciales, así como el delirio. En su texto podemos encontrar amplia casuística clínica: documenta casos de alucinaciones cenestésicas, el caso “R.X., o paciente que siente corriente eléctrica a distancia”. De alucinaciones verbales, y de la reacción del paciente: “se enfurecen contra ellas o se ríen de sus chistes”; describe un tipo de alucinaciones verbales en estos pacientes: un tipo de “mandatos imperativos, que se traducen en actos”. Conductas como el suicidio y el homicidio –nos confirma el autor- pueden responder a estas órdenes verbales. Una abstinencia prolongada (negativismo y oposicionismo) o una actitud invariable también se pueden explicar por estas voces imperativas según nuestro autor.

En cuanto al delirio de persecución. Es uno de los más frecuentes, y tendría dos orígenes: Un error de juicio, en forma de una falsa interpretación: “a mal pensar de todo el mundo”, al ver a cuantos le rodean como “calumniadores, traidores, envidiosos”; o una perturbación alucinatoria, donde el paciente oye palabras que le injurian, carcajadas de burla, ironías y ruidos. Se añaden alucinaciones ópticas asociadas a las acústicas; alucinaciones olfativas o gustativas, y el enfermo rehúsa la comida, pues huelen o sabe a veneno. También se aprecian –según G y P- en este delirio persecutorio alucinaciones correspondientes a la sensibilidad general, “sensación de quemadura, o se sienten magullados, contundidos, creen que les dan golpes, de hormigueo, de dislaceración, etc.” (Interesante descripción de cenestopatías).

Con relación a la conciencia de enfermedad y atribución de los síntomas, nos dice que atribuyen sus males a terceras personas, y quieren descubrir o defenderse de sus adversarios. Habría riesgo de “lamentables atentados, incluso el homicidio”. (Describe casos clínicos de pacientes paranoides con alucinaciones prominentes y conductas impulsivas, agresivas. Casuística del manicomio Nueva Belén).

4. La Monomanía impulsiva o instintiva:

Para Giné y Partagás, la monomanía impulsiva no es una lesión exclusiva de la voluntad. Desmiente la idea de Esquirol y su tratado: “Des maladies mentales considérées sous les rapports médical, hygiénique et médico-légal.” (E. Esquirol, Publié à Paris, Londres, Lyon en 1838). (20).

Común con otros alienistas, la “impulsión” (nos dice G y P) es fenómeno común a varías frenopatías. (Cita a Falret y More) Si la conducta impulsiva adquiere carácter predominante, la denomina monomanía impulsiva. E insiste, “la impulsión, como síntoma, no es un fenómeno aislado o único, sino asociado a perturbaciones intelectuales o afectivas, que actúan como determinantes”.

La define como: “una locura de forma paroxística, cuyo síntoma predominante es una idea fija, que impele al enfermo, a pesar suyo, a obrar o hablar en contra de lo que prescribe la moral, o a cometer actos extravagantes, nocivos, de violencia o crueldad, conservando el discernimiento y la conciencia de lo que hace”.

Nos recomienda el autor, la lectura de los trabajos de Pedro Mata : “Medicina legal”, y “Tratado sobre la libertad moral”. (Ver Bibliografía de Pedro Mata Fontanet (1811-1877) (10). Cita Giné y Partagás, con profunda admiración al “ilustrado” Dr. Pi y Molist, y sus trabajos médico-legales sobre los casos judiciales: “Todos de casos de homicidio, pocos de locura transitoria”, quejándose de la poca consideración dada a esta monomanía en el ámbito judicial. (De Pi y Molist ver “Historia de la psiquiatría Española” de Demetrio Barcia.) (8)

Análisis fenomenológico de las manías impulsivas:

El análisis descriptivo y fenomenológico de esta monomanía es clarificador y preciso: “Idea fija, tenaz, invariable, que domina la voluntad, a pesar de los esfuerzos de la conciencia.” (Ver concepto de impulsión y de compulsión en nuestra nosología actual, y Tabla III). Según el autor: “Debe distinguirse de las impulsiones maniacas, que son variables, móviles, incoherentes, súbitas, y sin freno u oposición de la conciencia”.

Formas clínicas: Una forma paroxística, en forma de accesos, de duración variable. (Poco frecuente según el autor). Otra prolongada y progresiva.

