14 AP Modern utopías

Tema 14. Utopías desde la Modernidad

Introducción

Oscar Wilde decía que “un mapa del mundo que no incluya a Utopía, no

merece la pena siquiera mirarse”.

Así que la primera pregunta que tenemos que hacernos es, ¿en qué parte del mapa del mundo colocaríamos nosotros nuestra Utopía?

Pero si consultamos a otros como Fernando Savater, encontraremos que afirma:

La utopía es "el sueño de unos pocos que se convierte en la pesadilla de muchos".

Lo que sí creo que hay que defender son los ideales en la educación y en la ética. Los ideales son importantes, pero la utopía me parece algo nefasto.

El gran logro sería que fuéramos capaces de alcanzar unas instituciones internacionales únicas, con tribunales de justicia y que garantizaran la educación para todos, no como las que tenemos ahora; que pudieran mantener valores cívicos en todo el mundo. (ROSA ESTEVEZ 2011)

Así que, antes de lanzarnos a la búsqueda de Utopía, parece que vale la pena dedicarle una reflexión. Aquí vamos a dedicar nuestro tiempo a las utopías que han hecho avanzar la Modernidad, desde el siglo XVIII lo que nos vamos a encontrar es un ir y venir entre las utopías sociales y científico-tecnológicas. Las primeras que pretenden organizar la sociedad para alcanzar la felicidad, y las segundas se dejan caer en los brazos seductores de la técnica como liberalizadora del hombre. En la mayoría de los casos, las utopías sociales, no son sin las utopías científico-tecnológicas. Finalmente, terminaremos asistiendo al nacimiento de las antiutopías.

Socialismo utópico

Vamos a comenzar nuestra andadura con el socialismo utópico que nació en la Inglaterra de finales del siglo XVIII. Quizá valga la pena comenzar por describir aquella sociedad, para ello baste con este texto sobre Manchester.

La invención de la máquina de vapor de Watt y de toda la maquinaria de la industria del algodón, en particular el telar hidráulico de Richard Arkwright, hicieron pasar a esta actividad del nivel artesanal a la escala industrial. La población de Manchester se multiplicó por mil, pasando de 25.000 habitantes en la época en que nació Owen a casi un cuarto de millón cincuenta años después. La demanda de mano de obra para las fábricas de algodón era insaciable. El norte de Inglaterra, con su población dispersa, no podía proporcionar una mano de obra suficiente. Las autoridades encargadas de los pobres (Overseers of the Poor), ofrecían lotes de niños de los hospicios a las fábricas del norte. Estos aprendices eran entregados a sus empleadores a partir de los siete años de edad, y vivían en “casas de aprendices”, contiguas a la fábrica. Además de las condiciones de vida con frecuencia miserables que tenían que soportar, trabajaban desde las 5 de la mañana hasta las 8 de la tarde, con pausas de media hora para el desayuno y el almuerzo. (GORGON, PETER 1993)

Robert Owen nació en 1771 en Gales, a los siete años de edad era ya un alumno-maestro y a los 9 dejó la escuela. Con astucia para los negocios tras unos años en una tienda de paños de Londres, a los 18 tenía su propio establecimiento y a los 27 gestionaba las fábricas de hilaturas más grandes de Escocia donde estaba decidido a implantar un régimen más humano que facilitase un cambio en el carácter y la dignidad de los trabajadores. Para ello sus primeras actuaciones van dirigidas a proporcionar una educación a todos los niños (mixta) hasta los 14 años. Hasta esa edad ningún niño trabajará en sus fábricas. Su compromiso con la educación se basaba en la creencia de que el carácter del hombre es resultado del medio intelectual y moral en que vive, y que puede mejorarse con la formación, llegando a sostener que

“el Estado que posea el mejor sistema nacional de educación será el mejor gobernado”.

Owen desde su preocupación por la educación y el bienestar de sus trabajadores, pasará a diseñar experimentos sociales como los de la Comunidad Igualitaria New Harmony.

Unos proyectos cooperativistas, influenciados por los harmonistas, que aplicaban el principio de compartir el trabajo y el gasto; al que el propio Owen añade el de que todos los miembros de la comunidad debían considerarse pertenecientes a una misma familia, recibir alimentos, vestidos y educación similares, y vivir en casas parecidas.

