Operaciones en cataluña en la primera mitad de 1811

Disposición de las fuerzas de Suchet

Para asegurar Suchet áun más las ventajas conseguidas y el embocadero del Ebro, fortificó el puerto de la Rápita y tomó otras disposiciones. Encargó á Musnier que con su division vigilase las comarcas de Tortosa, Albarracin, Teruel, Morelia y Alcañiz; y dejó á Palombini y sus napolitanos en Mora y sobre el Ebro, en resguardo de la navegacion del rio, cuya izquierda ocupó el general Haber y su division, para favorecer los movimentos que el mariscal Macdonald trataba de hacer contra Tarragona.

Reservó consigo Suchet lo restante de su fuerza, y partió á Zaragoza á entender en arreglos interiores, y atajar de nuevo las excursiones de los guerrilleros y cuerpos francos, que con la lejanía de las principales tropas francesas, andaban más sueltos.

Campoverde al mando interino

En tanto acaecian en Tarragona, de resultas de la entrega de Tortosa,conmociones y desasosiego. Los catalanes ya no veían por todas partes sino traidores. Desconfiaban del general en jefe Iranzo y de los demas, poniendo sólo su esperanza en el Marqués de Campoverde, quien gozaba de aura popular, ya por su buen porte como general de division, ya por los muchos amigos que tenía, y ya tambien por las fuerzas que habian ido de Granada, cuyo núcleo quedaba aún, y á las cuales pertenecía aquel caudillo. En la ciudad querian proclamarla por capitan general de la provincia, adhiriendo á ello los pueblos circunvecinos, que llevados de igual deseo, se agolparon un dia de los primeros de Enero al hostal de Serafina, inmediato á Tarragona. Muchos pensaron que el Marqués no ignoraba el orígen de los alborotos, y que no los desaprobaba en el fondo, aunque aparentando lo contrario, queria alejarse del principado. No sabemos si en secreto tomó parte, pero sí hubo allegados suyos y persocias respetables que sostuvieron y fomentaron la idea del pueblo por amistad á Campoverde, y por creer que su nombramiento era el único medio de libertar á Cataluña de la anarquía y del entero sometimiento al enemigo. Por fin, y al cabo de idas y venidas, de peticiones y altercados, juntos todos los generales, hizo Iranzo dejacion del mando, y no admitiéndole otros á quienes correspondia por antigüedad, recayó en Campoverde, el cual le aceptó interinamente bajo la condicion de que se atendrian todos á lo que en último caso dispusiese el Gobierno supremo de la nacion.

Sarsfield vence en Figuerola

Tranquilizó los ánimos este nombramiento, y evitó que el ejército se desbandase, frustrándose tambien de este modo los intentos del mariscal Macdonald, que se habia acercado á Tarragona con esperanzas de enseñorearla, cimentadas en el acobardamiento que se habia apoderado de muchos, y en secretas correspondencias. El 5 de Enero había vuelto Macdonald á reunir al grueso de su ejército la division de Frere, cedida temporalmente á Suchet; y yendo por Reus, dió vista á los muros tarraconenses el 10 del mismo mes. La quietud, restablecida dentro, desconcertó los planes de los franceses, que no pudiendo detenerse largo tiempo en las cercanías por la escasez de víveres y el hostigamiento de los somatenes, determinaron pasar á Lérida con propósito de prepararse en debida forma al sitio de Tarragona. No realizó Macdonald su marcha reposadamente. Don Pedro Sarsfield, situado con una division en Santa Coloma de Queralt, recibió órden de Campoverde para caer sobre Valls, y cerrar el paso á la vanguardia enemiga, al propio tiempo que las tropas de Tarragona debian picar y áun embestir la retaguardia. Abria la marcha de los franceses la division italiana al mando del general Eugeni (diversa de los napolitanos de Palombini), y encontróse el 15 entre Valls y Plá con Sarsfield. Los españoles acometieron el pueblo de Figuerola, adonde se habia dirigido el enemigo para atacar nuestra derecha, y le ocuparon, arrollando á los contrarios y acuchillándolos los regimientos de húsares de Granada y maestranza de Valencia, que á las órdenes de sus coroneles D. Ambrosio Foraster y don Eugenio María Yebra se señalaron en este dia. El perseguimiento continuó hasta cerca de Valls; allí, reforzada la vanguardia enemiga, paráronse los nuestros, y se libertó la division italiana de un completo destrozo.

