Embedded Files
M.J. Chappell
Aportes en la conexión seguridad y soberanía alimentaria-conservación de la biodiversidad
Por: Nayely Martínez Meléndez
“Nuestro entendimiento de los sistemas debe tener una visión holística, que surge desde la misma complejidad que los agricultores entienden intuitivamente desde el principio” (Robert Boyle)
I. Biografía.
M. J. Chappell nació en Southfield, Michigan, cerca de la ciudad de Detroit. Sin embargo, cuando él tenía menos de un año, su familia se mudó a Oak Park, un suburbio urbano con mucha diversidad social, cercano a la ciudad de Chicago. Posteriormente cuando tenía trece años, su familia regresó a Michigan, donde sus padres crecieron. Su madre fue profesora en el área de trabajo social (en políticas y prácticas de asistencia social), mientras que su padre tuvo un cargo como gerente gubernamental en los programas locales de seguridad social, un programa de seguro para jubilados. Chappell creció en una familia con actividades y empleos inmersos en el ámbito político y social, como él mismo menciona: “tengo una hermana menor, que trabaja actualmente con una ONG que da apoyo a los profesores públicos con entrenamiento e información sobre "prácticas óptimas". Es probable que, las actuales actividades profesionales de Chappell, pudieron ser forjadas en el seno de este núcleo social.
Trayectoria académica
A pesar de que Chappell es ingeniero químico de formación, completó un doctorado en ecología y biología evolutiva en la Universidad de Michigan (Figura 1, etapa de estudiante). Posteriormente hizo un postdoctorado en el Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Cornell, seguido por tres años como profesor asistente de ciencias ambientales y justicia en la Universidad Estatal de Washington en Vancouver (WSU). Sin embargo, su inicio formal en la agroecología podría ubicarse alrededor del año 2007, cuando publicó como coautor el artículo: “Organic agriculture and the global food supply” (Badgley et al., 2007), el trabajo más citado de toda su producción.
Del 2012 al 2013, se desempeñó como Director Asociado del Centro de Investigación Social y Ambiental de WSU Vancouver. En 2013, dejó la WSU para fungir como Director de Agroecología y Política Agrícola, y luego como académico en una ONG (Instituto de Agricultura y Política Comercial). Durante su estancia allí, encabezó una carta abierta al Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que ayudó a consolidar el compromiso de la FAO con la agroecología. Ha consultado para La Vía Campesina, la FAO y el Consejo Mundial del Futuro.
Figura 1. En compañía de amigos Myrmecólogos, de izquierda a derecha: Riviane Rodrigues de Hora, Sarah Groc y Benoit Jahyny (fotografía de su archivo personal).
II. Aportes de M. J. Chappell en la agroecología
“Siempre hay tanto que aprender, sea en la ciencia, o con los pueblos y sus movimientos. Supongo que me gustaría tener el aporte que los principios de agroecología llegan a tener regularmente, conocimientos de políticas, desigualdades en poder, prácticas, movimientos, y ecología juntos”. Son las primeras inquietudes de Chappell que surgen cuando se le ha preguntado cuál ha sido su aporte a la Agroecología. Le gustaría que el campo de la agroecología se desenvolviera tal que todos los académicos que se consideran agroecólogos, tuvieran concientización sobre la necesidad de incorporar este "retrato holístico" y no separar los aspectos sociales, los ecológicos, el pueblo, o incluso el laboratorio. Le gustaría que todos los agroecólogos aprendieran de la ecología política, y que se involucraran en el tema de la igualdad y el cambio social. Chappell considera que los académicos y la ONG tienen la obligación de trabajar juntos con la gente -- "ciencia con el pueblo"-- además considera que las decisiones políticas no deberían quedar en manos de “otros” ajenos al pueblo. Chappell espera que su trabajo sobre las políticas de “Belo Horizonte” en Brasil haya demostrado que se pueden combinar aspectos sociales, especialmente los derechos humanos, con aspectos ecológicos, y que el resultado de una investigación holística culmine en un trabajo científicamente completo. De hecho, su trabajo ya ha ayudado a promover estas comprensiones en el proceso de agroecología de la FAO y en las discusiones dentro de los ONG en los Estados Unidos. También ha apoyado los esfuerzos de los agroecologistas y los movimientos sociales que luchan por la seguridad y la soberanía alimentaria en Brasil (M.J. Chappell, 2017, comentarios personales). Y sobre este último aspecto, derivamos esta historia.
“Siempre hay tanto que aprender, sea en la ciencia, o con los pueblos y sus movimientos. Supongo que me gustaría tener el aporte que los principios de agroecología llegan a tener regularmente, conocimientos de políticas, desigualdades en poder, prácticas, movimientos, y ecología juntos”. Son las primeras inquietudes de Chappell que surgen cuando se le ha preguntado cuál ha sido su aporte a la Agroecología. Le gustaría que el campo de la agroecología se desenvolviera tal que todos los académicos que se consideran agroecólogos, tuvieran concientización sobre la necesidad de incorporar este "retrato holístico" y no separar los aspectos sociales, los ecológicos, el pueblo, o incluso el laboratorio. Le gustaría que todos los agroecólogos aprendieran de la ecología política, y que se involucraran en el tema de la igualdad y el cambio social. Chappell considera que los académicos y la ONG tienen la obligación de trabajar juntos con la gente -- "ciencia con el pueblo"-- además considera que las decisiones políticas no deberían quedar en manos de “otros” ajenos al pueblo. Chappell espera que su trabajo sobre las políticas de “Belo Horizonte” en Brasil haya demostrado que se pueden combinar aspectos sociales, especialmente los derechos humanos, con aspectos ecológicos, y que el resultado de una investigación holística culmine en un trabajo científicamente completo. De hecho, su trabajo ya ha ayudado a promover estas comprensiones en el proceso de agroecología de la FAO y en las discusiones dentro de los ONG en los Estados Unidos. También ha apoyado los esfuerzos de los agroecologistas y los movimientos sociales que luchan por la seguridad y la soberanía alimentaria en Brasil (M.J. Chappell, 2017, comentarios personales). Y sobre este último aspecto, derivamos esta historia.