-Forma de inicio:

El paciente, -según G y P- precedido por período de incubación más o menos largo, “asediado por una idea fija, la repele, logra apartarla momentáneamente, después la idea regresa con creciente obstinación” , alude el autor al concepto de “lucha moral”.

Se produce una “pérdida del vigor de la conciencia, hasta que el paciente presenta una terrible ansiedad, inquietud y penosa angustia, que no deja reposo,..., no duerme y se agita incesantemente y sin objeto fijo; descuida sus habituales ocupaciones y absorta su atención en la idea que le domina, no se fija en el mundo exterior”.

En el ámbito somático: “Con síntomas físicos añadidos del tipo de cefalalgia, calor, vacuidad, zumbidos en oídos, ansiedad precordial y ardor epigástrico, con espasmos dolorosos en los miembros”. (Amplia correlación con síntomas físicos imprecisos).

-Período de estado:

“La idea impulsiva domina por completo el espíritu, y la razón queda vencida en su última trinchera”. El autor hace alusión al juicio o introspección del paciente: “No falta noción íntima del trastorno que se ha apoderado de la mente”. (Juicio positivo). El paciente, nos dice, “Comprende todo el horror de la acción a la que se ve impelido; aparta las ocasiones de realizar el acto, huye de los lugares más propicios para cometer el atentado; tal vez divulga a sus amistades la terrible prueba que pasa su razón; exhorta a que aparten de su mano todo instrumento vulnerable; algunos piden que se les sujete con cuerdas o que les encierren en un manicomio. (“Intensidad del impulso y débil resistencia de la razón”).

Resultados y evolución:

Casos de buena evolución: “los afortunados logran frustrar las consecuencias del paroxismo, muchos, empero, llevan a término la acción que tanto repugna a la conciencia.”. Existencia de un momento crítico: “movimiento crítico que resuelva la plétora nerviosa fraguada en determinadas áreas del cerebro”.

Resolución posterior: El autor insiste en la lucidez de conciencia y falta de amnesia posterior: “El monomaniaco impulsivo conserva clara conciencia del acto cometido, a diferencia de la locura, o furor epiléptico, o del maniaco”. (No olvido ni amnesia posterior)

Conciencia de enfermedad y juicio moral. Nos describe tres opciones en el ámbito del juicio moral: “Muchos aprecian la moralidad de la acción, se arrepienten, se lamentan, incluso se entregan al tribunal”. “En otros la conciencia permanece callada, se manifiestan indiferentes y, aun cuando relatan la acción con todos sus pormenores, no se sienten atormentados por remordimientos”. Alusión a la falta de voluntariedad: “Dicen que obraron obedeciendo a un impulso superior a su voluntad.” .

Resolución definitiva: No deja opción nuestro autor: “la resolución del cuadro no deja secuelas”. “Las facultades intelectuales ya han recobrado sus dominios”. No hay deterioro. (Nótese que esta evolución “benigna”, sin deterioro psicótico posterior, nos sitúa el cuadro clínico fuera del ámbito de las “locura crónicas”, o las denominadas “Demencia precoz” (en alusión a E. Kraepelin), o del grupo de las esquizofrenias (En alusión a E. Bleuler).

Variedades de la monomanía impulsiva. Se describen a continuación las cuatro variedades de la monomanía impulsiva de G y P: la homicida, la incendiaria, la de robo, o kleptomanía y la de la borrachez o dipsomanía.

1. La monomanía impulsiva homicida.

Descrita como: “Irresistible impulso a matar, sugerido por una idea fija, que subyuga la voluntad y aniquila el libre albedrío”.

Dos formas clínicas:

-Una forma súbita, “que lleva rápidamente a la obnubilación de la voluntad”, denominada “locura impulsiva homicida instantánea”.

-Una forma lenta: “El homicidio es cometido sin cólera ni pasión, rara vez el alienado elige a la víctima: hiere al primero que encuentra al paso, aun cuando le profese la más entrañable predilección”. Cita ejemplos clínicos: “el marido mata a la esposa, el padre sacrifica al hijo, la madre mata al niño a quien su seno sustenta”.

¿Causas determinantes del impulso nervioso? : “Las impresiones más vulgares”. Describe situaciones cotidianas: “En el hogar, un hombre repara en un puñal; un ama, desnuda al niño que criaba, reparando en la blancura de sus carnes, siente irresistibles deseos de degollarle”.

Población de riesgo: ambos sexos, y en todas las edades, sin exceptuar la infancia. Para Giné no existiría un grupo definido de riesgo, ni factores sociodemográficos en la conducta homicida de estos monomaníacos. (Cita del caso Glanadel, publicado en su tratado).

