15 AP Liberalismo

Tema 15. Economía e ideología

Introducción

El hombre siempre se ha enfrentado a la necesidad de sobrevivir, de alimentarse, de sostener a su prole... y para satisfacer esa necesidad ha tenido que ir organizando su mundo. Tanto ha avanzado en esa tarea que ha desarrollado: primero, diferentes estrategias para hacerlo; y después, ideologías que le permiten adelantarse a lo que sucederá al aplicar determinadas estrategias económicas a su forma de vida. Vamos a ver aquí las ideologías económicas, en cuyo desarrollo tienen mucho que ver las ideas filosóficas, que han servido para dibujar el escenario en que ha desarrollado su vida el hombre desde el siglo XVIII. Finalmente nos detendremos en las posibilidades de implantación que, la nueva idea de economía sostenible, tiene y en las trasformaciones que ello exige.

Primero comenzaremos por conceptualizar la noción de ideología desde un punto de vista amplio. Una ideología es un conjunto de ideas articuladas sobre la realidad en la que se desenvuelve el individuo, es una determinada visión del mundo que incluye múltiples dimensiones -social, política, económica, cultural, entre otras posibles-.

Aquí nos vamos a centrar en la ideología económica, que tiene una repercusión política inmediata, puesto que establecen un determinado modo de articulación social que hay que implementar. La ideología política viene gestionada por grupos de personas (grupos de presión, sectores de la población con los mismos intereses…) que comparten una determinada interpretación o representación sobre cómo debería organizarse el poder en una sociedad y la articulación social misma. Muchas veces, esta articulación de ideas que es la ideología se convierte en programas y en métodos de acción para llevar adelante los intereses y los proyectos de estos diferentes sectores de la sociedad.

Desde fines del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII, fue tomando forma en algunos países europeos una ideología a la que se denominó liberalismo político, con unas hondas repercusiones económicas. Su origen y su difusión están directamente relacionados con el creciente protagonismo de los burgueses europeos en la circulación y producción de bienes y en la acumulación de capitales. (VARELA, Claudia Patricia y VÁZQUEZ, Enrique C.)

Liberalismo y capital

El mercantilismo

Desde el siglo XV al XVIII se desarrolla una ideología económica, antecedente del capitalismo, el mercantilismo. El objetivo fundamental del mercantilismo consistía en maximizar el beneficio del Estado y no el de los propietarios de los recursos económicos y mucho menos el de los ciudadanos. Se trataba de fortalecer el tesoro del estado nacional. Con este fin, el gobierno ejercía un control de la producción, del comercio y del consumo.

Desde el mercantilismo se promovía el mantenimiento de:

los salarios bajos para desincentivar el consumo;

de esta manera, disminuyen las importaciones

y se fomentan las exportaciones.

Se trataba de aumentar la entrada de oro, para hacer al estado aún más soberano.

En este momento comienza a germinar también la ideología liberal, de la mano de una filosofía social humanista que buscaba:

el desarrollo de las oportunidades de los seres humanos,

así como alternativas sociales, políticas y económicas para la expresión personal;

se apostaba por la eliminación de obstáculos a la libertad individual.

Los fisiócratas

En el siglo XVIII van a aparecer dos ideologías económicas que van a cambiar los derroteros del mercantilismo. De un lado la fisiocracia de la mano de la Quesnay va a sugerir queen economía existe un orden natural que no requiere la intervención del Estado,

y que ese orden natural mejora las condiciones de vida de las personas.

En La tabla económica (1758), plantea que los flujos de dinero y de bienes son circulares y se retroalimentan. Este hecho constituye el núcleo básico de la economía.

Los fisiócratas concebían la sociedad dividida en tres clases: una clase productiva, 50% de la población, formada por los agricultores, los pescadores, los mineros…;la clase propietaria, clase estéril formada por los terratenientes, el 40% de la población, y finalmente los artesanos, que eran el 10% de la población.

Para ellos, sólo la clase agrícola era capaz de producir un excedente económico,

que el Estado podía utilizar para aumentar el flujo de bienes y de dinero o podía cobrar impuestos para financiar sus gastos.

