Imagen tomada del Asentamiento Santa Rita, Porto Alegre (Domené, 2006)
La construcción de la agroecología desde bases sociales: La experiencia del
Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (MST)
Por: Olga Domené-Painenao
“Ocupar, resistir y producir”
Lema del MST
La agroecología en el contexto del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) de Brasil, uno de los colectivos más grandes del mundo, tiene características particulares por ser un proceso multifocal y en continua transformación, entretejido de luchas, tensiones y contradicciones. El MST tiene un enfoque político y los aportes que se producen, en su primera fase, son estrategias orientadas hacia grandes objetivos: el acceso a la tierra, una reforma agraria amplia y la promoción de cambios estructurales en cuanto a la emergencia de nuevos liderazgos políticos (Mendes, 2005). Esta realidad, ha sido enmarcada por sectores organizativos como: educación, producción, formación, finanzas, comunicación, frente de masas y proyectos nacionales, relaciones internacionales y derechos humanos (Chaguaceday Brancaleone, 2010). Es por ello que este documento se abordará desde la experiencia, como proceso histórico, tomando como base la revisión documental - desde tesis doctorales hasta entrevistas a militantes - que permiten hacer una lectura general de este actor. De alguna forma, este movimiento se ha apropiado de la agroecología como bandera de lucha, la cual ha reconfigurado dándole nuevas re-interpretaciones, que es lo que se pretende socializar en las siguientes líneas, resaltando algunos aportes que hoy permiten visualizar esta ciencia emergente desde nuevas perspectivas.
El MST: Origen y proceso
En las últimas décadas, América latina ha sufrido los embates de desarrollismo y Brasil no fue la excepción. Una historia de monarquías, esclavitud, y más contemporáneamente, democracias de baja intensidad y procesos dictatoriales, han marcado su dinámica política y social. Esta situación ha provocado la emergencia de movimientos sociales que hoy son referencia en el continente y el mundo, tal es el caso del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (MST).
El MST es un movimiento social, nacional, popular, de masas y de organización nacional, conformado por una sólida base agraria, con millares de personas[1], más de diez sectores y presente en 24 Estados, de 27 estados del país (Mendes, 2015). Este movimiento se desarrolla como producto de las luchas que las/os trabajadoras/es de la tierra fueron desplegando en la región sur del país, articulando organizaciones campesinas, sindicatos de trabajadores rurales y activistas (por la conquista de derechos esenciales como el acceso a la tierra (Chaguaceda y Brancaleone, 2010).
Su proceso de gestación tiene lugar entre 1979, con la ocupación de la “Fazenda Macali” en Río Grande del Sur, a enero del 1984, donde nace formalmente con la celebración del Primer Congreso Nacional (Chaguaceda y Brancaleone, 2010; Mendes, 2015)
El MST como unos de los movimientos más grandes del continente, se caracteriza por estar conformado por una gran base campesina, así como la inclusión paulatina de otros actores (campesinos sin tierras, investigadores, militantes, “excluidos” urbanos, entre otros), tiene su origen en un contexto particular, un Brasil que vivía una apertura política, post régimen militar. Según Mendes (2005) denota cuatro procesos, que son definitivos para el desarrollo del movimiento:
1) El acelerado crecimiento de la agricultura industrial, adoptando el paquete de la “revolución verde” y ajustado a las políticas del Banco Mundial (Correa, 2012; Pahnke, 2015) incrementó los conflictos existentes en cuanto a la concentración de la tierra[2], lo que conllevó a la expulsión de los pequeños agricultores, arrendatarios y demás habitantes del área rural.
