Raya

La raya es un signo ortográfico consistente en una rayita más larga que el guion. (Guion -  Raya —)

 

01. Insertar aclaraciones o explicaciones

Se encierran entre rayas las aclaraciones o explicaciones que se intercalan en el discurso, en la oración. Según esta regla, tiene el mismo uso que el signo de paréntesis.

Al igual que el signo paréntesis, la raya ha de ir pegada a la primera y a la última letra o signo de la aclaración o explicación.

Ejemplos:

Todos los allí presentes don Juan, su hijo Antonio, su señora, el vecino del quinto, yo... comprendimos al momento la gravedad de la situación.

Si eliminamos el paréntesis, la oración no cambiaría: "Todos los allí presentes comprendimos al momento la gravedad de la situación."

En 1770, los marroquíes fundaron la ciudad Dar-el-Beida que en árabe significa "casa blanca"en el mismo sitio que los portugueses habían elegido trescientos años antes.

Si eliminamos el paréntesis, la oración no cambiaría: "En 1770, los marroquíes fundaron la ciudad Dar-el-Beida en el mismo sitio que los portugueses habían elegido trescientos años antes."

02. Introducir diálogos de personajes

Se utiliza raya para señalar cuando intervienen los personajes en un diálogo incluido en una narración. Ej.:

Estaban todos reunidos a la puerta de la iglesia, esperando la salida de la muchacha. En cuanto la vieron sortear el escalón y cruzar el umbral, la rodearon:

¿Dónde está tu hermano?, ¿dónde está?

No tengo ni idea. No lo he visto desde hace un par de semanas.

¡No digas mentiras, niña! ¡Dinos la verdad!

Pero era verdad que no sabía nada de él desde hacía tiempo.


03. Encerrar aclaraciones entre diálogos

Se utiliza raya para encerrar las intervenciones y aclaraciones que inserta el narrador o narradora entre las palabras que dice algún personajes. Ej.:

—Ten mucho cuidado dijo Antonio preocupado con el perro que hay a la vuelta de la esquina.

—No te preocupes, voy preparado aseguró Roque con la mirada fija en los ojos de Antonio.

—Bueno, pero ándate con tiento y le dio un caluroso empujoncito. Roque se perdió en la oscuridad y al poco se oyó un débil gemido perruno. Roque había colocado el bozal al animal.

Al cabo de unos minutos, que a Antonio le parecieron interminables, Roque brotó de la oscuridad con unos bultos en la mano.

—¿Lo lograste? preguntó ansioso Antonio yendo hacia el para ayudarle. ¡Bravo, Roque, lo has logrado, eres fenomenal!

Las intervenciones y aclaraciones del narrador se han subrayado para este ejemplo.

Sobre la regla 3 puedes aprender más aquí.