El resto de las actividades, como la industria no crean riqueza por lo que es inútil que el Estado intente aumentar la riqueza de la sociedad dirigiendo y regulando su actividad.

De los fisiócratas va a tomar el liberalismo su lema, la expresión francesa Laissez faire, laissez passer;dejar hacer, dejar pasar.

Pero además durante el siglo XVII, en el Parlamento Inglés, empezaron a debatir ideas liberales como la ampliación del sufragio, el sistema legislativo, las responsabilidades del gobierno y la libertad de pensamiento y opinión.

Uno de los primeros y más influyentes pensadores liberales, el filósofo inglés John Locke (1632,1704), defendía la soberanía popular, el derecho a la rebelión contra la tiranía y la tolerancia hacia las minorías religiosas.

Consideraba, además, que el Estado no existe para la salvación espiritual de los seres humanos

sino para servir a los ciudadanos y garantizar sus vidas, su libertad y sus propiedades bajo una constitución.

Es considerado el padre del liberalismo político.

Adam Smith (1723-1790)

Fue Adam Smith, más que los fisiócratas, quien abrió el camino de la industrialización y a la aparición del capitalismo en el siglo XIX. Se atribuye al filósofo-economista escocés Adam Smith la labor de describir los principios económicos básicos sobre los que se asienta el capitalismo, el sistema económico en el que los individuos y las empresas producen e intercambian bienes y servicios mediante complejas transacciones en las que intervienen los precios y los mercados;

si bien el término kapitalism fue acuñado a mediados del siglo XIX por el economista alemán Karl Marx.

Al igual que los fisiócratas, Smith intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural, que funcionaría con más eficacia cuanto menos interviniese el Estado.

Pero no coincidía con ellos en que la industria no fuera productiva;

al contrario, pensaba que era capaz de crear un excedente económico.

En La riqueza de las naciones, sostiene que la clave del bienestar social está en el crecimiento económico.

Para que la sociedad progrese constantemente hacia la multiplicación de riqueza y de bienes, exige Smith la combinación de tres factores:El primero de ellos es la división del trabajo, que se promueve mediante la especialización y lleva a una mecanización creciente del proceso productivo, con el consiguiente incremento de la productividad del trabajo.

El segundo es la fuerza impulsora del interés o egoísmo individual. Desarrolla una especie de equilibrio entre egoísmo y simpatía; la naturaleza humana tiene constantes, y una de ellas es que, ante una alternativa,

“cada cual guarda lo mejor para sí mismo, y también para aquellos a quien quiere más” (GALBRAITH).

Smith lo dirá así:

No es la benevolencia del carnicero o del panadero la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses".

Este egoísmo sin el cual no tiene explicación la conducta humana, se combina con la simpatía, con la empatía con el egoísmo del otro

“dame lo que necesito y tendrás lo que deseas”;

reconociendo las necesidades de los otros es la mejor forma de satisfacer las necesidades propias.

El tercero es el mecanismo regulador del mercado, la competencia y la ley de la oferta y la demanda. Smith lo explica así: las mercancías disponen de un precio efectivo, al que habitualmente se venden las mercancías, es el precio de mercado, que puede coincidir o no con el precio natural (precio real del producto).

El precio del mercado se regula por la cantidad de una mercancía que hay en el mercado

y la demanda efectiva de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo, (compradores efectivos).

Cuando la cantidad que hay en el mercado queda por bajo la demanda efectiva, el precio se eleva sobre el precio natural;

cuando excede la demanda efectiva, el precio de mercado cae por debajo del precio natural;

cuando, es exactamente igual a la demanda efectiva, coinciden el precio de mercado y el natural.

(Hoy en día la publicidad y las necesidades creadas juegan un papel fundamental en este equilibrio de fuerzas.)

Añade la necesidad de procurar la ampliación de los mercados, que abre posibilidades para que la sociedad aumente su riqueza y su bienestar.

Estos tres factores constituyen la causa determinante de la mano invisibleque mueve a los individuos hacia el progreso de todo el conjunto social,

hace que el comportamiento anárquico y egoísta de los diferentes individuos en una economía de mercado lleve a la consecución del máximo bienestar social.

Aunque matiza que los beneficios de la mano invisible del mercado solo se obtendrán en una sociedad bien gobernada.