Todos tenemos derecho a la seguridad alimentaria, es decir, que nadie se quede con hambre, de tal forma que podamos estar sanos y aptos para realizar nuestras actividades. Pero no es suficiente. También tenemos derecho a la soberanía alimentaria, es decir, a consumir alimentos de buena calidad, orgánicos, de productores locales respetando sus prácticas y conocimientos tradicionales, sin asistencia de tecnologías nocivas para los ecosistemas. Como señala Chappell et al. (2013), si bien la tendencia predominante se ha convertido en que los alimentos básicos sean producidos por la agricultura industrial para impulsar el consumo de energía per cápita, esta estrategia amenaza la biodiversidad, los medios de vida de los pequeños agricultores y la calidad de la dieta.
Entonces, ¿a qué costo podemos tener seguridad alimentaria? Esta pregunta nos introduce a este diálogo, puesto que casi la mitad de la superficie de nuestro planeta está bajo sistemas agrícolas (principalmente industrializados) y se considera uno de los factores principales que han contribuido a la pérdida de biodiversidad. Entonces planteamos la pregunta: ¿es posible tener seguridad y soberanía alimentaria sin desaparecer los últimos fragmentos de bosque que nos quedan? ¿Es posible que los agroecosistemas puedan funcionar de tal manera que puedan contribuir con la conservación de la biodiversidad? Entendiendo que “conservar” implica que podemos hacer uso de algunos recursos que nos provee por ejemplo un parche de bosque cercano al agroecosistema; y que mantener la biodiversidad les ofrece productividad y resistencia a través de las complejas redes de interacciones ecológicas. La biodiversidad es importante para la vida, nos aporta servicios ambientales únicos: disponibilidad de recursos alimenticios medicinales, recarga de acuíferos, regulación del clima, conservación de suelos, control de erosión, entre otros.
Chappell está tratando de demostrar que esta coexistencia soberanía alimentaria-conservación de la biodiversidad, planteada en las preguntas anteriores, puede funcionar. Sin embargo, antes debemos saber que en toda historia hay “buenos” y “malos”. Hay quienes han culpado de la devastación de los ecosistemas a los agricultores tradicionales. Ellos han sido criticados como culpables, pero sabemos que no son los únicos. Ya lo señala la premisa de la corriente “ecologismo popular” que se constituye en el bajo impacto ecológico atribuido a las actividades de los pobres del Sur procurando su sustento, en contraposición a la insustentabilidad intrínseca de las voraces corporaciones globales del Norte, hambrientas en todo momento de nuevos recursos que les permitan cumplir con las cada vez más exigentes demandas de sus consumidores (Goebel, 2010). Asimismo Martínez-Alier (2004) declara: “Muchas veces los grupos indígenas y campesinos han coevolucionado sustentablemente con la naturaleza”. Entonces, hay argumentos a favor de que los agricultores campesinos pueden asegurar la producción de sus alimentos y a la vez asegurar la conservación de la biodiversidad.
Ante este panorama, los trabajos como en los que colabora Chappell, parten de la necesidad de participar en un proceso creativo de conocimiento junto con los agricultores (Méndez et al., 2013), defendiendo la idea de que la sustentabilidad en la producción de alimentos y la biodiversidad pueden coexistir en los sistemas de cultivo. Como lo sugiere Astier et al. (2015): “para estudiar los ecosistemas e incidir en el desarrollo de la agricultura, se deben movilizar elementos tanto de ecología como de los sistemas agrícolas tradicionales.
Aunado a esto, Chappell como agroecólogo ha participado en estudios que incluyen debates sobre cómo preservar la tierra versus manejar la tierra. Esas investigaciones han abonado a uno de los problemas más apremiantes de nuestro tiempo: cómo alimentar a una población humana en crecimiento al tiempo que se conserva la biodiversidad. Algunos estudiosos seguirán utilizando el encuadre original (el desarrollo a costa de la biodiversidad), mientras que otros agradecerían su avance hacia el desarrollo de formas fundamentalmente diferentes de analizar el nexo entre alimentos y biodiversidad. Reconociendo que esta elección, en parte, subjetiva, una de las recomendaciones es elaborar marcos analíticos alternativos y más holísticos para analizar el nexo entre ambos (Fischer et al., 2014). En la actualidad, pocos son los estudiosos de la conexión seguridad y soberanía alimentaria y conservación de la biodiversidad. Chappell ha comenzado recientemente estos estudios principalemnte con J. Fischer, D. J. Abson y J. Hanspach. Sin embargo, continúa investigando y publicando con sus padres académicos John Vandermeer e Ivette Perfecto, de quienes cabe mencionar que sus estudios de conservación de la biodiversidad en agroecosistemas tropicales, principalmente artrópodos y aves en cafetales del sureste de México (Perfecto et al., 1996;1997; 2003; 2004; 2005; Perfecto y Vandermeer, 2002), son precursores para nuevas oportunidades de indagar sobre estos sistemas
Aunado a esto, Chappell como agroecólogo ha participado en estudios que incluyen debates sobre cómo preservar la tierra versus manejar la tierra. Esas investigaciones han abonado a uno de los problemas más apremiantes de nuestro tiempo: cómo alimentar a una población humana en crecimiento al tiempo que se conserva la biodiversidad. Algunos estudiosos seguirán utilizando el encuadre original (el desarrollo a costa de la biodiversidad), mientras que otros agradecerían su avance hacia el desarrollo de formas fundamentalmente diferentes de analizar el nexo entre alimentos y biodiversidad. Reconociendo que esta elección, en parte, subjetiva, una de las recomendaciones es elaborar marcos analíticos alternativos y más holísticos para analizar el nexo entre ambos (Fischer et al., 2014). En la actualidad, pocos son los estudiosos de la conexión seguridad y soberanía alimentaria y conservación de la biodiversidad. Chappell ha comenzado recientemente estos estudios principalemnte con J. Fischer, D. J. Abson y J. Hanspach. Sin embargo, continúa investigando y publicando con sus padres académicos John Vandermeer e Ivette Perfecto, de quienes cabe mencionar que sus estudios de conservación de la biodiversidad en agroecosistemas tropicales, principalmente artrópodos y aves en cafetales del sureste de México (Perfecto et al., 1996;1997; 2003; 2004; 2005; Perfecto y Vandermeer, 2002), son precursores para nuevas oportunidades de indagar sobre estos sistemas
Como muchos otros académicos que se han inicado en un enfoque específico (ecología, biología, agronomía, entre otros), Chappell también comenzó sus estudios de doctorado en aspectos de biodiversidad, sin embargo el autor así explica su interés de incursionar en la agroecología
Como muchos otros académicos que se han inicado en un enfoque específico (ecología, biología, agronomía, entre otros), Chappell también comenzó sus estudios de doctorado en aspectos de biodiversidad, sin embargo el autor así explica su interés de incursionar en la agroecología
Bueno, debe ser que aprendí de agroecología cuando estaba en mi programa de PhD (doctorado), trabajando con John Vandermeer e Ivette Perfecto. Me interesé en la agroecología después de experiencias y charlas con ellos sobre la importancia de la agricultura y sus efectos sobre la biodiversidad. Comencé mi programa de PhD con un enfoque sobre biodiversidad, pero nunca creí que conservación y sostenibilidad comprometen la calidad de vida de los humanos. Entonces, llegué a entender, con la ayuda de John, Ivette y el grupo NWAEG (New World Agriculture and Ecology Group), que los problemas de desigualdad humana, biodiversidad, y sustentabilidad estaban todos ligados fuertemente (Figura 2). Y que el objetivo de la agroecología integrara los aspectos sociales, económicos, ambientales, y ecológicos, era perfecto (M. Jahi Chappell, 2017, comentarios personales).
