Operaciones en cataluña a principios de 1812

Antes de referir los combinados y extensos movimientos que ejecutaron, al promediar del año de 1812, las armas aliadas, echaremos una ojeada rápida sobre los acontecimientos parciales ocurridos durante los primeros meses del año en las diversas provincias de España. Comenzarémos por la de Cataluña, ó sea el primer distrito.

Lacy amaga Tarragona y combate de Villaseca

Allí D. Luis Lacy, ayudado de la Junta del principado y de los demas jefes, mantenia cruda guerra; habiéndose situado á mediados de Enero en Reus, con amago á Tarragona. Escasez de víveres y secretos tratos habían dado esperanzas de recuperar por sorpresa aquella plaza. Avisado Suchet, previno el caso, y comunicó para ello órdenes al general Musnier, que mandaba en las riberas del Ebro hácia su embocadero; quien por su parte encargó al general Lafosse, comandante de Tortosa, que avanzase más allá del Coll de Balaguer, y explorase los movimientos de los españoles.

Confiado éste sobradamente, imaginó que Lacy se habia alejado al saber la noticia de la rendicion de Valencia; por lo que sin reparo, y participándoselo así á Musnier, prosiguió á Villaseca, en donde acampó el 19 de Enero. Consistia la fuerza de Lafosse en un batallon y 60 caballos, con los que se metió en Tarragona, dejando á los infantes, para que descansasen, en dicho Villaseca. Don Luis Lacy aprovechó tan buena oportunidad, y arremetió contra los últimos, logrando, á pesar de una larga y vivísima resistencia, desbaratarlos, y coger el batallon casi entero con su jefe Dubarry. En vano quiso Lafosse revolver en socorro de los suyos: habíanlos ya puesto en cobro los nuestros. Se distinguieron en tan glorioso combate el Baron de Eroles y el comandante de coraceros Casasola.

Combates de San Feliu de Codinas y de Altafulla

Llamado entónces el general en jefe español á otras partes, dejó apostado en Reus á Eroles, y marchó con D. Pedro Sarsfield la vuelta de Vich, adonde habia acudido el general frances Decaen. Al aproximarse los nuestros, evacuaron los enemigos la ciudad, y en San Feliu de Codinas trabóse sangrienta lid. Al principio cayó en ella prisionero Sarsfield; mas á poco libertáronle cuatro de sus soldados, y cambiando la suerte, tuvieron los franceses que retirarse apresuradamente.

En tanto Eroles sostuvo el 24 de Enero otra acometida del enemigo. Embistiéronle los generales Lamarque y Maurice Mathieu en Altafulla, acorriendo ambos de Barcelona con superiores fuerzas. Acosado y envuelto el general español, vióse en la precision de dispersar sus tropas, á las que señaló para punto de reunion el monasterio de Santas-Cruces. Sacrificáronse dos compañías del batallon de cazadores de Cataluña con intento de salvar la division, y lo consiguieron, arrostrando y conteniendo el ímpetu del enemigo en un bosque cercano. Nuestra pérdida consistió en 500 hombres y dos piezas; no escasa la de los franceses, que quisieron vengar en este reencuentro el reves de Villaseca.

Nueva incursión en Francia

Rehecho luégo Eroles, caminó por disposicion de Lacy al norte de Cataluña, vía del valle de Aran, con órden de apoyar á D. Pedro Sarsfield, quien penetró bravamente en Francia el 14 de Febrero, siguiendo el valle del Querol, y derrotando en Hospitalet á un batallon que le quiso hacer frente. Recorrió Sarsfield varios pueblos del territorio enemigo; exigió 50.000 francos de contribucion; cogió más de 2.000 cabezas de ganado, y tambien pertrechos de guerra.

Incursión en Benasque y Graus: combate de Roda

Acabada que fué la incursion de Sarsfield en Francia, revolvió Eroles con su gente sobre Aragon, y se adelantó hasta Benasque y Graus.Andaba por aquí la brigada del general Bourke, perteneciente al cuerpo llamado de reserva de Reille, que despues de la conquista de Valencia habia tornado atras, y tomado el nombre de cuerpo de observacion del Ebro. Atacó Bourke á Eroles en Roda, partido de Benavarre, el 5 de Marzo, hallándole apostado en el pueblo que se asienta en un monte erguido. Duró la refriega diez horas, y al cabo quedó la victoria de parte de los españoles, teniendo los franceses que retirarse abrigados de la noche, muy mal herido su general, y con pérdida de cerca de 1.000 hombres. Refugióse Bourke en Barbastro, y despues en la plaza de Lérida, temeroso de Mina. A poco vino en su ayuda parte de la division de Severoli, que era otra de las del cuerpo de Reille, la cual penetró tierra adentro en Cataluña, en persecucion de Eroles, infructuosa é inútilmente.

