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El término testaferro se usa en la literatura, en las leyes y en la psicología para señalar a la persona que suplanta, encubre o se disfraza legalmente, prestando su nombre e identidad, firma o bien su personería, ya sea física o jurídicamente, emulando el papel social de la persona mandante a la que en el fondo representa.
Esta palabra significa literalmente «cabeza de hierro» en italiano, en gallego y en catalán (testa = cabeza y ferro = hierro).[1]
En términos políticos y económicos, se describe a aquellas personas que suplantan a otras en negocios fraudulentos de tal modo que a pesar de la suplantación estas personas encubiertas no dejan de percibir beneficios del fraude.[2]
En términos legales, un testaferro o un mandatario con representación, es decir, el testaferro recibe poderes a una tercera persona para que ejerza en su nombre. En este caso concreto, se habla de una simulación, pero no significa que sea un acto ilícito. Será un acto ilícito cuando dicha simulación ocasione un daño a un tercero o el negocio tenga un fin ilícito. Un claro ejemplo será si el negocio se dedicase al narcotráfico o al blanqueo de dinero. Es importante destacar que, según la legislación de la mayoría de los países, el testaferro es una figura que no está prohibida, lo cual no significa que puedan estar implicados en delitos como cualquier otra persona.[3]
En la prensa o en Internet es posible encontrar personas que ofrecen sus servicios como testaferro para diferentes figuras financieras, ya que en algunos países, como España o Uruguay, no es considerada una figura ilegal.
En términos de psicología, testaferro es aquella persona que, según las circunstancias, adopta o cambia su papel o personalidad por la de otras personas según su propia conveniencia, también es el término usado cuando se trata de encubrir una situación o conducta inaceptable disfrazándola con una postura diferente.[4]
En términos sociales, la palabra testaferro sirve para señalar de modo peyorativo a aquellas personas que se prestan como títeres de otras, manipuladas para que sean ellas las que sean la cara visible y reciban las consecuencias de sus acciones en vez de quien las genera realmente.
Se cree que el término surgió en el siglo XVI. El Ducado de Saboya había sido arrebatado a Carlos III de Saboya, y ocupado territorialmente por el Rey de Francia, Francisco I. Pero en lugar de quitarle el trono, el monarca galo decidió mantener a Carlos III en su cargo, quitándole todo poder decisorio. El monarca desempeñó su papel durante más de 15 años hasta que le sucedió su hijo, Manuel Filiberto cuando era solo un bebé. Mientras creció, el joven Filiberto emuló a su padre, siendo el hombre de paja del Rey de Francia; cuando creció, gracias a su carácter fuerte, fue recuperando el poder del ducado. Entre sus súbditos se le conocía como «testa di ferro» cabeza de hierro o lo que en España se llama cabezota. Con el tiempo, el término fue perdiendo este significado y pasó a designar precisamente lo contrario: a la persona que se deja manejar por otra.[5]
Sociedad interpuesta o sociedad instrumental
Artículo principal: Sociedad pantalla
Las empresas interpuestas, sociedades instrumentales, sociedades interpuestas, sociedades pantalla, empresas de cartón o empresas fantasmas si no tienen ninguna actividad, en economía, negocios e impuestos, son aquellas sociedades que se crean con el objetivo de eludir impuestos, evasión fiscal y corrupción bancaria. Las grandes corporaciones y grupos empresariales actúan, en ocasiones, con empresas instrumentales en paraísos fiscales.[6][7]
La sociedad instrumental, dependiendo del contexto y país, puede ser legal y se constituye generalmente con un pequeño Capital social para cubrir un objetivo fiduciario de limitación de responsabilidad.[8][9][10]
Véase también
Referencias
El término testaferro se usa en la literatura, en las leyes y en la psicología para señalar a la persona que suplanta, encubre o se disfraza legalmente, prestando su nombre e identidad, firma o bien su personería, ya sea física o jurídicamente, emulando el papel social de la persona mandante a la que en el fondo representa.
Esta palabra significa literalmente «cabeza de hierro» en italiano, en gallego y en catalán (testa = cabeza y ferro = hierro).[1]
En términos políticos y económicos, se describe a aquellas personas que suplantan a otras en negocios fraudulentos de tal modo que a pesar de la suplantación estas personas encubiertas no dejan de percibir beneficios del fraude.[2]
En términos legales, un testaferro o un mandatario con representación, es decir, el testaferro recibe poderes a una tercera persona para que ejerza en su nombre. En este caso concreto, se habla de una simulación, pero no significa que sea un acto ilícito. Será un acto ilícito cuando dicha simulación ocasione un daño a un tercero o el negocio tenga un fin ilícito. Un claro ejemplo será si el negocio se dedicase al narcotráfico o al blanqueo de dinero. Es importante destacar que, según la legislación de la mayoría de los países, el testaferro es una figura que no está prohibida, lo cual no significa que puedan estar implicados en delitos como cualquier otra persona.[3]
En la prensa o en Internet es posible encontrar personas que ofrecen sus servicios como testaferro para diferentes figuras financieras, ya que en algunos países, como España o Uruguay, no es considerada una figura ilegal.