Campoverde no tuvo por su parte tanta dicha como Sarsfield; pues si bien salió de Tarragona para incomodar la retaguardia francesa, tropezando con fuerzas superiores, no se empeñó en accion notable y Macdonald, de noche y de prisa, atravesó los desfiladeros y se metió en Lérida. Costóle el choque de Figuerola, glorioso para Sarsfield, 800 hombres. Murió de sus heridas el general Eugeni.

Campoverde y el congreso catalán del 2 de marzo de 1811

Erale imposible al Marqués de Canpoverde tomar desde luégo parte más activa en la campaña. Tenia que acudir al remedio de los males dimanados de la reciente pérdida de Tortosa y del Coll de Balaguer, no ménos que á mejorar las defensas de Tarragona. Quizá requeria tambien su presencia en esta plaza la necesidad de afirmar su mando caedizo en tales circunstancias. El fermento popular, áun vivo, servíale de instrumento. Sustentaba la agitacion el saberse que habia la Regencia nombrado capitan general de Cataluña á D. Cárlos O’Donnell, hermano del D. Enrique, habiendo motin ó síntomas cada vez que se sonrugia la llegada. Campoverde no reprimia los bullicios bastantemente, escaseándole para ello la fortaleza, y siendo patrocinadores, segun fama, personas que lo eran adictas.

Encrespóse la furia popular estando á la vista de Tarragona el navío América, en la persuasion de que venía á bordo el sucesor, mas se abonanzó aquélla cuando se supo lo contrario. Renováronse, sin embargo, los alborotos el 17 de Febrero, y á ruegos de la Junta, de los gremios y de otras personas se posesionó Campoverde del mando en propiedad en lugar de proseguir ejerciéndolo como interino. Para distraer el enojo del pueblo, apaciguar á éste del todo, y ganar la opinion de la provincia entera, convocó Campoverde un congreso catalan, destinado principalmente á proporcionar medios bajo la aprobacion de la superioridad. En rigor no prohibía la ley tales reuniones extraordinarias, no habiendo todavía las Córtes adoptado para las juntas una nueva regla, conforme hicieron poca despues.

Se instaló aquel congreso el 2 de Marzo, y de él nacieron conflictos y disputas con la Junta de la provincia, teniendo Campoverde que intervenir y hasta que atropellar á várias personas, si bien al gusto del partido popular; modo impropio é ilícito de arraigar la autoridad suprema. El Congreso se disolvió á poco, y nombró una junta que quedó encargada, como lo habia estado la anterior, del gobierno económico del principado. Nuevos sucesos militares, tristes unos, y otros momentáneamente favorables para los españoles, sobrevinieron luégo en esta misma provincia.

Suchet toma el mando en la Cataluña meridional

Interesaba á Napoleon no perder nada de lo mucho que habian últimamente ganado allí sus tropas, y cifrando toda confianza en Suchet, principal adquiridor de tales ventajas, resolvió encomendar al cuidado de éste las empresas importantes que hácia aquella parte meditaba.

(...)

