Operaciones de guerrilla en aragón

Despliegue de fuerza contra las guerrillas en Aragón

Útil era para defenderá Valencia esta continuada diversion de la Cataluña, pero fué más directa la que se intentó por Aragon. Aquí, conforme á órdenes de Blake, se habian reunido el 24 de Setiembre, en Ateca,partido de Calatayud, D. José Durán y D. Juan Martin el Empecinado.Temores de esto, y las empresas en aquel reino y en Navarra de don Francisco Espoz y Mina habian motivado la formacion en Pamplona y sus cercanías de un cuerpo de reserva bastante considerable, pues que las fuerzas que en ambos parajes mandaban los generales Reille y Musnier no bastaban para conservar quieto el país y hacer rostro á tan osados caudillos. Entre las tropas francesas que se juntaban en Navarra contábase una nueva division italiana, que atravesando las provincias meridionales de Francia y viniendo de la Lombardía apareció en Pamplona el 31 de Agosto. La mandaba el general Severoli, y se componia de 8.955 hombres y 722 caballos permaneció el Setiembre en aquella provincia, mas al comenzar Octubre pasó á reforzar las tropas francesas de Aragon. Ademas de los de Severoli habian ido á Zaragoza tres batallones tambien italianos procedentes de los depósitos de Gerona, Rosas y Figueras, los cuales para unirse á la division de Palombini, que con Suchet se habia dirigido sobre Valencia, rodearon y metiéronse en Francia para entrar camino de Jaca en Aragon por lo peligrosa que les pareció la ruta directa. Y, sea dicho de paso, de 21.288 infantes y 1.905 jinetes, unos y otros italianos, que fuera de los de Severoli habian penetrado en España desde el principio de la guerra, ya no quedaban en pié sino unos 9.000 escasos.

Durán y Empecinado sitian Calatayud (26 de septiembre a 4 de octubre de 1811)

Los tres batallones que iban de Cataluña no se unieron inmediatamente al ejército invasor de Valencia: quedáronse en Aragon para auxiliar á Musnier. Habian llegado á este reino ántes de promediar Setiembre, y uno de ellos fué destinado á reforzar la guarnicion enemiga de Calatayud. Aquí tuvieron luégo que lidiar con los ya mencionados D. José Durán y D. Juan Martin, quienes desde Ateca habian resuelto acometer á los franceses alojados en aquella ciudad. No tenia el Empecinado consigo más que la mitad de su gente, habiendo quedado la otra bajo D. Vicente Sardina en observacion del castillo de Molina. Al contrario Durán, á quien acompañaba lo más de su division junto con D. Julian Antonio Tabuenca y D. Bartolomé Amor que mandaba la caballería, jefes ambos muy distinguidos. Uno y otro tuvieron principal parte en las hazañas de Durán, que nunca cesó de fatigar al enemigo, habiendo tenido entre otros un reencuentro glorioso en Aillon el 23 de Julio. Ascendia el número de hombres que para su empresa reunieron Durán y el Empecinado á 5.000 infantes y 500 caballos. El 26 de Setiembre aparecieron ambos sobre Calatayud, desalojaron á los franceses de la altura llamada de los Castillos, y les cogieron algunos prisioneros, encerrándose la guarnicion en el convento fortificado de la Merced, cuyo comandante era M. Muller. Durán se encargó particularmente de sitiar aquel punto, é incumbió á la gente del Empecinado observar las avenidas del puerto del Frasno, en donde el 1.º de Octubre repelió el último una columna francesa que venía de Zaragoza en socorro de los suyos, y topó al coronel Gillot que la mandaba.Cercado el convento, y sin artillería los nuestros, se acudió para rendirle al recurso de la mina, y aunque el jefe enemigo resistió cuanto pudo los ataques de los españoles, tuvo al fin el 4 de Octubre que darse ápartido, quedando prisionera la guarnicion, que constaba de 566 soldados, y con permiso los oficiales de volver á Francia bajo la palabra de honor de no servir más en la actual guerra.

Muy alborotado Musnier, gobernador de Zaragoza, con ver lo que amagaba por Calatayud, y con que hubiese sido rechazada en el Frasno la primera columna que habia enviado de auxilio, reunió todas sus fuerzas de la izquierda del Ebro, y llegó, á peticion suya, de Navarra con el mismo fin, destacado por Reille, el general Bourke, que avanzó lo largo de la izquierda del Jalon. Musnier asomó á Calatayud el 6 de Octubre, pero los españoles se habian ya retirado con sus prisioneros, quedando sólo allí, segun lo estipulado, los oficiales, á quienes sus superiores formaron causa por haber separado su suerte de la de los soldados. Viendo los franceses que se habian alejado los nuestros de Calatayud, retrocedieron, tornando Bourke á Navarra, y los de Musnier á la Almunia.