Bueno, debe ser que aprendí de agroecología cuando estaba en mi programa de PhD (doctorado), trabajando con John Vandermeer e Ivette Perfecto. Me interesé en la agroecología después de experiencias y charlas con ellos sobre la importancia de la agricultura y sus efectos sobre la biodiversidad. Comencé mi programa de PhD con un enfoque sobre biodiversidad, pero nunca creí que conservación y sostenibilidad comprometen la calidad de vida de los humanos. Entonces, llegué a entender, con la ayuda de John, Ivette y el grupo NWAEG (New World Agriculture and Ecology Group), que los problemas de desigualdad humana, biodiversidad, y sustentabilidad estaban todos ligados fuertemente (Figura 2). Y que el objetivo de la agroecología integrara los aspectos sociales, económicos, ambientales, y ecológicos, era perfecto (M. Jahi Chappell, 2017, comentarios personales).
Figura 2. Jahi Chapell con el grupo NWAEG en Ann Arbor en 2004 (fotografía de su archivo personal).
Figura 2. Jahi Chapell con el grupo NWAEG en Ann Arbor en 2004 (fotografía de su archivo personal).
La investigación de Chappell está enfocada a examinar los efectos de las políticas de seguridad alimentaria sobre la biodiversidad y la sustentabilidad en tierras naturales y en agricultura mixta (policultivos). Asimismo, ha desarrollado sus investigaciones en el ámbito de pequeños agricultores locales (quienes por ejemplo han logrado generar una mayor seguridad alimentaria en la ciudad). Ha demostrado que la seguridad económica de los agricultores ha estado previamente vinculada a sus prácticas agrícolas y de sustentabilidad. Es decir, ciertas estrategias agrícolas pueden efectivamente conservar la biodiversidad.
La investigación de Chappell está enfocada a examinar los efectos de las políticas de seguridad alimentaria sobre la biodiversidad y la sustentabilidad en tierras naturales y en agricultura mixta (policultivos). Asimismo, ha desarrollado sus investigaciones en el ámbito de pequeños agricultores locales (quienes por ejemplo han logrado generar una mayor seguridad alimentaria en la ciudad). Ha demostrado que la seguridad económica de los agricultores ha estado previamente vinculada a sus prácticas agrícolas y de sustentabilidad. Es decir, ciertas estrategias agrícolas pueden efectivamente conservar la biodiversidad.
Afortunadamente hay cada vez, más formas de visualizar el contexto actual ante la crisis ambiental y alimentaria. Una de estas estrategias es destinar una parte pequeña de las tierras a la conservación, y otras usarlas intensivamente, pero utilizando técnicas productivas menos intensivas que impacten menos sobre la biodiversidad circundante (Fischer et al., 2011, 2014; Chappell y La Valle, 2011). Hay que hacer énfasis en estas investigaciones, ya que poco se sabe sobre la escasez de las tierras o la seguridad alimentaria (Fischer et al., 2014); y además incluir la interacción de estas con el sistema ambiental.
Afortunadamente hay cada vez, más formas de visualizar el contexto actual ante la crisis ambiental y alimentaria. Una de estas estrategias es destinar una parte pequeña de las tierras a la conservación, y otras usarlas intensivamente, pero utilizando técnicas productivas menos intensivas que impacten menos sobre la biodiversidad circundante (Fischer et al., 2011, 2014; Chappell y La Valle, 2011). Hay que hacer énfasis en estas investigaciones, ya que poco se sabe sobre la escasez de las tierras o la seguridad alimentaria (Fischer et al., 2014); y además incluir la interacción de estas con el sistema ambiental.
Ante esto Fischer et al. (2014) sugieren:
Ante esto Fischer et al. (2014) sugieren:
Priorizar el desarrollo de maneras alternativas y holísticas de conceptualizar los retos relacionados con los alimentos, la biodiversidad y la tierra. Varias maneras para conceptualizar estos retos son medir la biodiversidad (riqueza, abundancia, dinámica poblacional, identificación de especies raras o comunes, generalistas o especialistas, entre otros), efectos a escala (identificar y mitigar las consecuencias). Las complejidades sociales no deberían ser una reflexión tardía en los análisis sobre los alimentos y la biodiversidad, porque alteran fundamentalmente el resultado. La producción de alimentos y la biodiversidad tienen que reconciliarse. Proteger una parte de la tierra y cultivar el resto intensivamente, mantiene la biodiversidad más eficientemente (por ejemplo controladores de plagas) que en donde se protegen menos tierras, sin olvidar cultivar con técnicas amigables con la vida silvestre (Fischer et al., 2011).