En tanto, autorizó Napoleon á Suchet con las facultades que tenía pensado y más arriba indicamos. Fecha la resolucion en 10 de Marzo, encargábase por ella á dicho general el sitio de Tarragona, y se le daba el mando de la Cataluña meridional, agregándosele, ademas, la fuerza activa del cuerpo que regía Macdonald; desaire muy sensible para éste,revestido con la elevada dignidad de mariscal de Francia, que todavíano condecoraba á Suchet. Inmediatamente, y para tratar de poner en ejecucion las órdenes del Emperador, se avistaron en Lérida ambos jefes. Quedábale, de consiguiente, sólo á Macdonald la incumbencia de conservará Barcelona y la parte septentrional de Cataluña, así como la de apoderarse de las plazas y puntos fuertes de la Seo de Urgel, Berga, Monserrat y Cardona.

Retirado aquel mariscal á Lérida despues del reencuentro de Figuerola, habia disfrutado poco sosiego, no abatiendo á los intrépidos catalanesreveses ni desgracias. Obligábanle los somatenes á no dejar salir léjos de la plaza cuerpos sueltos, y Sarsfield, apostado en Cervera, le impedia excursiones más considerables.

De acuerdo ahora en sus vistas Suchet y Macdonald, pasaron sin dilacion á cumplir ambos la voluntad de su amo. Encargóse el primero de la nueva fuerza activa que se agregaba á su ejército, y constaba de unos 17.000 hombres, como tambien del mando de la parte que se desmembraba al general de Cataluña.

Incendio de Manresa

Partió Macdonald de Lérida el 26 de Marzo camino de Barcelona, en cuya ciudad debia principalmente morar en adelante para dirigir de cerca las operaciones y el gobierno del país que áun quedaba bajo su inmediata direccion. Mas para realizar el viaje de un modo resguardado, ya que no del todo seguro, facilitóle Suchet 9.000 infantes y 700 caballos á las órdenes del general Harispe, los cuales, álo ménos en su mayor número, pertenecian ahora al cuerpo de Aragon, y tenian que reunírsele, desempeñado que hubieran la comision de escoltar á Macdonald. Tomó este mariscal su rumbo via de Manresa, y acampó el 30 de Marzo con su gente en los alrededores de la ciudad. Seguia el rastro D. Pedro Sarsfield, con quien se juntó el Baron de Eroles en Casamasana, acompañado de parte de las tropas que se apostaban en las márgenes del Llobregat: ya unidos, marcharon ambos jefes en la noche del mismo 30, y llegaron al hostal de Calvet, á una legua de Manresa. La Junta de estaciudad habia convocado á somaten, y los vecinos, acordándose de anteriores saqueos de los franceses, habian casi todos abandonado sus hogares. A la vista de ellos todavía estaban, cuando descubrieron las llamas que salian por todos los ángulos del pueblo. Habíale puesto fuego el enemigo, incomodado por el somaten, ó más bien deseoso del pillaje, que disculpaba la ausencia de los vecinos. Macdonald, situado en las alturas de la Gulla á un cuarto de legua, presenció el desastre y dejó que ardiese la rica y tirites fortunada Manresa sin poner remedio. Setecientas á ochocientas casas redujéronse á pavesas ó poco ménos, incluso el edificio de las Huérfanas, varios templos, dos fábricas de hilados de algodon, é infinitos talleres de galoneria, veleria y otros artefactos. Tampoco respetó el enemigo los hospitales, llevando el furor hasta arrancar de las camas á muchos enfermos y arrastrarlos alcampamento. Sólo se salvaron algunos en virtud de las sentidas plegariasque hizo el médico D. José Soler al general Salme, comandante de una de las brigadas de Harispe, recordándole el convenio estipulado entre los generales Saint-Cyr y Reding; convenio muy humano, y por el que los enfermos y heridos de ambos ejércitos debian mutuamente ser respetados y remitidos, despues de la cura, á sus respectivos cuerpos. Los nuestros habian cumplido en todas ocasiones tan puntualmente con lo pactado, que el general Suchet no puede ménos de atestiguarlo en sus Memorias , diciendo: «Vimos en Valls muchos militares franceses é italianos heridos, y nos convencimos de la fidelidad con que los españoles ejecutaban el convenio.»