Sin embargo, su proyecto cooperativo no se desarrolló, pero sirvió de germen a otros proyectos cooperativos que proliferaron y que aún perviven en nuestra sociedad. Si profundizamos un poco en los planteamientos de su obra The book of the new moral world, quizá descubramos las causas de su fracaso:

El libro contenía una exposición completa de sus teorías educativas, morales y religiosas. Una de las 18 causas que para Owen eran responsables de los males de la sociedad, era la desigualdad de las oportunidades educativas. En el “nuevo mundo moral” el hombre pasaría por ocho edades sucesivas:

... De los 5 a los 10 años el niño debía “descartar los juguetes inútiles del viejo mundo” y educarse mediante la manipulación de objetos, la conversación con personas mayores y la participación en los trabajos domésticos.

En la tercera clase, de los 10 a los 15 años de edad, los adolescentes aprenderían y practicarían las artes y oficios más útiles y avanzados, y adquirirían rápidamente un vasto conocimiento de todas las ciencias.

En la sexta clase, de los 25 a los 30 años de edad, se produciría toda la riqueza que necesitaba la comunidad; el trabajo ocuparía solamente dos horas al día, y el resto del tiempo se dedicaría al estudio y a la relación social. (GORGON, PETER 1993.)

Habría que añadir además que proclama la igualdad entre los sexos, condena el matrimonio porque pervierte y degrada un instinto natural y legítimo y;

defendía que en su mundo utópico no habría templos ni ceremonias: la religión del futuro tenía que ser la religión de la verdad. Su rechazo de la religión como panacea era debido a su creencia de que el hombre, como ser racional, podía mejorarse a sí mismo.

Potenciaba una estructura más patriarcal que democrática. Constaba de un presidente llamado el Padre (el propio Owen) y una serie de consejos basados en la edad “compuestos por los amigos que el Padre de la sociedad hubiera recomendado por la armonía de su acción y sus relaciones mutuas.”

Charles Fourier (1772-1837), fue otro socialista utópico francés que enfrentado al modo de organización social-económico capitalista propuso los phalanterios, una especie de ciudades jardín, donde vivieran unas mil quinientas personas en total libertad. Las relaciones de producción, se modifican desde el momento en que cada miembro es propietario cooperativo, así como perceptor de salarios. Cada individuo retiraría su parte de renta. No sólo sería un trabajador, sino que también tendría voz en la dirección del proceso productivo. En estas ciudades jardín la producción sería colectiva; la mayor parte del trabajo lo harían los niños y los adultos sólo efectuarían las labores que les gustasen. La Propiedad individual no tendría que suprimirse, sino que participaría del capital común. La cooperación sustituiría el egoísmo del Capitalismo.

Sus utopías fracasaron, pero entre ambos encontramos el germen de las cooperativas con las diferentes formulaciones que podemos encontrar hoy en el planeta. Digamos que sus utopías confiaban en los adelantos de la ciencia y la técnica, estamos en el paso desde la forma de producción artesanal a la forma productiva industrial.

La ingenua confianza en que la riqueza que produce la máquina se repartirá entre la mano de obra que queda liberada por la misma máquina está aún en la mente de los hombres.

Augusto Comte

Desde el inicio de la revolución industrial, la humanidad vive fascinada por la tecnología, como un producto que nace asociado a la investigación científica y a la aplicación práctica de sus logros. Supone la implantación en nuestras sociedades de los criterios de eficacia y eficiencia que poco a poco van siendo integrados dentro de la ideología colectiva.

¿Por qué esa confianza en la ciencia, en la tecnología? Quizá la respuesta nos la dé el positivismo de Augusto Comte (1798-1857), sociólogo francés, fue durante un tiempo secretario de Saint-Simon. Convencido de la importancia del desarrollo científico, propuso una reforma social basada en una filosofía pretendidamente científica. Su pensamiento es un exponente de la nueva sociedad industrial. Según él, la historia de la humanidad, y por tanto el desarrollo humano, atraviesa tres etapas o estadios:

Primer estadio. Es el estadio religioso. El ser humano vive desorientado ante los grandes problemas de la existencia y busca una respuesta fuera de sí mismo: en los espíritus, en la naturaleza o en seres sobrenaturales. Esta respuesta religiosa es propia de una humanidad en edad infantil.

Segundo estadio. Corresponde a un estadio metafísico. El ser humano no recurre ya a los seres sobrenaturales para explicar la realidad, sino a ideas abstractas o entidades sustitutivas de los "dioses de la infancia". Es un estadio más maduro que el anterior,

pero aún no se aleja de él.