Finalmente hay que traer aquí sus ideas sobre el comercio internacional, por lo actuales que nos pueden parecer. Los bienes deberán producirse en aquel país en que sea más bajo su costo de producción

y desde allí, exportarse al resto de las naciones.

Define la denominada ventaja absoluta,

como aquella que tiene un país que es capaz de producir un bien utilizando menos factores productivos que otros, es decir con un coste de producción menor.

Defiende además el comercio internacional libre y sin trabas para alcanzar y dinamizar el proceso de crecimiento económico,

asimismo cree en la movilidad internacional de factores productivos (migración).

Es en este momento cuando fermenta el liberalismo político de la mano de pensadores como Voltaire o Diderot, quienes insistían en que el Estado era superior a la Iglesia

y pedían la tolerancia para todas las religiones,

la abolición de la censura, un castigo más humano hacia los criminales y

una organización política sólida que proporcionara leyes dirigidas a elevar el progreso social y las libertades individuales.

La nueva visión del estado que aparece en la Ilustración es la de que es un

mecanismo para la creación de felicidad y

un instrumento activo diseñado para controlar a una nobleza y una Iglesia muy poderosas.

Los liberales serán los que se enfrentan al absolutismo monárquico,

y luchan por un estado de derecho sometido a una constitución[1]

donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones,

donde estas leyes que resguarden las libertades y el bienestar de las personas, como premisas para el progreso de la sociedad.

El liberalismo implantó la igualdad política, pero en sus primeras formulaciones, ignoró las desigualdades económicas y sociales.

Una vez que la burguesía y el proletariado se han deshecho de la monarquía y del inmenso poder que atesoraba la Iglesia,

no son capaces de consensuar más intereses.

A partir de ese momento el proletariado va a expresarse a través del movimiento obrero aspirando a transformar la sociedad o a sustituirla por otra nueva en la que desaparecieran las desigualdades económicas; (igualdad)

mientras que el liberalismo va a ser la bandera de las clases burguesas. (libertad)

John Maynard Keynes

La adopción del capitalismo industrial va a generar un incremento del nivel de vida en aquellos países que se acomodaron a él, sin embargo, aparecieron problemas como:

1. La explotación de los trabajadores, que sirvió de base para las críticas marxistas que culminaron con la creación de movimientos sindicales que luchaban para lograr aumentos salariales, disminución de la jornada laboral y mejora en las condiciones laborales.

2. Los ciclos de expansión y prosperidad seguidos de recesiones y depresiones económicas que se caracterizan por la discriminación de la actividad productiva y el aumento del desempleo. Se entendieron como males menores que había que sobrellevar hasta que John Maynard Keynes, (1883-1946) el otro gran teórico del capitalismo, en su obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero demostró que un gobierno puede utilizar su poder económico, su capacidad de gasto, sus impuestos y el control de la oferta monetaria para paliar, e incluso en ocasiones eliminar, el mayor inconveniente del capitalismo: los ciclos de expansión y depresión. Según Keynes, propuso que durante una depresión económica el gobierno debía aumentar el gasto público, aun a costa de incurrir en déficits presupuestarios, para compensar la caída del gasto privado;

mientras que en una etapa de expansión económica, la reacción debe ser la contraria para evitar movimientos especulativos e inflacionistas.

Uno de los episodios históricos que puso frente a las cuerdas el capitalismo fue crack de Wall Street en 1929[2].

Para evitar que se repitiesen los movimientos especulativos que provocaron, en estados unidos se fraguó el New Deal de Franklin D. Roosevelt

que reestructuró el sistema financiero,

emprendió acciones para fomentar la negociación colectiva

y crear movimientos sociales de trabajadores que dificultaran la concentración del poder económico en unas pocas grandes corporaciones industriales.

Contribuyó al desarrollo del Estado del Bienestar

incorporando un sistema de Seguridad Social

y creando un seguro de desempleo,

pretendían proteger a las personas de las ineficiencias económicas del sistema capitalista.

3. Y tercero, empezaron a aparecer grandes corporaciones con un enorme poder financiero que pretendían el control del proceso productivo mediante monopolios o trusts que permitían el control de toda una rama de la industria.

