Órbita aparente de Sirio B. El periodo orbita es de 50,1 años.
7 de enero de 2019
Uno de mis objetivos principales este invierno era intentar la observación de la esquiva Sirio B con el refractor de 120mm. Ahora que está en su momento de máxima separación (la máxima ocurrirá en 2022 a 11,3”, pero en este momento ya supera los 11”), comienzan a aparecer reportes positivos con aperturas modestas, así que me marqué el proyecto como prioritario para mi ventana de observación. Por ejemplo, Sue French comenta el desdoblamiento con su refractor de 130 mm a 273x en la resvista Sky & Telescope de este mes de Febrero. Con estos antecedentes, había que intentarlo.
Los primeros intentos vinieron el 2, 3 y 4 de enero. El seeing era aceptable pero claramente insuficiente para lograr la hazaña. A aumentos altos el disco de Airy y el patrón de difracción se veían de forma muy discontinua, y con la turbulencia produciendo numerosos destellos en Sirio… nada que hacer. Con el añadido de la altísima humedad típica de mi lugar de observación.
Sin embargo, al cuarto intento algo cambió. El 7 de enero decidí comenzar al observar hacia la medianoche para esquivar en lo posible la alta humedad (en esas horas la temperatura estaba ya ligeramente bajo cero y comenzaba a helar). Al ocular, el seeing era notablemente mejor: Pickering 7-8, con disco de Airy y patrón de difracción visible continuamente, pero con movimiento moderado. No duró mucho: al final de la observación el seeing empeora notablemente, y el patrón de difracción se deja de ver continuamente e incluso el disco de Airy comienza a estar “partido” a veces (Pickering 5).
Durante la observación he ido utilizando a Rigel B como “control”. Tiene una separación similar (9,3”) pero la secundaria es de magnitud 6,8 y por tanto mucho más fácil, y se ve continuamente a casi cualquier aumento.
Bien, vamos con Sirius. Comienzo a 167x, con el Ortho 6mm: tras un buen rato de observación, parece que en ciertos momentos consigo ver una estrella débil justo en la misma posición (AP 70ª) y distancia (comprobada comparando con Rigel B, con varias idas y venidas para comparar distancia y AP). Se ve aproximadamente un 20-25% del tiempo, solo en los momentos de más estabilidad de seeing.
A 222x (Nagler T6 9mm + barlow 2x) el resultado es similar, pero la detección es algo más marginal (no más del 15% del tiempo). La posible Sirio B aparece en la posición esperada, durante no más de 1 segundo de cada vez. El uso del filtro Contrast Booster a tanto 167x como 222x no ayuda, y la detección disminuye bastante. Sin embargo, a 300x (Meade UWA 6,7mm + barlow) no consigo detectarla en ningún momento.
Tras más de una hora de observación, el seeing empeoró definitivamente hacia medianoche y perdí definitivamente la secundaria. Creo que puedo dar por razonablemente válida mi primera observación del esquivo cachorrillo. Bastante complicada para esta apertura, con la dificultad añadida del cromatismo de un refractor acromático, pero ha merecido la peina el intento Las condiciones de observación aún tienen margen de mejora, así que se seguirá intentando los próximos inviernos. Está claro que sin un seeing próximo a excelente se vuelve algo muy difícil de conseguir.
Referencias
Sirius B — A New Pup in My Life, Bob King, skyandtelescope.com
The Dog Star's Realm, Sue French. Sky & Telescope, Febero 2019, p. 54.