20 AP Universo

El universo visto con el telescopio de rayos X eRosita. Jeremy Sanders / Hermann Brunner / equipo eSASS (MPE) / Eugene Churazov / Marat Gilfanov.

Desde la cosmogonía a la cosmología

Una de las preguntas filosóficas por excelencia es ¿de dónde venimos? y enlazando directamente con ella, tenemos que responder a ¿de dónde viene todo lo que hay? Así nace la pregunta filosófica sobre el origen del universo y por el universo en sí, es lo que se ha conocido siempre como las cosmogonías. La narración mítica que pretende dar respuesta al origen del universo y de la propia humanidad y posiciona al hombre en el cosmos. Supone el despertar de la conciencia de que habitaba en un mundo al que temía y desconocía.

El origen del universo desde la mitología.

Las primeras respuestas son eminentemente fruto de la imaginación y caen dentro de la lógica mágico-religiosa, van a ser las que nos vamos a encontrar en la mitología, posteriormente la filosofía incluirá la racionalidad de forma progresiva en sus respuestas y finalmente la ciencia con su inexorable método científico y con la ayuda de la técnica que ella misma genera va eliminando imágenes erradas del universo y avanzando en su conocimiento, aunque de la mano de la religión se mantengan anacronismos, o de cuando en cuando aparezcan exabruptos históricos como el terraplanismo en el siglo XXI. Naturalmente, de esta imagen científica del universo, también se deriva un lugar del hombre en el mismo, que en algunas ocasiones es la que ocasiona algunas de esas inconsistencias históricas.

Casi cada cultura, cada pueblo, ha ofrecido una teoría particular de la creación del universo y del cosmos y de la relación del hombre con él. Aquí van algunos ejemplos.

Aztecas

Según la concepción azteca, el mundo y el hombre han sido creados cinco veces, y a una creación ha seguido siempre un cataclismo que ha puesto fin a la vida de la humanidad. (El ultimo cataclismo asociado a la mitología azteca habría sucedido en 2012.) ç

Para los aztecas el Universo se compone de tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo.

Los seres humanos vivimos en la Tierra, que es como un enorme disco situado en el centro del Universo. Rodeando a la Tierra hay un anillo de agua que conecta a la Tierra con el Cielo.

El Cielo estaba estructurado, según la cosmovisión azteca, en forma piramidal compuesta por trece niveles, trece cielos que sirven de morada a los dioses. Los primeros cuatro niveles constituían el llamado Teteocán, que estaba ocupado por las tormentas, el sol, el firmamento, las estrellas, la luna, etc. Los siguientes niveles del Cielo se conocían con el nombre de Ilhuicatl, donde se encontraban el Dios Rojo del Fuego, el lugar del Dios de la Estrella Blanca del Atardecer y el Dios Amarillo del Sol. El último nivel del Cielo, el más elevado, lo ocupaba el dios Ometecuhlti, el supremo creador de todo.

El dios Ometecuhlti que, junto a su esposa Omecihuatl, creó toda la vida sobre la tierra. Ella, dio a luz a los dioses que reinaron durante cada una de las cinco creaciones. Cada uno de esos dioses tenía que mantener el equilibrio entre las cuatro fuerzas: tierra, fuego, viento o agua, el mundo estaba en orden y podía existir la era de un sol; sin embargo, si se producía un desequilibrio cósmico, ese sol, con los humanos desaparecería.

Finalmente el inframundo también tenía una estructura piramidal, nueve regiones, que tenia que atravesar el alma hasta que alcanzaba la paz.

La Piedra del sol. Museo de Antropología. México.

De El Comandante - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7631654

Página 87 del papiro Greenfield, ‘Libro de la Salida al Día de Nestanebetisheru’, dinastía XXI (Museo Británico, EA10554).