Tercer estadio. Es el estadio positivo. La ciencia facilita al ser humano la explicación de la realidad a partir de los hechos observables y del razonamiento para descubrir las leyes que rigen el orden y el progreso de la sociedad. Este estadio representa el desarrollo pleno de la humanidad, su edad adulta.

La utopía marxista.

Marx 1818-1883 y Engels 1820-1895, son los autores de una utopía proyectada desde el socialismo científico que partía de un análisis de la historia socio-económica de la humanidad y desde allí planificaba su utopía, la utopía marxista. A lo largo de la historia, la humanidad ha atravesado distintos modos de producción, que son el conjunto de relaciones de propiedad y relaciones de producción existentes en un momento determinado, concreto de la historia. Para Marx, la historia ha atravesado cuatro modos de producción:

1º: Comunidad primitiva: propiedad social.

2º: Modo de producción esclavista: propiedad privada de la mano de obra y de los medios.

3º: Modo de producción feudal: Propiedad privada de los medios y en parte de la mano de obra (servidumbre).

4º: Modo de producción capitalista: propiedad privada de los medios y mano de obra obligada a venderse.

Y propone en su utopía que la sociedad ha de pasar al quinto modo de producción, el modo de producción socialista consistente en:

una propiedad colectiva de los medios de producción y

una cooperación recíproca en cuanto a relaciones de producción.

Señala Marx, que la sociedad capitalista, será destruida por su propia contradicción interna. La acumulación de capital que lleva a la concentración en cada vez menos multinacionales de mayor capacidad económica a través del monopolio o de la compra de empresas. Frente a ello, y por ello se producirá el empobrecimiento progresivo del proletariado.

Este enfrentamiento plantea una tensión dialéctica que inevitablemente se superará en un nuevo orden social. La transformación de la sociedad, la imagina Marx sin clases, es necesario un proceso revolucionario, donde se atravesarán tres fases:

La dictadura del proletariado. Es una etapa democrática, donde el poder político es tomado por los trabajadores; el proletariado tendrá que ir terminando con la propiedad privada y con la división del trabajo.

Etapa socialista, que posee un carácter económico, donde se fomenta el desarrollo de los medios de producción, de la riqueza social y se tiende a la abolición gradual de las clases sociales y de sus antagonismos.

Etapa comunista, culminación del proceso revolucionario donde habrá una abolición de la propiedad privada, clases sociales y extinción del estado. La sociedad sin clases, acabará con las alienaciones y permitirá la realización total del hombre.

"La sociedad podrá escribir sobre su propia bandera: de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades".

Las utopías negativas, la sombra del logro científico.

Entrando en el mundo de las distopías, de las antiutopías o utopías negativas, en las que el mundo que se describe va en sentido contrario al ideal esperado o deseado por el hombre, o es contrario al que entendemos correspondería a la naturaleza humana, nos encontramos Un Mundo Feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell suelen ser la referencia en este género, pues ambas nos hablan, con ambientes y tonalidades bien diferentes, de órdenes sociales futuros blindados de cara al paso del tiempo; llamados a establecerse por la eternidad.

Un mundo feliz de Aldous Huxley

Un mundo feliz nos habla de una sociedad avanzada, futurista, idealista y hasta perfeccionista donde todo está controlado, pero hay una libertad aparente, o en principio nadie pretende escapar. La vida de los ciudadanos está planificada, con cierta flexibilidad o variantes, desde la etapa embrionaria hasta la propia muerte.

La sociedad estaría formada por cinco castas organizadas jerárquicamente:

Alpha (la élite),

Betas (los ejecutantes),

Gammas (los empleados subalternos),

Deltas y Epsilones (destinados a trabajos duros).

La asignación a cada una de estas castas se haría desde el mismo momento de la fecundación. Los bebes son producidos en probetas y se producen de una casta u otra en función de las necesidades de la sociedad.

Los niños no son criados por familias, la familia tal y como la entendemos ha desaparecido; sino por el estado, en guarderías y colegios, en los que se define su personalidad mediante condicionamiento sicológico y técnicas como la hipnopedia (enseñar mediante mensajes introducidos en la mente durante el sueño). De este modo se consigue una maquinaria social perfectamente engranada, con un funcionamiento armónico y blindado frente a rebeldías o revoluciones, porque todo el mundo está programado para ser feliz haciendo lo que hace.