Los problemas que crearon afectaban a aquella mano invisible que actuaba en el mercado y generaba bienestar, por lo que hubo que combatirlo mediante legislación antitrusts. El capitalismo tiene que defender la competencia entre las industrias y el libre comercio.

El liberalismo supone la aplicación de los principios liberales a la vida de los individuos y las instituciones;

por tanto, se potencia la no intromisión del Estado o de las instituciones en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos,

impulsando la reducción de impuestos a su mínima expresión y reducción de la regulación sobre comercio, producción;

no intromisión del estado tampoco en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales,

existiendo plena libertad de expresión y diferentes tipos de morales, religiones...

Según la ideología liberal, la no intervención del Estado asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que permite que se establezca un marco de competencia justa, sin restricciones ni manipulaciones de diversos tipos. Esto significa neutralizar cualquier tipo de beneficencia pública, como aranceles y subsidios.

Hoy pervive un neoliberalismo ambiguo, que descubrió con el Crack del 29, que el laissez faire..., no es efectivo, que en los mercados, lo que se da es una competencia imperfecta y monopolística, y ante eso, pone en duda la posibilidad de mantener un mercado libre de interferencias privadas o estatales. Plantea soluciones tan heterogéneas como las que propone Walter Lipmann, que solicita medidas contra las grandes sociedades anónimas para impedir que los monopolios dominen los mercados y en contra de los acuerdos que anulan la competencia; en contra, también, de la autofinanciación de las poderosas sociedades anónimas con el fin de establecer la competencia en el mercado de capitales;

o James E. Meade y Roy F. Harrod, que introdujeron en el pensamiento liberal importantes conceptos keynesianos como el de preconizar la intervención del Estado para evitar las oscilaciones que llevan al sistema capitalista de la prosperidad a la depresión.

Frente a ellas Wilhelm Ropke, sostiene que la intervención del Estado solo debe ser admitida para garantizar la existencia de un mundo de pequeñas empresas y de competencia y que, al mismo tiempo, se opone a toda forma de redistribución de ingresos y de política ocupacional.

Críticos y defensores

Desde sus comienzos, el sistema capitalista ha tenido defensores que lo han considerado el sistema natural de desarrollo de la economía humana; plantean que el capitalismo es un sistema que ha traído consigo unos avances sociales impensables y con él la democracia ha avanzado más que nunca.

Pero también ha generado enemigos que lo han considerado culpable de la explotación del hombre por el hombre.

Hoy en día, sus defensores plantean que para que el sistema capitalista continúe generando bienestar, ha de apostar por estos objetivos:

garantizar un alto nivel de empleo, (reduciendo salarios y costes sociales)

mantener la estabilidad de los precios,

contener la deuda pública,

así como la de las empresas y la de los individuos.

Sin embargo, sus discrepantes plantean que el capitalismo comporta una concentración de la renta y de la riqueza que resulta cada día más incompatible con los ideales de la democracia. Hoy, el 1% de los más ricos de los Estados Unidos dispone del 75% de los ingresos de su país. (Recordemos que Marx planteó que la caída del capitalismo se produciría por la concentración del capital en cada vez menos manos.)

Las políticas económicas han provocado una desigualdad enorme y siguen acrecentándola.

Estamos ante un capitalismo casi sin normas que ha resuelto que el afán de lucro es el único motor.

El poder político democrático ha claudicado ante el gran capital financiero encabezado por la banca internacional.

Lo que hay que hacer es controlar los capitales, vigilar a la banca y no dejar que se enriquezca creando deuda en la ciudadanía.

Los bancos y las grandes corporaciones han terminado por adueñarse del mundo

y han creado una sociedad donde la desigualdad aumenta,

el Estado de Bienestar está cada día más debilitado y millones de personas apenas pueden acceder a los recursos o en el peor de los casos mueren por las decisiones económicas que toman los poderosos.

El capitalismo ha hecho posible que el 20% de la población controle el 80% de los recursos, y es ese 20% quien controla los medios de comunicación de masas y transmite al resto de la sociedad que todo va bien y que no hay otra manera posible de vivir.