En términos de psicología, testaferro es aquella persona que, según las circunstancias, adopta o cambia su papel o personalidad por la de otras personas según su propia conveniencia, también es el término usado cuando se trata de encubrir una situación o conducta inaceptable disfrazándola con una postura diferente.[4]
En términos sociales, la palabra testaferro sirve para señalar de modo peyorativo a aquellas personas que se prestan como títeres de otras, manipuladas para que sean ellas las que sean la cara visible y reciban las consecuencias de sus acciones en vez de quien las genera realmente.
Se cree que el término surgió en el siglo XVI. El Ducado de Saboya había sido arrebatado a Carlos III de Saboya, y ocupado territorialmente por el Rey de Francia, Francisco I. Pero en lugar de quitarle el trono, el monarca galo decidió mantener a Carlos III en su cargo, quitándole todo poder decisorio. El monarca desempeñó su papel durante más de 15 años hasta que le sucedió su hijo, Manuel Filiberto cuando era solo un bebé. Mientras creció, el joven Filiberto emuló a su padre, siendo el hombre de paja del Rey de Francia; cuando creció, gracias a su carácter fuerte, fue recuperando el poder del ducado. Entre sus súbditos se le conocía como «testa di ferro» cabeza de hierro o lo que en España se llama cabezota. Con el tiempo, el término fue perdiendo este significado y pasó a designar precisamente lo contrario: a la persona que se deja manejar por otra.[5]
Sociedad interpuesta o sociedad instrumental
Artículo principal: Sociedad pantalla
Las empresas interpuestas, sociedades instrumentales, sociedades interpuestas, sociedades pantalla, empresas de cartón o empresas fantasmas si no tienen ninguna actividad, en economía, negocios e impuestos, son aquellas sociedades que se crean con el objetivo de eludir impuestos, evasión fiscal y corrupción bancaria. Las grandes corporaciones y grupos empresariales actúan, en ocasiones, con empresas instrumentales en paraísos fiscales.[6][7]
La sociedad instrumental, dependiendo del contexto y país, puede ser legal y se constituye generalmente con un pequeño Capital social para cubrir un objetivo fiduciario de limitación de responsabilidad.[8][9][10]
Véase también
Referencias
El término testaferro se usa en la literatura, en las leyes y en la psicología para señalar a la persona que suplanta, encubre o se disfraza legalmente, prestando su nombre e identidad, firma o bien su personería, ya sea física o jurídicamente, emulando el papel social de la persona mandante a la que en el fondo representa.
Esta palabra significa literalmente «cabeza de hierro» en italiano, en gallego y en catalán (testa = cabeza y ferro = hierro).[1]
En términos políticos y económicos, se describe a aquellas personas que suplantan a otras en negocios fraudulentos de tal modo que a pesar de la suplantación estas personas encubiertas no dejan de percibir beneficios del fraude.[2]
En términos legales, un testaferro o un mandatario con representación, es decir, el testaferro recibe poderes a una tercera persona para que ejerza en su nombre. En este caso concreto, se habla de una simulación, pero no significa que sea un acto ilícito. Será un acto ilícito cuando dicha simulación ocasione un daño a un tercero o el negocio tenga un fin ilícito. Un claro ejemplo será si el negocio se dedicase al narcotráfico o al blanqueo de dinero. Es importante destacar que, según la legislación de la mayoría de los países, el testaferro es una figura que no está prohibida, lo cual no significa que puedan estar implicados en delitos como cualquier otra persona.[3]
En la prensa o en Internet es posible encontrar personas que ofrecen sus servicios como testaferro para diferentes figuras financieras, ya que en algunos países, como España o Uruguay, no es considerada una figura ilegal.
En términos de psicología, testaferro es aquella persona que, según las circunstancias, adopta o cambia su papel o personalidad por la de otras personas según su propia conveniencia, también es el término usado cuando se trata de encubrir una situación o conducta inaceptable disfrazándola con una postura diferente.[4]
En términos sociales, la palabra testaferro sirve para señalar de modo peyorativo a aquellas personas que se prestan como títeres de otras, manipuladas para que sean ellas las que sean la cara visible y reciban las consecuencias de sus acciones en vez de quien las genera realmente.
