DEFINICIÓN: El DLE no lo contempla como tecnicismo de la retórica y lo define de la siguiente forma: «Adjetivo o participio cuyo fin principal no es determinar o especificar el nombre, sino caracterizarlo». A efectos prácticos, resulta conveniente saber que en ocasiones se emplea el término epíteto como sinónimo de adjetivo explicativo, por lo que los adjetivos antepuestos al nombre pueden considerarse epítetos. También lo son, independientemente de su posición respecto al núcleo nominal, aquellos cuyo significado se halla incluido de forma inherente como sema del nombre al que complementan. Aunque hay estudios en profundidad del epíteto que ofrecen una varia tipología del mismo, aquí nos centraremos básicamente en el correspondiente a la definición dada, es decir en el llamado epíteto tipificador o definidor, que no afecta ni a la extensión ni a la intensión del nombre al que complementa.
ETIMOLOGÍA: Del lat. epithĕton, y este del gr. ἐπίθετον 'agregado'.
OTROS NOMBRES: Es frecuente que la gramática lo llame adjetivo explicativo y lo diferencie del adjetivo especificativo. Por otro lado, existe también, dentro de los estudios literarios, el denominado epíteto épico: se trata, lejos ya del mero adjetivo, de una fórmula juglaresca propia de la materia épica a través de la cual va recordándose al lector de forma reiterada datos básicos y cualidades definitorias de numerosos personajes y aun lugares. Verbigracia, en el Poema de Mio Cid, el protagonista es «el que en buen ora cinxo espada»; Martín Antolínez es «el burgalés de pro», etc.
Ejemplos en que se traslapa con otras figuras:
Con antítesis: «Blanco tu ardiente fuego y frío hielo […]» (Fernando de Herrera, "Osando temo...", Sonetos).
Con enumeración y paralelismo: «Por ti la verde hierba, el fresco viento, / el blanco lirio y colorada rosa / y dulce primavera deseaba[…]» (Garcilaso de la Vega, "Égloga I").
Ejemplos literarios:
«Cerca del Tajo, en soledad amena/ de verdes sauces hay una espesura» (Garcilaso de la Vega, "Égloga III").
«El fiero Marte airado» (Garcilaso de la Vega, "Ode ad florem Gnidi").
«En una noche oscura» (san Juan de la Cruz, “Noche oscura del alma”).
«En verdes hojas vi que se tornaban / [...] / los blancos pies en tierra se hincaban» (Garcilaso de la Vega, “Soneto XIII”)
«Las claras fuentes y corrientes ríos en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían» (Miguel de Cervantes, el Quijote, I,11).
«Las huellas de unos pies ensangrentados/ sobre la roca dura» (Gustavo Adolfo Bécquer, “Rima LXVI”).
«Hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos» (Pablo Neruda, "Poema XIX").
«Pajaritos piadores / […] / campanitas timbradoras» (Rosalía de Castro, “Adiós”).
«Pintando el caudaloso río se vía» (Garcilaso de la Vega, "Égloga III").
«Por ti el silencio de la selva umbrosa, / por ti la esquividad y apartamiento / del solitario monte me agradaba; / por ti la verde hierba, el fresco viento, / el blanco lirio y colorada rosa / y dulce primavera deseaba. (Garcilaso de la Vega, "Égloga I").
«Si a tu lado deslizo / mi oscura sombra larga que te desea» (Vicente Aleixandre, "Sierpe de amor").
«Verdes pradillos, cerros cenicientos / […] / sus diminutas margaritas blancas» (Antonio Machado, “Campos de Soria”).
«Volverán las oscuras golondrinas» (Gustavo Adolfo Bécquer, “Rima LIII”).
«Y en ásperas montañas / con el süave canto enterneciese / las fieras alimañas» (Garcilaso de la Vega, "Ode ad florem Gnidi").
«Y se quedará mi huerto, con su verde árbol / y con su pozo blanco. // Todas las tardes, el cielo será azul y plácido» (Juan Ramón Jiménez, “El viaje definitivo”).
BIBLIOGRAFÍA:
Gonzalo Sobejano, El epíteto en la lírica española, ed. Gredos, 1956.