Ocuparon de seguida nuevamente la ciudad los españoles. Semejante perseverancia exigió de los franceses otro esfuerzo, que facilitó la llegada á Zaragoza de la division de Severoli, en 9 de Octubre.Venía ésta á instancia de Suchet, incansable en pedir auxilios, que directa ó indirectamente cooperasen al buen éxito de la campaña de Valencia. Musnier partió con la mencionada division via del Frasno, y uniéndose á la caballería de Klicki entró en Calatayud. Durán y el Empecinado habían vuelto á evacuar la ciudad, retirándose en dos diferentes direcciones. Para perseguirlos tuvieron los enemigos que separarse, yendo unos á Daroca y Used, y otros á Ateca, camino de Madrid.

Intentos franceses de acabar con Mina

No persistieron mucho en el alcance, llamados á la parte opuesta á causa de una súbita interrupcion en las Cinco Villas de D. Francisco Espoz y Mina. Habian los franceses acosado de muerte á este caudillo durante todo el estío, irritados con la sorpresa de Arlaban. Y él, ceñido de un lado por los Pirineos, del otro por el Ebro, sin apoyo ni punto alguno de seguridad, sin más tropas que las que por sí habia formado, y sin más doctrina que la adquirida en la escuela de la propia experiencia, burló los intentos del enemigo, y escarmentóle muchas veces, algunas en la raya y áun dentro de Francia.

Arreció en especial el perseguimiento desde el 20 de Junio hasta el 12 de Julio. Doce mil hombres fueron tras Mina entónces; mas acertadamente dividió éste sus batallones en columnas movibles con direccion y marchas contrarias, incesantes y sigilosas, obligando así al enemigo, á dilatar su línea á punto de no poderla cubrir convenientemente, ó á que reunido no tuviese objeto importante sobre que cargar de firme.

Desesperanzados los franceses de destruir á Mina á mano armada, pusieron á precio la cabeza de aquel caudillo. Seis mil duros ofreció por ella el gobernador de Pamplona, Reille, en bando de 24 de Agosto, 4.000 por la de su segundo D. Antonio Cruchaga, y 2.000 por cada una de las de otros jefes. Reuniéronse á medios tan indignos los de la seduccion y astucia. A este propósito, y por el mismo tiempo, personas de aquella ciudad, y entre otras, D. Joaquin Navarro, de la diputacion del reino, con quien Mina había tenido anterior relacion, enviaron cerca de su persona á D. Francisco Aguirre Echechurri para ofrecerle ascensos, honores y riquezas si abandonaba la causa de su patria y abrazaba la de Napoleon. Mina, que necesitaba algun respiro, tanto más cuanto de nuevo se veia muy acosado, entrando á la sazon en Navarra la division de Severoli y otras fuerzas, pidió tiempo para contestar sin acceder á la proposicion, alegando que tenía ántes que ponerse de acuerdo con su segundo Cruchaga. Impacientes de la tardanza los que habian abierto los tratos, despacharon en seguida con el mismo objeto, primero á un frances llamado Pellou, hombre sagaz, y despues á otro español, conocido bajo el nombre de Sebastian Iriso. Deseoso Mina de ganar todavía más tiempo, indicó para el 14 de Setiembre una junta en Leoz, cuatro leguas de Pamplona, adonde ofreció asistir él mismo con tal que tambien acudiesen los tres individuos que sucesivamente se le hablan presentado, y ademas el D. Joaquín Navarro y un D. Pedro Mendiri, jefe de escuadron de gendarmería. Accedieron los comisionados á lo que se les proponia, y en efecto, el dia señalado llegaron á Leoz todos excepto Mendiri. La ausencia de éste disgustó mucho á Mina, quien, á pesar de las disculpas que los otros dieron, concibió sospechas. Vinieron á confirmárselas cartas confidenciales que recibió de Pamplona, en las cuales le advertian se le armaba una celada, y que Mendiri recorria los alrededores acechando el momento en que deslumbrado Mina con las ofertas hechas, se descuidase y diese lugar á que cayeran sobre él los enemigos, y le sacrificasen. Airado de ello el caudillo español, arrestó á los cuatro comisionados, y se alejó de Leoz llevándoselos consigo. Desfiguraron despues el suceso los franceses y sus allegados, calificando á Mina de pérfido: traslucíaseen la acusacion despecho de que no se hubiese cumplido la alevosía tramada. Con todo, habiendo venido los comisionados bajo seguro, y no pudiéndose evidenciar su traicion ó complicidad, hubiérale á Mina valido más el soltarlos, que dar lugar á que debiesen su libertad, como se verificó, á los acasos de la guerra.