Hay que detenerse en esta obra a observar el tratamiento de cuestiones propias de la naturaleza humana o de la vida social:

La sexualidad queda desvinculada de la procreación y se convierte en un elemento que forma parte de las relaciones sociales habituales, se invita a los ciudadanos a que practiquen una sexualidad promiscua, activa y abierta, “todo el mundo pertenece a todo el mundo". La ausencia de relaciones de fidelidad, de amor, de celos colabora a reducir su ansiedad y se eliminan los conflictos sociales que estos crean. Sin inhibiciones sexuales, sin frustraciones familiares, el ser humano se despoja así de una gran cantidad de infelicidad potencial. Por eso, en este mundo feliz, los padres naturales, la abstinencia, la fidelidad a una pareja, el amor… se considera obsceno y pasa a estar perseguido como causa de infelicidad personal y de posibles conflictos sociales.

Las clases sociales se presentan impermeables, no hay posibilidad de pasar de una clase a otra, pero se elimina también el deseo de hacerlo. Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Epsilones, cada persona nace para trabajar en sus tareas propias y para ser feliz haciéndolo, sin cuestionarse nada ni tener más pretensiones que ser quien le ha tocado ser.

La sociedad se sustenta sobre una economía consumista, cuya eficacia se basa en que hay un consumo predecible y programado. Se combate el ocio gratuito o no asociado al consumo, no está bien visto pasear por la calle, por el campo, tomar el sol... Se emplean sofisticados condicionamientos con castas bajas, haciéndoles odiar el campo, el aire libre -para que no les guste pasear ni retirarse gratuitamente-, pero se les hace adorar los deportes asociados al campo. Así únicamente puedan disfrutar de la naturaleza de un modo asociado al consumo.

La religión queda superada, la consciencia está limitada a los saberes particulares de tu trabajo, no se requieren más conocimientos. La inteligencia es inversamente proporcional a la felicidad, así que se canaliza la inteligencia solamente a los valores prácticos, y se adormece la consciencia -se condiciona el desprecio hacia la lectura-. Superadas las religiones, la ciencia es la única verdad, aunque se trata de una ciencia diferente al concepto actual. La ciencia es aquello que dicta la sociedad, pero la libre investigación está prohibida. Nadie posee una conciencia plena de la historia, del pasado; todo está controlado por el orden social. La literatura está prohibida por ser potencialmente peligrosa (mentes conscientes, pueden tratar de independizarse y rebelarse).

Para controlar el pequeño mundo espiritual o sicológico que queda a estos ciudadanos está el soma, tomado diariamente previene posibles problemas o frustraciones. Se trata de una droga, un fuerte anestésico y alucinógeno controlado que contribuye al bien social de la felicidad mantenida. Evade de la realidad y cura todos los males sicológicos ofreciendo unas vacaciones de la realidad. El soma es el responsable de que no despierte la conciencia, es el sustituto del sicólogo, del consejero espiritual, posibilitando así un mundo donde ni las emociones, ni la familia son el cemento de las relaciones sociales; solo una superficial amistad y las relaciones de producción y consumo sirven para unir a los individuos. (Fluoxetina, 9 de cada 100; duplicacada 10 años)

La inadaptación social merece una reflexión puesto que el protagonista es un inadaptado social, por un error en su probeta, en el momento de ser producido, desarrollo un plus de inteligencia. Su incapacidad para adaptarse a la sociedad le impide alcanzar la felicidad. Quedan como inadaptados los demasiado inteligentes, los demasiado torpes, los demasiado…

Frente a este personaje, está su compañera, una mujer adaptada, digamos una mujer que establece el término medio (el concepto de normalidad) dentro de la sociedad, que es incapaz de comprender los mecanismos de la sociedad en la que vive, pero que tampoco se los cuestiona, simplemente vive en ella y es feliz. Se enfrenta así al concepto de normalidad que hay en nuestras sociedades y que da la medida de la adaptación social, es utilizado para discriminar y marginar. Este concepto de normalidad, es el que determina a las masas sociales, el lugar en el que ideológica, cultural, económica y vitalmente “quieren” o “tienen” que situarse la inmensa mayoría de los ciudadanos, pero ¿Quien determina qué es lo normal dentro de nuestras sociedades?

Finalmente el miedo a la muerte es eliminado, porque está terriblemente programada desde el nacimiento, porque todos están condicionados para aceptar este hecho y porque todo el mundo es mantenido joven hasta que es matado sistemáticamente.