Se cree que el término surgió en el siglo XVI. El Ducado de Saboya había sido arrebatado a Carlos III de Saboya, y ocupado territorialmente por el Rey de Francia, Francisco I. Pero en lugar de quitarle el trono, el monarca galo decidió mantener a Carlos III en su cargo, quitándole todo poder decisorio. El monarca desempeñó su papel durante más de 15 años hasta que le sucedió su hijo, Manuel Filiberto cuando era solo un bebé. Mientras creció, el joven Filiberto emuló a su padre, siendo el hombre de paja del Rey de Francia; cuando creció, gracias a su carácter fuerte, fue recuperando el poder del ducado. Entre sus súbditos se le conocía como «testa di ferro» cabeza de hierro o lo que en España se llama cabezota. Con el tiempo, el término fue perdiendo este significado y pasó a designar precisamente lo contrario: a la persona que se deja manejar por otra.[5]
Sociedad interpuesta o sociedad instrumental
Artículo principal: Sociedad pantalla
Las empresas interpuestas, sociedades instrumentales, sociedades interpuestas, sociedades pantalla, empresas de cartón o empresas fantasmas si no tienen ninguna actividad, en economía, negocios e impuestos, son aquellas sociedades que se crean con el objetivo de eludir impuestos, evasión fiscal y corrupción bancaria. Las grandes corporaciones y grupos empresariales actúan, en ocasiones, con empresas instrumentales en paraísos fiscales.[6][7]
La sociedad instrumental, dependiendo del contexto y país, puede ser legal y se constituye generalmente con un pequeño Capital social para cubrir un objetivo fiduciario de limitación de responsabilidad.[8][9][10]
Véase también
Referencias
El término testaferro se usa en la literatura, en las leyes y en la psicología para señalar a la persona que suplanta, encubre o se disfraza legalmente, prestando su nombre e identidad, firma o bien su personería, ya sea física o jurídicamente, emulando el papel social de la persona mandante a la que en el fondo representa.
Esta palabra significa literalmente «cabeza de hierro» en italiano, en gallego y en catalán (testa = cabeza y ferro = hierro).[1]
En términos políticos y económicos, se describe a aquellas personas que suplantan a otras en negocios fraudulentos de tal modo que a pesar de la suplantación estas personas encubiertas no dejan de percibir beneficios del fraude.[2]
En términos legales, un testaferro o un mandatario con representación, es decir, el testaferro recibe poderes a una tercera persona para que ejerza en su nombre. En este caso concreto, se habla de una simulación, pero no significa que sea un acto ilícito. Será un acto ilícito cuando dicha simulación ocasione un daño a un tercero o el negocio tenga un fin ilícito. Un claro ejemplo será si el negocio se dedicase al narcotráfico o al blanqueo de dinero. Es importante destacar que, según la legislación de la mayoría de los países, el testaferro es una figura que no está prohibida, lo cual no significa que puedan estar implicados en delitos como cualquier otra persona.[3]
En la prensa o en Internet es posible encontrar personas que ofrecen sus servicios como testaferro para diferentes figuras financieras, ya que en algunos países, como España o Uruguay, no es considerada una figura ilegal.
En términos de psicología, testaferro es aquella persona que, según las circunstancias, adopta o cambia su papel o personalidad por la de otras personas según su propia conveniencia, también es el término usado cuando se trata de encubrir una situación o conducta inaceptable disfrazándola con una postura diferente.[4]
En términos sociales, la palabra testaferro sirve para señalar de modo peyorativo a aquellas personas que se prestan como títeres de otras, manipuladas para que sean ellas las que sean la cara visible y reciban las consecuencias de sus acciones en vez de quien las genera realmente.