Libro del Día y Libro de la Noche, bellamente expuesto en la tumba de Ramsés VI

Viñeta final del Libro de las Puertas, en la que la Nun sostiene la barca solar que navega por la duat

Pero ¿había para los egipcios algo más allá del mundo celeste y de la duat? El Libro de Nut, nos aporta una clara respuesta a este problema:

“La lejana región del cielo existe en absoluta oscuridad. Se desconocen sus fronteras sur, norte, oeste y este. Éstas están establecidas en el Nun, inertes. Allí no existe la luz del ba, una tierra cuyo sur, norte, oeste y este no es conocida por los dioses. Allí no existe ningún tipo de luz”.

Egipto


Son numerosas las imágenes en las que Geb, Shu y Nut aparecen simbolizando, en esencia, la Tierra, la atmósfera y la bóveda celeste, respectivamente. Esta iconografía reproduce la visión que los egipcios tenían del universo inmediato.

Los egipcios no se conforman con plantear que la tierra es el centro del universo, sino que van más allá, y va a ser Egipto el centro del universo. Alrededor, estarían los países extranjeros, con las diosas del este y del oeste marcando los límites de la Tierra.

Alrededor, el cuerpo arqueado de la diosa Nut, representando el mundo celeste que rodea a la Tierra. A través de Nut navega el Sol, por el día y por la noche, en este caso rodeado de estrellas.

La duat, el Más Allá de los egipcios, quedaba también en una parte de ese mundo celeste. Era un espacio conocido por los dioses y por los difuntos, y parcialmente por los vivos lo describen como el camino que toma el astro solar y su comitiva durante la noche.



En el Nun la oscuridad es mucho mayor que la que existe en la Duat. Ese espacio es ilimitado, eternamente oscuro, inerte, silencioso, todo lo contrario que el mundo conocido y observable. De los textos cosmogónicos egipcios se entiende que el Nun siempre ha existido, antes de que ninguna otra cosa, antes que la tierra o el cielo, Pero en el Nun anterior a la creación no existía el espacio ni el tiempo.

La visión egipcia del Universo. José Lull.

Pero será la diosa Niu Kua quien tendrá el honor de crear la humanidad. Según relata una de estas legendas la tierra era muy bonita, en ella crecían las flores, los árboles y estaba llena de animales, pájaros, peces y muchas otras criaturas. Pero, a pesar de ello Niu kua se sentía soledad. Ella descendió y cogió un pedazo de tierra, la mezcló con agua y la moldeó hasta formar una figura a su semejanza. A medida que la iba amasando, la figura cobraba vida, hasta que se convirtió en el primer ser humano. Niu kua estaba tan complacida con su creación que continuó elaborando más figuras, tanto de hombres, como de mujeres. Ellos danzaron alrededor de Niu kua llenos de gozo y agradecimiento y dejó de sentir soledad.


Al principio, los cielos y la tierra eran solamente uno y todo era caos. El Universo era como un enorme huevo negro, que llevaba en su interior a P'an Ku. Tras 18.000 años P'an Ku se despertó de un largo sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los cielos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra. P'an-Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P'an Ku creció con ellos. Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P'an Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos. El relato sigue contando cómo P'an Ku falleció y distintas partes de su organismo, se transformaron en elementos de nuestro mundo. Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus miembros, se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos. Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra.

También la aparición del ser humano, se explica en este mito de P'an Ku, ya que según algunos relatos, las pulgas y los piojos que P'an Ku tenía en su cuerpo, se convirtieron en los antecesores de la humanidad.


Las cosmogonías nos ofrecen una imagen del universo dividido en cielo, tierra e inframundo,

donde la tierra, o la patria es el centro del universo,

y el hombre, se convierte en el centro del universo y en el centro de la creación.

El centro del universo se convierte en un lugar privilegiado, y la humanidad la elegida para habitar y reinar en él.

El creador parece ser un dios o un ser superior siempre con forma humana.

El hecho de que el universo sea creado por un ser con forma humana, calma los miedos de los seres humanos, porque entienden que los fenómenos que acontecen en él son fruto de las pasiones del creador (Niu Kua crea para vencer la soledad).

El prejuicio del etnocentrismo esta magnificado en estos mitos.