2) El trabajo pastoral de las Iglesias Católica y Luterana en pro de la lucha por la tierra, y específicamente la Comisión Pastoral de la Tierra (Chaguaceda y Brancaleone, 2010), influenciada por la teología de la liberación, tuvo mucho que ver en las formas de organización que se establecieron al inicio del proceso, aunque después exista una especie de desligue para lograr autonomía (Mendes, 2005)
3) La crisis de las formas tradicionales de representación del mundo del trabajo y la emergencia de una nueva configuración de las clases populares. Esta crisis representaba la oportunidad de generar nuevos liderazgos ante el vacío que dejaban viejas estructuras como los sindicatos agrícolas articulados con el estado, lo ortodoxo del marxismo, entre otros.
4) Estas fragmentaciones también fueron influenciadas por las dinámicas que se generaron en las ciudades, básicamente por el movimiento obrero, durante las huelgas entre el período 1978-1979 (Mendes, 2005), por lo que estas luchas fueron una amalgama de fuerzas que también permitió la emergencia de grupos como el Partido de los trabajadores (PT) y la Central Única de los Trabajadores (CUT) desde el ámbito sindical urbano.
Desde esta cuna, el MST asume como bandera, tres objetivos centrales: el acceso a la tierra, una reforma agraria amplia y la promoción de cambios estructurales en cuanto a la emergencia de nuevos liderazgos políticos (Mendes, 2005; Turniawan, 2015).
El MST y la agroecología en Brasil: una dinámica interactiva
Para comprender como se relacionan el MST y la agroeocología, es necesario contextualizar la situación en ese momento en Brasil. Lo que resulta evidente a primera vista es que ambos critican abiertamente al modelo de agricultura convencional (Borsatto y Carmo, 2013; De´Carli, 2013; Turniawan, 2015), lo que podríamos considerar como un punto de partida. Por su parte, Petersen (2005) plantea que el movimiento agroecológico brasilero fue gestado y dio sus primeros pasos en el mismo nicho en que se crea el MST, “Así como los principales movimientos sociales en el campo, gran parte de las ONGs hoy dedicadas a la promoción de la Agroecología tuvieron sus orígenes ligados a los grupos constituidos por las CEBs (Comunidades Eclesiales de base), con el apoyo de la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra). (Petersen. 2005, en Correa, 2007:27).
Las primeras formas de organización según Correa (2007), son las CEBs (Comunidades Eclesiales de base), creadas en 1975 por la Iglesia Católica, de la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra) que acompañan con un enfoque metodológico local a las comunidades rurales en todo el país. Muchas iniciativas que parten de allí, son llevadas a cabo en la práctica, como ejemplo las “casas de harina”, los cultivos colectivos, bancos de semillas y los trabajos comunitarios (Correa, 2007; Chaguaceda y Brancaleone, 2010).
EL MST generó como estrategia primaria la ocupación de los territorios, defendiendo los procesos de reforma agraria, y para lograr la consolidación de las familias asentadas se aprovecharon algunos programas de financiamientos que se generaron para ese momento (Neto y Canavesi, 2001). Estos créditos eran bajo los enfoques de la agricultura convencional, es decir en ese momento el tema del modelo agrícola no era un problema prioritario para el movimiento.
Entre 1980 - 1994 se crearon interesantes acercamientos entre técnicos y estudiantes que empezaban a generar algunos aportes hacia a la agricultura alternativa y el Movimiento sin tierra, sobre todo hacia el Sur de Brasil en el estado de Paraná. Tal fue el caso del trabajo con Red PTA (Red de Intercambio de Tecnologías Alternativas) que trataba de recolectar y reproducir semillas locales, quienes luego tuvieron inconvenientes por la sanción de leyes que favorecieron a las empresas y laboratorios privados, en detrimento de la capacidad de los agricultores de mantener el control sobre la semilla (Correa, 2007).
Para ese mismo período se destacan dos logros importantes del MST en relación a temas relacionados con la agroecología: la creación en 1986 del Centro de Tecnologías Alternativas y Populares (CETAP) y la conquista del Programa de Crédito Especial para la Reforma Agraria (PROCERA) (Correa, 2017).