Se trata de una sociedad perfecta. Un sistema blindado, donde la gente es feliz, el orden social no está en peligro, la economía se mantiene perpetuamente de manera previsible. Y sin embargo, nos hace que nos hagamos un montón de preguntas.

¿Qué sucede con la familia? ¿Qué sucede con las relaciones emocionales, realmente se pueden suprimir? ¿Puede vivir un hombre aislado dentro de la sociedad?...

O podemos hacernos las preguntas en términos comparativos con la sociedad en la que vivimos y ver esta obra como una crítica a nuestro siglo XX

¿No es nuestra sociedad cada vez más parecida a ésta, donde los ansiolíticos y antidepresivos son consumidos por cada vez un mayor número de población, donde el consumismo es el motor de nuestra economía, donde el hombre cada vez forma más familias monoparentales?

¿No luchan los políticos por imponer una lectura de los hechos a través del control de los medios de comunicación tergiversando la historia para sus propios intereses?

¿No se manipulan descubrimientos científicos, o dejan de aplicarse, no se desarrollan tecnologías porque no interesan al mundo económico o político?

¿No nos evadimos buscando la inconsciencia para ser felices, porque en esta sociedad no hay tiempo ni lugar para eso? En esta sociedad, todos son felices, la felicidad es un bien social que está por encima de cualquier interés particular ¿lo somos todos en la nuestra?

Una de las posibles conclusiones que esta novela nos proporciona es que el ser humano es potencialmente infeliz. Y que para ser feliz, tiene dos posibilidades, podemos ser medio felices e íntegros, o medio felices y adormecidos.

1984 de George Orwell

1984, la gran distopía de George Orwell, se llama así porque se escribió en 1948, y al cambiar los dos últimos dígitos, llegamos a 1984. Orwell, se imagina su Londres querido en un mundo cambiado por las nuevas ideologías políticas, sobre todo los socialismos totalitarios y las nuevas tecnologías generadas por las ciencias, tanto científicas, valga la redundancia, como sociales del comportamiento como la sicología y la sociología.El nuevo y futuro mundo estaría dominado por tres superpotencias:

Oceanía, donde impera una especie de partido socialista totalitario llamado IngSoc, y que comprende el Reino Unido, Irlanda, toda América, Australia, Nueva Zelanda y el sur de África.

Eurasia, Unión Soviética (incluida la parte asiática) y Europa, (excepto Islandia, el Reino Unido e Irlanda) donde impera el neobolchevismo.

Y finalmente Estasia (China, Japón y Corea), donde prevalece la "desaparición del yo". Parte de la hipótesis de que ha triunfado el socialismo en todo el planeta y ha servido para la implantación de tres modalidades de totalitarismos.

La sociedad que se describe es la londinense, caracterizada por estar dividida en tres grupos. Los miembros externos del Partido Único, los miembros del Consejo dirigente, (círculo interno del partido), y una masa de gente marginada que vive atemorizada y aislada de la política, los proles.

Los miembros externos constituyen la burocracia del aparato estatal y están sometidos a una estricta vigilancia, pues de su trabajo depende el mantenimiento del sistema. Viven sometidos a un control asfixiante y a una propaganda alienante que los desmoraliza y les impide pensar críticamente, solo obedecer las consignas del partido. El estado suprime todos sus derechos y los condena a una existencia miserable. Para asentar la ideología se organizan numerosas manifestaciones, en las que ellos tienen que mostrar una participación activa, gritando las consignas, vociferando contra los supuestos traidores, desatando el fanatismo entre los proles. Solo con fervor fanático se puede escapar a la omnipresente vigilancia de la policía del pensamiento.

(Imágenes del entierro del líder en Corea) La estructura del poder de este Partido único la domina el Gran Hermano; es el comandante en jefe, el guardián de la sociedad, el dios pagano, el juez supremo...; es la encarnación de los ideales del Partido, único y todopoderoso que vigila sin descanso todas las actividades de la población, en las calles y casas hay dispositivos de vigilancia y emisión de propaganda simultáneamente, telepantallas para conocer todos los actos de cada individuo. Todos están obligados a pertenecer al partido salvo los proles que constituyen la inmensa mayoría de la población. Están mantenidos en la miseria y se les entretiene para mantenerlos contentos en su situación. Sólo saben obedecer órdenes, son incapaces de rebelarse, disponen de los mismos derechos que los animales y “se les permite la libertad intelectual porque no tienen intelecto alguno”.