La monomanía impulsiva suicida. Se diferencia en el objeto de la impulsión.

Concebida de forma brusca o a través de una idea que conquista lentamente los dominios de la voluntad. ¿Conatos de repulsión que la idea sugiere?. (¿Resistencia de la moral?). Insiste el autor en el concepto de lucha entre impulso irrefrenable y débil voluntad.

Causalidad: Sello etiológico de la herencia. Nos relata como “diferentes miembros de una familia, se dan muerte a la misma edad y por idéntico procedimiento”. También alude al importante papel de la imitación, al carácter epidémico en diferentes épocas, y concluye diciendo que los niños no se hallan exentos de esta locura.

2. La monomanía impulsiva de la borrachez o dipsomanía.

Definida como: “Impulsión morbosa, inclinación irresistible a abusar de las bebidas alcohólicas”. Queda claro para el autor que “constituye una enfermedad”. A diferencia del síntoma, afición a la bebida, que se observa al inicio de la manía o de la parálisis general. (muy útil diferenciación a nivel clínico).

En cuanto al diagnóstico diferencial:

-Con la locura alcohólica, o trastorno mental sintomático del alcoholismo.

-Distíngase también de la “ebriosidad”, “conducta propia de una pasión o vicio degradante”.

Evolución: en forma de marcha paroxística. “El irresistible conato a beber se presenta de un modo intermitente: Cada mes, cada quince días, etc.,, o incluso sólo en primavera y otoño”.

Fase de inicio: Período de incubación “similar al de otras vesanias de la especie impulsiva”. A destacar, los mínimo síntomas de embriaguez (“borrachez”) que presentan estos pacientes, a pesar de la considerable cantidad de ingesta. Se pregunta G y P: “¿cierta inmunidad para los efectos inmediatos del alcohol?”.

Evolución de esta monomanía: desfavorable, hacia la muerte por intoxicación, hacia demencia alcohólica o parálisis general.

3. La monomanía impulsiva incendiaria o piromanía.

Plantea el diagnóstico diferencial de la monomanía incendiaria con las conductas incendiarias secundarias a delirio de persecución, con la conducta incendiaria del débil mental “idiota” o de un “maniaco”.

El verdadero pirómano-según nuestro autor- “lleva a cabo su acción sin más motivo intelectual que la idea de producir un incendio”. Y añade: “Conocen lo que van a hacer, quieren no hacerlo, no pretenden vengarse de nadie ni hacer mal a nadie; prenden fuego en el primer objeto que se les presenta, sin cuidarse de saber quien es el dueño”.

Con relación a la gratificación o beneficio de la conducta incendiaria: “A la vista de las llamas sienten una satisfacción imponderable y se sienten aliviados de las inquietudes que antes les acosaban”.

Etiología: “Influjo etiológico de la herencia”. Añade otras causas externas y ambientales: “Más frecuente en las aldeas, por existir –según G y P- más imbéciles y personas con escasa cultura intelectual”.

Prevalencia: Inicio juvenil. “No es rara en la segunda infancia, más frecuente entre los 14 y 25 años”. Factores hormonales: “Influencia de la pubertad en su aparición”.

4. Kleptomanía o manía de robo.

Diagnóstico diferencial. El autor plantea el diagnóstico diferencial con oligofrenia, manía y organicidad cerebral (Parálisis General).

Insiste en la diferencia con la oligofrenia: “Si hay imbéciles, maníacos y afectos de parálisis general que roban sin saber porqué, estos no pueden confundirse con el que se apodera de lo ajeno para dar satisfacción a un impulso morboso que le obliga a robar”.

En cuanto al juicio moral e introspección: “comprenden que hacen mal en robar; quisieran no efectuar el robo, pero ceden a la idea fija que no les concede tregua ni descanso hasta que han consumado la substracción.”. Y añade: “El cleptómano no roba para poseer lo ajeno; no siente la codicia; no pretende enriquecerse; los objetos robados no tienen para el cleptómano utilidad alguna, incluso suele olvidar el sitio donde lo ha depositado”. Perseverando en esta motivación ajena al robo, insiste en que “Muchos de estos enfermos háyanse en posición de poder poseer holgadamente los objetos robados, pues no les falta dinero para comprarlos”.