Socialismo y liberalismo

El socialismo como ideología, hay que verlo como un descendiente directo de los ideales liberales.

Comparte con ellos el compromiso con la idea de progreso y la abolición de los privilegios aristocráticos;

aunque, considera que el liberalismo se ha convertido es una máscara tras la que habita la avaricia capitalista.

Las semillas del socialismo aparecen en la Revolución Francesa y los discursos de

François Nöel Babeuf, quien proclamaba ya una organización de la sociedad en base al trabajo comunitario, así como la eliminación de la propiedad privada, todos los hombres debían disponer de la misma cantidad de tierra y una reforma fiscal igualitaria.

Pero será en la primera mitad del siglo XIX cuando socialismo designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden un sistema económico y político basado en la socialización de los sistemas de producción y en el control estatal (parcial o completo) de los sectores económicos.

Los primeros teóricos fueron Saint-Simon, Charles Fourier, Robert Owen; más adelante, con Marx y Engels se hablaría de socialismo científico, al incorporar el materialismo histórico como esquema para interpretar dinámica histórica. Su objetivo final era establecer una sociedad sin clases, sin embargo, el movimiento ideológico evolucionó y fue adquiriendo diversos significados en función del lugar y la época donde arraigara.

Hoy, si lo contemplamos con la perspectiva histórica podemos decir que se han centrado en llevar a cabo reformas sociales en el seno del capitalismo o de la ideología liberal.

El socialismo hace una crítica al sistema capitalista denunciando en él:

la explotación y empobrecimiento de los trabajadores,

el incremento de las rentas y fortuna de los burgueses,

el ser un sistema ineficaz e irracional para desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad, (generaba crisis cíclicas -periodos de superproducción y escasez de consumo-),

el generar una bolsa constante de población en paro (que queda excluida de la sociedad de consumo, marginada)

y finalmente la contradicción de no ser capaz; por una lado, de satisfacer las necesidades de todos los ciudadanos; pero, por otro,

tiene la necesidad de generar lujos.

El socialismo era una reacción frente al extremado valor que el liberalismo concedía a los logros individuales y a los derechos privados,

a costa de sacrificar el bienestar colectivo.

La ideología socialista evoluciona al hilo de la Primera Internacional, (1864) momento en que sus aspiraciones son enormes, se pretendía establecer la unión de todos los obreros del mundo y se fijaba como objetivo la conquista del poder político por el proletariado.

Al menos, consiguió que su ideología calara en los partidos que defendían la emancipación de la clase trabajadora, precisamente en un momento, la industrialización europea, en el que se forma un gran proletariado.

Y la Segunda Internacional Socialista, (1889), donde Marx, auguró que las relaciones capitalistas irían eliminando a los pequeños productores hasta que sólo quedasen dos clases antagónicas enfrentadas, los capitalistas y los obreros. Con el tiempo, una grave crisis económica dejaría paso al socialismo y a la propiedad colectiva de los medios de producción.

Mientras tanto, los partidos socialistas, aliados con los sindicatos, lucharían por conseguir un programa mínimo de reivindicaciones laborales.

Mientras los bolcheviques[3], encabezados por Lenin, llevaron a cabo la revolución violenta, que consideraron necesaria para implantar los ideales de un socialismo radical en la Rusia zarista.

Los socialdemócratas aceptaron todas las normas básicas de la democracia liberal: elecciones libres, derechos fundamentales y libertades públicas, pluralismo político y soberanía del Parlamento.

E incorporaron una lista de exigencias ideológicas mínimas que habría que lograr dentro del sistema capitalista, y que incluían importantes reformas políticas que podían realizarse de forma pacífica

como el sufragio universal y la igualdad de derechos de la mujer,

un sistema de protección social -Estado de bienestar- (seguridad social, pensiones y asistencia médica universal), que William Beveridge, describió como protector de todos los ciudadanos “desde la cuna hasta la tumba”, la regulación del mercado de trabajo con el fin de introducir la jornada de ocho horas y el pleno empleo

Uno de los elementos ideológicos asociados a la economía socialista es la nacionalización de empresas como estrategia para la expansión del sector público.