Priorizar el desarrollo de maneras alternativas y holísticas de conceptualizar los retos relacionados con los alimentos, la biodiversidad y la tierra. Varias maneras para conceptualizar estos retos son medir la biodiversidad (riqueza, abundancia, dinámica poblacional, identificación de especies raras o comunes, generalistas o especialistas, entre otros), efectos a escala (identificar y mitigar las consecuencias). Las complejidades sociales no deberían ser una reflexión tardía en los análisis sobre los alimentos y la biodiversidad, porque alteran fundamentalmente el resultado. La producción de alimentos y la biodiversidad tienen que reconciliarse. Proteger una parte de la tierra y cultivar el resto intensivamente, mantiene la biodiversidad más eficientemente (por ejemplo controladores de plagas) que en donde se protegen menos tierras, sin olvidar cultivar con técnicas amigables con la vida silvestre (Fischer et al., 2011).
Recientemente se ha comenzado a demostrar que el diálogo puede existir. La diversidad de algunos organismos como los artrópodos ha resultado mayor en los cultivos y huertos (Altieri, 2002; Chappell, 2016; Linda Marín Rivera, 2017, Comentarios personales). También en este año se ha demostrado que la presencia de depredadores generalistas (lagartijas del género Anolis) en los paisajes agrícolas (cafetales) conduce a una disminución en la abundancia de plagas herbívoras (por ejemplo, la barrenadora del café Hypothalemus hampei). Los resultados de este último estudio proporcionan evidencia de apoyo del impacto positivo de los depredadores generalistas en el control de las plagas de los cultivos en los paisajes agrícolas, y el papel de los agroecosistemas diversificados en el sostenimiento de comunidades funcionalmente diversas y la producción de cultivos en los agroecosistemas tropicales (Monagan, 2017). Conocer el funcionamiento de las interacciones ecológicas que refuerzan la función de los ecosistemas y la productividad, tiene amplias aplicaciones en el manejo de los sistemas agrícolas, a la vez que conservan la biodiversidad. Esto prueba los supuestos de Hooper et al. (2005: 4), quienes argumentan:
Recientemente se ha comenzado a demostrar que el diálogo puede existir. La diversidad de algunos organismos como los artrópodos ha resultado mayor en los cultivos y huertos (Altieri, 2002; Chappell, 2016; Linda Marín Rivera, 2017, Comentarios personales). También en este año se ha demostrado que la presencia de depredadores generalistas (lagartijas del género Anolis) en los paisajes agrícolas (cafetales) conduce a una disminución en la abundancia de plagas herbívoras (por ejemplo, la barrenadora del café Hypothalemus hampei). Los resultados de este último estudio proporcionan evidencia de apoyo del impacto positivo de los depredadores generalistas en el control de las plagas de los cultivos en los paisajes agrícolas, y el papel de los agroecosistemas diversificados en el sostenimiento de comunidades funcionalmente diversas y la producción de cultivos en los agroecosistemas tropicales (Monagan, 2017). Conocer el funcionamiento de las interacciones ecológicas que refuerzan la función de los ecosistemas y la productividad, tiene amplias aplicaciones en el manejo de los sistemas agrícolas, a la vez que conservan la biodiversidad. Esto prueba los supuestos de Hooper et al. (2005: 4), quienes argumentan:
Algunos sistemas son inicialmente insensibles a la diversidad pero se necesitan más especies para asegurar un suministro estable de bienes y servicios de los ecosistemas en áreas y períodos de tiempo más amplios. Ciertas combinaciones de especies son complementarias (podrían aumentar la productividad y la retención de nutrientes en comparación con un sistema menos diverso) y, bajo condiciones similares, la susceptibilidad a la invasión por especies exóticas es generalmente menor a mayor diversidad. Mantener una diversidad de especies ayuda a mantener un rango de opciones de manejo (Traducción personal).
Algunos sistemas son inicialmente insensibles a la diversidad pero se necesitan más especies para asegurar un suministro estable de bienes y servicios de los ecosistemas en áreas y períodos de tiempo más amplios. Ciertas combinaciones de especies son complementarias (podrían aumentar la productividad y la retención de nutrientes en comparación con un sistema menos diverso) y, bajo condiciones similares, la susceptibilidad a la invasión por especies exóticas es generalmente menor a mayor diversidad. Mantener una diversidad de especies ayuda a mantener un rango de opciones de manejo (Traducción personal).
Seguridad alimentaria y biodiversidad, ¿podemos tener ambos? (Vandemeer et al., 2007). La respuesta que podemos deducir de este conjunto de investigaciones es que sí, porque si optamos por romper dicho lazo, la pérdida de biodiversidad ocasiona pérdidas en los cultivos. Según Vandemeer et al., (2007) explican que ello ocurre porque la disminución de la biodiversidad priva al agricultor de una multitud de depredadores de plagas que dependen de plantas, así como de la diversidad estructural que desaparece de la matriz agroecológica. Existe, por lo tanto, una interdependencia entre biodiversidad y agricultura, porque el funcionamiento de una se apoya en la otra. Las soluciones a los problemas de la inseguridad alimentaria generalizada y la pérdida de biodiversidad no tienen por qué ser mutuamente excluyentes y es posible abordar ambos conceptos utilizando prácticas agroecológicas apropiadas
Seguridad alimentaria y biodiversidad, ¿podemos tener ambos? (Vandemeer et al., 2007). La respuesta que podemos deducir de este conjunto de investigaciones es que sí, porque si optamos por romper dicho lazo, la pérdida de biodiversidad ocasiona pérdidas en los cultivos. Según Vandemeer et al., (2007) explican que ello ocurre porque la disminución de la biodiversidad priva al agricultor de una multitud de depredadores de plagas que dependen de plantas, así como de la diversidad estructural que desaparece de la matriz agroecológica. Existe, por lo tanto, una interdependencia entre biodiversidad y agricultura, porque el funcionamiento de una se apoya en la otra. Las soluciones a los problemas de la inseguridad alimentaria generalizada y la pérdida de biodiversidad no tienen por qué ser mutuamente excluyentes y es posible abordar ambos conceptos utilizando prácticas agroecológicas apropiadas
Chappell et al. (2016) han realizado estudios interesantes respecto a la pregunta que se realizó anteriormente. Partiendo de que hay zonas donde la economía de agricultores está relacionada a sus prácticas, pero existen programas de seguridad nacional alimentaria que afectan potencialmente la biodiversidad en la matriz agrícola de la región y en los fragmentos de bosque, los autores evaluaron que la participación en un programa de seguridad alimentaria puede estar vinculada a la diversidad alfa y beta de algunos organismos faunísticos. Analizando las conexiones entre políticas de seguridad alimentaria municipal y biodiversidad en la región de Belo Horizonte (Brasil), los autores que participaron en esta investigación (Chappell et al., 2016), compararon la diversidad de hormigas forrajeras encontradas tanto en los cultivos como en los fragmentos de bosques adyacentes a los cultivos. Los resultados fueron sorprendentes: ¡hay mayor diversidad de hormigas en los cultivos que en los bosques! Este estudio podría ser el primero que está relacionando varios aspectos a la vez: conservación de la biodiversidad, seguridad alimentaria y cambios en las instituciones políticas alimentarias locales. Tal articulación enfatizan la importancia de integrar la política, la ecología, de modo que el bienestar humano y la conservación se analicen mano a mano.