Sin embargo, en el periodo comprendido entre 1995-2000, bajo el gobierno de Fernando Enrique Cardoso, fue uno de los momentos más difíciles para el MST (Turniawan, 2015; Correa, 2007), ya que se profundizaron las políticas neoliberales con privatizaciones, apertura comercial, liberación de precios, entre otras. Sin embargo, también fue el periodo cuando más se apoyó la política de asentamientos, de una reforma agraria, bajo el lema “Nuevo Mundo Rural” abanderado por el Banco Mundial[3] (De´Carli, 2013).
También fue el tiempo donde se intenta desprestigiar al movimiento, ya que gozaba de reconocimiento internacional, quitando apoyos en algunos programas que venían articulando entre MST-Estado, entre estos el Programa de Crédito Especial para la Reforma Agraria (PROCERA), que finalmente cierra en 1998 (Stedile, 2002; Mendes, 2007; Chaguaceda y Brancaleone, 2010). Asimismo ocurren las “masacres” de Corumbiara (Rondonia) en 1995 y la masacre de Eldorado de los Carajás (Pará) en 1996, cuando “fueron asesinados por la policía militar nueve y diecinueve trabajadores rurales respectivamente, además de un centenar de personas que quedaron mutiladas y heridas” (Correa, 2007:38), que alcanzó a elevar protestas a nivel mundial, y que la Vía Campesina conmemora como el día de la Lucha campesina, el 17 de abril.
En este espacio es que el MST, después de evaluar los procesos en los asentamientos, concluyen que era insostenible continuar desarrollando el modelo de agricultura industrial (alta dependencias de insumos, tecnologías, mercados) y era incoherente con el proyecto popular para el campo (Chaguaceda y Brancaleone, 2010). Uno de los primeros procesos organizados para avanzar en la discusión e implementación de la Agroecología en el MST fue la creación de los Centros de Formación en los asentamientos. En 1996 el MST nacional realiza una reunión de planificación donde la Dirección Nacional debate los asentamientos y la perspectiva agroecológica (Correa, 2007).
Entre 1996 a 2000 surgen decenas de iniciativas de producción agroecológica en diversos estados, con múltiples producciones e innovaciones agrícolas. La mayoría de las experiencias se caracterizan por la sustitución de insumos, con procesos de producción localizados, de poca consistencia, muy vulnerables y dependientes de conocimientos e insumos externos (Mendes, 2005).
A fines del año 1996, el Gobierno Federal lanza el programa de asistencia técnica el Proyecto “Lumiar”[4], coordinado por el MST, lo que garantizó la contratación de técnicos que contribuyeron con la construcción del enfoque agroecológico en los asentamientos (Mendes, 2005; Correa, 2007)
Entonces, surgieron las experiencias de arroz ecológico, la soya orgánica, las semillas agroecológicas de hortalizas y producción de duraznos en la región sur de Río Grande del Sur; la yerba mate y el té mate ecológico en Paraná, el café orgánico en Espíritu Santo, entre otras tantas experiencias (Mendes, 2005).
Desde el 2002 en adelante se generan múltiples eventos entre Jornadas campesinas, de mujeres y de jóvenes, el Foro Social Mundial, Congresos, entre otros; donde el MST se apropia más del debate y concepción de la agroecología. Hoy, es, por medio de sus miembros, un destacado ponente en eventos nacionales e internacionales.
Principales aportes del MST para la agroecología
Durante todo el proceso descrito, el MST se fue apropiando de algunos términos y prácticas vinculados a los sistemas alimentarios, y sin duda, la organización por sectores (educación, producción, formación, finanzas, comunicación, frente de masas y proyectos nacionales, relaciones internacionales y derechos humanos) logró impulsar agendas temáticas diversas (Chaguaceda y Brancaleone, 2010). Partiendo de ello, en la siguiente parte, se intenta rescatar las ideas centrales o categorías más importante de su discurso y praxis, que hoy aportan el debate abierto de la agroecología en América Latina:
1. Reforma agraria
Una de las condiciones esenciales para alcanzar la soberanía alimentaria, es el acceso a la tierra (Altieri y Nicolls, 2012) o la democratización de la propiedad de la tierra (Toledo, 2002), y el MST a través de la estrategia de la ocupación ha logrado negociar y/o presionar al Estado, en función de alcanzar el desarrollo de políticas públicas que favorezcan la distribución justa de este bien común.