Veáse, sin embargo, cómo eran remunerados. Los manresanos clamaronpor venganza, y pidieron á Sarsfield y á Eroles que atacasen y destruyesen sin misericordia á los transgresores de toda ley, á hombres desproveidos de toda humanidad. Cerraron los nuestros contra la retaguardia enemiga, en donde iban los napolitanos bajo Palombini. Desordenados éstos, rehiciéronse, mas Eroles cargando de firme los arrolló y vengó algun tanto los ultrajes de Manresa.

Distinguióse aquí el despues malaventurado D. José María Torrijos, entónces coronel y libre ya de las manos de los franceses, entre las que, segun dijimos, habia caido prisionero meses atras.

Macdonald con tropiezos, y molestado siempre, prosiguió su ruta, padeciendo de nuevo bastante en un ataque que le dió en el Coll de David D. Manuel Fernandez Villamil, comandante de Monserrat. A duras penas metióse en Barcelona el mariscal frances con 600 heridos, y una pérdida en todo de más de 1.000 hombres. Harispe el 5 de Abril volvió á Lérida yendo por Villafranca y Montblanch, no dejándole tampoco de inquietar por aquel lado don José Manso, que de humilde estado, ilustrábase ahora por sus hechos militares.

No sólo á los manresanos, mas á toda Cataluña enfureció el proceder de los franceses en aquella marcha, y sobre todo la quema de una ciudadque en semejante ocasion no les habia ofendido en nada. Encruelecióse de resultas la guerra, tuvo crecimientos la saña. El Marqués de Campoverde expidió una circular en que decía: «La conducta de los soldados franceses se halla muy en contradiccion con el trato que han recibido y reciben de los nuestros..... y la del mariscal Macdonald no se ajusta en nada con las circunstancias de su carácter de mariscal, de duque, ni degeneral que ha hecho la guerra á naciones cultas, que conoce el derecho de gentes, los sentimientos de la humanidad. No ha limitado su atrocidad este general á reducir á cenizas una ciudad inerme y que ninguna resistencia le ha opuesto, sino que pasando de bárbaro á perjuro, no ha respetado el asilo de nuestros militares enfermos, transgrediendo la inviolabilidad del contrato formado desde el principio de la guerra.» Y despues concluia Campoverde: «Doy órden á las divisiones y partidasde gente armada mandándoles que no den cuartel á ningun individuo, de cualquiera clase que sea, del ejército frances que aprehendan dentroó á la inmediacion de un pueblo que haya sufrido el saqueo, el incendio ó asesinato de sus vecinos y adoptaré y estableceré por sistema en mi

ejército el justo derecho de represalia en toda su extension.» Las obras siguieron á las palabras, y á veces con demasiado furor.

Operaciones de Campoverde con intención de apoderarse de Monjuich en Marzo 1811

Ántes desde Tarragona habia dispuesto Campoverde realizar algunos movimientos. Tal fué el que en 3 de Marzo mandó ejecutar á D. Juan Courten con intento de recobrar el castillo del Coll de Balaguer, lo cual no se consiguió, aunque sí el rechazar al enemigo de Cambrils hasta la Ampolla, con pérdida de más de 400 hombres. De mayor consecuenciahubiera sido á tener buen éxito otra empresa que el mismo general dirigió en persona, y cuyo objeto era la toma de Barcelona ó á lo ménos la de Monjuich. Intentóse el 19 de Marzo, y con antelacion,por tanto, á la entrada de Macdonald en aquella plaza.

La comunicacion de nuestros generales con lo interior del recinto era frecuente, facilitándola la línea que casi siempre ocupaban los españoles en el Llobregat, y la imposibilidad en que el enemigo estaba de tener ni siquiera un puesto avanzado sin exponerle á incesante tiroteo y pelea.Particular y larga correspondencia se siguió para apoderarse por sorpresa de Barcelona, y creyendo Campoverde que estaba ya sazonado el proyecto, se acercó á la plaza con lo principal de su fuerza, dividida entónces en tres divisiones, al mando de los jefes Courten, Eroles y Sarsfield.

