El Operador del anemómetro se asegurará que este aparato esté instalado reglamentariamente. Determinará la velocidad del viento en el sentido de la carrera, en las pruebas que corresponda y, luego, registrará los resultados, los firmará y los comunicará al Secretario de Competición.
El Juez de Anemómetro no ha de limitarse a ser un simple operador del aparato. En primer lugar comprobará la correcta colocación del mismo, distancia hasta la tabla de batida o meta, altura del tubo, distancia al pasillo o a la calle uno; y verá que esté colocado un cono u otra señal visible a la distancia reglamentaria de la tabla de batida, que le indique, al paso del atleta, el momento a partir del que debe poner en funcionamiento el aparato. Llevará un horario con cada una de las carreras que se celebren donde anotará los vientos y que conservará hasta el final de la competición, y comunicará por escrito, bien a los Jueces de Llegadas, bien a la propia Secretaría de la competición. Siempre ha de guardarse una copia de todas sus anotaciones. El operador de anemómetro ha de vigilar en todo momento que ninguna persona se ponga delante del aparato tapando la entrada de aire que pueda desvirtuar la medición. En caso de que esto se produzca, tomará nota y lo comunicará al Juez Árbitro por si decidiera hacer una repetición de la carrera o salto, o anular la marca, aparte de sancionar, si procede, al interceptor.
En el caso de los saltos horizontales, cumplimentará una hoja de campo con los datos correspondientes al viento en cada uno de los intentos realizados, por tanto deberá estar atento al desarrollo del concurso, comprobando en cada caso el atleta que realizará el salto, o en su caso, que decida no realizarlo para registrarlo en el cuadrante.
¿Y si sólo hay un anemómetro para los saltos y las carreras? En ese caso el operador de anemómetro se convierte en una pieza muy importante dentro del horario de la competición. Hay que estar muy atento al momento exacto de la salida de las carreras, para parar lo menos posible el concurso, tener las posiciones del anemómetro en el concurso y la carrera bien marcadas y desplazarse de una a otra con celeridad. Si se produce una salida nula, volver al concurso, puede hacerse un salto mientras los atletas se vuelven a colocar en la salida; no hay que paralizar una prueba para que se celebre otra, ni (salvo excepciones) puede decirse que las carreras tengan prioridad sobre el salto. El operador ha de obrar bien coordinado con el juez de salidas y el jefe de la prueba, una bandera blanca puede ayudarnos a comunicarnos con ellos.