Combate de Bornos

Tales excursiones, marchas y embestidas, con lo que amagaba por Extremadura y Castilla, pusieron muy sobre aviso al mariscal Soult, quien temeroso de que Ballesteros fuese reforzado con nueva gente de desembarco, y dificultase las comunicaciones entre Sevilla y las tropas sitiadoras de Cádiz, trató de asegurar la línea del Guadalete, fortificando con especialidad, y como paraje muy importante, á Bórnos. Mandaba allí el general Conroux, teniendo bajo sus órdenes una division de 4.500 hombres. Salió entónces Ballesteros de Gibraltar, bajo cuyo cañon habia vuelto á guarecerse, y pensó en impedir los trabajos del enemigo y de tentar de nuevo la fortuna.

Así fué que avanzando vadeó el Guadalete el 1.º de Junio, y acometió á los franceses en Bórnos mismo. Embistieron valerosamente los primeros D. Juan de la Cruz Mourgeon y el Príncipe de Anglona con la vanguardia y tercera division. Fueron al principio felices, mas ciando la izquierda en donde mandaba D. José Aimerich y el Marqués de las Cuevas, cundió el desmayo á las demas tropas, y creció con un movimiento rápido y general de los enemigos sobre los nuestros, y el avance de su caballería, superior á la española, viniendo al trote y amagando nuestra retaguardia. Consiguieron, no obstante, las fuerzas de Ballesteros repasar el rio, el bien algunos cuerpos con trabajo y á costa de sangre. Favoreció el repliegue D. Luis del Corral, que gobernaba los jinetes, quien se portó con tino y denodadamente: tambien sobresalió allí por su serenidad y brío D. Pedro Tellez Jiron, príncipe de Anglona, deteniendo á los franceses en el paso del Guadalete, ayudado de algunas tropas, y en especial del regimiento asturiano del Infiesto.

Recordarse no ménos debe el esclarecido porté de don Rafael Cevallos Escalera, ya mencionado honrosamente en otros lugares, quien mandando el batallon de granaderos del General, aunque hérido en un muslo, siempre al frente de su cuerpo menguado con bastantes pérdidas, avanzó de nuevo, recobró por sí mismo una pieza de artillería, sostúvola y cuando vió cargaban muchos enemigos sobre el reducido número de su gente, no queriendo perder el cañon cogido, asióse á una de las ruedas de la cureña, y defendióle gallardamente hasta que cayó tendido de un balazo junto á su trofeo. Las Córtes tributaron justos elogios á la memoria de Cevallos, y dispensaron premios á su afligida familia.

No prosiguieron los enemigos el alcance, siendo considerable su pérdida; mas la nuestra ascendió á 1.500 hombres, muchos, en verdad, extraviados.