... y aparecen las cosmologías antiguas

En realidad, las cosmologías griegas, son cosmovisiones. El término cosmovisión proviene de la palabra griega cosmos, cuyo significado es belleza, armonía, orden. Se empleaba en la antigüedad para referirse al universo, entendido como una totalidad ordenada. Por lo tanto, cosmovisión, como sugiere la palabra, significa simplemente visión del universo, que puede cambiar según la cultura o la época. Así, este término alude al conjunto de creencias y concepciones que influyen en la manera de percibir la realidad de un grupo de personas.

La cosmología de Platón en el Timeo

Platón nos presenta al Demiurgo, dios supremo, que actúa sobre el caos primordial y ordena el universo según la inteligencia y en perpetuo devenir. La belleza de los entes sensibles es un reflejo de la perfección de los seres ideales.

El universo queda constituido como un ser vivo provisto de un alma racional que lo gobierna.

El Demiurgo comenzó su obra a partir del fuego y de la tierra, intercalando entre ellos el aire y el agua según medidas proporcionales. Los cuatro elementos primordiales constituyen el universo.

Le dio una figura esférica, porque tiene la simetría más simple, y le imprimió un movimiento de rotación en torno a sí mismo.

Luego formó el espacio. Sitúa la esfera de las estrellas fijas como límite exterior del universo y siete astros entre ella y la Tierra, que ocupa el centro. Coloca a la Luna, el Sol, los cinco planetas y la octava esfera estelar en órbitas circulares cuyo radio es proporcional a series geométricas.

A estos astros les comunica un movimiento de rotación de sentido contrario al de las estrellas.

Al Sol, Mercurio y Venus les comunica una velocidad semejante, a la Luna, Marte, Júpiter y Saturno una velocidad variable proporcional.

Los astros más cercanos a la Tierra giran con mayor velocidad que los más lejanos.

Al poner los astros en movimiento el Demiurgo crea el tiempo, que se mide según números, como imagen móvil de la eternidad.

El orden que le impone al universo es eterno, pero mientras exista el tiempo.

Construye las estrellas de fuego, para que iluminen los cielos y las hace girar a cada una sobre sí misma.

La esfera entera gira en relación a la Tierra. El movimiento transmitido a los planetas les hace variar continuamente de posición relativa, pero cuando se cumple el Gran Año todos los astros han vuelto a su posición original.

Cosmología aristotélica

Aristóteles planteaba un universo increado, finito y eterno.

Su universo lo abarcaba todo, no se concebía algo fuera del mundo, hecho en su totalidad de materia disponible. Fuera de la esfera no habría «ni materia ni espacio porque no concebian el concepto de vacio, lo cual descarta la posibilidad de otros mundos. Finitud y eternidad serán las características del universo aristotélico.

Dentro del universo distinguió dos regiones: la región sublunar de la mutabilidad quedaba comprendida entre la Tierra y la Luna, incluyendo el aire intermedio, formada por los cuatro elementos de Empédocles, a los que se atribuía sus correspondientes movimientos naturales, rectilineos.

Por otra parte la supralunar, habitada por cuerpos celestes formados por el éter, un etéreo quinto elemento cuyo movimiento natural no tendía arriba (como el aire y el fuego) o abajo (como la tierra y el agua) sino en la forma perfecta de la circunferencia.

Movimiento circular de los cuerpos de la esfera supralunar puesto que el movimiento circular era el único que podía ser continuo. Estableció que las capas que contenían los astros se movían necesariamente y naturalmente en círculos.

La Tierra ocupaba el centro del universo era esférica e inmóvil, y eran la capa de las estrellas fijas la que trasmite el movimiento a las partes interiores «al modo de causas eficientes y un Primer Motor Inmóvil, exterior al cosmos, actualidad pura, causa final y fuente última de todo movimiento celeste.

Cosmos aristotélico

A partir de este momento, la filosofía deja la tarea de construir la imagen del universo en manos de la ciencia, que comienza a dar sus primeros pasos en la otra orilla del mediterráneo, en Alejandría, donde por primera vez se suvenciona a científicos para que investiguen entre otras campos la astronomía. Pero pronto le saldrá otra competidora a la hora de ofrecer una imagen del universo, la religión, que intenta volver imponer una imagen mítica, tierra, cielo e inframundo, más coherente con sus intereses y con sus ideales morales de un cielo y un infierno para controlar a la humanidad.