La vanguardia, en la noche del 19, llegó hasta el glácis de Monjuich, y hubo soldados que saltaron dentro del camino cubierto y bajaron al foso. Desgraciadamente el gobernador de Barcelona, Maurice Mathieu, vigilante y activo, había tenido soplo de lo que andaba, y envela, impidió el logro de la empresa. Los franceses castigaron á varios habitantes como á cómplices, arcabuceando en el glácis de la plaza el 10 de Abril al comisario de guerra D. Miguel Alcina. En cuanto á Campoverde, tornó á Tarragona sin haber padecido pérdida, y ántes bien Eroles escarmentó á los que quisieron incomodarle, obligándolos á encerrarse dentro de la plaza.

Golpe de mano en Figueras

Más feliz fué la tentativa de la misma clase ideada y llevada á cima contra el castillo de San Fernando de Figueras. Por aquella comarca, como en todo el Ampurdan y los lugares que le circundan, Fábregas, Llorera, Milans á veces, Clarós, otros varios, y sobre todo Rovira, traian siempre á mal traeral enemigo é inquietaban la frontera misma de Francia. En medio del estruendo de las armas, un capitan, llamado D. José Casas, mantuvo inteligencia por el conducto de un estudiante, Juan Floreta,con Juan Marqués, criado de Bouclier, guarda-almacen de víveres del mencionado castillo ó fortaleza, principal autor de aquella idea. Entraron otros en el proyecto, entre ellos y como primeros confidentes Pedro y Ginés Pou, cuñados de Marqués. Todos se avistaron y arreglaron en varios coloquios el modo de abrir á los nuestros á favor de llave falsa, que de la poterna adquirieron por molde vaciado en cera, la entrada de punto tan importante, cuya guarda descuidaba el gobernador frances Guillot, confiado en lo inexpugnable del castillo, y en la falta de recursos que tenían los españoles para atacarle. Convenidos pues el Casas y sus confidentes, enteraron de todo á D. Francisco Rovira, y éste á Campoverde, mereciendo el plan la aprobacion de ambos.

Immediatamente ordenó el último á D. Juan Antonio Martinez, que reclutaba gente y la organizaba en el canton de Olot, que se encargase, de acuerdo con Rovira, de la sorpresa proyectada, disponiendo al propio tiempo que el Baron de Eroles se acercase al Ampurdan para apoyar la tentativa. El 6 de Abril, sábado de Ramos, Martinez y Rovira salieron de Esquirol, cerca de Olot, con 500 hombres, y pasaron á Ridaura. Aquí se les incorporaron otros 500, y el 7 llegaron todos á Oix, fingiendo que iban á penetrar en Francia. Prosiguieron el 8 su camino, y por Sardenas se enderezaron á Llerona, en donde permanecieron hasta el mediodía del 9. Lo próximos que estaban á la frontera la alborotó, y alucinó á los franceses en la creencia de que iban á invadirla. Diluviando, y á aquella hora partieron los nuestros, y torciendo la ruta, fueron á Vilaritg, pueblo distante tres leguas de Figueras, y situado en una altura, término entre el Ampurdan y el país montañoso. Ocultos en un bosque aguardaron la noche, y entónces Rovira á fuer de catalan habló á los suyos y noticióles el objeto de la marcha, dándoles en ello suma satisfaccion.