Sobre este tema hay mucho escrito desde la experiencia, y algunos abordajes teóricos que consideran al marxismo como referente central (Neto y Canavesi, 2001). En este caso, se evidencia claramente como los momentos políticos definen la “modalidad” de acceso a la tierra, en resumen es el Estado quien define “el cómo”, a través de leyes[5].
El MST logra avanzar en este tema, entre 1980-1990 al denunciar el latifundio y las injusticias agrarias, generando aportes como procesos de desapropiación de tierras[6] y reglamentación de las relaciones de trabajo en el campo. Así mismo, rememoramos que entre 1995-2000 se promovió una reforma agraria modalidad Banco Mundial (Mendes, 2005; Correa, 2017; Turniawan, 2015), que buscó desmontar al MST y que implicó la aplicación de un paquete técnico-político que sólo produjo dependencia técnica, financiera e inseguridad alimentaria a los modos de vida rurales.
Otro aporte interesante ha sido que han podido demostrar la importancia de la pequeña producción eficiente para el desarrollo socioeconómico nacional: 30% de la soya, 50% del maíz y 30% del ganado son producidos en fincas de menos de 200 hectáreas (Chaguaceda y Brancaleone, 2010). Esto demuestra, además, que las pequeñas agriculturas alimentan a la región, combatiendo al monopolio, dinamizando los mercados locales y las redes de consumo (Mançano, 2014) situación que promueve la soberanía alimentaria.
Así mismo, para aterrizar sobre qué tipo de reforma agraria se desarrolla este movimiento, tomamos la opinión de Chaguaceda y Brancaleone (2010, p.269) que trazan lo siguiente:
“...el MST defiende un modelo de reforma agraria que se ha transformado con el tiempo, aunque capitalista, lo que João Pedro Stédile, llama reforma agraria popular: basado en pequeñas y medianas unidades productivas, inspiradas en tecnologías alternativas y agroecológicas e integradas por cooperativas agroindustriales”.
Entre tanto, las investigaciones de Neto y Canavesi, (2001), definen que la reforma agraria que asume este movimiento social tiene un enfoque agroecológico, diez años después, en el tercer congreso nacional celebrado, el MST publicó la" visión de un nuevo tipo de reforma agraria ", en el que se percibe una fuerte preocupación por los problemas de desarrollo, sobre todo la rural agrícola, a ser implementado en un "auto-sostenible", teniendo en cuenta el "desarrollo de tecnologías apropiadas a la realidad brasileña, la preservación y recuperación de los recursos naturales", basada en la producción familiar cooperativo (Neto y Canavesi, 2001: 208).
Esto significa, que el MST ha transformado continuamente su concepción de esta categoría, la cual se enmarca en un rango de “equilibrio dinámico” es decir mantienen sus principios pero se modifica ajustado al momento histórico.
2. Educación
La educación, como categoría, siempre ha estado presente en el discurso y en el quehacer del MST[7]. En primer lugar para resolver la cuestión del analfabetismo (1998), que llevó a la conformación del colectivo Nacional de Educación (1989-1998), y con ello se desarrollaron una serie de eventos regionales y nacionales para plantear las formas de generar procesos desde los discursos alternativos (Chaguaceda y Brancaleone, 2010).
Educar, para el MST significa básicamente “formar para transformar la sociedad” se trata de desarrollar la conciencia de clase y la conciencia revolucionaria, es por ello, que la lucha por la escuela es la fase siguiente a la lucha por la tierra, se trata de asegurar el acceso a la educación de los niños/as, la alfabetización de jóvenes y adultos y la formación técnica y política de sus jóvenes, en los asentamientos ocupados. La concepción de la escuela en el MST, es repensada de forma integral y contempla muchos objetivos, como herramienta de emancipación social, para la promoción de valores y así mejorar la vida de los asentamientos y del entorno local, estimulando además, el compromiso y la formación política (Cañadel, 2011).