Aristarco III a. d. N. E.

versus

Ptolomeo I d.N. E.

Aristarco de Samos (310-230 a d. N. E. )

Fue el primero, que llegó a postular un sistema heliocéntrico.

LLegó a la conclusión de que el Sol estaba en el centro del universo y que eran los planetas los que giraban a su alrededor, después de revisar estas tres cuestiones:

La primera era que cuando la Luna se ve justo medio iluminada, en Cuarto Creciente, el ángulo Tierra-Luna-Sol es recto. Y midiendo el ángulo Luna-Tierra-Sol pudo determinar, con escasos recursos matemáticos y de cálculo, que la distancia entre el Sol y la Tierra era unas 20 veces mayor que la distancia Luna-Tierra. (El valor real es de unas 400 veces.)

La segunda es que podemos ver iluminada la Luna por la luz que recibe del Sol, y cuando en un eclipse de Sol, el disco lunar tapa casi exactamente al disco solar se puede deducir la relación entre ambos diámetros. Consideró también que es de unas 20 veces mayor.

De la observación de la sombra dejada por la Tierra sobre la Luna en un eclipse de Luna, dedujo que el radio de la Tierra es unas dos veces y media mayor que el de la Luna.

Los resultados de su cálculos, no se acercaron a la realidad, habría que esperar a Hiparco para que fuesen más aproximados y al siglo XVIII para que lo fuesen aún más, pero hay que indicar que sus herramientas eran una plomada y un trasportador de ángulos.

Todo lo anterior le condujo al pensar que el Sol tenía una masa muy grande, muy superior a los demás planentas. Y que al ser el mayor cuerpo del universo, era el centro inmóvil de nuestro sistema y los planetas giraban en torno a él, pero que el sol solo era una estrella más de las que vemos en el cielo nocturno.

Usó la observación y la lógica deductiva; nuestros sentidos y nuestro cerebro. Fue acusado de impío por alejar la tierra del centro del universo. Su imagen del universo no era coherente con las imágenes religiosas, por lo que fue desestimada durante 20 siglos, hasta la llegada de Copérnico.




Mecanismo de Anticitera sigo I-II a. d. N. E.


Ptolomeo 85-165

Su visión del mundo esta basada en que la Tierra está fija en su centro y a su alrededor giran cada día las esferas del sol, la luna y los planetas, usando combinaciones de movimientos circulares llamados epiciclos para ajustar los datos de las observaciones acumulados por culturas anteriores, y así, poder hacer predicciones sobre la posición futura del planeta. Finalmente estaría la esfera de las estrellas fijas, cerrando un universo al modo en que lo concibió Aristóteles.

Ptolomeo, en su Almagesto aportó también las medidas del sol y la luna y un catálogo de 1.028 estrellas.

Construyó astrolabios y relojes de sol y desarrolló la Geografía, haciendo mapas del mundo conocido utilizando un sistema de latitud y longitud que sirvió de ejemplo, a pesar de sus errores, a los cartógrafos durante muchos años.

Claudio Ptolomeo fue uno de los astrónomos que cambió la visión del universo y trató de explicar científicamente la mecánica de los astros.





La razón de la pervivencia de esas teorías durante tantos siglos se debió más a motivos religiosos que a otra cosa, debido a la compatibilidad del sistema geocéntrico con las creencias de las comunidades religiosas.

La Iglesia desarrolló primero un control ideológico sobre los investigadores, casi simpre vinculados a alguna Orden religiosa; sobre la información, los datos de observaciones de la posición de los planetas y sobre los investigadores y después un miedo a perder la vida en manos de la Inquisición que afectó a las ideas que se formularon y difundieron hasta el siglo XVI.

Nicolás














Copérnico

Fue un gran estudioso de los autores clásicos y además se confesó como gran admirador de Ptolomeo cuyo Almagesto estudió concienzudamente. Después de muchos años finalizó su gran trabajo sobre la teoría heliocéntrica en donde explica que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al contrario.