El gobierno se estructura en cuatro ministerios:

El Ministerio del Amor (Minmor) se ocupa de administrar los castigos, la tortura y de reeducar a los miembros del Partido inculcando un amor férreo por el Gran Hermano y las ideologías del Partido.

El Ministerio de la Paz (Minpax) se encarga de asuntos relacionados con la guerra y se esfuerza para lograr que la contienda sea permanente. Si hay guerra con otros países, el país está en paz consigo mismo. (No se plantean revueltas sociales, porque el odio y el miedo se focalizan hacia fuera, (el enemigo ficticio Goldstein) -descubrimiento de la sicología social-).

El Ministerio de la Abundancia (Mindancia) encargado de los asuntos relacionados con la economía y de conseguir que la gente viva siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento (si uno no tiene dinero, ni acceso al dinero no se plantea iniciativas).

El Ministerio de la Verdad (Minver) se dedica a manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo, (incluyendo fotografías, libros y periódicos) para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia, mantenida por el Estado.

Entre las herramientas con las que cuenta el poder, la clase dirigente del partido para controlar a los ciudadanos está la neolengua. Con ella pretenden modificar la percepción de la realidad, y disminuir la sensibilidad moral y vital del individuo.

Malo se convierten en nobueno, terrible sería doblemásnobueno;

buensexo, significa castidad;

tenemos entre paréntesis el nombre en neolengua de los ministerios. Es un modo de silenciar el significado de las palabras rotundas.

El lenguaje se va destruyendo progresivamente hasta ser reducido a la mínima expresión, con el fin de borrar cualquier palabra, hecho o existencia contraria al Partido.

Finalmente la destrucción del lenguaje, es una estrategia que puede llegar a destruir el pensamiento. El objetivo de los dirigentes del IngSoc con la neolengua era disminuir la capacidad y el alcance del pensamiento de sus ciudadanos.

Otra herramienta es el doblepensar, que consiste en mantener dos opiniones contradictorias, dos creencias contrarias simultáneamente. Supone el empleo del engaño consciente, decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas; manteniendo la mentira siempre unos pasos delante de la verdad, ésta queda asumida por el que la escucha unida a la verdad.

Entiende mejor cuando se analizan los lemas del Partido: “Paz es guerra”, en realidad lo que el partido persigue es mantener la guerra, por eso la camufla como paz. Manteniendo la guerra como una situación constante, se produce en los ciudadanos el miedo suficiente para que no se rebelen contra el Partido único por temor a la invasión del país enemigo.

“Libertad es esclavitud”; han descubierto que el esclavo se siente libre al no conocer otra cosa.

Y finalmente “Ignorancia es fuerza”; la ignorancia de los proles también ayuda a evitar su rebelión contra el Partido. Es un estrategia que sostenida puede alterar la lógica del pensamiento, lo que conocemos como el sentido común, si no se estimula la lectura crítica de la realidad.

Reescribir la historia es otra estrategia para conservar la situación existente. De hecho el personaje principal de la novela es Winston Smith, trabaja en el Ministerio de la Verdad (Minver) tiene un cometido que es reescribir la historia, rectificando artículos del Times. Se rectifica constantemente para eliminar todo rastro del pasado más pretérito o inmediato que sea contrario a los intereses del Partido.

El contexto que envuelve la utopía es el de una guerra perpetua que produce un estado general de escasez, miedo y sumisión; los excedentes del trabajo se destruyen para evitar cualquier posible aumento de nivel de vida, considerando que éste traería consigo la rebelión.

El Gran Hermano, Goldstein, la Guerra, son inmortales. El Partido es eterno, y las personas que lo conforman son lo de menos. El poder se autoperpetúa.

La familia se conserva solo por la necesidad reproductiva, pero no es tolerado el matrimonio con amor, ni apenas el sexo, la intimidad y el libre pensamiento están prohibidos.

Toda relación humana ha de estar exenta de sentimientos, y el único amor permitido y potenciado es el amor al Gran Hermano. Cualquier simple pensamiento o sentimiento humano contrario a los principios del IngSoc es considerado un crimen mental (crimental en Neolengua). Prescindir de sentimiento y pensamientos propios es necesario en aras de alcanzar el bien común.