Causas predisponentes: la herencia. ¿Cuestión de género?. El sexo femenino –según G y P- parece más propenso a esta frenopatía que el masculino.

Duración y terminación de la monomanía impulsiva.

“Nada más variable que la duración de la monomanía”. Nos asevera el autor: “Casos que terminan en unas semanas, y otros que duran muchos años”.

Distingue entre aguda: Mientras no haya transcurrido un año desde la “invasión” y crónica, pasado un año del inicio. “En las formas crónicas se observa que las ideas continúan con la misma fijeza que antes, paro con menos coherencia entre ellas, y el delirio deja de variar, pues no se extiende a otros objetos secundarios, por lo cual se llama estereotipado”.

Evolución a forma crónica. Existe una posibilidad de curación y una evolución final o “posibilidad de transformación en manía, melancolía y demencia”.

Evolución de la monomanía impulsiva a demencia: “la pérdida de las facultades mentales se verifica de forma tan lenta y gradual, que el enfermo puede pasar muchos años sin progresar aparentemente”. (Interesante apreciación, acorde con la idea actual de diagnóstico precoz de la demencia a través de síntomas conductuales y alteración del juicio.

Diagnóstico:

“Difícil”, según nuestro autor. Añade: “el enfermo puede dominar los impulsos patológicos de su mente, aparentando hallarse en perfecta razón.”

Método diagnóstico. Hace referencia al fino análisis psicopatológico: “Una observación muy atenta y prolongada, buscar algún síntoma de la alineación en las palabras o en los actos”. Indagar en la personalidad y conducta premórbida,.... “Estudio de los hábitos, gustos e inclinaciones anteriores del sujeto”. (Nótese la importancia dada a la personalidad y datos psicobiográficos para el diagnóstico de estos pacientes).

Diagnóstico diferencial:

Entre la monomanía y la manía: El autor no tiene dudas diagnósticas: “No es difícil”. Y nos brinda una excelente descripción clínica: “En la manía, el delirio es general, difuso, incoherente y variable; la agitación es continua: el maniaco grita, blasfema, amenaza, pega, rompe o destroza; en la monomanía la idea es fija e invariable, el delirio circunscrito, coherente, inmutable en el fondo y se presenta en forma de accesos.

Entre al monomanía y la melancolía. El autor describe la fenomenología de la melancolía y concluye que el diagnóstico diferencial no es en absoluto arduo. Así: “La tristeza morbosa, la profunda exaltación de la afectividad, causa de los lamentos, quejidos y lloros; el apocamiento de todas las manifestaciones de la vida cerebral; la falta de actividad de la vida psíquica; la elocución baja; los movimientos lentos, a veces el estupor, etc. Todo ello propio de la melancolía”.

En cuanto a la etiología de la Monomanía instintiva o impulsiva.

Destaca la predisposición hereditaria:

-“Aptitud morbosa frenopática”. Asociada según el autor a neuropatía y lesiones del sistema nervioso.

-Síntomas infantiles y juveniles. En forma de irregularidades del carácter, tales como: gustos caprichosos, e instintos perversos.

-Costumbre e inclinaciones que revelan un defecto del desarrollo del sentido de lo justo y de lo injusto: “idiotismo moral”.

Indicios de propensión: rasgos de personalidad del alienado:

-Un carácter extravagante.

-El sobrado apego a la propia personalidad.

-Las pasiones muy violentas, las inclinaciones irresistibles.

-Las genialidades excesivamente evidentes.

El influjo de la imitación: Por el “contagio moral.”, “Un loco hace ciento”, nos dice Giné y Partagás.

“La locura de dos”, descrita por Lasegue y Lagrand du Sale, -según cita del propio autor- es una monomanía que se propaga. “Se aprende la locura bajo el poder del ejemplo”. (a destacar la alusión del autor al delirio compartido o “folie a deux” )

Causa ambientales y predisponentes:

Entre las causas ocasionales de la monomanía Giné y Partagás cita:

-la vida relajada o irregular,

-la excesiva afición a las lecturas novelescas,

-los contratiempos del amor, los disgustos domésticos,

-los estudios precoces,

-las contenciones de espíritu,

-el fanatismo religioso, las meditaciones ascéticas,

-las vigilias prolongadas, las emociones muy vivas,

-los pesares, las decepciones, las humillaciones, etc.

Condiciones etiológicas de orden somático:

El embarazo, el parto, la lactancia, la supresión del menstruo o cualquier otro flujo habitual.

