A problemas complejos soluciones complejas
Por: Ricardo Irving Pérez López
¿Qué es la complejidad? Una visión desde la complejidad es la decisión de integrar el conocimiento, en favor de reconocer la urgente necesidad de una realidad substancialmente entrelazada. La complejidad es entendida entonces como un marco fundamental al concebir los sistemas agroecológicos y los trabajos pragmáticos que nos permiten evaluar dichos sistemas.
El estudio y evaluación de sistemas, vistos en relación a la complejidad de sus procesos, es la base de la investigación y rasgo general en el aporte de Luis García hacia la ciencia y la agroecología. ¿Qué sostiene a un sistema? ¿Qué lo vuelve sustentable? ¿Podemos predecir el futuro de un sistema? ¿Cuáles son las escalas de análisis? Estas son solo algunas preguntas implícitas a lo largo de su producción académica.
Partimos entonces de la idea fundamental, de que el sistema está compuesto de procesos e interacciones estrechamente influenciadas entre sí, procesos que promueven y controlan, que crean la permanencia o ausencia de las distintas variables en juego. Procesos mediados por el equilibrio de fuerzas que empujan en un sentido hacia el cambio y en otro hacia una estabilidad. Tal como la evolución, los sistemas se crean de fuerzas y procesos que nos muestran la enorme diversidad adaptativa de los resultados.
Un proceso posee tres caminos: permanencia, transformación y colapso. ¿Podemos conocer o predecir el devenir de dichos sistemas? En principio sí, reconociendo la inercia de sus interacciones (ecológicas, económicas o políticas) al interior del mismo. Así que evaluar la sostenibilidad del sistema depende del reconocimiento de ciertos atributos (como resiliencia y estabilidad), que en realidad no son otra cosa más que la interpretación de cuan fuerte es la dinámica del equilibrio entre los procesos. Reconociendo también que esta dinámica nunca es estática ni tampoco univoca, no existe permanentemente una relación lineal entre sus valores, “lo que es cierto para un estado de las variables no puede extrapolarse a otros estados”. En última instancia los estados, sus umbrales y sus límites se encuentran en intima dependencia de las variables mismas de inicio. Así que no existen recetas ni condiciones extrapolables a distintos sistemas y las más de las veces uno tiene que reconocer en la medida de lo posible las características particulares de su sistema a la hora de considerar tomar decisiones importantes como producción, insumos y recursos con los que se cuentan (Luis García-Barrios et al. 2008).
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Es claro que el trabajo de Luis tiene una gran influencia sobre temas agroecológicos, ya sea como base y fundamento de análisis o bien como marco conceptual dentro de la complejidad. Donde se recalca la evaluación continua como una labor constante para el investigador porque los sistemas y procesos están en continuo movimiento. Esta es la base del pensamiento sistémico de Luis y que puede leerse entre líneas en todos sus trabajos. En el mundo natural estos sistemas se encuentran casi siempre en transición entre un estado y otro, la norma siempre es una tendencia hacia encontrar los estados más estables por fuerza de los procesos que les regulan, pero dicha estabilidad es efímera, alterada por las variables externas que mantendrán siempre todo en movimiento. En última instancia reconocer todas estas particularidades nos permitirán en palabras del autor un control más adecuado y mejores resultados de los proyectos propuestos.