Operaciones en León: ofensiva de Dorsenne

Situación del 6º ejército en agosto de 1811

Miéntras iba sobre Valencia denso nublado, sin que bastáran á disiparle ni los esfuerzos de aquella provincia, ni de las inmediatas, será bien que veamos lo que ocurria por el occidente de España y lugares á él contiguos.

Cruzado que hubo lord Wellington el río Tajo, siguiendo en Julio el movimiento retrógrado del mariscal Marmont, caminó al Norte, y sentó sus reales el 10 de Agosto en Fuenteguinaldo, con visos de amagar á Ciudad-Rodrigo. Permaneció, no obstante, inmoble hasta promediar Setiembre, de lo que se aprovechó el frances, ansioso de extender el campo de su dominacion, para atacar al sexto ejército español; lisonjeándose de deshacerle, y verificar quizá en seguida una incursion rápida en el reino de Galicia.

Tocaba ejecutar el plan al general Dorsenne, que mandaba en jefe las tropas y distritos llamados del Norte; y favorecíanle, en su entender, no sólo la inaccion de lord Wellington, sino tambien mudanzas sobrevenidas en el gobierno de las fuerzas españolas. Vimos cuán atinadamente capitaneaba el sexto ejército D. José Santocildes, y cuánto le adestraba de acuerdo con el jefe de estado mayor D. Juan Moscoso. En virtud de tan loable porte parecia que hubiera debido continuar en el mando. No lo permitió la suerte aviesa. Reemplazóle en breve D. Francisco Javier Abadía. Se atribuyó la remocion al general Castaños, que conservaba, si bien de léjos, la supremacía del sexto ejército, y susurróse que le impelieron á ello inspiraciones de ajenos celos, ú otros motivos no ménos reprensibles. Abadía se presentó á sus tropasá mediados de Agosto.

Situábase en aquel tiempo el mencionado ejército del modo siguiente: la vanguardia, bajo don Federico Castañon, en San Martin de las Torres y puente de Cebrones; la tercera division, del cargo del brigadier Cabrera, en la Bañeza; la segunda, ahora á las órdenes del Conde de Belveder, en el puente de Orbigo; se alojaba en Astorga una reserva, y permanecia en Astúrias, como ántes, la primera division. Indicamos en otro lugar el total de la fuerza, que más bien que disminuido, se habia desde entónces aumentado.

Sorpresa a destacamento francés del pueblo de Almendra

No cesó ésta de hostilizar al enemigo, á pesar de lo ocurrido en primeros de Julio, que ya referimos, siendo de notar la sorpresa que el 16 de Agosto hicieron algunos destacamentos de la guarnicion francesa del pueblo de Almendra, en donde cogieron más de 130 prisioneros.

Ofensiva de Dorsenne: retirada del 6º ejército

Fué el 25 del citado mes cuando Dorsenne intentó acometer á los nuestros, que se dispusieron á retirarse, viniendo sobre ellos superiores fuerzas. Abadía, como recien llegado y sin conocimiento á fondo de la disciplina de sus soldados, recelábase del éxito; por lo que con moderacion laudable dejó á Santocildes y á D. Juan Moscoso la principal direccion de las operaciones.

Tuvieron éstas por mira efectuar una retirada en parte excéntrica, por cuyo medio se consiguiese no agolpar las tropas á un solo punto, cubrir las diversas entradas de Galicia, algunas de Astúrias, y establecer comunicaciones á la derecha con los portugueses que mandaba en Traslos- Montes el general Silveira. Maniobra útil en aquella ocasion, y muchas veces conveniente en las guerras nacionales, segun expresa, y con razon, M. de Jominy .

Los franceses, avanzando, acometieron primero la division que se alojaba en la Bañeza; la cual despues de sostener briosamente una arremetida de los lanceros enemigos, se replegó en buen órden sobre Castrocontrigo; y de allí, segun se le tenía mandado, á la Puebla de Sanabria.