Las secuelas de cualquier otra enfermedad aguda, tales como las fiebres tifoideas, neumonía, etc.

Pronóstico de la monomanía. (Según psiquiatría clásica)

En el capítulo XVII de su tratado de Freno patología: “Del pronóstico de las enfermedades mentales”. El autor documenta el “pronóstico general en relación con la estadística”.

Documenta las estadísticas de Guislain, en el hospital de Gante, durante la década 1.830-1.840. “de 991 admisiones, 524 salidos (altas o curación), 379 muertos y 88 remanentes, en estado de casi absoluta incurabilidad” (alta mortalidad).

Estadísticas del propio autor, en la clínica Nueva-Belén, durante dos años: de 100 alienados, 51 curaciones y 3% de mortalidad, con sólo 6 afectados de monomanía. Siguiendo las “Lecciones orales del Dr. Guislain”, el autor describe 42 puntos en cuanto al pronóstico según la forma de las enfermedades mentales. A modo de ejemplo, punto 1º. “El éxtasis, la melancolía y la manía, son las únicas formas mentales curables.”

En relación a la monomanía impulsiva: Factores pronósticos.

-según supuesta lesión cerebral: “en la monomanía la excitación se acumula en una región bastante limitada del cerebro, esta enfermedad es más difícil de desarraigar que la manía y la melancolía, en que el trastorno es difuso”. (Alude al factor tamaño y localización lesional)

-Según cualidades de la personalidad. (Del capítulo XVII, punto 19. “la calma y la indiferencia moral son de mal agüero”. Punto 33: “las impulsiones homicidas concebidas sin agitación y con sangre fría, indican dificultad de curación”. (Interesante apreciación clínica y de rasgos, estados de personalidad).

-Según tiempo de inicio y evolución: “si la monomanía es reciente, es susceptible de curación rápida”. Por el contrario, si data de larga fecha, “es una de las vesanias que más resisten a la Terapéutica”.

-Según el tipo de evolución: Continua versus intermitente. “Que las de marcha continua y regular, curan más frecuentemente que las intermitentes”.

-Según comorbilidad física: Factores físicos como el ciclo menstrual, sangrados, o fiebre: “El restablecimiento de la menstruación o de un flujo hemorroidal, la aparición de una erupción cutánea, de una fiebre, puede ir seguido de una rápida curación”.

-Según grado de introspección o de conciencia de enfermedad: “sólo debe considerarse perfecta la curación cuando el individuo tiene una idea clara y nada vacilante de su estado patológico anterior”. Dura exigencia la que nos plantea nuestro autor.

-Según tipo de resolución: “la curación se establece lentamente, y en este caso el éxito es más seguro”. (Desconfiar por tanto de curaciones súbitas o rápidas).

-Según el tipo de monomanía: “las monomanías intelectuales son más curables que las afectivas, las sensoriales y la impulsivas”. Previendo la eficacia del método de tratamiento moral, o de curación a través del ejercicio de la razón o convencimiento coercitivo. (Cita a F. Lauret, y su tratamiento moral)

Tratamiento de la monomanía impulsiva.

Tratamiento moral de los alienados, según Giné y Partagás. “La gran reforma de Pinel extremó las aspiraciones filantrópicas de algunos alienistas”.

Nos describe dos escuelas terapéuticas:

-Partidarios del sistema non-restrain: el Dr. Connolly de Hamwell. Entre sus adeptos, cita al Dr. Griesinger, el Dr. Morel, médico jefe de San Yon. “Y otros frenópatas de gran nota”.

-Método de la intimidación de Leuret y su tratamiento moral. (25, 26)

Nos describe el tratamiento no coercitivo del alienado:

Según Connolly y su “Tratamiento de los alienados sin medios de coerción”

1. Supresión de ataduras y de medios de coerción y de represión, cualquiera que sea su clase.

2. Selección escrupulosa de cuidadores y vigilantes, que sean activos, benévolos, celosos, etc., “perfectos enfermeros”.

3. Organización: alimentos y vestidos con decencia, disposición adecuada de habitaciones y patios. (Separación de tranquilos, agitados y furiosos.)

En la clínica de Nueva Belen, Giné y Partagás aplica el Tratamiento moral, con la fórmula: “la menor sujeción y coerción posible, pero la absolutamente necesaria en cada caso”.

Guislain, Jacobi, Dagonet –según el autor- siguen igual proceder.

