Sitio de Tarifa

Soult decide acabar con Tarifa

Tal baldon, tales infortunios compensáronlos en parte dos acontecimientos felices y honrosos, que ocurrieron casi por el mismo tiempo. Fué el uno la defensa de Tarifa. Dióse cuenta en su lugar de los refuerzos anglo-españoles que habian en Octubre entrado en aquella plaza, como tambien de los movimientos concomitantes, que hasta 1.º de Noviembre ejecutó en la serranía de Ronda D. Francisco Ballesteros. El glorioso avance que hizo dicho general sobre Bórnos, en 5 de aquel mes, y otro que en su apoyo verificaron á la propia sazon, la vuelta de Veger, el general Copons y el coronel inglés Skerret, pararon ahincadamente la consideracion del mariscal Soult. Pero no hallándose éste con suficientes fuerzas, á causa de las que lo ocupaban las inmediatas atenciones, y de tropas que habia enviado á Extremadura por lo de Arroyomolinos, creyó necesario echar mano en parte de las de Granada, para contener á Ballesteros y embestir á Tarifa. Así, ordenó que Leval se acercase á la serranía de Ronda con 6.800 combatientes, infantes y caballos, y que se le juntase en ella el general Barrois con 4.200, debiendo tambien dirigirse un trozo de 3.000 hombres, de los que sitiaban á Cádiz, sobre Facinas y otros puntos inmediatos.

Combate en Estepona (6 de diciembre de 1811)

Tal avenida de fuerzas obligó á Ballesteros á refugiarse otra vez bajo el cañon de Gibraltar, dejando, no obstante, en las montañas una vanguardia á las órdenes de D. Antonio Solá, quien, asistido ademas de los serranos, tenía encargo de cortar al enemigo la comunicacion e interceptarle las subsistencias. Cumplió debidamente este jefe con lo que le habian encomendado, y estrechando de cerca el 6 de Diciembte á los franceses de Estepona, los obligó á huir y les cogió mochilas y equipajes.

Las defensas de Tarifa

Tambien Copons y Skerret evolucionaron para distraer al enemigo por la parte de Algeciras; mas, sabedores de que Tarifa era amenazada, tornaron de priesa á cubrir sus muros. El deseo de enseñorearse de ellos, y la escasez de vituallas que las correrías de Solá y del paisanaje causaban en el campo frances, decidieron á Leval, á abandonar á San Roque, y aproximarse cuanto ántes á la de España y en lo más angosto del estrecho; tiene de poblacion 2.100 vecinos, y le dió renombre la defensa que contra moros hizo D. Alonso Perez de Guzman, llamado el Bueno por hazaña tan ilustre, sin par en sus circunstancias.

No guarnecian á Tarifa sino un antiguo y frágil castillo, y débil muralla de poco espesor, con torreones cuadrados y foso. Los reparos nuevos no muchos, y poco robustos. A corta distancia, y al Sudoeste, plántase una isla circular y peñascosa, de media hora de bojeo, que se denomina como la ciudad. Antes separaba á dicha isla del continente un canal de corriente rápida, á manera de pequeño Euripo, que se acabó de cerrar en 1808 por el celo y personales sacrificios del intendente D. Antonio Gonzalez Salmon, quien formó allí un fondeadero acomodado. Habíanla actualmente fortalecido y artillado con 12 cañones; punto de retirada conveniente y que infundia aliento. Fueron habilitadas en su recinto una cisterna y una antigua torre, y se sirvieron los sitiados para almacen de pólvora de una especie de subterráneo apellidado Cueva de Moros, guarida en otro tiempo de corsarios berberiscos. Prevencion necesaria la última, estando dominada la isla por las alturas vecinas. De ellas, la más cercana al Oeste, la de Santa Catalina, fortificóla Copons, ejecutando tambien al Este, frontero de la Galeta, algunas obras. Cortáronse ademas en la ciudad las calles, y se atajaron con rejas arrancadas de las ventanas; atroneráronse muchas casas.

Constaba la guarnicion, entre ingleses y españoles, de 2.500 hombres. Los tarifeños se señalaron de valientes y proporcionaron 300 marineros. Era gobernador el coronel D. Manuel Davan, y jefes de ingenieros y de artillería D. Eugenio Iraurgui y D. Pablo Sanchez. Mandaba las fuerzas sutiles españolas D. Lorenzo Parra. Habla tambien buques de guerra ingleses. La defensa, sin embargo, dirigióla con especialidad D. Francisco Copons y Navia, ayudado de los consejos del coronel inglés Skerret.

El asedio de Tarifa (19 de diciembre de 1811 a 5 de enero de 1812)

Presentáronse los franceses á la vista de la plaza el 19 de Diciembre, despues de dejar fuerza en observacion de Ballesteros, y tambien del lado de Algeciras. Obligaron á Copons el 20 á meterse dentro, y empezaron en seguida los trabajos de sitio; adelantáronlos el 28 hasta 50 toesas de los muros, y el 29 abrieron el fuego con seis cañones de á diez y ocho y tres obuses de á nueve pulgadas. En la tarde del mismo dia hallábase ya practicable una brecha de 300 toesas por la parte contigua á la puerta del Retiro, y destruido casi del todo el torreon de Jesus. Intimaron luégo los enemigos la rendicion, y desechada la propuesta por Copons, preparáronse al asalto.

Se verificó éste el 31 á las nueve y media de la mañana, acudiendo de una vez á embestir la brecha 23 compañías al cargo del general Chassereaux, á las que apoyaban las demas fuerzas. Los acometedores se arrojaron con ímpetu, pero parólos en su ataque una escarpadura interior hecha en la muralla, y varios parapetos de colchones levantados detras, junto con el fuego incesante que salía de los lugares vecinos y las casas. Descorazonados los enemigos, no insistieron en romper adelante, y retrocedieron con gran mengua, dejando allí más de 500 heridos y muertos. Para recoger los primeros pidieron los franceses un armisticio, que se les concedió, ayudándolos generosamente en la faena nuestros soldados y paisanos; ejemplo de humanidad raro, y no menos digno de imitar que los muchos que de valor habian dado todos ellos poco ántes. Aprovechóse Copons de la ventaja, y á su vez incomodó al sitiador por cuantos medios pudo. Vinieron tambien en auxilio de la plaza las lluvias, que anegaron las trincheras enemigas, los caminos y los campos, sin dejar al fatigado frances ni siquiera un palmo de terreno enjuto en que reclinar la cabeza.

Apurado Leval, alzó el sitio el 5 de Enero, yéndose vía de Veger y Medina. Costóle la malograda tentativa, entre muertos, heridos, enfermos y desertores, al pié de 2.000 hombres. Perdió toda la artillería gruesa, y dejó sembrados por el tránsito efectos y municiones. Así se estrellaron los esfuerzos de 10.000 franceses en las murallas de una fortaleza, flacas en si mas sostenidas por brazos vigorosos y por el buen concierto de los jefes españoles é ingleses.