Según Copérnico, tiene que haber un error en el modelo de Ptolomeo, pues su imagen del universo con epiciclos, deferentes, ecuantes, es demasiado compleja para ser la imagen real de sus movimientos. Para buscar una solución más sencilla y para honrar al Sol, como símbolo de Dios, decide colocarlo en el centro del universo, para a continuación atenerse a los resultados de la astronomía planetaria matemática. Copérnico poseía datos acumulados durante trece siglos, si bien muchos de ellos eran erróneos y le llevaron a equivocaciones en su modelo.

3. Características del sistema de Copérnico

A) Heliocentrismo. En el centro e inmóvil, el Sol.

B) Tres movimientos de la Tierra (que no ocupa ya un lugar central)

La Tierra está sometida a un triple movimiento:

un movimiento diario de rotación sobre su propio eje,

un movimiento anual de traslación alrededor del Sol,

y movimiento de oscilación cónico y anual de su propio eje.

Con el movimiento de rotación de la Tierra sobre su propio eje, Copérnico explica el aparente desplazamiento de la bóveda celeste de este a oeste, observado desde la Tierra. Si la Tierra gira de oeste a este y la esfera de las estrellas fijas permanece inmóvil, el efecto visual es exactamente el mismo, siendo imposible discriminar cuál sea el movimiento verdadero.

C) Movimiento uniforme y circular para los astros

En lo que respecta a los planetas la solución propuesta por Copérnico supone una auténtica innovación que permite eliminar los epiciclos mayores de las órbitas de los planetas para explicar la retrogradación, que es sólo un movimiento aparentemente irregular que se produce por el movimiento de la Tierra alrededor del Sol cuando la Tierra, con un movimiento orbital más rápido, sobrepasa a los planetas superiores, o cuando los planetas inferiores, con un movimiento orbital más rápido que el de la Tierra, sobrepasan a ésta.

A partir de aquí la teoría heliocéntrica comenzó a expandirse. Rápidamente surgieron también sus detractores, siendo los primeros los teólogos protestantes aduciendo causas bíblicas. En 1616 La Iglesia Católica colocó el trabajo de Copérnico en su lista de libros prohibidos.

La obra de Copérnico sirvió de base para que, más tarde, Galileo, Brahe y Kepler pusieran los cimientos de la astronomía moderna.






Galileo partía de la observación de los hechos, sometiéndolos a condiciones controladas y medibles en experimentos. De la observación surgían hipótesis que habían de corroborarse en nuevos experimentos y formularse matemáticamente como leyes universalmente válidas. Con este modo de proceder, se atreve a cuestionar ideas universalmente admitidas y la autoridad de los sabios y doctos. Galileo inauguraba la revolución metodológica que le ha valido el título de Padre de la ciencia moderna.


Galileo, unificación del universo

Entre diciembre de 1609 y enero de 1610, Galileo realizó con su telescopio las primeras observaciones de la Luna, interpretando lo que veía como prueba de la existencia en nuestro satélite de montañas y cráteres que demostraban su comunidad de naturaleza con la Tierra, las tesis aristotélicas tradicionales acerca de la perfección del mundo celeste, que exigían la completa esfericidad de los astros, quedaban puestas en entredicho.


El descubrimiento de cuatro satélites de Júpiter contradecía, por su parte, el principio de que la Tierra tuviera que ser el centro de todos los movimientos que se produjeran en el cielo. A finales de 1610, Galileo observó que Venus presentaba fases semejantes a las lunares, hecho que interpretó como una confirmación empírica al sistema heliocéntrico de Copérnico, ya que éste, y no el geocéntrico de Tolomeo, estaba en condiciones de proporcionar una explicación para el fenómeno.

Publicó en marzo de 1610 El mensajero sideral. Elogios en italiano y en dialecto veneciano celebraron la obra. Tommaso Campanella escribía desde su cárcel de Nápoles: «Después de tu Nuncio, oh Galileo, debe renovarse toda la ciencia».