Chappell et al. (2016) han realizado estudios interesantes respecto a la pregunta que se realizó anteriormente. Partiendo de que hay zonas donde la economía de agricultores está relacionada a sus prácticas, pero existen programas de seguridad nacional alimentaria que afectan potencialmente la biodiversidad en la matriz agrícola de la región y en los fragmentos de bosque, los autores evaluaron que la participación en un programa de seguridad alimentaria puede estar vinculada a la diversidad alfa y beta de algunos organismos faunísticos. Analizando las conexiones entre políticas de seguridad alimentaria municipal y biodiversidad en la región de Belo Horizonte (Brasil), los autores que participaron en esta investigación (Chappell et al., 2016), compararon la diversidad de hormigas forrajeras encontradas tanto en los cultivos como en los fragmentos de bosques adyacentes a los cultivos. Los resultados fueron sorprendentes: ¡hay mayor diversidad de hormigas en los cultivos que en los bosques! Este estudio podría ser el primero que está relacionando varios aspectos a la vez: conservación de la biodiversidad, seguridad alimentaria y cambios en las instituciones políticas alimentarias locales. Tal articulación enfatizan la importancia de integrar la política, la ecología, de modo que el bienestar humano y la conservación se analicen mano a mano.
Como observa Ramón Mariaca (2017, comentarios personales) “es necesario crear más sistemas de producción diversificados y continuar evidenciando lo que está ocurriendo dentro en estos sistemas de producción diversificados con ayuda de otras disciplinas, por ejemplo: los estudios sobre las interacciones bióticas”. Una buena manera de hacerlo es a través de estudios en los solares, pues estos sistemas domésticos pueden funcionar como sitios de conservación de flora y fauna en sistemas fragmentados (Cano y Moreno, 2012). Es importante recordar que 90% de los cultivos en América son familiares, y en consecuencia son sistemas muy importantes para su seguridad alimentaria (Graeub et al., 2015).
Como observa Ramón Mariaca (2017, comentarios personales) “es necesario crear más sistemas de producción diversificados y continuar evidenciando lo que está ocurriendo dentro en estos sistemas de producción diversificados con ayuda de otras disciplinas, por ejemplo: los estudios sobre las interacciones bióticas”. Una buena manera de hacerlo es a través de estudios en los solares, pues estos sistemas domésticos pueden funcionar como sitios de conservación de flora y fauna en sistemas fragmentados (Cano y Moreno, 2012). Es importante recordar que 90% de los cultivos en América son familiares, y en consecuencia son sistemas muy importantes para su seguridad alimentaria (Graeub et al., 2015).
Como Hooper et al. (2005) recomiendan, “la relación entre la diversidad biológica y las propiedades de los diferentes ecosistemas requiere mayor investigación, trabajo experimental y la incorporación de los efectos de otros motores del cambio global” Ante esto, Harvey y Sáenz (2007) proponen algunos temas clave para futuras investigaciones sobre los patrones de biodiversidad en agropaisajes, de los cuáles algunos ya se están desarrollando: a) la capacidad de los agropaisajes de conservar la biodiversidad a largo plazo; b) el uso del agropaisaje como hábitat y recursos por diferentes animales; c) el movimiento de animales a través de los elementos o las configuraciones del paisaje (ej. Chappell et al., 2016); d) las relaciones entre la estructura y la composición de agropaisajes y la biodiversidad que se encuentra en ellos; e) las interacciones entre la biodiversidad en agropaisajes y paisajes forestados; f) las relaciones entre la estructura y la composición del paisaje y la provisión de servicios ambientales (como la polinización, la dispersión de semillas, el secuestro de carbono, etc.); g) los límites de la cobertura arbórea o cobertura de vegetación dentro de paisajes bajo los cuales las comunidades de animales y plantas no pueden persistir por mucho tiempo; h) la relación entre la diversidad a nivel de hábitat o finca con la diversidad a escala del paisaje; i) las relaciones entre características microclimáticas de los agropaisajes y la presencia, la abundancia y la distribución de las diferentes especies de plantas y animales; j) los beneficios y desventajas para los productores de mantener y conservar la biodiversidad en los agropaisajes; k) las relaciones entre la intensidad agrícola y la conservación de la biodiversidad; l) las estrategias y enfoques disponibles para integrar actividades de conservación con la producción agrícola sostenible; y m) la efectividad de las políticas, las leyes y las regulaciones para resaltar la conservación de la biodiversidad en los agropaisajes.