En seguida, y por la tarde de dicho dia 25, atacaron los franceses la vanguardia y la segunda division, las cuales se enderezaron al punto de Castrillo, para unirse con la reserva. Juntos los tres últimos cuerpos, ó sean divisiones, tomaron el 26 la ruta del puerto de Fuencebadon, excepto el regimiento primero de Ribero, que reforzado despues con el segundo de Astúrias, defendió el 27 valerosamente

el puerto de Manzanal. En este día tambien penetró el frances por Fuencebadon, defendiéndose largo tiempo Castañon y la reserva en las alturas colocadas entre Riego y Molinaseca. Aquí, no ménos que en Manzanal, fueron escarmentados los enemigos, pues tuvieron mucha pérdida, y contaron entre los muertos al general Corsin y al coronel Barthez, quedando á los nuestros por trofeo el águila del sexto regimiento de infantería.

Sin embargo, engrosados los contrarios, pasaron adelante y se derramaron por el Vierzo. Abadía, al propio tiempo que sentó su cuartel general en el Puente de Domingo Florez, cubriendo á Galicia por este lado, retiró de Villafranca la artillería, camino de Lugo, destacó hácia allí fuerzas que amparasen las alturas de Valcarce, y colocó en Toreno, para cerrar las avenidas inmediatas de Astúrias, los cuerpos que habían combatido en Manzanal.

De resultas de estas medidas, de la buena defensa que en los puertos habian hecho los españoles, y á causa de los temores que infundia Galicia por su anterior resistencia, detúvose Dorsenne y no avanzó más allá de Villafranca del Vierzo, desesperanzado de poder realizar en aquel reino pronta y venturosa irrupcion. Saquearon sí sus tropas los pueblos del tránsito, y al retirarse en los días 30 y 31 de Agosto se llevaron consigo variás personas en rehenes por el pago de contribuciones que habian impuesto. Abadía de nuevo ganó terreno, y hasta entónces portóse de modo que su nombramiento no produjo en el ejército trastorno niparticular novedad, habiendo obrado, segun apuntamos, en union con su antecesor. ¡Ojalá no hubiera nunca olvidado proceder tan cuerdo!

El avanzar de nuestras tropas y un amago de las de la Puebla de Sanabria, aceleraron la retirada de Dorsenne, que se limitó á conservar y fortalecer á Astorga. Aguijóle tambien para ello el mariscal Marmont, que necesitaba de ayuda en un movimiento que proyectaba sobre el Águeda y sus cercanías.

(...)

Mas si por la derecha de lord Wellington había cabido tal fortuna y gloria, no acaeció lo mismo por la izquierda en Galicia y Astúrias, yendo las cosas allí muy de caída. Don Francisco Javier Abadía, prudente en un principio y cuerdo, cambió despues de conducta. Trató de dar nueva organizacion á su ejército sin motivo fundado, y alterando la actual, mudó jefes, oficiales, sargentos, cabos, soldados; trasladólos de unos cuerpos á otros, confundiólo todo; y á punto que resultó, hasta en los uniformes, mezcla rara de colores y variedades, y eso en presencia del enemigo. Liviano parte, ajeno de la reputacion militar de que gozaba aquel jefe, haciéndose así más dolorosa la remocion súbita y poco meditada de Santocildes. Representó contra la organizacion nueva el jefe de estado mayor Moscoso, mas inútilmente. Sostuvo cl capricho y la tenacidad lo que al parecer había dictado la irreflexion. Notóse tambien que Abadía, en vez de presenciar el planteamiento de su obra, ausentóse á tomar baños, pasando despues á la Coruña. En su lugar envió al Marqués de Portago, hombre de sana intencion, pero de limitada capacidad, originándose de tan indiscretas, mal dispuestas reformas y providencias, que no saliese del Vierzo el ejército asomase á sus antiguas estancias para inquietar al enemigo y distraerle de otras excursiones.

Expedición de Bonnet a Asturias

Viendo los franceses la mucha inaccion, y persuadidos de que á lo ménos durante el invierno no se moverian de Portugal los ingleses, pensaron en invadir de nuevo á Astúrias, ya para tener más medios con que sustentar su ejército, ya porque agradaba al general Bonnet tornar adonde él campeaba con mayor independencia que bajo Drouet en Castilla. Alentaba tambien á ello el haber Abadía sacado de Astúrias tropas aguerridas, y enviado otras ménos disciplinadas.