El Santo Oficio calificaba su libro Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo de "execrable y más pernicioso para la Iglesia que los escritos de Lutero y Calvino". Encontrado culpable pese a la renuncia de Galileo a defenderse y a su retractación formal, fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina y condenado a prisión perpetua. Y a la que continue la mayor afirmación de que (se pronunciase o no) "y sin embargo se mueve" , que ha sido el mayor impulso dado a la ciencia a principios del XVII.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Galileo Galilei. Biografía. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/monografia/galileo/ el 1 de marzo de 2021.

Cosmología moderna

La historia que sigue trascurre en la segunda mitad del siglo XVI y en la primera del XVII y con ellos se inicia la cosmología moderna. El estudio científico del universo que involucra a la física, la astronomía y la filosofía, dejando atrás la religión, incapaz ya de ponerle freno a la nueva forma de conocer la realidad inventada por el hombre, usando el método científico; y la astrología o los elementos esotéricos que hasta ahora la habían acompañado, puesto que por mucho que se afinaran las observaciones de los astros, no se conseguía determinar la influencia de los cielos en la vida de los hombres.



BRAHE y KEPLER


Tycho Brahe era un hombre caótico, arrogante y de fuerte temperamento, en su juventud había conocido mundo, aventuras y reyertas. En uno de sus famosos duelos perdió la nariz y tuvo que sustituirla por una pieza de oro y plata que le daba un aspecto fiero y estrafalario.

Frente al coloso danés, Kepler parecía un hombrecillo insignificante. Corto de vista, frágil de salud y de carácter retraído, el astrónomo alemán no pasaba de ser un convidado de piedra en la sucesión de banquetes, alborotos y extravagancias en las que vivia Brahe.

Sin embargo, ambos encajaban científicamente como un engranaje. Kepler era un gran matemático, capaz de construir teorías que den sentido a los datos y sistematicen sus relaciones. Pero necesitaba corroborar su tesis con pruebas irrefutables.

Brahe poseía un tesoro de datos y mediciones exactas, pero carecía de talento abstracto para levantar con ellos una teoría sólida. Ambos se necesitaban y complementaban más de lo que estaban dispuestos a admitir. “Sin los datos observacionales de Brahe, Kepler jamás habría encontrado sus leyes planetarias, y con ellos, nadie excepto él habría logrado ese maravilloso descubrimiento”, Max Caspar, biógrafo de Kepler.

Por alguna extraña razón, el círculo, la más perfecta de las formas geométricas, no encajaba en la órbita de Marte. Contrariado e ilusionado a la vez, el astrónomo tuvo que despojarse de sus prejuicios para admitir que la órbita que buscaba se ajustaba a una “vulgar” figura ovalada, una elipse con el Sol en uno de sus focos. Así surgió la primera de las leyes planetarias.

1. Las órbitas de los planetas son planas y elípticas, con el Sol en uno de sus focos.


2. El vector posición que une el Sol con cada planeta barre áreas iguales en tiempos iguales, debido al principio de conservación del momento angular.


3. Hay una relación de proporcionalidad entre el cuadrado del periodo de traslación y el cubo de la distancia media de cada planeta al Sol.

Hemos hecho un viaje desde la lógica de la imaginación a la lógica científica, nos hemos desprendido en el camino de un montón de prejuicios, así hemos llegado a los astrónomos del Renaciento, que han conseguido separar la astrología de la astronomía. Ya tenemos los datos precisos del universo y el modelo matemático explicativo que nos responde a aquellas preguntas que se hacia el hombre por el universo y por su lugar en el mundo, pero, ¿era eso lo que buscaba?, ¿le satisfacen las respuestas?


4. La cosmología actual

Isaac Newton (1642-1727) en su obra Principios matemáticos de la Filosofía Natural, 1687, constituye la culminación de ese proceso de revolución científica y cosmológica iniciada por Copérnico en 1.543 con motivo de la publicación de Las revoluciones de las esferas celestes.

Newton estableció que todos los cuerpos del universo son el origen de la fuerza de la gravedad, y a su vez se ven afectados por ella (todos los cuerpos, por tener masa, se atraen entre sí: en esto consistiría la gravedad).

