DEFINICIÓN: «Empleo en la oración de uno o más vocablos innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho» (DLE).
ETIMOLOGÍA: Del lat. tardío pleonasmus, y este del gr. πλεονασμός.
OTROS NOMBRES: Redundancia (es preferible reservarlo para valores no literarios con los que suele empobrecerse o viciarse la expresión). Tautología (algunos autores lo reservan para la repetición del pensamiento con idénticas o parecidas palabras). Batología (si la repetición es de vocablos y resulta inmotivada y enojosa).
Ejemplos literarios:
«De los sos oios tan fuerte mientre lorando» (anónimo, Cantar de Mio Cid, v. 1).
«En fuga irrevocable huye la hora» (Fco. de Quevedo, "Desde la Torre", v. 12).
Ejemplos usuales:
«¡Baja abajo!».
«¡Cállate la boca!».
«Desayuno café con leche por las mañanas».
«Desciende calle abajo».
«¡Entra adentro!».
«La orografía del terreno es montañosa».
«Lo he visto con mis propios ojos».
«Lo hizo en un lapso breve de tiempo».
«Meriendo tostadas con mermelada por las tardes».
«Por la noche, ceno algo ligero».
«¡Quieto parado!».
«¡Sal afuera!».
«¡Sube arriba!».
«Tuve una sorpresa inesperada».
Combinaciones que pueden considerarse meras redundancias:
«Antecedentes previos».
«Orografía montañosa».
«Polos opuestos».
«Precedentes previos».
«Precondición (salvo que preceda a otras condiciones sucesivas).
Ejemplos cinematográficos:
«Bermellón el Rojo» (nombre de un superhéroe de pacotilla que aparece en la serie de TV Castle, ep. 2, t. 4).