Como Hooper et al. (2005) recomiendan, “la relación entre la diversidad biológica y las propiedades de los diferentes ecosistemas requiere mayor investigación, trabajo experimental y la incorporación de los efectos de otros motores del cambio global” Ante esto, Harvey y Sáenz (2007) proponen algunos temas clave para futuras investigaciones sobre los patrones de biodiversidad en agropaisajes, de los cuáles algunos ya se están desarrollando: a) la capacidad de los agropaisajes de conservar la biodiversidad a largo plazo; b) el uso del agropaisaje como hábitat y recursos por diferentes animales; c) el movimiento de animales a través de los elementos o las configuraciones del paisaje (ej. Chappell et al., 2016); d) las relaciones entre la estructura y la composición de agropaisajes y la biodiversidad que se encuentra en ellos; e) las interacciones entre la biodiversidad en agropaisajes y paisajes forestados; f) las relaciones entre la estructura y la composición del paisaje y la provisión de servicios ambientales (como la polinización, la dispersión de semillas, el secuestro de carbono, etc.); g) los límites de la cobertura arbórea o cobertura de vegetación dentro de paisajes bajo los cuales las comunidades de animales y plantas no pueden persistir por mucho tiempo; h) la relación entre la diversidad a nivel de hábitat o finca con la diversidad a escala del paisaje; i) las relaciones entre características microclimáticas de los agropaisajes y la presencia, la abundancia y la distribución de las diferentes especies de plantas y animales; j) los beneficios y desventajas para los productores de mantener y conservar la biodiversidad en los agropaisajes; k) las relaciones entre la intensidad agrícola y la conservación de la biodiversidad; l) las estrategias y enfoques disponibles para integrar actividades de conservación con la producción agrícola sostenible; y m) la efectividad de las políticas, las leyes y las regulaciones para resaltar la conservación de la biodiversidad en los agropaisajes.
El enfoque de la relación mutualista entre soberanía alimentaria y biodiversidad se centra tanto en las matrices agroecológicas como en los fragmentos de bosques (a veces parches o islas o acahuales maduros) que se desean “conservar”. Chappell et al. (2013) han analizado el potencial de un marco de soberanía alimentaria, basado en la protección de la viabilidad de una matriz agroecológica diversa a la vez que apoyamos los medios de vida rurales y la producción de alimentos en el mundo. Los autores que participaron en este trabajo revisaron varios ejemplos exitosos de este enfoque, incluyendo la reforma agraria ecológica en Brasil. Los pequeños productores latinoamericanos han mantenido y adoptado diversas estrategias, mezclando variedades agrícolas modernas y tradicionales apoyando niveles significativos de biodiversidad en las fincas. La alta biodiversidad en fincas asociada con las prácticas agroecológicas de los pequeños agricultores ha estado empíricamente ligada a una mayor estabilidad en los ingresos y la recuperación de los desastres ambientales (resiliencia). Sin embargo, todavía se están acumulando pruebas que dilucidan las conexiones entre la soberanía alimentaria y su énfasis en diversos cultivos tradicionales, plantas silvestres y especies animales mantenidas por pequeños agricultores con mayores beneficios económicos y sanitarios. Aunque muchos sistemas tradicionales en América Latina han demostrado su durabilidad a largo plazo, los investigadores se enfrentan a graves desafíos metodológicos inherentes a la medición de la relación entre la biodiversidad y la seguridad alimentaria dentro de un marco común, enfatizando el derecho colectivo de los productores de alimentos y de los consumidores a decidir las características de su sistema alimentario a nivel local, regional y nacional. La soberanía alimentaria contiene una ambigüedad crucial, es decir, la forma de resolver posibles contradicciones dentro de estas diferentes geografías.
El enfoque de la relación mutualista entre soberanía alimentaria y biodiversidad se centra tanto en las matrices agroecológicas como en los fragmentos de bosques (a veces parches o islas o acahuales maduros) que se desean “conservar”. Chappell et al. (2013) han analizado el potencial de un marco de soberanía alimentaria, basado en la protección de la viabilidad de una matriz agroecológica diversa a la vez que apoyamos los medios de vida rurales y la producción de alimentos en el mundo. Los autores que participaron en este trabajo revisaron varios ejemplos exitosos de este enfoque, incluyendo la reforma agraria ecológica en Brasil. Los pequeños productores latinoamericanos han mantenido y adoptado diversas estrategias, mezclando variedades agrícolas modernas y tradicionales apoyando niveles significativos de biodiversidad en las fincas. La alta biodiversidad en fincas asociada con las prácticas agroecológicas de los pequeños agricultores ha estado empíricamente ligada a una mayor estabilidad en los ingresos y la recuperación de los desastres ambientales (resiliencia). Sin embargo, todavía se están acumulando pruebas que dilucidan las conexiones entre la soberanía alimentaria y su énfasis en diversos cultivos tradicionales, plantas silvestres y especies animales mantenidas por pequeños agricultores con mayores beneficios económicos y sanitarios. Aunque muchos sistemas tradicionales en América Latina han demostrado su durabilidad a largo plazo, los investigadores se enfrentan a graves desafíos metodológicos inherentes a la medición de la relación entre la biodiversidad y la seguridad alimentaria dentro de un marco común, enfatizando el derecho colectivo de los productores de alimentos y de los consumidores a decidir las características de su sistema alimentario a nivel local, regional y nacional. La soberanía alimentaria contiene una ambigüedad crucial, es decir, la forma de resolver posibles contradicciones dentro de estas diferentes geografías.
Finalmente concluimos que se han destacado los nuevos rumbos de la investigación en sistemas tradicionales de pequeños agricultores en México y Centroamérica que son básicos para evaluar el potencial del modelo de soberanía alimentaria. Queda claro que estas iniciativas a las que se ha apostado para demostrar que mantener esta conexión bidireccional, puede explicar que también se puede reducir la pobreza a la vez que se conserva la biodiversidad. Sin embargo, aunque justificamos claramente esta conexión, es importante reflexionar ¿Hasta qué porcentaje del sistema “natural” podría ser sustituido por agroecosistemas, de tal forma que pueda seguir funcionando igual o similar al sistema? Helena Cotler, (2017, comentarios personales) menciona que hacen falta estudios al respecto, sobre todo en el sureste de México, los cuales podría ofrecer pautas para manejar las diferentes zonas funcionales a mayor escala.