Se cree que el término surgió en el siglo XVI. El Ducado de Saboya había sido arrebatado a Carlos III de Saboya, y ocupado territorialmente por el Rey de Francia, Francisco I. Pero en lugar de quitarle el trono, el monarca galo decidió mantener a Carlos III en su cargo, quitándole todo poder decisorio. El monarca desempeñó su papel durante más de 15 años hasta que le sucedió su hijo, Manuel Filiberto cuando era solo un bebé. Mientras creció, el joven Filiberto emuló a su padre, siendo el hombre de paja del Rey de Francia; cuando creció, gracias a su carácter fuerte, fue recuperando el poder del ducado. Entre sus súbditos se le conocía como «testa di ferro» cabeza de hierro o lo que en España se llama cabezota. Con el tiempo, el término fue perdiendo este significado y pasó a designar precisamente lo contrario: a la persona que se deja manejar por otra.[5]
Sociedad interpuesta o sociedad instrumental
Artículo principal: Sociedad pantalla
Las empresas interpuestas, sociedades instrumentales, sociedades interpuestas, sociedades pantalla, empresas de cartón o empresas fantasmas si no tienen ninguna actividad, en economía, negocios e impuestos, son aquellas sociedades que se crean con el objetivo de eludir impuestos, evasión fiscal y corrupción bancaria. Las grandes corporaciones y grupos empresariales actúan, en ocasiones, con empresas instrumentales en paraísos fiscales.[6][7]
La sociedad instrumental, dependiendo del contexto y país, puede ser legal y se constituye generalmente con un pequeño Capital social para cubrir un objetivo fiduciario de limitación de responsabilidad.[8][9][10]
Véase también
Referencias
Termenul „persoană de față” este folosit în literatură, drept și psihologie pentru a descrie o persoană care se dă drept, ascunde sau se deghizează legal, împrumutându-și numele și identitatea, semnătura sau chiar capacitatea juridică, fie ea fizică sau juridică, emulând rolul social al principalului pe care îl reprezintă în cele din urmă.
Acest cuvânt înseamnă literalmente „cap de fier” în italiană, galiciană și catalană (testa = cap și ferro = fier).[1]
În termeni politici și economici, descrie pe cei care se dau drept alte persoane în afaceri frauduloase, în așa fel încât, în ciuda uzurpării, aceste persoane ascunse primesc în continuare beneficiile fraudei.[2]
În termeni juridici, o persoană de față sau un agent cu reprezentare, adică o persoană de față, dă putere unei terțe părți să acționeze în numele său. În acest caz specific, vorbim despre simulare, dar nu înseamnă neapărat că este un act ilegal. Va fi un act ilegal atunci când o astfel de simulare provoacă daune unei terțe părți sau afacerea are un scop ilicit. Un exemplu clar ar fi dacă afacerea ar fi dedicată traficului de droguri sau spălării de bani. Este important de menționat că, în conformitate cu legislația majorității țărilor, bărbații de față nu sunt interziși, ceea ce nu înseamnă că pot fi implicați în infracțiuni ca orice altă persoană. [3]
În presă sau pe internet, este posibil să găsiți persoane care își oferă serviciile ca oameni de față pentru diverse entități financiare, deoarece în unele țări, cum ar fi Spania sau Uruguay, acest lucru nu este considerat un act ilegal. În termeni psihologici, o figură de față este o persoană care, în funcție de circumstanțe, adoptă sau își schimbă rolul sau personalitatea cu cea a unei alte persoane, pentru propria comoditate. Este, de asemenea, termenul folosit atunci când se încearcă a acoperi o situație sau un comportament inacceptabil, deghizându-l cu o poziție diferită. [4]
În termeni sociali, cuvântul figură de față este folosit pentru a se referi în mod derogatoriu la cei care servesc drept marionete pentru alții, manipulați astfel încât să fie fața vizibilă și să suporte consecințele acțiunilor lor, în loc de cei care le provoacă de fapt.
Se crede că termenul își are originea în secolul al XVI-lea. Ducatul de Savoia fusese smuls de la Carol al III-lea de Savoia și ocupat teritorial de regele Franței, Francisc I. Dar, în loc să-l înlăture de pe tron, monarhul francez a decis să-l mențină pe Carol al III-lea în funcție, privându-l de orice putere decizională. Monarhul și-a jucat rolul timp de mai bine de 15 ani, până când fiul său, Emmanuel Filiberto, i-a succedat când acesta era doar un bebeluș. Crescând, tânărul Filiberto și-a imitat tatăl, servind ca om de față pentru regele Franței. Pe măsură ce creștea, datorită caracterului său puternic, și-a recâștigat treptat puterea în ducat. Printre supușii săi, era cunoscut sub numele de „testa di ferro” (cap de fier), sau ceea ce în Spania se numește „cap mare”. De-a lungul timpului, termenul și-a pierdut treptat acest sens și a ajuns să desemneze exact opusul: o persoană care se lasă manipulată de altcineva.[5]
Societate interpusă sau societate instrumentală
Articol principal: Societate fictivă
Societățile interpuse, societățile instrumentale, societățile interpuse, societățile fictive sau societățile fictive, dacă nu au nicio activitate, în economie, afaceri și fiscalitate, sunt acele societăți create în scopul evaziunii fiscale, evaziunii fiscale și corupției bancare. Marile corporații și grupurile de afaceri operează uneori cu societăți fictive offshore.[6][7]
În funcție de context și țară, societățile fictive pot fi legale și sunt în general înființate cu un capital social mic pentru a acoperi un scop fiduciar de limitare a răspunderii.[8][9][10]
Vezi și
Câini de paie
Țapul ispășitor
Corupția bancară
Corupția politică
Spălarea banilor
Ding zui
Referințe
Termenul „om de fațadă” este folosit în literatură, in Drept și in psihologie pentru a descrie o persoană care se dă drept, ascunde sau se deghizează legal, împrumutându-și numele și identitatea, semnătura sau chiar capacitatea juridică, fie ea fizică sau juridică, emulând rolul social al principalului pe care îl reprezintă în cele din urmă.