Para algunos ideólogos, la propiedad estatal era un primer paso hacia la abolición del capitalismo;

sin embargo, para otros las nacionalizaciones tenían objetivos más prácticos, como rescatar empresas débiles o ineficaces, proteger el empleo, mejorar las condiciones de trabajo o controlar las empresas de servicio público.

Así, la nacionalización de empresas, fue una práctica económica asimilada por diferentes ideologías económicas, no solo socialdemócratas, y no solo democráticas.

Otra estrategia, en este caso sostenida por el Partido Socialdemócrata Sueco[4], fue recurrir a controlar el mercado del trabajo y mantener el pleno empleo, a la vez que creaba un sistema de salarios justos conocido con el nombre de política solidaria de salarios.

Los socialdemócratas alemanes, que formaron varios gobiernos de coalición entre 1966 y 1982, se centraron en el desarrollo económico y experimentaron con formas de democracia industrial[5].

Hoy, los nuevos planteamientos de las socialdemocracias han ido sufriendo la entropía que antes indicábamos en la democracia industrial, y caen cada vez más cerca del social liberalismo, que, por su parte ha ido colonizando territorio al socialismo,

cuando asume cuestiones de justicia social y reconoce la necesidad de intromisión en los mercados para conservar la pequeña y mediana empresa frente a los monopolios, única forma de que sobreviva la competencia en el mercado.

Los nuevos planteamientos ideológicos del socialismo para enfrentarse a los retos de este principio de siglo, pasan por:

1) reconocer que la regulación estatal de las actividades capitalistas debe ir pareja al desarrollo correspondiente de las formas de regulación supranacionales (la Unión Europea, que contó en un principio con la oposición mayoritaria de los socialistas, es considerada como terreno controlador de las nuevas economías interdependientes);

2) crear un espacio social europeo que sirva de precursor a un Estado de bienestar europeo armonizado;

3) reforzar el poder del consumidor y del ciudadano para compensar el poder de las grandes empresas y del sector público;

4) mejorar el puesto de la mujer en la sociedad para superar la imagen y prácticas del socialismo tradicional, en exceso centradas en el hombre, y enriquecer su antiguo compromiso a favor de la igualdad entre los sexos;

5) descubrir una estrategia destinada a asegurar el crecimiento económico y a aumentar el empleo sin dañar el medio ambiente;

y 6) organizar un orden mundial orientado a reducir el desequilibrio existente entre las naciones capitalistas desarrolladas y los países en vías de desarrollo.

Economía sostenible

En Octubre de 1984 se reunió por primera vez la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo para establecer una agenda global para el cambio. La Comisión partió de la convicción de que es posible para la humanidad construir un futuro más próspero, más justo y más seguro. El resultado fue el informe conocido como Nuestro Futuro Común (Our Common Future). El informe plantea que la humanidad tiene la capacidad y el deber de alcanzar un crecimiento económico basado en políticas de sostenibilidad y expansión de recursos ambientales.

El desarrollo sostenible es definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones.

Implica un cambio muy importante en cuanto a la idea de sustentabilidad, principalmente ecológica, y a un marco que da también énfasis al contexto económico y social del desarrollo.

Esto obliga a incluir en nuestra ideología económica nuevos criterios ecológicos, morales y sociales que hasta ahora eran impensables, y que constará mucho incluir. Estamos hablando de incluir en la contabilidad económica de la producción la conservación de nuestro planeta Tierra, de no poner en peligro los sistemas naturales que sostienen la vida en la Tierra,

de que la explotación de los ecosistemas debe estar limitada por un criterio que no sea beneficio económico, sino bienestar natural y humano,

de que el uso de los recursos no renovables debe ser lo más eficiente posible.

Estamos hablando de renunciar a los niveles de consumo a los que no todos los individuos puedan aspirar. (Para que todos los habitantes del planeta viviesen como lo hacemos nosotros, serían necesarias tres planetas tierra y medio.)

Estamos hablando de no trasladar las industrias contaminantes allí donde su legislación nacional no lo sanciona.

Estamos hablando de un control demográfico.