Finalmente concluimos que se han destacado los nuevos rumbos de la investigación en sistemas tradicionales de pequeños agricultores en México y Centroamérica que son básicos para evaluar el potencial del modelo de soberanía alimentaria. Queda claro que estas iniciativas a las que se ha apostado para demostrar que mantener esta conexión bidireccional, puede explicar que también se puede reducir la pobreza a la vez que se conserva la biodiversidad. Sin embargo, aunque justificamos claramente esta conexión, es importante reflexionar ¿Hasta qué porcentaje del sistema “natural” podría ser sustituido por agroecosistemas, de tal forma que pueda seguir funcionando igual o similar al sistema? Helena Cotler, (2017, comentarios personales) menciona que hacen falta estudios al respecto, sobre todo en el sureste de México, los cuales podría ofrecer pautas para manejar las diferentes zonas funcionales a mayor escala.
Chappell nos aporta y sugiere los vacíos pendientes en el campo de la Agroecología. Él piensa que hay mucho trabajo en general: institucionalizar cooperación entre académicos, campesinos, movimientos, y ciudadanos en general, especialmente los que trabajan con agricultura urbana. Además, la agroecología debe estar en conversación con todos los segmentos de la sociedad. Como la agroecóloga Clara Nicholls ha declarado, "necesitamos una alternativa al actual sistema industrial, y la agroecología es la alternativa". Ella, como muchos otros, cree que no hay otro camino racional. Sin embargo, son necesarios esfuerzos conjuntos con el pueblo. Por lo menos a Chappel, le gustaría ver otras políticas como las de Brasil, donde hay varios "núcleos de agroecología" apoyados por el gobierno. A su parecer, se necesita que cada núcleo académico tenga uno o más socios de los comunidades locales (M.J. Chappell, 2017, comentarios personales).
Chappell nos aporta y sugiere los vacíos pendientes en el campo de la Agroecología. Él piensa que hay mucho trabajo en general: institucionalizar cooperación entre académicos, campesinos, movimientos, y ciudadanos en general, especialmente los que trabajan con agricultura urbana. Además, la agroecología debe estar en conversación con todos los segmentos de la sociedad. Como la agroecóloga Clara Nicholls ha declarado, "necesitamos una alternativa al actual sistema industrial, y la agroecología es la alternativa". Ella, como muchos otros, cree que no hay otro camino racional. Sin embargo, son necesarios esfuerzos conjuntos con el pueblo. Por lo menos a Chappel, le gustaría ver otras políticas como las de Brasil, donde hay varios "núcleos de agroecología" apoyados por el gobierno. A su parecer, se necesita que cada núcleo académico tenga uno o más socios de los comunidades locales (M.J. Chappell, 2017, comentarios personales).
III. Bibliografía. Lista de las aportaciones sobresalientes.
III. Bibliografía. Lista de las aportaciones sobresalientes.
3.1. Artículos en journal
3.1. Artículos en journal
Badgley, C., Moghtader, J., Quintero, E., Zakem, E, Chappell, M.J., Avilés-Vázquez, K., Samulon, A., y Perfecto, I. (2007). Organic agriculture and the global food supply. Agriculture and Food, 22(2). https://doi.org/10.1017/S1742170507001640
Chappell, M. J., Wittman, H., Bacon, C. M., Ferguson, B. G., Barrios, L. G., Barrios, R. G., Perfecto, I. (2013). Food sovereignty: an alternative paradigm for poverty reduction and biodiversity conservation in Latin America. F1000Research, 2(1), 235. https://doi.org/10.12688/f1000research.2-235.v1
Chappell, M. J., y LaValle, L. A. (2011). Food security and biodiversity: Can we have both? An agroecological analysis. Agriculture and Human Values, 28(1), 3–26. https://doi.org/10.1007/s10460-009-9251-4
Chappell, M. J., Moore, J. R., y Heckelman, A. A. (2016). Participation in a City Food Security Program May Be Linked to Higher Ant Α- and Β-Diversity: an Exploratory Case from Belo Horizonte, Brazil. Agroecology and Sustainable Food Systems, 3565 (March), 21683565.2016.1160020. https://doi.org/10.1080/21683565.2016.1160020
Fischer, J., Batary, P., Bawa, K. S., Brussaard, L., Chappell, M. J., Clough, Y., y von Wehrden, H. (2011). Conservation: Limits of Land Sparing. Science, 334(6056), 593–593. https://doi.org/10.1126/science.334.6056.593-a
Graeub, B. E., Chappell, M. J., Wittman, H., Ledermann, S., Kerr, R. B. y Gemmill-Herren, B. (2016). The State of Family Farms in the World. World Development, 87(June), 1–15. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2015.05.012
Hanspach, J., Abson, D. J., Loos, J., Tichit, M., Chappell, M. J. y Fischer, J. (2010). Develop, Then Intensify. Science, 329(May), 1466–1468. https://doi.org/10.1126/science.
Loos, J., Abson, D. J., Chappell, M. J., Hanspach, J., Mikulcak, F., Tichit, M. y Fischer, J. (2014). Putting meaning back into “sustainable intensification.” Frontiers in Ecology and the Environment, 12(6), 356–361. https://doi.org/10.1890/130157
Oldekop, J. A., Chappell, M. J., Peixoto, F. E. B., Paglia, A. P., do Prado Rodrigues, M. S.y Evans, K. L. (2015). Linking Brazil’s food security policies to agricultural change. Food Security, 7(4), 779–793. https://doi.org/10.1007/s12571-015-0475-4
Schipanski, M. E., MacDonald, G. K., Rosenzweig, S., Chappell, M. J., Bennett, E. M., Kerr, R. B. y Schnarr, C. (2016). Realizing resilient food systems. BioScience, 66(7), 600–610. https://doi.org/10.1093/biosci/biw052
Wittman, H., Chappell, M. J., Abson, D. J., Kerr, R. B., Blesh, J., Hanspach, J. y Fischer, J. (2016). A social-ecological perspective on harmonizing food security and biodiversity conservation. Regional Environmental Change, (September), 1–11. https://doi.org/10.1007/s10113-016-1045-9
IV. Literatura citada
Altieri, M. A. (2002). Agroecology: the science of natural resource management for poor farmers in marginal environments. Agriculture Ecosystems & Environment, 93(1–3), 1–24.
Astier, C. M., Argueta, Q., Orozco-Ramírez, Q., González, S.M.V., Morales, H. J., Gerritsen, P. R. W., Escalona, M., Ambrosio. (2015). Historia de la agroecología en México. Agroecología, 10(2), 9–17.