Este ámbito considera como base la educación popular, posiblemente por su origen junto a los grupos religiosos vinculados a la teología de la liberación, donde la crítica al modelo de educación imperante, genera otras formas de abordar el proceso educativo, desde la vida cotidiana en los campamentos y asentamientos, (Turniawan, 2015). Tiene una fuerte influencia desde la perspectiva de Gramsci, dando lugar a la emergencia de los intelectuales orgánicos, así como de Paulo Freire, que inspira su metodologías “enmancipadoras” (Cañadel, 2011).
Entonces, la necesidad de la formación agroecológica aparece como una motivación central, en los últimos años, por lo que se hace necesario difundir este conocimiento ampliamente. Como estrategia, el MST ha comenzado a construir Escuelas Agroecológicas y cursos técnicos, fomentar la formación de nuevas generaciones de técnicos, y la movilización y participación en el intercambio internacional de conocimientos (Turniawan, 2015).[8]
Hoy están en la transformación de los pensum de estudios de las escuelas rurales, lo que llaman la educación del campo[9] de manera que los contenidos se ajusten a la realidad cotidiana de la vida rural. Este proceso, sin duda, ha influenciado a los movimientos campesinos de toda la región.
3. Transiciones y sistemas de producción agroecológico
La agroecología es un tema de interés reciente dentro del MST, como consecuencia de las crecientes contradicciones que tuvieron que afrontar posterior al logro de acceder a la tierra y tener que asumir lo productivo. Desde entonces, es un aspecto en proceso, existen discusiones y experiencias que van desde pequeños sistemas de producción familiar (agricultura camponesa) hasta sistemas de monocultivos orgánicos (arroz, maíz, etc.).
En un inicio, como se destacó en líneas previas, lo agrícola se abordó desde la visión convencional, esto conllevo al fracaso de algunas experiencias, por múltiples causas (dependencia de insumos, semillas y agroquímicos hasta el tema de los compromisos adquiridos por los créditos), esta situación convocó al MST a cuestionar el modelo productivo agrícola que estaban desarrollando. Entonces, asumen la agroecología como una forma de producir alimentos, lo que llevó a abordar la soberanía alimentaria como un eje transversal, una bandera que desarrolla la Vía Campesina, de la cual el MST es parte.
Así se dan las primeras experiencias concretas, que son de producción de insumos y de experiencias de cultivos. En el año 2000, se destaca el nacimiento de la primera empresa de semillas ecológicas del MST, BioNatur[10], que pasó a ser la marca comercial de las semillas agroecológicas de hortalizas, así como una cooperativa colectiva del MST que desarrolló sistemas agroecológicos de producción basados en el cultivo de la caña de azúcar, miel y leche. Otra experiencia, en San Pablo, implementó un proyecto de corredores ecológicos, sistemas agroflorestales y recomposición de paisajes (Correa, 2007)
Estas primeras experiencias de producción agroecológica permitieron que el MST comenzara a discutir seriamente sobre la agroecología y las estrategias con los asentamientos. Generó además, la necesidad de buscar articulaciones con otros actores que tenían experiencia en estos temas y se amplió el debate dentro de la organización, lo que conllevo a una participación más activa en el mundo de la agroecología brasileña.
Una fuerte influencia ha sido su incorporación a La Vía Campesina (LVC), que plantea la importancia de biodiversidad y los saberes campesinos. Otro evento que generó asumir una posición política, fue la liberación de la soja transgénica en Brasil, que conllevo a la organización de la campaña contra los transgénicos y el agronoegocio (Correa, 2007).