Que iba Bonnet á entrar en aquel principado sonrugíase por todas partes, y el jefe de estado mayor Moscoso enderezóse á Oviedo á marchas forzadas, si no para evitar el golpe, al ménos para disponer con órden la retirada de nuestras tropas y disminuir el desastre.

En Astúrias mandaba como ántes D. Francisco Javier Losada: tenía á su cargo la primera division del sexto ejército, recompuesta ó trastrocada segun el nuevo arreglo de Abadía. No había por eso el D. Francisco dejado de tomar, durante su gobierno, medidas militares bastante oportunas. En la puente de los Fierros habia levantado algunas obras de campaña, y colocado allí y en los puntos más fuertes de la avenida de Pajares una de sus secciones al mando de D. Manuel Trevijano.

El general Bonnet no sólo pensó en acometer al principado por dicho puerto, sino tambien por el de Ventana, más al Occidente. Contaba para su expedicion con 12.000 hombres, que dividió en dos trozos. El principal mandábalo Bonnet mismo, y se encaminó á Pajares, el otro lo regía el coronel Gauthier.

Informado Losada del plan del enemigo, trató de burlarle poniendo en movimiento de antemano sus tropas sobre el Narcea; pues de este modo impedía le cortasen los franceses la retirada hácia Galicia. En consecuencia, el 5 de Noviembre, dia en que se presentó Bonnet delante de la puente de los Fierros, no se hizo en ella, otra resistencia sino la suficiente para ocultar lo proyectado; cuyo éxito fué tan feliz, que el 7, reuniéndose todas las tropas en Grado, marcharon sin detenerse á tomar puesto en las alturas del Fresno y cubrir el paso del Narcea. La celeridad y buen órden con que se ejecutó la maniobra destruyó los intentos del enemigo, no siéndole dado á Gauthier ponerse á nuestra espalda: al bajar del puerto de Ventana tuvo que contentarse con perseguir á los españoles, y alcanzó en Doriga la retaguardia; de donde repelido, cejó en breve, pensando ya sólo en darse la mano con Bonnet, que habia entrado en Oviedo. Acompañaban á Losada don Pedro de la Bárcena, restablecido de anteriores y honoríficas heridas, y D. Juan Moscoso: la presencia de ambos en la retirada favoreció la diligente actividad del primero. Artillería, municiones, efectos pertenecientes al ejército y real hacienda, todo se salvó, embarcándolo en Gijon ó transportándolo por tierra.

Los vecinos de la capital del principado, como los moradores de todos los pueblos, abandonaron, por lo general, sus casas: daban el ejemplo los pudientes, siendo aquella provincia una de las más constantes en su adhesion á la causa de la patria, y de las que más prodigaron la sangre de sus hijos y sus caudales.

Dolióle amargamente á Bonnet entrar en Oviedo y ver la ciudad tan solitaria, porque si bien los asturianos le hablan acostumbrado á ello, esperaba que los trabajos y el tiempo comenzarían ya á domeñar ánimos tan inflexibles. Pesóle no ménos encontrar vacías las fábricas de armas y los almacenes; lo cual le embarazaba para suplir los menesteres de su tropa, y emprender otras operaciones. Sin embargo, trató de probar fortuna y obligó á Gauthier á revolver inmediatamente sobre los españoles. Losada juzgó entónces prudente retirarse áun más allá del Narcea, y el frances llegó á Tineo el 12 de Noviembre. Mantúvose allí muy poco, porque combinando nuestros jefes un movimiento, atacóle Barcena con una seccion y le forzó á retroceder.

Tambien Abadía quiso amagar por Astorga y el Orbigo para divertir la atencion de los franceses de Astúrias; pero la idea no tuvo resulta, dejándose para más adelante. A pesar de eso, Bonnet apenas poseyó esta vez en el principado otro terreno que la línea de Pajares á Oviedo, pues por el Ocaso fueronle estrechando sucesivamente Losada y Bárcena, y por el Oriente D. Juan Diaz Porlier.