Badgley, C., Moghtader, J., Quintero, E., Zakem, E., Chappell, M. J., Avilés-Vázquez, K., Perfecto, I. (2007). Organic agriculture and the global food supply. Agriculture and Food, 22(2). https://doi.org/10.1017/S1742170507001640
Cano, C.E.J. y Moreno, V. Uribe. (2012). Consideraciones finales En Mariaca M.R. (ed.) El Huerto familiar de sureste de México. Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental del Estado de Tabasco y El Colegio de la Frontera.
Chappell, M. J., & LaValle, L. A. (2011). Food security and biodiversity: Can we have both? An agroecological analysis. Agriculture and Human Values, 28(1), 3–26. https://doi.org/10.1007/s10460-009-9251-4
Chappell, M. J., Moore, J. R., & Heckelman, A. A. (2016). Participation in a City Food Security Program May Be Linked to Higher Ant Α- and Β-Diversity: an Exploratory Case from Belo Horizonte, Brazil. Agroecology and Sustainable Food Systems, 3565 (March), 21683565.2016.1160020. https://doi.org/10.1080/21683565.2016.1160020
Chappell, M. J., Wittman, H., Bacon, C. M., Ferguson, B. G., Barrios, L. G., Barrios, R. G., Perfecto, I. (2013). Food sovereignty: an alternative paradigm for poverty reduction and biodiversity conservation in Latin America. F1000Research, 2(1), 235. https://doi.org/10.12688/f1000research.2-235.v1
Fischer, J., Abson, D. J., Butsic, V., Chappell, M. J., Ekroos, J., Hanspach, J., von Wehrden, H. (2014). Land sparing versus land sharing: Moving forward. Conservation Letters, 7(3), 149–157. https://doi.org/10.1111/conl.12084
Fischer, J., Batary, P., Bawa, K. S., Brussaard, L., Chappell, M. J., Clough, Y., Von Wehrden, H. (2011). Conservation: Limits of Land Sparing. Science, 334(6056), 593–593. https://doi.org/10.1126/science.334.6056.593-a
Fischer, J., Abson, D. J., Bergsten, A., French Collier, N., Dorresteijn, I., Hanspach, J., Senbeta, F. (2017). Reframing the Food–Biodiversity Challenge. Trends in Ecology & Evolution, xx, 1–11. https://doi.org/10.1016/j.tree.2017.02.009
Goebel, M. D. A. (2010). Ecology of the poor and social marginality : vehicles of complementary and bridges of a dialogue. Rev. Reflexiones, 89(1), 127–142.
Graeub, B. E., Chappell, M. J., Wittman, H., Ledermann, S., Kerr, R. B., & Gemmill-Herren, B. (2015). The State of Family Farms in the World. World Development, 87(June), 1–15. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2015.05.012
Harvey, Celia A., Sáenz, J. C., & Montero, J. (2007). Conservación de la biodiversidad en agropaisajes demesoamérica: ¿qué hemos aprendido y qué nos falta conocer? In C. A. Harvey & J. C. Sáenz (Eds.), Evaluación y conservación de biodiversidad en paisajes fragmentados de mesoamérica (Vol. 3, pp. 2005–2007). Editorial INBio.
Hooper, D. U., Chapin, F. S., Ewel, J. J., Hector, A., Inchausti, P., Lavorel, S., Wardle, D. A. (2005). Effects of biodiversity on ecosystem functioning: A consensus of current knowledge. Ecological Monographs, 75(1), 3–35. https://doi.org/10.1890/04-0922
Martínez, A. J. (2004). El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguajes de valoración, Barcelona: Icaria Antrazyt-Flacso, (Edición orig. inglés 2002).
Méndez, V. E., Bacon, C. M., & Cohen, R. (2013). La Agroecología Como Un Enfoque Transdisciplinar , Participativo Y Orientado a La Acción 1. Agroecología, 8(2), 9–18.
Monagan, I., Morris, J., Rabosky, A., Perfecto, I., & Vandermeer, J. (2017). Anolis lizards as biocontrol agents in mainland and island agroecosystems. Ecology and Evolution, (January), 1–11. https://doi.org/10.1002/ece3.2806
Perfecto, I., Mas, A., Dietsch, T., & Vandermeer, J. (2003). Conservation of biodiversity in coffee agroecosystems: A tri-taxa comparison in southern Mexico. Biodiversity and Conservation, 12(6), 1239–1252. https://doi.org/10.1023/A:1023039921916
Perfecto, I., Rice, R., & Greenberg, R. (1996). Shade Coffee: A Disappearing Refuge for Biodiversity. BioScience, 46(8), 598–608. https://doi.org/10.2307/1312989
Perfecto, I., & Vandermeer, J. (2002). Quality of Agroecological Matrix in a Tropical Montane Landscape: Ants in Coffee Plantations in Southern Mexico Calidad de la Matriz Agroecológica en un Paisaje Montañoso Tropical: Hormigas en Plantaciones de Café en el Sur de México. Conservation Biology, 16(1), 174–182. https://doi.org/10.1046/j.1523-1739.2002.99536.x
Perfecto, I., Vandermeer, J. H., Bautista, G. L., Nuñez, G. I., Greenberg, R., Bichier, P., & Langridge, S. (2004). Greater predation in shaded coffee farms: The role of resident neotropical birds. Ecology, 85(10), 2677–2681. https://doi.org/10.1890/03-3145
Perfecto, I., Vandermeer, J., Hanson, P., & Carti, V. (1997). Arthropod biodiversity loss and the transformation of a tropical agro-ecosystem. Biodiversity and Conservation, 6, 935–945. https://doi.org/10.1023/A:1018359429106
Perfecto, I., Vandermeer, J., Mas, A., & Pinto, L. S. (2005). Biodiversity, yield, and shade coffee certification. Ecological Economics, 54(4), 435–446. https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2004.10.009
Wezel, A., & Soldat, V. (2009). A quantitative and qualitative historical analysis of the scientific discipline of agroecology. International Journal of Agricultural Sustainability, 7(1), 3–18. https://doi.org/10.3763/ijas.2009.0400
Page updated
Google Sites
Report abuse