Acest cuvânt înseamnă literalmente „cap de fier” în italiană, galiciană și catalană (testa = cap și ferro = fier).[1]
În termeni politici și economici, descrie pe cei care se dau drept alte persoane în afaceri frauduloase, în așa fel încât, în ciuda uzurpării, aceste persoane ascunse primesc în continuare beneficiile fraudei.[2]
În termeni juridici, o persoană de față sau un agent cu reprezentare, adică o persoană de față, dă putere unei terțe părți să acționeze în numele său. În acest caz specific, vorbim despre simulare, dar nu înseamnă neapărat că este un act ilegal. Va fi un act ilegal atunci când o astfel de simulare provoacă daune unei terțe părți sau afacerea are un scop ilicit. Un exemplu clar ar fi dacă afacerea ar fi dedicată traficului de droguri sau spălării de bani. Este important de menționat că, în conformitate cu legislația majorității țărilor, bărbații de față nu sunt interziși, ceea ce nu înseamnă că pot fi implicați în infracțiuni ca orice altă persoană. [3]
În presă sau pe internet, este posibil să găsiți persoane care își oferă serviciile ca oameni de față pentru diverse entități financiare, deoarece în unele țări, cum ar fi Spania sau Uruguay, acest lucru nu este considerat un act ilegal. În termeni psihologici, o figură de față este o persoană care, în funcție de circumstanțe, adoptă sau își schimbă rolul sau personalitatea cu cea a unei alte persoane, pentru propria comoditate. Este, de asemenea, termenul folosit atunci când se încearcă a acoperi o situație sau un comportament inacceptabil, deghizându-l cu o poziție diferită. [4]
În termeni sociali, cuvântul figură de față este folosit pentru a se referi în mod derogatoriu la cei care servesc drept marionete pentru alții, manipulați astfel încât să fie fața vizibilă și să suporte consecințele acțiunilor lor, în loc de cei care le provoacă de fapt.
Se crede că termenul își are originea în secolul al XVI-lea. Ducatul de Savoia fusese smuls de la Carol al III-lea de Savoia și ocupat teritorial de regele Franței, Francisc I. Dar, în loc să-l înlăture de pe tron, monarhul francez a decis să-l mențină pe Carol al III-lea în funcție, privându-l de orice putere decizională. Monarhul și-a jucat rolul timp de mai bine de 15 ani, până când fiul său, Emmanuel Filiberto, i-a succedat când acesta era doar un bebeluș. Crescând, tânărul Filiberto și-a imitat tatăl, servind ca om de față pentru regele Franței. Pe măsură ce creștea, datorită caracterului său puternic, și-a recâștigat treptat puterea în ducat. Printre supușii săi, era cunoscut sub numele de „testa di ferro” (cap de fier), sau ceea ce în Spania se numește „cap mare”. De-a lungul timpului, termenul și-a pierdut treptat acest sens și a ajuns să desemneze exact opusul: o persoană care se lasă manipulată de altcineva.[5]
Societate interpusă sau societate instrumentală
Articol principal: Societate fictivă
Societățile interpuse, societățile instrumentale, societățile interpuse, societățile fictive sau societățile fictive, dacă nu au nicio activitate, în economie, afaceri și fiscalitate, sunt acele societăți create în scopul evaziunii fiscale, evaziunii fiscale și corupției bancare. Marile corporații și grupurile de afaceri operează uneori cu societăți fictive offshore.[6][7]
În funcție de context și țară, societățile fictive pot fi legale și sunt în general înființate cu un capital social mic pentru a acoperi un scop fiduciar de limitare a răspunderii.[8][9][10]
Vezi și
Câini de paie
Țapul ispășitor
Corupția bancară
Corupția politică
Spălarea banilor
Ding zui
Referințe