A continuación G y P nos anuncia el fracaso del tratamiento no coercitivo en algunos pacientes: “Cuando ni el raciocinio, ni la persuasión, ni los consuelos, ni las distracciones, hacen mella en el delirio, Leuret propone apelar al heroico recurso de la “intimidación”. (Ilustra ejemplo de paciente con delirio de perjuicio, utilizando los “chorros de agua fría”)

Hace crítica parcial de este proceder. Alude al inhumanitario principio de que “el loco con la pena es cuerdo”. (Nos describe el ejemplo de un paciente melancólico con delirio de culpa, “lejos de mejorar con el castigo corporal, se acrecienta su convencimiento delirante de pecado”)

En el capítulo específico de la monomanía impulsiva, Giné y Partagás es más categórico:

-“Sólo el tratamiento moral tiene algunos alcances en estos enfermos”.

- El aislamiento y la secuestración en un asilo son de absoluta necesidad.

“Por el bien del alienado” (se le sustrae a las influencias ambientales nocivas).

“Por el bien de la familia y sociedad” (evitar un peligro, difícil de adivinar por cuanto sus apariencias nada tienen de agresivo)

Cita a Leuret, y su tratamiento con “medios morales y la intimidación”. Su tratado. “Indications a suivre dans le traitement moral de la folie. (préface de P.Morel) de 1.848. (Ver también F. Leuret: El tratamiento moral de la locura. Publicado por la A.E.N.) (26)

-Utilidad del razonamiento: “Tiempo perdido y aun contraproducente intentar convencer a estos alienados de su error con razonamientos: sólo se afianza el delirio o se exaspera la irritabilidad del enfermo”. (En alusión a la falta de conciencia de enfermedad de algunos enfermos).

-La técnica más eficaz: “contradicción seca y no razonada”, “obligación de abstenerse de expresar el delirio, o declarar lo opuesto a sus convicciones”. “Conseguir una retracción explícita de sus ideas, de forma verbal y por escrito.

Para lograrlo se apela a la “intimidación”, “suele surtir excelentes efectos el chorro frío”.

“No esforzarse pues es atacar la sinrazón con la razón, sino atacar de frente y por oposición violenta las ideas delirantes”.

Medios físicos de tratamiento: La ducha es aplicable, -nos dice G y P- como medio de represión, para corregir la indocilidad, la indisciplina, los conatos de dañar, de evadirse, etc.

Al declararse la convalecencia: la ocupación intelectual, el dibujo, la música, el paseo y un moderado ejercicio, pero insiste el autor en dos recomendaciones:

-Ejercer sobre ellos la más exquisita vigilancia, frustrar la realización de sus designios de evasión, de dañar, de destruir o de suicidarse.

-No fiarse de la tranquilidad que aparentan (medio usado para burlar a los guardianes).

Utilidad de los medios físicos: “ninguno dotado de virtudes especiales”

-Los purgantes son de utilidad, dada la alta frecuencia de estreñimiento.

-El opio, el bromuro de potasio y el cloral para la agitación y el insomnio.

-Las moxas, los cauterios, los vejigatorios, muy útiles en la melancolía, (según apreciación del autor), en la monomanía sólo tendrían utilidad como intimidación e hipostenización moral.

La hidroterapia: insuficientemente ensayada. (Nos refiere el autor)

Terapia ocupacional:

Los viajes: “peligrosos, exageran la impresionabilidad del individuo”. Entre los riesgos del viaje: “ocasión para entregarse a conatos impulsivos homicidas o suicidas”. Sólo útil –según G y P- en los monomaníacos pacíficos o en la convalecencia de la enfermedad.

Otras terapias –según capítulo XVIII-. Sin entrar en detalles, se alude al trabajo, la lectura, la deambulación, los ejercicios gimnásticos, los juegos de agilidad e ingenio, la música, las prácticas religiosas y los viajes (ya citados en el capítulo de Monomanía impulsiva).

Hasta aquí el capítulo sobre monomanía impulsiva del citado “Tratado teórico-práctico de Freno-patología o estudio de las enfermedades mentales fundado en la clínica y en la fisiología de los centros nerviosos”, publicado en 1.876 por nuestro insigne psiquiatra.