A la una de la mañana del 10 se distribuyeron en trozos y pusiéronse en movimiento. Casas, como más práctico, iba el primero. Dentro del Castillo habia 600 franceses de guarnicion, en la villa de Figueras se contaban 700. Subió Casas con su tropa por la esplanada frente del hornabeque de San Zenon, metióse por el camino cubierto y descendió al foso: sus soldados llevaban cubiertas las armas para que no relumbrasen si acaso había alguna luz, y se adelantaron muy agachados. Llegado que hubieron al foso, franquearon la entrada de la poterna con la llave fabricada de antemano, y embocáronse todos sin ser sentidos en los almacenes subterráneos, de donde pasaron á desarmar la guardia de la puertala muralla, apoderándose de todos los puntos principales. Dresaire sorprendió el cuartel principal, Bon el de artillería, y D. Estéban Llovera cogió al Gobernador en su mismo aposento. Apénas encontraron resistencia, y todo estaba concluido en ménos de una hora, rindiéndose prisionerala guarnicion.

Martinez y Rovira, que se habían mantenido en respeto fuera en los arcos, ó sea acueducto, se metieron tambien dentro, y con los que llegaron en breve compusieron unos 2.600 hombres para guardar el castillo.Los franceses de la villa nada supieron hasta por la mañana, y no pudiendo remediar el mal, quedóles sólo el duelo.

De Martorell habia el 9 partido Eroles para apoyar la sorpresa. Dióse el jefe español en su marcha tan buena diligencia, que el 12 se posesionó de los fuertes que ocupaban los franceses en Olot y Castelfollit; les cogió 548 prisioneros, y reforzado se dirigió en seguida á Lladó y penetró el 16 en Figueras, aniquilando al paso en la sierra de Puigventós un regimiento enemigo.

Con la toma repentina de aquel castillo estremecióse Cataluña de alborozo y júbilo, figurándose que despuntaba ya la aurora de su libertad.

Crítica por cierto era la situacion de los franceses; Rosas mal provisto, Gerona y Hostalrich rodeados de bandas y somatenes, notable la desercion y no poco el espanto del soldado enemigo con la venganza del catalan, casi bravío despues de la quema de Manresa.

Regía aquellas partes como ántes el general frances Baraguayd’Hilliers; y no sobrándole gente en tal aprieto, abandonó varios puestos, y algunos de consideracion, así en lo interior como en la costa, señaladamente Palamós y Bañolas; llamó á sí al general Quesnel, próximo á sitiar la Seu de Urgel, y reconcentrando cuanto pudo sus fuerzas, apellidó á guerra hasta la guardia nacional francesa de la frontera, que esquivó entrar en España.

Grandes ventajas hubiera Campoverde podido sacar del entusiasmo de los nuestros, y del azoramiento y momentáneo apuro de los contrarios.

Macdonald pide ayuda a Suchet

Llegó la noticia de lo de Figueras á Macdonald, y conmovióle tanto, que escribió á Suchet en 16 de Abril desde Barcelona, «que el servicio del Emperador, imperiosamente y sin dilacion, exigia los más prontos socorros, pues de otro modo estaba perdida la Cataluña superior..... y que le enviase todas las tropas pertenecientes poco ántes al séptimo cuerpo frances, y que acababan de agregarse al de Aragon.»

Fuese descuido en Campoverde, ó carencia de recursos, no se aprovechó cual pudiera de acontecimiento tan feliz, obrando con lentitud.Supo el 12 de Abril la toma de Figueras, y no partió de Tarragona hasta el 20. Con mayor celeridad, probable era que hubiese impedido á Baraguay D’Hilliers la reconcentracion de parte de sus fuerzas, dado impulso y mejor arreglo al levantamiento de los pueblos, y obligado á Suchet á venir hácia allí, y diferir el sitio de Tarragona.

Socorro de Campoverde a Figueras

Campoverde llegó el 27 á Vique. Le acompañaban 800 caballos y 2.000 infantes, que sacó de aquella plaza con 3.000 hombres de la division de Sarsfield. Mas de 4.000 hombres de tropa reglada y somatenes guarnecian ya á Figueras, falta todavía de artilleros y de ciertos renglones de primera necesidad. Estaba circunvalada la plaza por 9.000 bayonetas y 600 caballos enemigos, número que competia con el de los españoles, y era superior en disciplina, si bien con la desventaja de dilatarse por un ámplio espacio en rededor de la fortaleza, cortado el terreno al Oeste con quebradas y estribos de montes.