Otros combates

Con suerte vária empeñáronse por el mismo tiempo diversos combates en los demas distritos de aquel principado. De notar fué el que sostuvo en 27 de Febrero cerca de la villa de Darníus el teniente coronel D. Juan Rimbau al frente del primer batallon de San Fernando; en el que quedaron destruidos 500 infantes y 20 caballos enemigos. Lo mismo aconteció en otras refriegas trabadas en Abril, no léjos de Aulot y Llavaneras, por Milans y Rovira. Repetíanse á cada instante parecidos choques, si no todos de igual importancia, á las órdenes de Fábregas, Gay ,Manso y otros jefes.

Continuaba por nosotros la montaña de Abusa, lugar propio para instruccion de reclutas; tambien la plaza de Cardona y la Seu de Urgel, desde cuyo punto su gobernador D. Manuel Fernandez Villamil, atalayando el territorio frances, no desaprovechaba ocasion de incomodar á sus habitantes y sacar contribuciones. Del lado de la mar manteníanse en nuestro poder las islas Medas, impenetrable asilo, gobernado ahora por D. Manuel Llauder, que molestaba á los enemigos hasta con corsarios, que se destacaban de aquella guarida.

Cataluña se organiza en 4 departamentos

Y como si no bastasen los hechos anteriores para sustentar tráfago tan belicoso, vino aún á avivarle un decreto dado por Napoleon en 26 de Enero, segun el cual se dividia la Cataluña, como si ya perteneciese á Francia, en cuatro departamentos, á saber: 1.º, del Ter, capital Gerona; 2.º, de Monserrat, capital Barcelona; 3.º, de las Bocas del Ebro, capital Lérida, y 4.º, del Segre, capital Puigcerdá. Para llevar á efecto esta determinacion, llegaron en Abril á la ciudad de Barcelona varios empleados de Francia, y entre ellos Mr. de Chauvellin, encargado de la intendencia de los llamados departamentos de Monserrat y Bocas del Ebro; y monsieur Treilhard, nombrado prefecto del de Monserrat. Los instaló en sus puestos el 15 del mismo mes el general Decaen. Burlábanse de tales disposiciones áun los mismos franceses, diciendo en cartas interceptadas: «Aquí deberian enviarse, por diez años á lo ménos, ejércitos y bayonetas, no prefectos.» Los moradores, por su parte, despechábanse más y más viendo en aquella resolucion, no ya la mudanza de dinastía y de gobierno, sino hasta la pérdida de su antiguo nombre y naturaleza, sentimiento arraigado y muy profundo entre los españoles, y sobre todo entre los habitantes de aquella provincia.

Por entónces, aunque continuó al frente de Cataluña el general Decaen, dieron los franceses la supremacía del mando de toda ella, como ya la tenía de una parte de la misma provincia y de Aragon y Valencia, al mariscal Suchet. Con este motivo, y el de prevenir desembarcos que se temian por aquellas costas, avistáronse él y Decaen en Reus el 10 de Julio. Nacian semejantes recelos de una expedicion inglesa que se dirigía á España, procedente de Sicilia, de la cual hablarémos despues como conexa con la campaña general é importante que empezó en este verano.

También inquietaban á dichos generales movimientos de Lacy hácia la costa, y anuncios de conspiraciones en Barcelona y Lérida. En la primera de las dos ciudades prendieron los franceses y castigaron á varios individuos; y en la última el gobernador Henriod, conocido ya como hombre cruel, halló ocasion de saciar su saña con motivo de haberse volado el 16 de Julio un almacen de pólvora, de cuya explosion resultaron muchas víctimas, y abrirse una brecha en el baluarte del Rey. Atribuyó el general frances este suceso, no á casualidad, sino á secretos manejos de los españoles. Sospechas fundadas; si bien nada pudo Henriod descubrir ni poner en claro en el asunto.