Retirada del rey josé a Valencia

Retirada de José a Valencia

Fueron evacuando los franceses la orilla derecha del Tajo, y uniéndose sus destacamentos al cuerpo principal de su ejército del centro, que proseguia retirándose vía de Valencia. Salieron de Toledo el día 14, en donde entró muy luégo la partida del Abuelo, recibida con repique general de campanas, iluminaciones y otros regocijos. Por todas partes destruia el enemigo la artillería y las municiones que no podIa llevar consigo, y daba indicio de abandonar para siempre, ó á lo menos por largo tiempo, las provincias de Castilla la Nueva. En su tránsito á Valencia encontraron José y los suyos tropiezos y muchas incomodidades, escaseándoles los víveres, y sobre todo el agua, por haber los naturales cegado los pozos y destruido las fuentes en casi todos los pueblos, que tal era su enemistad y encono contra la dominacion extraña. Padecieron más que todos los comprometidos con el intruso y sus desgraciadas familias, pues hubo ocasion en que no tuvieron ni siquiera una sed de agua que llevar á la boca, segun aconteció al terrible ministro de policía D. Pablo Arribas.

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Utiel

Pudieron luégo desvanecerse cualesquiera recelos que le inquietáran, porque el 19 volvieron á replegarse los aliados sobre Alicante, noticiosos de que se acercaba al reino de Valencia José con su ejército del centro. Súpolo Suchet el 23, y más alentado, mandó al general Harispe que se adelantase camino de Madrid para facilitar los movimientos del intruso. El 25 estaban ya reunidos todos, verificando en breve lo mismo, aunque muy mal parado, el general Maupoint, quien saliendo de Madrid con un regimiento de línea y algunos húsares, y habiendo libertado en su paso á Valencia la guarnicion de Cuenca, estrechada de los nuestros, vióse acometido cerca del río Utiel por D. Pedro Villacampa, y deshecho con pérdida de dos cañones, de los bagajes y de más de 300 hombres.

Reunión de José, Suchet y Soult

Las fuerzas que traia José se componian de las divisiones de los generales D’Armagnac y Treillard, de muchos destacamentos y depósitos de los ejércitos suyos de Portugal, del centro y del Mediodía, de la division de Palombini, y de algunos cuerpos españoles á su servicio, inclusa su guardia real, ascendiendo la totalidad á unos 12.000 combatientes. Los militares inválidos, los empleados y los que seguian á aquel ejército por sus compromisos aumentaban mucho la cuenta, subiendo el consumo á 40.000 raciones de víveres, y á 10.000 de paja y cebada. José entró en Valencia el 26 de Agosto, esmerándose el mariscal Suchet en el recibo que le preparó.Acrecidos en tan gran manera por esta parte los medios del enemigo, dificultoso era tomasen los aliados la ofensiva, y así muchas de sus fuerzas mantuviéronse en Alicante; otras emprendieron acometimientos y correrías hácia la Mancha, en donde se juntaron con el general Hill; obligando las circunstancias á obrar cada día más precavidamente.

El mariscal Soult habia ido adelantándose hácia el reino de Valencia por el camino de Ciézar, despues de haber pasado el Segura en Calasparra. Su ejército habla padecido bastante; pues aunque no le molestaron los españoles, desamparando los moradores sus hogares, le escasearon mucho los mantenimientos y demas auxilios. Púsose éste en comunicacion el 2 de Octubre con los ejércitos de Suchet y el centro, ocupando las estancias de Yecla, Albacete, Almansa y Jorquera. Pidió el mariscal Soult al rey José unos dias de reposo, indispensable para sus tropas harto cansadas, y conveniente para meditar con detencion el plan que debia adoptarse en dias apurados como los que corrian.

Entre tanto, aquel mariscal no dejó ociosa una parte de su ejército, pues dió órden á Drouet, conde D’Erlon, jefe del quinto cuerpo, y ahora tambien de la vanguardia, de que se apoderase del castillo de Chinchilla, antiguo y de poco valer, guarnecido por 200 hombres que capitaneaba el teniente coronel de ingenieros D. Juan Antonio Cearra. En 3 de Octubre embistieron los franceses el recinto, y abrieron brecha al cabo de pocos dias. Mantúvose el gobernador sordo á las propuestas que se le hicieron de rendirse, insistiendo en su negativa, hasta que el día 8 tuvo la mala suerte de que cayese un rayo y le hiriese, matando ó lastimando á unos 50 de sus soldados. Forzoso se hizo entónces el capitular; pero se verificó con honor, y dejando sin mancilla el lustre de nuestras armas.