Las cumbres de la tierra, 1992 en Rio de Janeiro, 1997 en Johanesburgo y 2002 en la sede de New York de la ONU,

han puesto de manifiesto mediante documentos como el Programa 21, un plan de acción con finalidades ambientales y de desarrollo en el siglo XXI,

su análisis sobre el cambio climático, la diversidad biológica y la desertificación,

que es absolutamente necesario pasar de las palabras a los hechos y no solo modificar los factores ideológicos económicos de los individuos y los gobiernos,

sino también actuar en todos los escenarios industriales, sociales y conductuales para cambien la economía,

que no es sino oikos, casa y nomos, ley, las leyes, la organización de nuestra casa común, el planeta tierra.

A esto hay que añadir la consideración de que el liberalismo económico, con su mercado global desregularizado, donde los capitales se mueven libremente creando desequilibrios que generan a su vez más capital en menos manos,

no va a mover ni un dedo a favor del medio ambiente, ni a favor del bienestar del trabajador, ni del desempleado, convertido en una fuente de su riqueza.

El liberalismo se ha convertido en un fin en sí mismo que cosifica al hombre y al que hay que poner límites.

I. Bibliografía

VARELA, Claudia Patricia y VÁZQUEZ, Enrique C. en

<http://escritoriodocentes.educ.ar/datos/Los_origenes_liberalismo_politico.html> Consulta en: 05/03/13.

<http://www.monografias.com/trabajos/caplibneo/caplibneo.shtml> Consulta en: 05/03/13.

<http://www.oarsoaldea.net/agenda21/files/Nuestro%20futuro%20comun.pdf> Consulta en: 9/05/13.

[1] En “la pepa”, La Constitución Española De 1812, es considerada como uno de los logros de las ideas liberales.

[2] Una paradoja que nos ofrece la historia. Zapatero (izquierda) intenta enfrentarse a la crisis del 2008 con una estrategia capitalista, keynesiana, inyectando dinero en el sistema con el Plan–E, unos 30.000 millones de euros entre 2008-2010. Hoy, Rajoy (derecha) intenta enfrentarse a la crisis con medidas de austeridad y privatizando servicios públicos.

[3] En el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, durante el Segundo Congreso del partido, celebrado entre Bruselas y Londres en 1903 se impusieron las tesis propuestas por Lenin, mayoritarias (bolcheviques), sobre una minoría (menchevique) fueron: 1. La lucha por la dictadura del proletariado como instrumento necesario de la revolución para avanzar hacia el socialismo. 2. La alianza de la clase obrera con el campesinado para derribar la autocracia rusa, llevar a término los objetivos democráticos de la revolución y enfrentar las vacilaciones y traiciones de la burguesía. 3. La liquidación de los latifundios terratenientes y la entrega de la tierra a los campesinos. 4. El reconocimiento del derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas por Rusia. 5. La condición de pertenecer a una organización del partido para ser considerado miembro de él. 6. La necesidad de construir un partido para que el proletariado, en alianza con las clases oprimidas por el zarismo, tenga el poder político de Rusia, la organización interna se basó en el "centralismo democrático" que básicamente es por la ejecución de políticas del estado a partir de un poder único representante de la nueva clase dominante (destinado a la lucha frontal contra los rezagos burgueses) y democrático porque ese poder es creación de los revolucionarios los cuales son las clases oprimidas bajo el régimen zarista, la mayoría del pueblo.

[4] En el poder desde 1932 hasta 1976, entre 1982 y 1991 y de nuevo desde 1994

[5] Movimiento ideológico, que pretendía extender la democracia política a las empresas, a las que se les concebía como asociaciones de trabajadores. “No se puede tener república en las calles y monarquía en las fábricas” Louis Blanc. Supone concebir la empresa como una asociación de trabajadores, con el objeto de mejorar las condiciones de vida del proletariado urbano. En una sociedad auto-gestionada, los órganos y cargos directivos de las empresas son elegidos por los trabajadores de la propia empresa, quienes son responsables de todas las decisiones que se adopten en el seno de la misma. El grado de participación en las asambleas suele ser alto en determinados momentos y ante determinadas circunstancias; luego el interés decrece y los representantes elegidos por el colectivo tienden a automatizarse progresivamente. A este fenómeno de degradación del grado de participación es a lo que Pierre Rosanvallon llamó entropía o arterioesclerosis democrática.