Se otorga a sus ciudadanos dos minutos de odio trasmitidos por las telepantallas y en los que cada individuo desata su ira, evitando así, que dicha ira pueda desatarse contra el partido.

Fahrenheit451, de R. Bradbury

Esta obra, cuyo título completo es Fohrenheit451: la temperatu­ra a la que el papel de los libros se inflama y arde, ofrece un futu­ro extraño e inhumano. Narra la historia de Montag, un bom­bero cuya misión no es apagar incendios, como se podría supo­ner, sino provocarlos para conseguir la destrucción de todos los libros. En el país de Montag está terminantemente prohibido leer, pues leer equivale a pensar, lo cual es el mayor obstáculo para ser feliz; por eso, el objetivo que hay que lograr, aunque sea a la fuerza, es eliminar del ser humano su capacidad de pen­samiento.

Utopía para el siglo XXI

A partir del planteamiento de Thierry Gaudin (1991),

se pueden esbozar los doce siguientes principios que colaborarían a convertir en realidad en este siglo XXI los sueños utópicos de la humanidad,

o al menos servirían de guías hacia donde ha de dirigirse la evolución de la sociedad en que vivimos.

Educación universal: eliminar el analfabetismo y adquirir una cultura básica que permita el acceso de todos a las posibilidades de la técnica.

La tecnología y el lenguaje de los especialistas no deben ser medios disimulados de segregación y exclusión.

Medición y control de lo cotidiano: todos deben poder valorar, en la vida cotidiana, el estado de su salud y de su entorno,

compartir la responsabilidad sobre la vida, ser guardianes de sí mismos y de su entorno.

Industrializar el espacio: la humanidad afronta el desafío de hacer posible la vida en el espacio, de constituir biosferas.

Sería el logro de toda una secuencia tecnológica.

Poblar el mar: es hora de organizar un nuevo urbanismo marino: ya existen los elementos técnicos necesarios para ello.

El hidrógeno como carburante, energías renovables: reemplazar la gasolina y el gasóleo por el hidrógeno para evitar el calentamiento de la atmósfera.

Desarrollo hidrológico sostenible: urge un plan hidrológico, con construcción de presas y sistemas de canalización, que asegure los recursos de agua y desarrolle su energía.

Comunicación mundial: la infraestructura de comunicaciones es el sistema nervioso del mundo futuro.

Tiene que tomar cuerpo el pueblo planetario posibilitando el contacto de todo el mundo con las bases de información, necesario para mantener la democracia.

Estructurar ciudades: reestructurar las grandes ciudades del mundo; hoy se han convertido en lugares de monstruosos atascos, contaminados hasta el límite de la supervivencia y con un alto indice de delincuencia soportada.

Humanismo industrial: el diseño vuelve a introducir el arte y la creatividad allí donde antes se instalaba una gris uniformidad. También deben evolucionar las relaciones humanas en las empresas y descartar el autoritarismo que aún queda.

Trasformar el planeta en un parque protegido: es necesario un programa mundial de parques naturales, de protección de especies, de conservación del patrimonio genético...

El hombre tiene que hacerse responsable de la naturaleza.

Sistema judicial mundial: el principio de derecho de territorialidad ya ha pasado.

Hacen falta procedimientos de apelación a tribunales reconocidos internacionalmente y una mínima legislación común.

Sistema fiscal mundial: los sistemas fiscales todavía no han alcanzado la madurez. Hay que restablecer la noción de contribución.

I. Bibliografía

ROSA ESTÉVEZ La utopía es la pesadilla de muchos; entrevista a Fernando Savater. Cinco días. Madrid. 28/05/2011. Disponible en Web: <http://www.cincodias.com/articulo/especiales/utopia-pesadilla-muchos/20110528cdsesp_3/>. Consulta: 23/02/2013.

GORGON, PETER: Robert Owen. Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIV, nº 1-2, 1993, págs. 279-297. Disponible en Web: <http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/archive/publications/ThinkersPdf/owens.pdf>. Consulta: 23/02/2013.

José Ramón San Miguel Hevia <http://aquileana.wordpress.com/2008/03/31/sociologia-del-poder-henri-de-saint-simon-socialismo-utopico/> Consulta: 23/02/2013

<http://leyendoenalto.blogspot.com.es/2009/03/un-mundo-feliz-aldous-huxley-critica.html> Consulta: 24/02/2013

http://es.wikipedia.org/wiki/1984_(novela). Consulta: 27/02/2013.