En la noche del 2 al 3 de Mayo se aproximó Campoverde, y al amanecer del 3 atacó por el camino real para meter el socorro dentro de Figueras. Sarsfield iba á la cabeza, y rodeó la villa, situada al pié de la altura en donde se levanta la fortaleza, rechazando á los jinetes enemigos que quisieron oponérsele. Al mismo tiempo Rovira, que anteriormente había salido del castillo, unido con otro jefe de nombre Amat, y mandando juntos unos 2.000 hombres, llamaban la atencion del enemigo por Lladó y Llers. Eroles todavía dentro, trataba, por su parte, de ponerse en comunicacion con Sarsfield, haciendo pronta salida, y ya se miraba como asegurada la entrada del socorro, sin pérdida ni descalabro alguno.

Mas de repente los enemigos, que estaban muy apurados en la villa, sedirigieron al coronel de Alcántara Pierrad, emigrado frances, que desembocaba del castillo para ejecutar de aquel lado, y conforme á las órdenes de Eroles, la operacion concertada, y le propusieron capitular. Engañado el coronel, anunció la propuesta á Campoverde, que tambien cayó en el lazo, y suspendiendo éste el ataque, autorizó á dicho Pierrad para que concluyese el convenio pedido.

No era la demanda del enemigo sino un ardid de guerra. Cierto ahora del punto por donde se le acometia, queria dar largas para traer de la otra parte un refuerzo, como lo hizo, y seis cañones. El fuego de éstos desengañó á Campoverde, atacando Sarsfield inmediatamente la villa de Figueras, lo mismo Eroles viniendo del castillo. Ya se hallaba el primero en las calles, cuando le flanquearon por la derecha 4.000 hombres que salieron de un olivar. Tuvo entónces que retirarse, y á dos de seis batallones dispersáronlos los dragones franceses. Campoverde, sin embargo,consiguió meter dentro de la fortaleza 1.500 hombres escogidos y algunos renglones, pero no todo lo que deseaba, y á costa de perder varios efectos y 1.100 hombres entre muertos, heridos y prisioneros. Con ménos confianza y más decision hubiera evitado tal menoscabo, y conseguido la completa introduccion del socorro. A los franceses, que perdieron 700 hombres, les era quizá permitida, segun leyes de la guerra, la treta que imaginaron: tocaba á Campoverde vivir sobre aviso.

La escuadra inglesa y algunos buques españoles recorrieron al propio tiempo la costa; tomaron y destruyeron barcos, arruinaron muchas baterías de la marina, malográndoseles una tentativa contra Rosas, que se lisonjearon de tomar por sorpresa.

Suchet permanece en el sitio de Tarragona

Faltaba ahora ver cómo Suchet obraria despues de la pérdida tan grande para ellos de Figueras, y si arreglaria su plan á los deseos arriba indicados de Macdonald, ó si se conformarla con las primeras órdenes del Emperador, que, no previendo el caso, habia determinado se sitiase á Tarragona. Dudoso estuvo Suchet al principio, hasta que pesadas las razones por ambos lados, resolvió no apartarse de lo que de París sele tenia prevenido. Pensaba que Figueras acordonado se rendiría al fin, y que urgia é importaba sobremanera posesionarse de Tarragona, punto marítimo, base principal de las operaciones de los españoles en Cataluña. Las resultas probaron no era falso el cálculo, y ménos descaminado: bien que para el acierto entró en cuenta el propio interes. En recuperar á Figueras ganaba sólo Macdonald: acrecíase la gloria de Suchet con la toma de Tarragona. Así el primero tuvo que limitarse á sus únicas y escatimadas fuerzas para acudir á recobrar lo perdido, y el segundo se ocupó exclusivamente en adquirir, sin participacion de otro, nuevos triunfos y preeminencias.

(...)