Buxus sempervirens (boj)

Nombre científico: Buxus sempervirens L.

El nombre del género es el que daban los romanos a esta especie y a su madera. El nombre específico se refiere a sus hojas perennes.

Nombre común: alarquez, boj común.

En la mitología griega, este longevo arbolito de hoja persistente, estaba consagrado a la diosa de la fecundidad: Rea para los griegos, Cibeles para los romanos. Como otros árboles de hoja perenne, el boj, representa la perduración de la naturaleza frente a los cambios cíclicos que se producen en ella. También estaba consagrado este arbusto a la diosa del amor, Afrodita, y a Hades, el dios de los muertos. Estos dioses personifican los otros dos elementos del ciclo de la vida (el amor y la muerte)

A Cibeles, diosa de la naturaleza, se la representa montada en un carro tirado por dos leones, con una llave en la mano y en la cabeza una corona con varias torres talladas. El carro representa la salvaje naturaleza que ella domina y gobierna, los leones son Atalante e Hipomenes que fueron transformados en estas fieras por haber profanado uno de sus templos. La llave es el poder que ostenta sobre la fecundidad de la naturaleza y los tesoros que la tierra encierra. Las torres de la corona son las ciudades que están bajo su protección.

Rea-Cibeles, la madre de los dioses.

Después de que Crono destronara a Urano se emparejo con la titánide Rea. La Madre Tierra (Era) predijo que un hijo de Rea derrocaría a su vez a su padre. Para evitar que esto sucediera, Crono decidió devorar a todos los hijos que le daba Rea, su hermana. Así, se deshizo de Hestia, Demeter, Hera, Hades y Poseidón.

Rea estaba furiosa, por lo que tras dar a luz a Zeus, su tercer hijo, en plena noche en el monte Liqueo de Arcadia, donde ninguna criatura proyecta su sombra, y después de bañarlo en el río Neda, lo entregó a la Madre Tierra, quien lo llevó a Licto en Creta y lo ocultó en la cueva de Dicte, en el monte Egeo. La Madre Tierra lo dejó allí para que lo criaran Adrastea, una ninfa del Fresno, su hermana Io, hijas ambas de Meliseo, y la ninfa-cabra Amaltea. Se alimentaba de miel y bebía la leche de Amaltea, con el chivo Pan, su hermano adoptivo. Para engañar al Titan, Rea envolvió una piedra en pañales, y se la entregó a Crono para que la devorara.

Alrededor de la cuna dorada del niño Zeus, la cual colgaba de un árbol (para que Crono no lo pudiera encontrar ni en el cielo, ni en la tierra, ni en el mar) se hallaban los Curetes armados, hijos de Rea, que golpeaban sus lanzas contra los escudos y gritaban para ahogar el llanto del niño, pues temían que Crono pudiera oírlo desde lejos.

Cuando Zeus llego a la edad viril su madre le ayudo a vengarse de Crono. Rea consiguió que el Titán lo nombrara como su copero, entonces, Zeus, ofreció a Crono una bebida dulce, mezclada con la pócima que Metis, la titánide del océano, le había indicado. Este brebaje le hizo vomitar primero la piedra y después a sus hermanos mayores: Poseidón y Hades.

Zeus y sus hermanos hicieron la guerra a Crono y a todos los titanes mandados por Atlante. Los dioses fueron ayudados por los gigantes de cien manos y por los cíclopes, a los que Crono había encarcelado en el Tártaro, y Zeus liberado, por indicación de su abuela Era. Tras la victoria de los dioses, todos los titanes fueron castigados; las titánides se libraron de la condena por el apoyo que Metis y Rea habían dado a los dioses.

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