Incursión de Mina en las 5 villas (Octubre de 1811)

Poco despues de este suceso, y de haber Severoli y otras tropas salido de Navarra, fué cuando penetró dicho Mina en Aragon, conforme arriba anunciamos. El 11 de Octubre atacó en Egea un puesto de gendarmería, cuyos soldados lograron evadirse en la noche siguiente, con pérdida en la huida de algunos de ellos. Marchó luégo Mina sobre Ayerbe, y el 16 forzó á la guarnicion francesa á encerrarse en un convento fortificado, que bloqueó; mas en breve tuvo que hacer frente á otros cuidados.

El comandante frances, que en ausencia de Musnier gobernaba á Zaragoza, sabedor de la llegada de los españoles á Egea, destacó una columna para contenerlos. Encontróse en el camino Ceccopieri, jefe de ella, con los gendarmes poco ántes escapados; y juzgando ya inútil la marcha hácia Egea, cambió de rumbo, y se dirigió á Ayerbe en busca de Mina. Mas llegado que hubo á esta villa, en cuyas alturas inmediatas le aguardaban los españoles, parecióle más prudente, despues de un fútil amago, retirarse y caminar la vuelta de Huesca. Envalentonáronse con eso los nuestros, y no pudieron los contrarios verificar impunemente su marcha, como se imaginaban. Mina, empleando sagacidad y arrojo, los estrechó de cerca y rodeó por manera que tuvieron que formar el cuadro. Así anduvieron siempre muy acosados hasta más allá de Plasencia de Gállego, en donde opresos por la fatiga y mucho guerrear, y acometidos impetuosamente á la bayoneta por D. Gregorio Cruchaga, vinieron á partido: 640 soldados y 17 oficiales fueron los prisioneros, muchos de ellos heridos, gravemente el mismo comandante Ceccopieri. Habian muerto más de 300.

Azorado Musnier, y temiendo hasta por Zaragoza, tornó precipitadamente á aquella ciudad, en donde ya más sereno trató de marchar contra Mina y de quitarle los prisioneros, obrando de concierto con los gobernadores y generales franceses de las provincias inmediatas. ¡Trabajo y combinacion inútil! Mina escabullóse maravillosamente por medio de todos ellos, y atravesando el reino de Aragon, Navarra y Guipúzcoa, embarcó al principiar Noviembre en Motrico todos los prisioneros á bordo de la fragata inglesa Iris y de otros buques, despues de haber tambien rendido la guarnicion francesa de aquel puerto.

Empecinado en Molina de Aragón

Concíbese cuán incómodos serian para Suchet tales acontecimientos, pues ademas de la pérdida real que en ellos experimentaba, distraíanle fuerzas que le eran muy necesarias. Con impaciencia había ésta incorporársele. Musnier ni áun con ella tenía bastante para cubrir el Aragon, y mantener algun tanto seguras las comunicaciones. Una de las dos brigadas en que dicha division se distribuia, se vió obligada á colocarla, al mando de Bertoletti, en las Cinco Villas, izquierda del Ebro, y la otra al de Mazzuchelli, en Calatayud y Daroca.

Tuvo la última que acudir en breve á Molina, cuyo castillo se hallaba de nuevo bloqueado por D. Juan Martin. Llegó en ocasion que el comandante Brochet estaba ya para rendirse. Le libertó Mazzuchelli el 25 de Octubre, mas no sin dificultad, teniendo empeñada con el Empecinado en Cubillejos una refriega viva, en que perdieron los enemigos mucha gente. Abandonaron de resultas éstos, habiéndole ántes volado, el castillo de Molina.

D. Juan Martin, solo ó con la ayuda de Durán ó de tropas suyas bajo D. Bartolomé Amor, continuó haciendo correrías. Rindió el 6 de Noviembre la guarnicion de la Almunia, compuesta de 150 hombres, hizo rostro á várias acometidas, batió la tierra de Aragon, cogió prisioneros y efectos, interceptó á veces las comunicaciones con Valencia, vía de Teruel.

Por su parte Durán cuando obraba separado tampoco permanecia tranquilo: en Manchones, y sobre todo el 30 de Noviembre en Osunilla, provincia de Soria, alcanzó ventajas. Regresó despues á Aragon, y reincorporándose por nueva disposicion de Blake con el Empecinado, se pusieron ambos el 23 de Diciembre en Milmarcos, provincia de Guadalajara, bajo las órdenes del Conde del Montijo, que trayendo igualmente 1.200 hombres, debia mandar á todos.

En grado tan sumo como el que acabamos de ver, divertían los nuestros en Cataluña y Aragon las huestes del enemigo, entorpeciéndole para su empresa de Valencia.