Acer negundo

Nombre científico: Acer negundo

Acer, nombre latino del arce. Negundo, proviene, según parece, del vocablo sánscrito Nurgundi, nombre que recibe un árbol de hojas parecidas a las del arce en la India.

Nombre común: Arce de hoja de fresno, negundo, bordo.

Nakomis, Manabush y el azúcar del árbol.

Nakomis, la Tierra, y su nieto Manabush fueron de caza. La abuela creó un árbol que manaba un espeso jarabe azucarado. Manabush, su nieto, viendo lo fácil que sería para los hombres la obtención de tan delicioso manjar le dijo a Nakomis que eso no podía ser así, que tanta facilidad para obtener alimento haría de los hombres unos perezosos. La vieja no le hizo caso; entonces Manabush subió a la copa del árbol, extendió su mano e hizo que lloviera, el agua que caía penetró en el interior del tronco, diluyó el denso jarabe y lo transformó en un líquido azucarado. Manabush se dijo: “así será mejor, el hombre tendrá que realizar un laborioso trabajo para producir azúcar, de esta forma no crecerá en él la pereza”. Para los pueblo indígenas de la región de los Grandes Lagos en el este de Norteamérica, Manabush, nieto de Nakomis, la tierra, es un ser creador, benefactor y protector de los indios. Él les enseñó como hacer instrumentos para la caza y la pesca y armas para protegerse de sus enemigos. Viajó por todo la región destruyendo demonios, gigantes y otros monstruos que llenaban de temor la vida de sus hijos de piel roja.

El espíritu del arce

Al final del invierno, una india de la tribu de los hurones estaba recolectando el agua azucarada que se había acumulado en los cuencos de corteza de abedul, sintió sed y quiso probarla, en ese momento se le apareció el espíritu del arce y transformó el jugo dulce en sólido azúcar, al tiempo la instruía en los secretos para su obtención, indicándola que lo guardara con celo en una caja como un precioso amuleto.

La época de la recolección

El periodo pasado en los bosques de arces, durante la cosecha del azúcar, estaba repleto de ritos y ceremonias. Para propiciar una buena recolección se bailaban danzas guerreras. El agua azucarada se podía beber libremente, pero una vez obtenido el jarabe el producto elaborado sólo se podía ingerir tras haber realizado una serie de ritos: era sacrificado un perro y bebían un cuenco lleno sin tomar agua. Durante el periodo del ritual, el beber el jarabe excluía el poder tomar agua.

Los Menomini exigían que la savia fuese recogida una hora u hora y media antes de que se hiciera de noche cerrada, mientras caía la helada, pues creían que si se demoraba, el agua se volvía amarga e inutilizable; tampoco había que derrocharla ni derramarla, si esto ocurría, como castigo, los demonios subterráneos ofendidos traerían el mal tiempo. Cuando llovía o nevaba se vaciaban los recipientes puestos al píe de los árboles y no se les daba vuelta hasta que hubiera cesado el temporal.

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