Otro aporte desde este ámbito, es que tienen tiempo pensando en el escalamiento, más producción en una o varias áreas, es decir producir más alimentos desde enfoques tomados de la agroecología. Emerson Giacomelli, militante del Asentamiento “Nova Santa Rita”, una de las cooperativas productoras de arroz agroecológico más importante del movimiento, plantea lo siguiente:
“Todavía es muy común la idea de que el producto orgánico y agroecológico se produce a pequeña escala y sólo se pueden vender en las ferias y mercados locales. Estamos demostrando que no es así. Con el arroz orgánico, estamos demostrando que es posible escala de producción agroecológica y la calidad. " (Weissheimer, 2015)
Como se puede apreciar, el MST esta transitando hacia nuevas formas de hacer agriculturas desde la agroecología, se contextualiza, adopta y adaptan tecnologías apropiadas. Y no sólo discuten lo productivo sino, el para qué y para quién producir, amplían la visión sistémica de los alimentos. Por lo que el tema de la agroecología dentro del movimiento toma diferente matices, desde la formas de producción, el papel de la biotecnología, la producción de bioinsumos, el territorios, la biodiversidad, el papel de la mujeres y los jóvenes, entre otros aspectos, que hoy enriquecen el debate mundial y donde el MST demuestra que producir agroecológicamente es posible.
4. Redes y políticas públicas: hacia el aprovechamiento de las sinergias
Una forma de lograr generar nuevas formas de asumir los retos que tienen como movimiento, ha sido la organización y la articulación. No hay que perder de vista el gran número de participantes que militan desde diversos territorios en ese enorme país.
El MST es un movimiento en resistencia, donde se planifica estratégicamente, considerando las bases y generan planes de acciones concretos, de allí que uno de los objetivo-estrategia, que han logrado con relativo éxito, es articular con actores gubernamentales y no gubernamentales, lo que ha permitido en parte los avances que se han tenido (Pahnke, 2015; Correa, 2007).
Para Pahnke (2015) uno de los aportes teóricos de la lucha autonómica del MST, es que han demostrado, que la organización de los cooperativistas y la extensión de la agroecología constituyen un nuevo modo de resistencia, donde continuamente desafían al poder estatal y a la propiedad privada, logrando controlar pequeños territorios.
Como ejemplo de estas interacciones, más allá del importante movimiento cooperativista, está la Red de Investigación en Agroecología que tuvo como premisa la necesidad de tener campesinos como protagonistas de la investigación, organizando las acciones en los núcleos de base y constituyendo unidades regionales de investigación (Correa, 2007), lo que desafía nuevamente las lógicas dominantes, en cuanto a la creación de conocimiento.
A modo de reflexión
La agroecología se reconfigura según el contexto y el MST ha logrado re-pensarla, generando aportes interesantes para Latinoamérica. Entre sus contribuciones tenemos las estrategias para el acceso a las tierras a través de reforma agraria, la educación en contextos rurales, la transición a otros modelos de agriculturas como un proceso multifocal y la conformación orgánica de redes así como articulaciones que son capaces de mutar ajustado a las necesidades y momentos. Desde esta perspectiva la agroecología que se plantea es de caracter político al buscar transformar las relaciones sociales de producción del sistema alimentario (desde la producción al consumo), y en diversos niveles (a partir de lo local hasta lo macro-internacional) donde lo atraviesan ejes transversales temáticos (como educación, políticas públicas, producción, internacionalización), es decir, transcendió la visión clásica orientada sólo a la transición de la parcela para llevarla a niveles de territorios y autonomías. Asimismo, han ido desarrollando una forma particular de dispersar el poder, a través de acciones concretas, re-creando una nueva organicidad y generando sus propios códigos sociales (diálogos de/entre saberes). Por lo que siempre están en movimiento, en transiciones, que parece imitar a la vida misma.