La definió como una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros de gravedad. Se trataba de una ley que podía aplicarse tanto para la caída de una piedra como para determinar el movimiento de los planetas, lo cual significaba que las mismas leyes regían en todo el universo (así, se terminaba de superar la cosmovisión aristotélica, en tanto que distinguía entre un mundo sublunar y otro supralunar).


Implicaciones filosóficas

El paradigma newtoniano trastorna la cosmovisión aristotélica-ptolemaica. Newton y sus predecesores nos ofrecen la imagen de un universo explicable mediante leyes, como un gran reloj, y predecible en sus procesos ya que se comporta de una forma determinada. Además, este universo deberá ser infinito, de lo contrario, todo su sistema gravitacional se colapsaría.

Este universo, en su grandeza, sitúa al hombre en un papel secundario, pues, en definitiva, las leyes que explican su funcionamiento suponen, al mismo tiempo, que el universo no posee finalidad alguna.

Si el universo no posee finalidad, ¿la tiene la existencia del ser humano?

Todo esto afecta, igualmente, al papel que Dios desempeña en este nuevo paradigma. Dios es el gran relojero que ponen en marcha todo el sistema (mecanicismo) y, una vez hecho esto, su papel deja de tener relevancia. El paradigma newtoniano -con un universo creado e infinito- no supone un ateísmo, pero sí abre camino al agnosticismo.

El paradigma newtoniano se mantendrá vigente hasta los albores del siglo XX.

Einstein y la teoría de la relatividad

Einstein publicó la Teoría de la relatividad especial en 1905, la cual echaba por tierra las convenciones de la física clásica ya que afirmaba que no existen un espacio y un tiempo absolutos e independientes del sujeto que los experimenta. Espacio y tiempo son medidas que obtiene un observador y que, entre otras variables, dependen de la velocidad a la que se halle.

De esto se desprende un hecho tan sorprendente para el sentido común como que el tiempo transcurre de manera diferente para dos observadores que viajan a distinta velocidad.

Además, a causa de esta relatividad de espacio y tiempo, para dar una descripción del universo que sea válida para todos los observadores, hay que considerar que existe interdependencia entre la dimensión temporal y la espacial, pues los cambios en una de ellas afectan inevitablemente a la otra.

En 1915, Einstein generalizó esta teoría y publicó la Teoría general de la relatividad, de la que se derivan consecuencias revolucionarias para la cosmología y la comprensión del universo.

Lo más importante de la teoría de Einstein es que la masa de un cuerpo deforma el espacio-tiempo a su alrededor. Así, en las proximidades de una gran masa (por ejemplo, la de una estrella como el Sol), el espacio está más curvado y el tiempo transcurre más lentamente. Aunque la tendencia natural de los planetas y, en general, la de todos los cuerpos celestes, sea recorrer la distancia más corta entre dos puntos (lo que en física se conoce como geodésica), si el espacio en el que se mueven está curvado, el planeta acabará trazando una órbita a su alrededor. De este modo, la teoría de la relatividad explicaba los movimientos orbitales de los planetas. Pero, además, se deducen de ella consecuencias imprevistas, como que el universo se encuentra en un proceso de expansión (Edwin Hubble (1889-1953) demostró que el universo se está expandiendo).

La física cuántica

El impacto filosófico produjo la física cuántica fue el principio de indeterminación o incertidumbre de Heisenberg. Según este principio, no podemos conocer con exactitud y a la vez la velocidad y la posición de una partícula, pues alguna de estas dos magnitudes fundamentales permanecerá necesariamente indeterminada o incierta. Esto supone un límite infranqueable a nuestro conocimiento de la realidad. La propia realidad es indeterminada.

Según esta interpretación, hay eventos que serán, por su naturaleza, radicalmente imprevisibles, impredecibles. Las leyes de la nueva física no podrán ser ya deterministas, como eran las de la física clásica, sino estadísticas, probabilísticas. Algunos autores han entendido que la gran aportación de la física cuántica a nuestra cosmovisión contemporánea es la apertura que se da a lo imprevisible, incalculable, impredecible: en suma, la apertura a la libertad.