Se ha mostrado amplio resumen del trabajo de Giné y Partagás sobre las monomanías, y con especial atención a las monomanías impulsivas. A destacar la excelente descripción clínica y fenomenológica realizada por nuestro ilustre - y poco reconocido- autor. Giné y Partagás, fiel representante de la psiquiatria europea del momento, (segunda mitad del XIX), realiza un gran esfuerzo teórico para explicar las causas de la alineación mental desde la organicidad imperante, delimita la nosología del delirio parcial y las cuatro formas o especies de la monomanía. Criterios diagnósticos, factores pronósticos y evolutivos, así como las opciones terapéuticas, se describen magistralmente en el texto.

Sin duda el primer texto definitivo de psiquiatría en nuestra lengua, y una excelente actualización del saber médico de la segunda mitad del siglo XIX en Europa.

Texto presentado en las IV Jornadas de la Sección de Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, celebradas en Valladolid. Octubre 2.001.

Correspondencia:

Dr. J.L. Día Sahún. H. Miguel Servet. Zaragoza. (jldia@ono.com).

Advertencia al lector. Este texto a continuación es sólo útil para el estudio de la psicopatología clásica, en relación a los impulsos agresivos, y “monomanías”, y como tal no debe ser utilizado para el diagnóstico, ni tratamiento de las enfermedades en la psiquiatría actual. (Sólo para investigación en historia de la psiquiatría).

Hitos del nacimiento de la Psicopatología. Siglo XIX.

100 años de Psicopatología (de 1.801 a 1.901)

Según: A. Higueras y J.M Lopez “Compendio de Psicopatología”. 4ª edición. (c.e.p.) (16)

y J. Postel y Cl. Quetel. “Historia de la psiquiatría”. Ed. F.C.E. México. 1.987 (17).

1.801: P.Pinel (1.745-1.826). Publica “Tratado de la manía” y en 1.809: “Traité médico-philosophique sur l'aliénation mentale, ou La manie”.

1.813: Sutton describe el “Delirium tremens”.

1.817: Esquirol (1722-1840). “Des maladies mentales” (1.838). Curso de psiquiatría en París.

1.822: Bayle describe la Parálisis General.

1.843: Baillarger, Moreau de Tours, Cérise y otros crean los “Annales Medico-Psychologiques”.

1.845: Sören Kierkegaard (1.813-1.855) publica “el concepto de angustia”.

1.845: W.Griesinger (1.817-1.869): “Patología y terapéutica de las enfermedades psíquicas”.

1.845: Morel (1.809-1.873) crea el término “demencia precoz”. (démence precoce).

1.852: Laségue aísla el Delirio de Persecución.

1.854: Baillarger y Jean Pierre Falret, término de “locura circular”, “de doble forma”.

1.857: Morel publica su “Tratado de las degeneraciones físicas, intelectuales y morales

1.859: Paul Briquet (1.796-1.881) publica su “Tratado clínico y terapéutico de la histeria”

1.861: Broca descubre en el cerebro el centro del lenguaje motor (afasia de Broca).

1.863: K.L. Kalbaum (1.828-1.889), describe la “Catatonía”, o “locura motriz”.

1.871: Jean maríe Charcot (1.825-1.893). Estudio de los fenómenos histéricos.

1.871: Hecker, discípulo de Kahlbaum , describe la “ Hebefrenia”.

1.872: Westphal describe la “Agorafobia”.

1.886: Krafft-Ebing publica su “Psychopathia sexualis”.

1.889: Kraepelin (1.856-1.926). Publica su primera edición de su “Tratado”. Hasta 9. ediciones.

1.889: Korsakoff descubre el psicosíndrome amnésico en alcohólicos.

1.890: Se publica la obra de J.Kandinsky las “pseudoalucinaciones”.

1.891: Morselli propone el término de “dismorfofobía”.

1.893: Kraepelin diferencia demencia precoz, de paranoia y parafrénia.

1.897: Ribot crea en Francia el término de Anhedonia.

1.898: Ganser: describe su síndrome de histeria y “pseudodemencia”

1.900: Edmund Husserl (1.859-1.938) publica las “investigaciones lógicas”.

1.900: Wernicke (1.848-1.905). Escribe su “Tratado de psiquiatría”. (Afasia de Wernicke).

1.901: Sigmund Freud publica la “Interpretación de los sueños”:

1.908: Eugene Bleuler termina su “Demencia precoz, el grupo de las esquizofrenias”.

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Esto no está en el DSM-IV.

Correspondencia:

Dr. José Luis Día

Psiquiatra.

Hospital Universitario Miguel Servet Zaragoza.

jldia@ono.com