Influencias
En el caso del MST, es complicado determinar las influencias, por lo que destacaremos investigadores que han co-influenciado con el movimiento, es decir se han retroalimentado, como es el caso, entre los más resaltantes:
Corriente Brasileña: Ana Primavesi, Luis Carlos Pinheiro Machado, Paulo Petersen, Costabeber, Caporal, entre otros/as.
Movimientos sociales: La Vía Campesina Internacional (Peter Rosset)
Académicos: Miguel Altieri, Víctor Toledo, Sevilla Guzmán Casado, Fernandes
Religiones: Pastoral de la Tierra.
MST: Joao Pedro Stedile
En cuanto a referencias bibliográficas, son múltiples, desde libros, tesis y reportajes. El MST tiene un portal oficial http://www.mst.org.br/
Referencias bibliográficas
Altieri, M. Á., y Nicholls, C. I. (2012). Agroecología: única esperanza para la soberanía alimentaria y la resiliencia socioecológica. Agroecología, 7(2), 65-83. Recuperado de http://revistas.um.es/agroecologia/article/view/182861
Borsatto, R. y Carmo, M. S. (2013). A construção do discurso agroecológico no Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem-Terra (MST). Revista de Economia e Sociologia Rural, 51(4), 645-660. Recuperado de https://dx.doi.org/10.1590/S0103-20032013000400002
Cañadell, R. (2011). El MST: Un movimiento en marcha. El Viejo Topo, 287, 55. Recuperado de http://iac.cat/ms/wp-content/uploads/2011/12/el-viejo-topo.pdf
Chaguaceda, A. y Brancaleone, C. (2010). El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra (MST) hoy: desafíos de la izquierda social brasileña. Argumentos (México, D.F.), 23(62), 263-279. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-57952010000100012&lng=es&tlng=es.
Correa, C. (2007). MST en marcha hacia la Agroecología: una aproximación a la construcción histórica de la Agroecología en el MST. Córdoba: Dissertação (Maestria en Agroecologia: un enfoque sustentable de la agricultura ecológica). Universidad Internacional de Santa Lucía e Universidad de Córdoba.
De’ Carli, C. (2013). O discurso político da agroecologia no MST: O caso do Assentamento 17 de Abril em Eldorado dos Carajás, Pará, Revista Crítica de Ciências Sociais [Online]. Recuperado de: http://rccs.revues.org/5245 ; DOI : 10.4000/rccs.5245
Mançano B. (2014). Cuando la agricultura familiar es campesina. En: Agriculturas campesinas en Latinoamérica. Propuestas y desafíos. Francisco Hidalgo F. François Houtart. Pilar Lizárraga A. [Editores]. Instituto de Altos Estudios Nacionales Ecuador – Quito
Mendes, J. M; (2005). El MST en una perspectiva histórica. Argumentos, () 9-26. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59504902
Medeiros, C. (21 de junho de 2016). “MST vai inserir o tema da agroecologia na educação básica das escolas do campo”. MST.
Neto, C. C., y Canavesi, F. (2001). Sustentabilidade em assentamentos rurais: o MST rumo à “reforma agrária agroecológica” no Brasil. Ecología Política. Naturaleza, Sociedad y Utopia. Buenos Aires: CLACSO, 203.
Pahnke A. (2015): Institutionalizing economies of opposition: explaining and evaluating the success of the MST's cooperatives and agroecological repeasantization, The Journal of Peasant Studies, DOI: 10.1080/03066150.2014.99172
Stedile, J. P. (20 de enero del 2002). Brasil 2001: Balance de una Reforma Agraria que no existió. Rebelión. Recuperado de https://www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/stedile200102.htm
Toledo, V. M. (2002). Agroecología, sustentabilidad y reforma agraria: la superioridad de la pequeña producción familiar. Agroecologia e Desenvolvimento Rural Sustentável, 3(2). Recuperado de https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-79266/V.%20Toledo%20La%20superioridad%20de%20la%20peque%C3%B1a%20producci%C3%B3n%20familiar.pdf
Turniawan, M. L. (2015) "Constructing a Counter-Discourse: Agroecological Formação at the MST's Milton Santos School". Dissertations - ALL.Paper 286.