Actualmente ambas teorías Newton, y Einstein son incompatibles entre sí, pero permiten entender, respectivamente, lo más grande y lo más pequeño de nuestro mundo. Sin embargo, se sigue trabajando para lograr una teoría que sea capaz de unificarlas.



Filosofía sin rollos. Filosofía y psicología.

https://sites.google.com/view/filosofiasinrollos/p%C3%A1gina-principal/filosof%C3%ADa-1%C2%BA/ud-5-el-universo#h.p_S9PSfRBG2omm

Implicaciones filosóficas

Algunas de las implicaciones filosóficas de la nueva cosmovisión científica pueden ser las siguientes:

Imposibilidad de separación sujeto-objeto: para observar algo hay que interaccionar con ello. Cuando lo observado es suficientemente pequeño, esta interacción condiciona el resultado del experimento.

Si antes pensabamos que podiamos conocer la realidad de un modo objetivo, el mundo es una realidad objetiva que el ser humano puede llegar a conocer, ahora pensamos que el mundo es algo que no podemos llegar a conocer de una forma objetiva, solo podemos hacer pronósticos, probabilidad de que las cosas sean así.

Así el universo se presenta como algo donde reina el indeterminismo y la imprevisibilidad: la física cuántica cuestiona la imagen determinista del mundo: solo podríamos establecer leyes estadísticas que no predicen con exactitud el resultado de una observación, sino tan solo calculan sus probabilidades. de esta foma, tenemos que el universoes un espacio para la libertad.

Qué sabemos sobre el origen del universo

Teoría del Big Bang

La teoría del Big Bang, o teoría de la Gran Explosión, es la teoría del universo más extendida a día de hoy entre la comunidad científica. Explica el origen del universo (entendido como espacio-tiempo) desde un principio en el que toda la energía estaba concentrada en un punto diminuto de un tamaño más pequeño que un átomo.

En un momento dado, esta singularidad colapsó, liberando toda la energía contenida y dando origen al universo, que se habría estado expandiendo desde aquel momento hasta nuestros días, y continuará haciéndolo a menos que la fuerza de gravedad sea lo suficientemente poderosa como para frenarlo.

El problema del horizonte es como se conoce en astronomía el problema planteado por la distribución homogénea de materia en el espacio cósmico. Según los modelos teóricos, todo parece indicar que esta realidad es un hecho poco probable pero que, de facto, así es perfectamente posible.

El universo es una entidad perfecta, que esta en expansión, en la que hay una proporción de densidad constante puesto que hay una creación constante de materia (aproximadamente un protón por cada kilómetro cúbico que el universo crece). De este modo, el universo siempre tendría el mismo valor desde una relación de densidad y espacio-tiempo.


La teoría del universo oscilante propone un universo cambiante en procesos cíclicos. Estos procesos cíclicos estarían compuestos por un Big Bang, seguido de una expansión que terminaría finalmente en un Big Crunch, que daría a su vez un nuevo Big Bang y el universo comenzaría de nuevo. Se trata de una teoría descartada por la mayoria de los astrónomos, aunque todavía continúa siendo una teoría bastante discutida.

Teoría de la Creación

La última de las teorías del universo que ha sido propuesta es la teoría de la Creación. Esta teoría procede de ámbitos más cercanos a la religión o la filosofía y se puede presentar de formas variadas. En todos los casos, se basa en que el origen del universo no estaría en sí mismo, sino en una entidad externa a este que, en la mayoría de las veces, se le denomina Dios. Aunque se trata de una teoría que no pertenece en exclusiva a la religión, ya que, por ejemplo, Aristóteles, ya la afirmó en su época, sosteniendo que el mundo era una creación de un ente supremo que denominó Primer Motor. Hoy en día, haciendo uso de la tecnología y la ciencia modernas, no ha sido posible obtener ninguna prueba tangible que confirme esta teoría, por lo que se trata de una teoría que ha quedado relegada al ámbito de la fe más que al de la ciencia.


No existe ninguna finalidad en la creación del universo.

Dios, concebido a imagen y semejanza del hombre, carece de sentido.

La vida del ser humano no tiene ninguna finalidad, corresponde al ser humano llenar de sentido su vida en un escenario de libertad.