Weissheimer, M. (07 de setembro 2015) “A agroecologia tem que superar a fase romântica e pensar grande”. Sul 21. Recuperado de http://www.sul21.com.br/jornal/
[1] El MST cuenta con cifras impresionantes en cuanto a su institucionalización de la producción agrícola, reclamando 49 CPAs (Cooperativas de producción agrícola) con 2229 familias participando, así como 32 Cooperativas de Prestación y Servicios (CPS) con 11.174 miembros y siete cooperativas que se ocupan de crédito, trabajo y otras actividades (Pahnke, 2015)
[2] “Gestado en el proceso de la democratización del régimen o de la política en sus aspectos más formales, el MST reivindica como su principal bandera el acceso a la tierra, en un país donde los predios de más de mil hectáreas concentran más de 43% del área total de propiedades rurales, mientras las tierras menores de 10 hectáreas ocupan menos de 2.7%, en el franco desarrollo del proceso de concentración de tierras sostenido por el apoyo gubernamental al agronegocio, como se puede comprobar por el índice de Gini de la estructura agraria, apuntando 0.872 para la estructura de hoy, comparado con los índices de 1985 (0.857) y 1995 (0.856), según datos recién divulgados, recolectados por el Censo Agropecuario de 2006. Hoy se calcula que viven unas 100 mil familias en los campamentos del MST, en un universo de 4.5 millones de familias pobres del campo (Chaguaceda y Brancaleone, 2010:266)
[3] “En la tentativa de deslegitimar los movimientos sociales el gobierno promovió innumerables asentamientos de forma dispersa, fragmentados, en tierras extremadamente degradadas, lejos de los centros consumidores, sin dar las mínimas condiciones de infraestructura que permitiesen el desarrollo de los asentamientos.” (Correa, 2007: 38).
[4] El Proyecto "Lumiar", que prevé la formación de equipos locales de asistencia técnica y capacitación profesional, para orientar el desarrollo autónomo de los asentados.
[5]“En 1850, el regente de Brasil… decretó la Ley de Tierras, estatuto que transformaría todas las tierras no colonizadas en el interior del país en patrimonio del Estado, que pasaba a ser el responsable de su “distribución”” (Chaguaceda y Brancaleone, 2010: 34)
[6]Desde el punto de vista jurídico, el MST defiende la expropiación especialmente de las llamadas “tierras improductivas”, amparado en instrumentos de la propia Constitución política del país, que aboga por la “función social de la propiedad” (Chaguaceda y Brancaleone, 2010)
[7] En abril del 2010 se contabilizaron cerca de dos mil escuelas en sus acampamentos y asentamientos y por su Escuela Nacional Florestán Fernández han pasado 16.000 jóvenes para formarse política y técnicamente (Cañadel, 2011:56)
[8] Un destaque son los cursos de la ELAA y de especialización. En agosto de 2005 el MST inauguró la Escuela Latino Americana de Agroecología (ELAA), localizada en el municipio de Lapa en Paraná. Esta escuela es una acción conjunta del MST, Vía Campesina, Gobierno de Venezuela, Gobierno de Estado de Paraná y Universidad Federal de Paraná. (Correa, 2007)
[9] “De acordo com o educador José Maria Tardin, desde o ano 2000, quando o Movimento realizou seu 4º congresso nacional em Brasília, a produção de alimentos saudáveis no modelo agroecológico passou a ser uma das prioridades para os Sem Terra. Desde então, vários debates foram realizados e em alguns estados, como a Bahia, a agroecologia já se tornou uma realidade na educação básica” (MST, 2016:34).
[10] BioNatur consiguió ampliar para 300 familias produciendo agroecológicamente y alcanzó una producción de más de 20 toneladas anuales de semilla de hortalizas distribuidas en 120 variedades (Correa, 2007)